¡Hola, queridos lectores!
Debo decir que me siento feliz. Desde que vi Soul of Gold, quise escribir algo de Aioria y Lyfia, pero aunque tenía la idea, no pude concretarla. Hasta este momento, que retomé mi viejo concepto y aunque no es lo más extenso o interesante, me siento bien de por fin haber escrito lo que quería. Espero en el futuro poder escribir más de ellos y otro tipo de temáticas. :)
Aclaraciones: Saint Seiya es propiedad de Masami Kurumada.
Detrás de las nubes
El duro clima en Asgard es una constante prueba para su pueblo, Lyfia reza todos los días, pidiendo a su señor Odín, la fuerza para que todos puedan continuar con sus vidas ordinarias.
En sus plegarias siempre sostiene su medallón, el recuerdo de esos días de angustia y batalla. De presentaciones y despedidas. Lyfia pide por el descanso de las almas de los guerreros que pelearon por su tierra y a la vez, desea la oportunidad de volverlo a ver al final de su vida.
Al sol.
Cálido y (dorado) brillante.
—Aioria… —murmura. Su nombre hace que su corazón duela—, yo a ti…
Y se detiene, sabe lo que quiere decir, pero no lo dice. En cambio, cierra los ojos, sostiene el medallón con ambas manos sobre su pecho, y una pequeña y melancólica sonrisa se forma en su rostro. Cuando las preocupaciones o la tristeza la embargan, de inmediato, una calidez la rodea, confortándola.
Es como un abrazo del sol.
Levanta la mirada al cielo, no ve al astro rey y tampoco lo siente sobre su piel, el firmamento es completamente gris, pero sabe que, aunque no lo pueda ver, está ahí.
Con certeza, el sol se encuentra detrás de las nubes.
Con certeza, él se encuentra ahí, cuidando de ella en esos momentos.
