Disclaimer: "Este Fanfic participa en el mes de Kuroko del grupo *KagaKuro is Love* en Facebook"

Los personajes de Kuroko No Basket no me pertenecen, sino a Tadatoshi Fujimaki-Sensei.

Fic: Cosas Por Las Que Amo A Kuroko
Pareja: KagaKuro
Contenido para todas las edades.
Titulo de la parte 5: °Tan hermoso como la Blanca Nieve°


Dia 5: "Dia de Nieve"

Por alguna razon Kagami Taiga a odiado el invierno, siempre ha preferido disfrutar el verano. Sin embargo, ¿por que de alguna manera todo es diferente esta vez?.

En el pasado, estos y muchos más pensamientos hubiesen invadido la mente del pelirrojo, pero ahora todo era diferente, ¿Cuándo había comenzado a querer el invierno tanto como el básquet?

-Kagami-kun, ¿estas bien?

Y la respuesta siempre le llegaba como una bofetada.

-Si, estoy bien.

Todo comenzó la primera vez que lo vio a él.


°Tan Hermoso Como La Blanca Nieve°

Invierno, ¿Cuántos inviernos han pasado desde que había llegado hasta ese lugar?, quizás son más de los que pudiera contar, o quizás son unos pocos, el hecho es que para él, Kagami Taiga, habían sido una eternidad.

Nunca le había gustado el invierno, siempre sin darse cuenta solían invadirle cantidades inmensurables de recuerdos y sensaciones que deseaba de todo corazón olvidar algún día, las frías noches de soledad no solo al llegar a Japón, sino también al vivir en Norteamérica.

En el pasado, estos y muchos más pensamientos hubiesen invadido la mente del pelirrojo, pero ahora todo era diferente, ¿Cuándo había comenzado a querer el invierno tanto como el básquet?

Y la respuesta siempre le llegaba como una bofetada, todo comenzó la primera vez que lo vio a él.

-¿Kagami-kun? –Salió de su ensoñación, a su lado se encontraba la razón de sus pensamientos, la razón de sus sonrisas- ¿Estas bien?

-¿Eh?, si Kuroko, no te preocupes –se acercó hasta el peli celeste, el cual se hallaba tendido en la cama del más alto. Poso su cálida mano en la frente del pálido muchacho- Parece que ya no tienes fiebre, ¿quieres algo de comer?

-No gracias, prefiero una malteada de vainilla.

-Creo que no tengo nada para hacerte una…iré a la tienda a ver –el menor negó.-

-¿Podemos ir al Maji? –El pelirrojo se detuvo- Ya me siento mejor, y no he salido de casa en tres días, quiero caminar.

-Camina dentro de la casa –frunció el ceño, ¿Qué era sordo, o no escucho lo que dijo hace unos minutos?- apenas acaba de bajarte la fiebre, y eres muy débil cuando enfermas, no voy a sacarte de aquí.

Tenía razón, y el ojiceleste lo sabía. En los cuatro años que llevaba viviendo con el chico sombra, había aprendido a que no debía de tomar muy enserio las palabras del menor cuando estaba enfermo.

Kagami había notado, durante el invierno de su segundo año de preparatoria cuando el peli celeste al fin se había mudado con él, que su sombra tenía cierta debilidad física durante el invierno.

La primera vez fue durante uno de sus partidos de práctica contra la preparatoria Shuutoku. Kuroko había salido a tomar aire antes de comenzar el tercer cuarto, Kagami no se había preocupado, el chico podía cuidarse solo y dudaba que algo le hubiese pasado. Sin embargo, los minutos pasaban y su sombra no regresaba, por lo cual el pelirrojo había decidido ir por él.

Gracias a dios había decidido dejarse guiar por sus presentimientos.

Al llegar afuera puedo verlo, estaba sin su chaqueta, tirado en el suelo y respiraba con dificultad, tiritaba gracias a la fría noche de invierno. No pudo reprimir un grito al verle más pálido de lo normal.

El once de Seirin permaneció todo un mes en el hospital gracias a eso, y así fue año tras año, estuvo a punto de perderlo en muchas ocasiones. Pero este año Kagami no estaba dispuesto a que el chico pasara la navidad en el hospital, no de nuevo, no si él podía evitarlo.

-Kagami-kun, estaré bien, solo quiero salir de aquí un rato…

-¡Podemos hacerlo aquí! –El dolor en su mejilla detuvo a tiempo su ataque de ira. Frente a él, el peli celeste lo miraba con el ceño fruncido, su mano aun ardía tras la fuerte bofetada.-

-Taiga, quiero pasar tiempo contigo fuera de aquí, quiero celebrar la navidad de manera diferente, no encerrado como siempre.

