Hola! Me llamo Einx Marauder (en la vida real no, claro está ¬¬) y este es mi primer fanfic. He puesto a Harry como principal aunque en realidad hay muchos otros que también van a salir mucho. O también Severus Snape.

Quiero decir que esta historia tal como la tengo pensada es muy compleja con un montón de giros y cosas así, así que os pido paciencia porque me llevará un poco centraros. Pero que esto no os desanime, si al menos leéis este primer capítulo y me dejáis una opinión lo agradeceré eternamente.

Decir, aunque no sirva como excusa, que estoy en medio de los exámenes, así que quizás mi cerebro está un poco reblandecido y no me expreso con claridad (solo veo hiperandrogenismos y enfermedades de transmisión sexual por doquier ).

Como es mi obligación: ninguno de los personajes de J.K Rowling me pertenece, son de ella (suertuda ¬¬) y no hago esto con la intención de forrarme (como si fuese a funcionar).

Bueno, nada más, os dejo con el primer capítulo de Lo que la verdad esconde.

CAPÍTULO 1: Libre como el Viento

Hacía años que nadie habitaba en aquella casa del valle Godric. Su historia estaba marcada por los acontecimientos que tuvieran lugar hacía ya más de 15 años. Pese a que se daba por supuesto quien era el actual dueño, la verdad es que no se le había visto nunca por allí, pero cómo culparlo, el dolor y la tristeza emanaban de aquellas ruinas y eran testigos silenciosos de lo que allí había ocurrido.

En el pequeño cementerio se alzaban dos lápidas una al lado de la otra. Eran sencillas pero un extraño magnetismo las hacía destacar sobre las demás. Además sus ocupantes así como su historia eran conocidos en todo el mundo mágico, y recordados con cariño por la mayoría. Nunca faltaba una flor para adornar aquellas grises piedras.

Aquella noche era especialmente cerrada, como invitando a aquellos que no querían ser vistos a actuar bajo su siniestra complicidad. Pese a encontrarse a mediados de agosto el frío se había instalado permanentemente en aquella isla, atraído por el aura maligna que se cernía sobre ella.

El frío junto con el miedo que gobernaba el ánimo popular en el último año hacían que todas las calles estuvieran desiertas a aquellas horas en el valle Godric. O al menos en apariencia. Si algún habitante del pequeño barrio hubiese tenido siquiera el valor para asomarse a la ventana quizás habría podido ver una escuálida figura deslizarse por las sombras.

Aquel ser se confundía con la noche como si hubiesen establecido un silencioso pacto, pero fijándose un poco se podían percibir algunas características. Su mediana altura parecía mayor debido a su extrema delgadez. Caminaba renqueante, como si hasta el último hueso de su delgado cuerpo estuviese magullado, y su pelo estaba completamente enmarañado dándole un aspecto salvaje.

Tras caminar a lo largo de la calle principal aquella figura se detuvo, y observó fijamente su objetivo, el cementerio del valle Godric. Con sigilo casi reverencial arrastró su dolorido cuerpo hasta atravesar la verja del pequeño recinto y se perdió entre los árboles y las lápidas.

El silencio y la tranquilidad volvieron entonces a un valle de Godric que no se había percatado siquiera del cambio. O al menos eso pareció. Pocos minutos después se pudo oír claramente un ruido seco que llenó el aire. Alguien agudo y avispado se habría dado cuenta de que era el sonido de dos lápidas al partirse. Pero no había nadie así escuchando. De hecho no había nadie.


Por fin había llegado el día en el que Harry Potter podría abandonar la casa de sus tíos. La protección que le proporcionaba el sacrificio de su madre había terminado y no había razón alguna para permanecer allí por más tiempo. El mismo día en el que cumplió los 17 años hizo las maletas y se marchó de Little Hangleton para no volver, o eso esperaba. Intentó ser amable con sus tíos y su primo en la despedida, pese a todo eran su única familia y aquella había sido su casa durante 16 años, aunque ellos no se lo pusieron fácil y tuvo que hacer acopio de fuerzas para no devolverle a Dudley aquella graciosa colita de cerdo regalo de Hagrid en su primer año.

