El regreso de una reina

Ella lloró... no sabía si era de tristeza o alegría... pero el sentimiento era tan grande que no podía controlarlo... lo único que podía identificar era el miedo, no sabía si esto iba a durar o no, pero cuando las ninfas y los árboles hicieron su danza de bienvenida a aquellas tierras, se olvidó de la viciada sensación de aquella vieja cama contra su piel, olió el rico y vivo pasto a su alrededor y vio en la cumbre de una montaña los rostros jóvenes que tanto extrañó durante largas noches de arrepentimiento y soledad las lágrimas volvieron a recorrer sus mejillas, que ya no estaban arrugadas, ni descoloridas, sino lozanas, tal como la primera vez que recorrió esta tierra, llena de ilusión... ilusión... esa era la sensación que la embargaba.