Para empezar, agradezco mucho a mi beta Jessica Aguilar, gracias en serio por serlo. Eres genial.

Ahora, espero que les guste mi fic y será corto este capítulo y algo aburrido pero luego los demás serán más largos y con más trama. Besos.

LA AYUDA.

Cambiamos por comentarios de las personas, nos sentimos inseguros y todo para nada, sólo para sufrir y hacernos daño.

Nos quedamos callados y no pedimos ayuda y nadie se entera de lo que sucede, del dolor que sentimos al saber que no podemos gritar a los cuatro vientos cual es el problema.

¿Por qué pasa esto? ¿Por qué hay tanto sufrimiento? ¿Por qué no puedo pedir ayuda? ¿Acaso alguien se va a enterar lo que me sucede? Tal vez, no... es una afirmación, él si se enterará y me sacará adelante.

Capítulo número uno: ¿¡Qué dices!?

Gracias al cielo, la campana había sonado y me había librado de esta aburrida clase, Alice y yo caminamos hacía los casilleros.

-Olvidé que te toca luego de esta clase- sonrió ella.

-Ya te lo he dicho cientos de veces, voy a informática.

-¡Cierto! Vas con mi hermano Emmett.

-Exactamente boba.

-No soy boba, Bella. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo?- hizo gesto de enfado-. Cuidadito y te vas arriba con Emmett y dejas sin parejita a Rose.

-Siempre, debes decírmelo cada segundo de tu vida. Y no te preocupes, no me iré arriba, no soy capaz. Adiós, llegaré tarde si me quedo contigo de lora.

Me hizo gesto de adiós y nos fuimos por caminos distintos, cuando llegué Emmett no había llegado. ¿Otra vez tendría que cubrirlo?

-Bien, vamos a empezar. Voy a pasar lista- dijo el señor `me creo el mejor y todos son malos.´

-¡Oh por Dios!- grité asustada y viendo mi móvil-. Maestro, otra vez las gemelas están peleando en el estacionamiento.

-Maldición. ¿Qué rayos les pasa?- dijo saliendo del aula de infórmatica. Crucé mis dedos esperando a que Emmett pasara esa puerta antes que el maestro.

Pasaban los segundos y se me hacían eternos. Esperaba a que Emmett viniera primero.

-Ya vine, ya vine. ¿Qué carajo le pasa al teacher*?- dijo burlonamente Emmett.

-¿Y tú que crees?- pregunté con los brazos cruzados-. Tal vez una pelea falsa entre las gemelas en el estacionamiento, no lo sé. ¿Te vio?

-No, no me vio. Gracias Bells, te lo agradezco- dijo con una sonrisa.

-Señorita Swan he ido al estacionamiento como por décima novena vez en el mes y no hay peleas entre las gemelas, ambas están en sus clases.

-Pues no sé que decirle. A mi me enviaron un mensaje diciéndome de que le dijera a usted de que las gemelas estaban peleando otra vez- encogí los hombros y los regresé a su normalidad-. Sólo usted las sabe controlar a ese par de violentas.

Gruñó y pude definir lo que decía en un gran murmuro: `maldita sea, no le creo nada.´

Pues no estaba tan lejos pero yo era una gran amiga y siempre apoyo a Emmett pero ahora hay que buscar una nueva excusa porque pronto nuestras mentiras creídas a duras penas se irían al caño.

.

Y al fin, el recreo. Me hartaba esta clase de informática con este profesor.

Iba directo al casillero a dejar el libro de historia, la clase que tuve con Alice hace un rato y en el camino me encontré a Jessica Stanley, zorra número uno y a mi ex-mejor amiga, Ángela Weber, quien era la mascota de Stanley y es por eso que le decimos gatita. Las ignoré por completo, me caían re-mal.

-Anda, dile- escuché a Jessica.

-Bien, bien- dijo ahora la gatita-. Bella, por favor ven, Jess quiere hablarte.

-No gracias, quiero estar con personas deseadas y no con una zorra y su gata.

-Es sólo un momento, querida- habló Jessica.

-Bien. ¿Qué quieres?

-El pasillo no es lugar para hablar esto. Necesitamos ir a un lugar más solitario y... privado.

Las empecé a seguir y ahora si que me estoy arrepintiendo de esto.

-Oye Bella, ¿me ayudas en el tema de francés?- preguntó Luis, un compañero de clases.

-Ahora no puedo. Llega a mi casa a las cuatro.

-Bien.

Seguimos caminando y salimos a un jardín del instituto, una de las partes más solitarias.

-Habla- ordené ocultando mis nervios.

-Tranquilízate, no es el fin del mundo- dijo Ángela.

-Maldita sea, me voy- grité enfadada y caminando hacía otra dirección.

-Aguarda- dijo Ángela sosteniéndome.

-Hablen de una maldita vez, tengo cosas que hacer.

-Bella, esto es muy duro para ti- suspiró Jessica-. Pero te lo digo por tu bien. He visto que estás gorda, deberías frenar con las comidas. ¡Mírate! Pareces una albóndiga andante- rodé los ojos ante su apodo-. Debes hacer una dieta urgente, o ser anoréxica o bulimica pero adelgaza, así nadie se fijará en ti.

-¿¡Qué dices!?- grité.

-Lo que has escuchado. Es sólo por tu bien- dijo Ángela y luego de unos segundos ella y la zorra se retiraron.

¿Yo gorda? Pero si casi no como y es porque paso ocupada. Mis piernas se hicieron gelatina, no sé porque. Ah sí, ''nadie se fijará en ti'' y pensé en Edward Cullen, el mellizo de Alice y hermano menor de Emmett. Lloré y caí al césped, jamás se fijará en mi y yo lo amo.