En cuanto fue libre se reunió con Hermione que lo había invitado unos días a su casa. Le había hecho mucho bien estar con su amiga de nuevo. La boda de Bill y Fleur sería a mediados de agosto y estaban invitados. Sin embargo había intentado retrasar un poco más su llegada a la Madriguera.

No era que no le apeteciese ver a Ron. Sabía que aunque la casa estuviera llena de gente siempre habría sitio para él. Y tampoco es que tuviese miedo de enfrentarse a Bill después de cómo había quedado tras la última batalla. Lo que más reparos le suponía en ir a la madriguera era Ginny. El poco tiempo que había estado con ella durante el último curso había sido el más feliz de su vida. Por fin había encontrado a la adecuada. Pero después de lo ocurrido se dio cuenta que la quería demasiado como para permitir que algo malo pudiese pasarle. Pese a todo, todavía la quería, muchísimo, y sabía que si pasaba demasiado tiempo cerca de ella su decisión flaquearía.

Hermione le miraba suspicaz siempre que salía el tema e intentaba "hacerle entrar en razón", pero Harry siempre le ganaba por la mano haciendo algún comentario casual acerca de "Ronald", consiguiendo que ella imitase su color de pelo y escondiese su cara tras un libro, o lo que fuera que tuviese a mano.

Pero finalmente todo llegaba, no podía retrasar más aquello, y el 15 de agosto hicieron las maletas y fueron a la Madriguera. Viajaron al estilo muggle, aunque tomaron precauciones. Lo que menos deseaba Harry era verse rodeado de todo un batallón de aurores. Era como llevar un cartelito de luces de neón que rezaba: "Harry va por aquí, aprovecha Voldy!"


Minerva McGonagall se encontraba en el despacho de Dumbledore. Era raro pero todavía no era capaz de considerar aquel como su despacho, como su colegio. El retrato del anciano director colgaba de la pared como muchos otros antes que él. Sin embargo se pasaba el día durmiendo. Era curioso que un hombre tan activo en vida se hubiese convertido en semejante vagoletas en su retrato. Pero bueno, ya le tocaba descansar, pensaba con sonrisa melancólica.

La puerta a la que daba la gárgola de piedra se abrió dejando ver a un hombre todavía joven, pero con el pelo prematuramente canoso. Remus Lupin lucía todavía más macilento que otras veces si era posible. Los sufrimientos pasados en el último año durante su convivencia con los licántropos habían minado todavía más su salud, tanto física como psíquica. Pero gracias a dios, al menos en parte, de eso se estaba encargando Nimphadora Tonks, aún en contra de la voluntad del hombre.

-Buenas tardes Minerva- saludó el joven con una sonrisa en los labios. La directora le había citado para un asunto de suma importancia. Tanto, que había necesitado verlo antes de partir hacia la boda en la Madriguera- ¿Qué pasa que es tan importante?- el merodeador parecía intranquilo.

-Verás Remus- empezó la mujer sentándose tras su mesa, en un intento de imponer más respeto (N/A: aún?)- Te he llamado porque necesito tratar un tema muy importante contigo.

-Dime- apuró él intrigado.

-Tengo entendido que has abandonado tu misión en la tribu de licántropos.

-Así es- corroboró Lupin- Después de lo ocurrido…- murmuró refiriéndose a la noche en la que murió Dumbledore, casi nadie tenía todavía el valor como para hablar acerca de aquello abiertamente. Demasiado dolor- Carecía de sentido seguir allí. Durante aquella noche quedaron totalmente al descubierto mis preferencias. Aunque algunos de los miembros del clan podrían quizás apoyar a la orden, lo cierto es que los actuales líderes tiran más hacia el lado de Voldemort. No creo que durase mucho si volviese, pero podría intentarlo…

-No Remus- interrumpió McGonagall- No queremos más muertes, y más si son innecesarias. No nos quedará otra que esperar. Además, creo que me has malinterpretado. Para lo que te necesito es para la cátedra de Defensa contra las Artes Oscuras.