Su expresión se suavizo, ¿Qué había hecho?, en su intento de que Kuroko no tuviera que pasar las navidades encerrado en el hospital, había terminado por hacer los mismo, encerrarle en su apartamento.

-Yo…lo siento, no quería hacerte pasar por esto de nuevo…-el chico solo sonrió, besando fugazmente los labios del mayor.-

-No va a pasarme nada, no vas a deshacerte tan fácil y pronto de mí, Taiga-kun –tomo una de las manos del mayor, colocándola en su aun plano vientre- de ninguno de los dos.

Poco a poco sintió como sus miedos se desvanecían, el solo ver la sonrisa de su chico fue suficiente para saber que no los perdería, ni a él ni a su futuro hijo.

Y eso fue suficiente para él.


-¡Kurokochii, que bueno que ya estás bien! –el nombrado solo pudo suspirar.-

-Kise-kun, me asfixias –entre disculpas el rubio lo soltó un poco apenado, eso y las miradas de muerte que le lanzaban su pareja y el pelirrojo.-

-Oi Tetsu, ¿Qué tal el pequeño Bakagami? –se acercó hasta el vientre del chico sin vergüenza alguna.-

-¡¿A quién llamas Bakagami, Ahomine?! –Kise y Kuroko decidieron dejarlos discutir por la paz, se alejaron un poco hasta sentarse en una de las mesas cerca de la ventana del Maji.-

-¿Y bien Kurokochii?

-¿Y bien que, Kise-kun?

-¿Cuánto tiempo? –El peli celeste suspiro, el rubio solo lo observaba con ilusión.-

-Dos meses y diez días–el ojidorado solo lo miro perplejo. Comenzó a sacar cuentas con sus dedos, abriendo cada vez más los ojos-

-Espera… ¿ese no es más o menos el tiempo que ha pasado…desde la fiesta de cumpleaños de Murasakibarachii? –El chico solo asintió- ¿Cómo lo tomo Kagamichii?

-Mejor de lo que pensaba, no se desmayó –ambos rieron- solo espero no lo haga el día del parto.

-Bueno, hablamos de Kagamichii, ¿Qué es lo peor que podría pasar? –Ambos se quedaron en silencio, observando al par que ahora discutía sobre la comida a ordenar- mejor hablemos de otra cosa.


-¿Cómo te sientes?

-Muy bien Kagami-kun, disfruta el paseo –el pelirrojo lo miro con infinito amor, bueno, ¿Cuándo no lo hacía? Amaba a ese extraño chico.-

-… ¿quieres ir al parque? –el chico solo asintió, aunque no hizo falta que dijera algo, el hermoso brillo en sus ojos delato su emoción- a veces pareces un niño.

-No me digas así por favor, mira con cuidado, estos músculos –el pelirrojo estallo en sonoras carcajadas.-

-¿Enserio, no me digas? –El chico solo frunció el ceño.-

-¿eh? –alzo una de sus manos- Kagami-kun

-¿umm? –lo miro, el chico sonreía.-

-Está nevando –ríe- como el día en que nos confesamos cuando aún estábamos en primero.

-No me lo recuerdes –llevo una mano a la nuca, rascando su cuello nerviosamente- fue bastante vergonzoso.

-A mí me pareció lindo, mira que aparecerte en mi casa disfrazado de Santa Claus luego de la Copa de Invierno…fue un gran día.

-Sí, tienes razón –esbozo una amplia sonrisa.-

Invierno, ¿Cuántos inviernos han pasado desde que había llegado hasta ese lugar?, quizás son más de los que pudiera contar, o quizás son unos pocos, el hecho es que para él, Kagami Taiga, habían sido una eternidad.

Nunca le había gustado el invierno, siempre sin darse cuenta solían invadirle cantidades inmensurables de recuerdos y sensaciones que deseaba de todo corazón olvidar algún día.

Sin embargo, se sorprendió al darse cuenta de que ahora, solo existían pequeños fragmentos de esas tormentosas memorias, todas eran remplazadas por cada uno de sus días desde que había entrado a Seirin.

Todo había sido genial, conocer a sus sempais, sus nuevos amigos, jugar básquet junto a las personas que quería.

Conocerlo a él.

-¡Kagami-kun! –se giró, sintió la fría nieve resbalar por su rostro. Frunció el ceño-

-¿Qué mierda...-su semblante se suavizo, sus ojos se encontraban fijas en la hermosa y amplia sonrisa de su chico, esa que le recordaba porque lo amaba cada día más.-

-Te amo Taiga-kun –dijo riendo levemente cual niño que atrapan tras una travesura.-

-Tsk…-sonríe- yo también te amo, Tetsuya.

Amaba el invierno con toda su alma, eso sí, solo porque su chico es tan hermoso como la blanca nieve.