NATSUME YUUJINSHOU-MADARA X NATSUME "Amarte sin fin"

Última actualización del actual capitulo: 14/Abril/2018

Prologo: "Verano Carmesí"

El sol estaba bajando lentamente por el horizonte de la pradera junto al bosque, manchando el cielo de un tierno rojo carmesí.

Grandes ojos dorados miraba desde las ramas de los árboles furtivamente, el viento se entrelazaba con las hojas, pero la figura agazapada en la oscuridad permaneció quieta.

Una silueta sentada no muy lejos de su posición también permaneció tranquila.

La figura en las sombras resoplo dejando una nube de cálido aliento impregnar el aire, identificando el aroma que lo había traído justamente a este lugar, observo con una mirada indescifrable…

…podía percibir el aura del ser a unos metros de él… un aura pura e intensa y a pesar de la improbabilidad, definitivamente humana.

El viento fresco revoloteo entre los cabellos castaños de la joven sentada sobre el verde césped, la luz iluminando sus rasgos y ojos cobre mientras ella levantaba su rostro viendo el ocaso en aquel día de verano…y de pronto se di cuenta de una fuerte presencia tras su espalda…

Era una presencia tan fuerte, clara e imponente como el viento, como la de un dios, tanto que incluso podía sentirse a metros de distancia, "¿Cómo no me había percatado antes?"… alguien la estaba asechando, pero ella no lo sintió ninguna intención peligrosa.

Seguramente cualquier otra persona se abría asustado de tal sensación, hubiera corrido o incluso gritado, pero bueno… ella no era precisamente "cualquier" chica.

-¿No es hermoso el ocaso?… ¿porque no mejor vienes y te sientas a mi lado en vez de estar espiándome?…-dijo la chica castaña sin despegar ni un segundo sus misteriosos ojos del brillante cielo.

Ella es Natsume, Natsume Reiko.

-Realmente eres algo, entonces no solo puedes vernos, sino también sentirnos…aunque no me asombra… tenia mis dudas de que fuera cierto…después de todo no es normal que un humano tenga tu energía espiritual, a menos que sea un exorcista-

Y puede ver espíritus…youkais

-¿Has venido a pelear contra mí?-dijo Reiko con una media sonrisa, permaneció relajada como si solo estuviera comentando sobre el clima.

-Por Supuesto-respondió la profunda voz.

El gigantesco lobo blanco salió de entre las sombras de los árboles, Reiko observo curiosa las marcas que este llevaba sobre la cabeza, unas marcas rojas que enmarcaban sus ojos dorados y un sello sagrado sobre su frene, lo reconoció de las historias que contaban los espíritus.

Era el gran espíritu sagrado, Madara.

-¿Acaso eres tu aquel espíritu tan poderoso del que se habla sobre caos y destrucción...ese tal Madara?-dijo Reiko con cierto tono burlesco

-Ya veo que no solo te pasas el tiempo torturando youkais, sino que también sabes mi nombre-respondió Madara sin poder dejar de derramar un tono orgulloso– e imagino que tú eres quien se pasa cazando los nombres de esos imbéciles-

-Solo recuerdo los nombre de los espíritus que deseo cazar- dijo Reiko con una sonrisa traviesa y malvada.

"Esta niña resulto realmente interesante…" Madara podía ver al la malicia en los ojos miel de la niña humana, ella tenía carácter.

El zumbido de la civilización estaba algo lejos opacado por los sonidos de la naturaleza, Madara miro a Reiko con la mirada perdida en el cielo.

Esta humana era tan extraña, no era para nada como los demás, seres ignorantes que pululaban por la tierra llenos de codicia…ella era muy solitaria, decían que los de su especie la repudiaban por poder ver youkais…y ademas tenía tanta energía que era peligrosa.

Él no podía comprender como un cuerpo tan débil estaba tan lleno de poder, pero seguramente esa era la razón por la que los demás humanos, inconscientemente podían percibirlo y se sentían abrumados, la razón por la que la rechazaban.

Los humanos eran tan egoístas, tan fríos, tan detestables y tan frágiles... pero Natsume Reiko, no era para nada así, en ese sentido ella parecía más un youkai que una niña humana.