El rostro del hombre palideció. Todavía recordaba lo ocurrido la última vez, y después de haber visto lo que un licántropo era capaz de hacer a finales del curso pasado, no creía que ni los padres ni el alumnado lo acogieran con los brazos abiertos.

-Sé lo que me vas a decir Remus, pero eres el mejor profesor que han tenido los alumnos en los últimos veinte años. Ya todos te conocen y pese a "tu problema" como tú lo llamas, te acogerán con aprecio. En estos tiempos de incertidumbre no se puede confiar en nadie, y creo que los alumnos se sentirán más seguros con alguien que ya hayan tratado.

-Pe… pero Minerva. Precisamente si hay desconfianza yo seré el primero del que duden. Además, no creo que algunos padres, sobretodo los de Slytherin, te lo pongan fácil. Intentarán forzarte a colocar a alguien "adecuado".

Minerva rió sarcástica- Si se creen esos que yo voy a ser tan diplomática como Albus están muy equivocados. Y si no les gusta. ¡Que se vayan!

Remus se sorprendió ante la actitud de la mujer. Realmente los tiempos habían cambiado en Hogwarts.

-Vamos Lupin- insistió ella- El colegio te necesita. Los alumnos te necesitan. Yo te necesito, no puedo trabajar con gente en la que no confíe totalmente.

McGonagall lo observó fijamente con una mirada que nada tenía que envidiar a las de Dumbledore cuando quería algo.

-Está bien- admitió finalmente- acepto.

-Así me gusta- dijo ella jovialmente y levantándose de su mesa fue a darle una palmadita en la espalda a "su nueva adquisición"- Entonces el lunes te quiero aquí para organizar los horarios. Este año vamos a tener más trabajo que nunca.

Remus se despidió y se dirigió a la puerta- Por cierto- le interrumpió la directora justo antes de salir- Si por lo que estás preocupado es por alejarte de Tonks tranquilo, la he contratado como bibliotecaria.

Remus tuvo el acierto de cerrar la puerta tras de sí, para que McGonagall no viese el color rojizo que había adquirido su cara. Todavía no se acostumbraba a aquello. Durante meses se había negado a sí mismo lo que sentía por la joven aurora por el bien de los dos, y ahora que ella le había convencido no podía arrepentirse de la decisión.

Por primera vez en mucho tiempo se sentía feliz, aunque todavía le costaba acostumbrarse y se ponía extremadamente rojo cada vez que alguien les pillaba en algún momento de intimidad.

Iba caminando en dirección a la salida cuando la vista se le nubló. Advirtiendo otro cuerpo tras el suyo se sobresaltó inicialmente, pero en cuanto se pasó la sorpresa pudo percibir el olor característico de su novia.

-Nymphadora- dijo con una sonrisa maliciosa sabiendo lo que pasaría a continuación.

-Eh¿Pero qué te he hecho para que me llames por mi nombre?- replicó ofendida dándole un manotazo. Pero antes de que tuviese posibilidad de volver a decir nada él se giró sonriente y agarrándole por la cintura le plantó un dulce beso en los labios. Ante esto la metamorfomaga no pudo reprimir una sonrisa.

-Sabía que harías eso- dijo él- Lo que no sabía es que eres la nueva bibliotecaria de Hogwarts- continuó mientras se dirigían abrazados hacia la salida.

-Minerva quiere tener el colegio lo más seguro posible, y la señora Pince estaba demasiado asustada. Tener un auror en el colegio siempre viene bien. Además siempre me gustó mucho la biblioteca- dijo exultante.

