Fic participante en el primer Baker Slash Fest.

Dedicado a la persona que dejó estas indicaciones en el Baker Slash Fest, espero que disfrutes de lo que hice con tus indicaciones:

Universo: Victoriano
Pareja: Johnlock
Lugar: Baker Street/Londres
Objetos/Palabras/Frases: "...Siempre es 1895" (ya sabes tomado del poema de Vincent Starrett)
Rating: Maduro o Explícito (un poco de acción entre estos dos siempre es buena)
Prompt: Quiero que se conozcan mientras John aún es militar, que esté por algún motivo en Inglaterra, algún caso en el que Sherlock también se vea involucrado.
Evitar: Por favor nada de crossover y sobre todo en la medida de lo posible evitar los OC y los OoC
Preferencias/Observaciones: Prefiero las historias largas, así que si pudiera ser de varios capítulos sería ideal, me encantan Sherlock y John cuando están celosos, así que si pudiéramos incluir algo de eso, también sería bueno.

A su vez, este fic está dedicado a Maye porque hace poco fue su cumpleaños y pidió un Johnlock victoriano, espero que todos los capítulos te gusten.

Siempre es 1895:

Encontronazos

Corría el año 1895 y él estaba en adiestramiento para poder entrar en el ejército de su majestad, algo que siempre había querido hacer. Su madre había respetado su decisión y le gustaba, le parecía que era noble por su parte querer servir a su país por el mundo adelante. A su vez, estudiaba para los exámenes que le capacitarían como médico y así ser el doble de útil en donde le destinaran para ir en misión.

El entrenamiento para entrar en el ejército era duro y sobre todo cansado. No les dejaban casi ni respirar. Sentían la presión y era bueno sentirla para poder luego sentirla en pleno campo de batalla y no quedarnos atascados ni nada por el estilo.

Sus compañeros de habitación eran amables él y le ayudaban en los tiempos de descanso con sus estudios de medicina, el que más se implicaba en eso era Mike porque él también iba a hacerlos, habían estudiado juntos y él quería servir al ejército como médico. Pero John tenía más ambiciones y a parte de ayudar como médico quería hacerlo como militar.

Era difícil contactar con su madre y decirle como estaba, pocas cartas recibía de ella y las que recibía las solía escribir su hermana Harry y eso le preocupaba, aunque su hermana le decía que tal estaba su madre.

Quería ir a verlas, pero todavía no había tenido tiempo libre, entre el adiestramiento y el estudio, el poco tiempo libre se lo pasaba durmiendo, las horas de sueño las necesitaba para poder estar al 100%.

Cuando por fin consiguió un fin de semana libre, pasó de quedarse encerrado en la base estudiando y pidió ir a Londres ese día y volver a la noche, al principio su superior no aceptó, pero cuando le explicó la situación familiar, aceptó a regañadientes.

El tren en aquel tiempo era lento y estaba siempre abarrotado de gente, bueno, lo de abarrotado era más bien para la clase proletaria, la pudiente y la que se podía permitírselo, iba más holgada y tenía mayores comodidades. Pero a John esas cosas no le preocupaban, más le preocupaba ver como estaban sus dos mujeres favoritas en el mundo entero.

Cuando por fin llegaron a la estación principal de Londres, entre la muchedumbre bajó del tren como pudo, pero con tan mala suerte que se chocó con alguien. No consiguió ver bien a la persona con la que se había chocado, pero pudo observar que era más alto que él, que llevaba un abrigo negro, unos guantes negros y una gorra como de cazador. No le vio bien la cara, pero notó que los ojos eran de múltiples colores y supo que tenía heterocromía, algo un poco raro, ya que no era muy común. Eso le gustó.

Cuando volvió a la realidad, caminó por la bulliciosa estación hasta salir de ella y subirse al autobús que le llevaría a casa para estar con su madre y su hermana. Tuvo que correr entre la muchedumbre para poder pillar el que estaba en la estación y le dejaría en la parada que necesitaba para hacer el transbordo.

Por poco se queda sin aire, unos metros más y se quedaba allí. John no se sentó fue de nuevo de pie, ya que cuando se iba a sentar, le cedió el sitio a una madre embarazada, que lo aceptó con gusto sonriéndole y él le devolvió la sonrisa, era caballeroso y se notaba, le gustaba ayudar a otras personas.

Cuando por fin llegó a su destino y antes de abrir la puerta, respiró fuerte e inspiró el aire despacio para relajarse y ver lo que dios quisiera que viera. Abrió la puerta y se encontró una casa un poco desordenada, pero lo normal. Miró por la pequeña casa y encontró a su madre en la cocina mirando a la pared. Miró a la mujer que era su madre y sintió pena, sintió como la vida la estaba consumiendo. No quería llorar delante de ella y no lo hizo, se contuvo. Su madre no le habló hasta que su hermana llegó y al ver a John se alegró mucho.

La visita fue corta, comieron juntos y poco más, tenía que volver a la base a una determinada hora o se quedaba sin más fines de semana libres o le tocaba limpiar las letrinas o donde los caballos.

Se despidió de ambas y le dijo a su madre, que por favor le escribiera ella una carta y no por medio de Harry. A Harry le pidió que le contara más cosas en las cartas.

Regresó al tren para volver a la base con sus compañeros de campaña y se sintió como un niño pequeño que pierde a sus padres en un accidente, perdido y solo. Vale que su hermana y su madre siguieran vivas, pero eso no le ayudaba a ver la realidad, las estaba perdiendo. Ellas se estaban volviendo poco sociables y se notaba por como había encontrado a su madre de desfigurada y pálida, como si el sol no lo hubiera tomado en semanas. ¿Se habría puesto así cuando decidió ir para ser soldado y terminar sus estudios de medicina? No sabía y le preocupaba no saberlo.

