Título: Algunas cosas nunca cambian
Cantidad de Palabras: 285
Notas: Escrito para el concurso de drabbles del Foro StopRain, (cuyo link está en mi perfil). Se ubica en el reencuentro de Rukia e Ichigo, no recuerdo el numero exacto del capítulo.


Entre una cosa y otra, Ichigo no había tenido tiempo de mirar a Rukia. Al menos no detalladamente.

A duras penas vio algo parecido a unos guantes en las manos que sostenían la espada y algo parecido a una insignia en su brazo, supuso que era de teniente y sintió una inmensa alegría por ella. Su voz no había cambiado mucho, aún seguía teniendo el mismo tono de siempre. Al escucharlo, le pareció que nunca jamás en la vida había oído un sonido igual. No había pasado mucho tiempo, pero en esos segundos, poco más de un año, parecían siglos. No le importó demasiado su apariencia, si tenía el cabello largo corto, o azul, o verde o amarillo; ni siquiera le importó si tenía los mismos tatuajes que Renji. Lo importante era que ella estaba allí e Ichigo se sentía un poco más normal, un poco menos nervioso y un poco más motivado.

Solo fue hasta la semana siguiente, mientras estaban en la sala de la casa de Ichigo, él en el sofá, ella en una de las mullidas sillas; cuando al fin se detuvo a observarla bien. Tenía el cabello del mismo color que siempre, pero más corto. No tenía ninguno tatuaje como los de Renji. Y, efectivamente, era teniente de su división.

Quiso hacerle un comentario acerca de esto, fue entonces cuando notó algo extraño en su cabeza. Y no pudo evitar mencionárselo:

— Rukia, ahora tu cabeza se ve mucho más grande.

La shinigami lo miró sin ninguna expresión en su rostro. Se levantó y propinó un puñetazo a la cara de Ichigo, y se fue sin decir palabra. No era precisamente ése el comentario que quería que alguien como él le hiciera.