Remus no pudo reprimir un amago de sonrisa al imaginarse a su novia como bibliotecaria. No ponía en duda su gusto por la materia así como el conocimiento acerca de la biblioteca. Solo es que la conocía demasiado… digamos que tenía una asombrosa tendencia al desastre.

-Sé lo que estás pensando Remus Lupin- dijo ella aparentando ofendida- Y puedo llevar la biblioteca con los ojos cerrados- ahora sí que Remus rió en voz alta- Además te tendré a ti para ayudarme.

Aquello cortó la carcajada del licántropo- ¿Lo sabías?

-Claro- aseveró ella- Yo era el plan B si Minerva no te convencía.

-No hizo falta, pero aún así lo usó- confesó él volviendo a ponerse rojo.

La limpia carcajada de Tonks pudo oírse por los pasillos.


-Venga chicos, que se va a hacer tarde. Todavía faltan mesas por colocar. Y necesito que alguien me ayude en la cocina- los gritos de Molly Weasley podían oírse por todo el recinto. De hecho, más de uno dudaba que no hubiese usado un hechizo sonorus.

Cuando Harry y Hermione llegaron a la Madriguera ya todo estaba puesto en marcha. Tras un abrazo de madre oso de la señora Weasley les había asignado enseguida tareas. Había que colocar las flores, los platos, los vasos, las guirnaldas. Preparar el escenario para la banda…

Tan ocupados estaban que no tuvieron casi ni tiempo de saludar. Harry estaba tan ocupado en estabilizar una mesa que se empeñaba en ponerse en el centro cuando su sitio era diez metros hacia atrás cuando llegó. Estaba tan concentrado que no se percató de que una larga cabellera pelirroja estaba justo detrás.

-Hola Harry- saludó Ginny haciendo que del susto Harry se golpease en la cabeza.

-Gi…Ginny- consiguió balbucear. Un gran avance.

-¿Qué tal el verano?- preguntó ella neutra.

-Como siempre. Aunque espero que a partir de ahora las cosas cambien- murmuró con una sonrisa de lado, a la que ella respondió abiertamente- ¿Y tú que tal con Fleur?

La chica entornó los ojos haciendo sonreír a Harry- Desde que mamá se lleva bien con ella me están volviendo loca. Por poco no les lanzo un petrificus totalus. Tienes que ver el vestido que me han colocado. Está lleno de chorreras y lacitos- dijo con una mueca.

-Seguro que te quedará bien- dijo él sin darse cuenta. Notó como empezaba a ponerse rojo.

-No dirás lo mismo cuando lo veas- replicó ella como si no lo hubiera notado- Bueno, creo que "la radiante novia" me anda buscando- farfulló cuando vio como Fleur se aparecía en la puerta de la casa. Nada más decirlo se giró con un vuelo de su larga cabellera y se marchó con paso lento hacia la casa. Se le veían las pocas ganas que tenía de llegar.

-¿Y bien?- la voz de Hermione sacó a Harry de sus pensamientos- ¿Cómo ha ido?

Harry no apartó la vista del camino que había seguido Ginny hasta perderse en el interior de la casa- Normal. Me ha tratado como siempre, como el mejor amigo de su hermano- dijo con un tono de ¿melancolía?

-Y eso te ha dolido más que si te despreciase no?- ahora sí que el chico fijó sus ojos verdes en su amiga. ¿Acaso era tan transparente?

-Te conozco- replicó ella encogiéndose de hombros. Después volvió a mirarle seriamente- ¿No deberías…?

-No- cortó él volviendo al trabajo para ignorar la pregunta. Ni siquiera quería oírla en voz alta porque sabía que si lo hacía se la replantearía, y no podría soportar ver a su Ginny en peligro. Prefería verla sana y salva, feliz con otro, aunque se le partiera el alma. Era guapa y simpática, y no tardaría en encontrar a alguien. Aquel pensamiento le enfurecía y le entristecía al mismo tiempo, pero le aliviaba el saber que no estaría sola o en peligro.