Él había venido a vencer a la castaña y llevarse consigo el "libro de los amigos", pero al parecer podría sacar algo interesante de esa "cría de humano", la curiosidad lo estaba matando.

¿Qué es lo que la hace diferente?

-¿Siempre estás tan sola niña humana? ¿Te he dicho que he venido a derrotarte y aun no sales corriendo?, ¿no te comportas como los de tu especie?-le pregunto al observar su melancólico rostro.

Esa mirada la hacía ver como los viejos espíritus, la mirada de alguien que conoce una verdad insondable.

-Antes estaba muy sola…sabes!-dijo ella volteando su mirada hacia el gran lobo, parecía haber ignorado sus palabras por completo, desviando el tema, dejando sus pensamientos caer de su boca.

En ese momento no le importaba quien, incluso si fuera este yokai, ella necesitaba contárselo a alguien…Hacia tanto que no tenía una conversación normal.

–Pero encontré algo interesante…-

-¿Algo interesante?-lo repitió consternado, olvidando en breve la razón de estar en aquel lugar.

-Encontré mi "todo"…-dijo ella como si se tratara del tesoro más grande del mundo dejando un leve suspiro escapar de sus labios –encontré el amor…-

No pudo dejar entonces más confundido y asqueado al lobo blanco, ella casi rie al verlo, él reacciono como un niño.

-Amor? Es una especie de mito?- dijo Madara con una expresión de asco, por lo que sabía del amor era que es un sentimiento humano, tonto y doloroso, él se preguntó quién podría desear algo así.

Reiko le dedico una sonrisa, la palabra "mito" parecía extraña en aquella creatura legendaria, que para mucho era precisamente eso, solo un mito.

-Te aseguro que no es un mito…es solo que…es difícil encontrarlo, antes yo no creía en el amor, eso era porque nunca me había enamorado-

Madara se sintió extrañado por las palabras de la joven, tenía curiosidad de saber sobre que era tener un "Todo", en cosas de humanos él no tenía mucho conocimiento.

-¿Qué ese "todo" del que hablas?-le pregunto sin poder disimular la curiosidad.

-Es esa persona especial…que simboliza tu mundo entero, es quien te hace recordar que estas vivo…primero no te das cuenta, de esos pequeños gesto que tienes con "cierta persona", de la forma en que tu voz se suaviza cuando le hablas, de la forma en que tus ojos se iluminan al verlo, de la forma en que te has acostumbrado a su presencia… después empiezas a tomar conciencia, de lo cálidos que son sus abrazos, de su dulce olor … es encontrar una extensión de tu alma, sientes como si lo necesitaras para seguir viviendo y entonces simplemente sabes que es …"tu todo"-

El alma con la que recito esas palabras la castaña, era más compleja de lo que él podía comprender, después de todo Reiko no era como el imaginaba…tal vez solo por eso le perdonaría la vida…solo por hoy…

Luego regresaría por el "libro de los amigos" sin falta.

-¡REIKO! Vamos regresemos a casa juntos!-, una voz llamo a la chica desde el otro lado del prado justo donde empezaba el camino de tierra que subía a la carretera, el lobo y la chica giraron a verlo.

Era un joven de cabellera negra y ojos miel, a Reiko se le ilumino el mundo el verlo.

-Ya voy Takano-kun!...bueno, creo que tengo que irme Madara-san, ¡espero poder luchar luego con usted! No podrá vencerme tan fácilmente!-dijo Reiko despidiéndose ,sin despegar la mirada del pelinegro a la distancia.

-Hasta luego niña humana, cuando menos lo esperes te venceré-dijo Madara con una pose orgullosa mostrando sus colmillos amenazadoramente, Reiko sonrió y se fue corriendo.

Entonces Madara se quedó pensando en esa extraña chica y el amor, esa cosa era un sentimiento humano así que él nunca lo sentiría… ¿Cómo podría alguien aferrarse a otro ser de esa manera? ella había dicho…

"Como si lo necesitaras para seguir viviendo…"

Realmente eso no le respondía nada, tal vez nunca lo sabría… o eso creía.

El ocaso es solo el presentimiento de que un nuevo sol está a punto de nacer.