Esta vez, pudo sentarse en el tren y se quedó pensando con las manos en la cabeza por qué su familia no le contaba que pasaba. Era fuerte y podía superar cualquier cosa que le dijeran. Pero parecía que en su familia no querían confiar en él y no sabía el motivo.

Llegó a la base a la hora acordada para sorpresa de su supervisor y se fue a dormir sin cenar, estaba cansado y la cabeza le daba vueltas y vueltas. Ya vería las cosas claras al día siguiente.

Tuvo que ser despertado por Mike para ir a desayunar, porque se había quedado demasiado dormido y cuando este se aseó y se puso ropa decente, Mike le contó como gritaba perdone joven de ojos preciosos y John le dijo que no se acordaba de su sueño, ya que era verdad, no se acordaba de nada de lo que había soñado. Así que si había hablado en sueños, ni sabía qué ni por qué.

Los días iban pasando como solían ser, de entrenamiento y estudio. Cuando llegó el día de los exámenes finales, los pocos que estudiaban algo se agruparon juntos en la entrada de la base, escucharon las normas y pasos a seguir antes de partir a Londres donde tomarían los exámenes.

En el tren, John y Mike se decían mutuamente lo que habían estudiado para repasar y tener las cosas más frescas. Cuando llegaron a la universidad, los separaron por grupos en cuanto a las asignaturas de las que se iban a examinar.

Cuantos recuerdos le vinieron a la mente a John de aquel lugar, había pasado unos buenos años allí y no los iba a olvidar en la vida. Aunque ahora estuviera haciendo sus últimos exámenes, prometía volver allí de visita.

Miro a todos lados con semblante triste, todo estaba igual que hacía tres meses y eso le reconfortó. Miró a la morgue, ya que se veía desde el pasillo principal a través de un cristal que tenía en el techo.

Había un chico junto a la profesora de medicina forense y amiga de John, la encantadora Molly Hooper, era un joven alto, de pelo oscuro y rizado. Cuando consiguió ver sus ojos se dio cuenta de que tenían heterocromía y pensó en el chico con el que se había chocado.

Demasiada casualidad sería que el chico con el que se había chocado estuviera allí. Pero si estaba era que el destino quería unirlos o algo. Así que pensó en que le preguntaría a Molly quien era una vez que el examen hubiera finalizado.

Mike le devolvió a la realidad y John caminó hacia el gran salón donde se pondría a prueba sus conocimientos.

Fueron llamados uno a uno y sentados por orden. Una vez que todos estaban sentados, dieron la vuelta a sus exámenes y comenzaron, tendrían para hacerlo tres horas y media. John estuvo unos segundos pensando el chico hasta que se dijo que era hora de reaccionar y concentrarse. Se dio una pequeña palmadita en la cara y se concentró en las 100 preguntas tipo test y las tres largas.

Una vez que acabó, habiendo pasado dos horas y cincuenta y ocho minutos, salió del gran salón, no se paró con nadie ya que quería hablar con Molly si o si.

La encontró en la cafetería tomándose un té, así que antes de abordarla, se compró algo de comer, porque estaba famélico. No había gran variedad de comida, pero lo que había le valía.

Se sentó con ella, estuvieron hablando de cómo le había ido el examen a John y luego sin saber como, empezó a preguntarle sobre el hombre de ojos con heterocromía. Molly no sabía porqué John tenía ese repentino interés, pero quería saberlo. Le contó que se llamaba Sherlock Holmes, que era detective consultor y que le gustaba analizar cadáveres. Algo extraño pensó el joven, pero a la vez algo curioso. Poco más le contó, ya que Molly no sabía mucho. Todo un enigma.

Mientras Molly y John conversaban, apareció Mike que estaba nervioso por sus resultados, los cuales los sabrían en una semana. Molly les dijo que sacarían una buena nota, eran buenos estudiantes y eso les animó. Como aún les quedaban unas horas para volver a la base, decidieron ir a dar una vuelta por la ciudad, como no, acompañados de Molly, ya que ella no tenía nada importante que hacer y lo que tuviera que hacer podía esperar, una tarde entre amigos le gustaba de vez en cuando.

Disfrutaron de esa tarde tanto que hasta se hicieron tres fotos, una para cada uno, en una tienda de esas modernas con cámaras para el recuerdo, algo que les gustó. Londres en aquella época del año estaba precioso y cada uno disfrutaba a su manera de la ciudad. Molly y Mike insistieron a John que fuera a ver a su familia, pero se negó, no quería verlas hasta saber los resultados. Algo que ambos respetaron.

Caminaban de vuelta a la estación, cuando de repente John se chocó contra alguien y se quedó mirando al joven, pero no se fijó más que en una bufanda.

— Que imbécil – dijo Mike para sorpresa de sus amigos – chocarse con alguien y no pedir ni disculpas.

— No pasa nada – comentó John sonriendo.

— Ya arreglaré yo cuentas con él – John y Mike miraron a Molly asustados – si, le conozco y no se como no me pudo reconocer. Mal nacido Sherlock Holmes.

John al escuchar ese nombre se asombró, por un lado quería saberlo todo y por otro no.

"Ultima llamada para los pasajeros que han tomado hoy sus exámenes para el tren con destino a la base militar". Les reclamaban, así que se despidieron de Molly, a la que esperaban ver pronto. Subieron al tren y allí se encontraron con otros jóvenes con los que compartieron las opiniones de sus exámenes de sus respectivas asignaturas y carreras.

Llegaron a la base a la hora de la cena, una vez que cenaron, John se cambió de ropa y se fue a dormir.

Esa sería la primera noche de muchas en las que soñaría con Sherlock Holmes, muchas noches en las que él sería el protagonista de sus sueños.