Viendo como estaba el panorama, Hermione dejó a su mejor amigo en su mundo para ir a preparar los centros de mesa.


Era una vista hermosa. Realmente el muggle al que se le había ocurrido montar esa noria había acertado. Desde lo alto se podía vislumbrar la ciudad de Londres en su esplendor. La vista dejaba sin aliento.

Mientras su cabina iniciaba el descenso pudo sentir el viento azotándole en la cara.

Sabía que tenía que volver. Era su deber, su misión, la razón por la que tantos habían sacrificado tanto. Después de tantos años, de tanto dolor, por fin todo estaba en marcha. La verdadera batalla empezaba.

Y sin embargo, pese a saber todo aquello, todavía no quería hacerlo; tenía otros planes. El viento caprichoso le recordó aquello que tanto había anhelado durante demasiado tiempo. La libertad. Y quería disfrutar de ello aunque solo fuese una ilusión creada por su mente caprichosa. Era libre, al menos por el momento.


Remus y Tonks finalmente habían llegado entre risas y arrumacos a los jardines de Hogwarts. Tenían que salir de sus dominios para poder desaparecerse e ir a la madriguera. Remus no podía observar a su novia sin pensar en lo preciosa que estaba. Llevaba un ligero vestido de tirantes de gasa color verde y el pelo, aquel día rubio caía liso y largo por su espalda. Él llevaba un sobrio traje de gala color grisáceo. Era humilde como todo lo que él tenía, pero con que Tonks le mirase como lo hacía le daba igual lo que el resto pudiese pensar.

Algo captó su atención antes de que tomasen el camino hacia los lindes del bosque. Al borde del lago, sentados bajo un hermoso sauce, estaban dos personas. Aquel cabello negro alborotado era inconfundible.

-¿Qué hace Harry aquí?- murmuró Tonks que también se había dado cuenta de su presencia- ¿Con quién está?

-Debe ser Ginny- comentó Remus al ver la larga cabellera pelirroja de su acompañante.

-¿Crees que se habrán reconciliado?- Tonks tenía una gran confianza con Hermione y Ginny y sabía de primera mano lo que había ocurrido. No podía culpar a Harry por querer proteger a la pequeña de los Weasley, pero en tiempos como aquellos lo que había que hacer era aprovechar cada momento como si fuese el último. Ella lo estaba consiguiendo, y no se arrepentía de nada.

-No lo sé, pero será mejor que nos acerquemos a avisarles. Se van a perder la boda.

Tomando rumbo hacia el lago, Tonks y Remus se acercaron sigilosamente a la pareja, que permanecía abrazada, ella apoyando la cabeza en el hombro de él.

-Ei parejita- dijo Remus alegremente, consiguiendo que los dos se sobresaltaron- ¿No deberíais estar en la madriguera? Molly os va a matar por escaquearos.

Lentamente los dos se giraron hacia ellos, y antes de verles bien, la sonrisa se borro del rostro de Remus, dando paso a la consternación, mientras Tonks le miraba confusa. No eran Harry y Ginny. Pero… era imposible.

-¿Moony?- dijo él finalmente.

-Lily?... Prongs?


Y aquí lo dejo por hoy. Este solo ha sido el primer capítulo, así que puede que haya resultado un poco lento, pero os prometo que acción no va a faltar. Creedme, soy muy retorcida, y a veces es difícil seguirme la pista. Juajuajuajua (carcajada malévola estilo Voldy)

En este capítulo presento un poco los puntos clave de la historia, pero os advierto que todavía quedan unos cuantos ocultos, pero tardarán en aparecer, es que sino se haría eterno.

Espero que os haya gustado, y si no, no me rendiré, intentaré mejorar en los siguientes capis .

Así que si queréis animarme y hacerme feliz… Reviews!