¡TRADUCCIÓN! Este fic pertenece a DarcyLover y se llama What if we were different? Besos I l3 Orgullo & Prejucio.
Elisabeth Bennet estaba de pie en la ventana de la biblioteca de su padre mirando los familiares alrededores de Longbourn. Mientras ella observaba misteriosamente por la ventana, el silencio de la habitación enfatizó su propia depresión, una depresión que la había abrumado desde hacía algunos meses. Ella ya no encontraba compañía en las visitas que ocasionalmente llamaban a su casa o en los cotilleos de sus jóvenes hermanas. En vez de eso, ella encontraba más placer en sus silenciosas e individuales actividades y parecía no tener mucho interés en las rivalidades de hermanas que a veces se presentaban en casa.
Incluso su tía y su tío Gardener le habían tentado de abandonar el luto adquirido, el cual adornaba su figura pero no se imponía. Su tristeza aun se hacía más fuerte desde el día que el infortunado evento paso. No, incluso aunque el periodo de luto había venido y pasado, ella aun no se permitía a si misma quitarse aquellas ropas, las cuales mostraban sentimientos que ella misma no podía expresar.
Cuando Elizabeth miró alrededor de la familiar biblioteca, la repentina exclamación del señor Collins le vino a la mente. Posiblemente nunca tendrás otra oferta de matrimonio. Aquellas palabras atravesaron la cabeza de Elizabeth de la única manera que podían hacerlo, después de todo, eran verdad.
Aún, cuando ella pensaba en el señor Collins de repente entendía como echaba de menos a Charlotte. Su planeada visita a Husford había sido cancelada y después una carta de Charlotte, después el incidente, ella no podía decir que no estuviese aliviada. En su carta, Charlotte le había transmito que el señor Darcy quería residir en Rosings por un tiempo. ¡Oh, como ella detestaba a aquel hombre! Su arrogancia, vanidad, orgullo y desprecio por los sentimientos de los demás le hacía entender que el sería el último hombre en el mundo al que querría de compañero. Aun así, Charlotte confesó que había encontrado bastante agradable a su primo, el Coronel Fitzwilliam, el que también tenía que soportar la compañía de Lady Catherine De Bourgh.
Cuando Elizabeth finalmente terminó de dar una vuelta por la habitación, asimilando sus pensamientos de el señor Darcy y el señor Collins, una pequeña lagrima se aceleró sobre su suave piel, dejando un sendero de humedad hasta su boca donde cayó en la sedosa y satinada tela de su vestido.
"¡Debo ser fuerte!" Ella se dijo a si misma cuando camino a través de la puerta para acceder al vestíbulo. Ella tragó saliva rápidamente, girando su cara como si las lágrimas secas pudiesen ser disfrazadas a los visitantes.
"Elizabeth." Su tía Gardener exclamó cuando ella miró curiosamente a su sobrina. "Ven, saluda a nuestro invitado." Fue entonces cuando miró a las dos personas que se situaban en el pequeño pero confortable vestíbulo. Cuando ella miró a los dos caballeros, ella se sorprendió un poco pero no hizo intento de moverse. Su tío estaba de pie con orgullo al lado de un caballero y miró a su sobrina por un momento, esperando que ella no pudiese rechazar saludar a un hombre tan importante en su propia casa.
"¿Cómo esta, señorita Elizabeth?" La fuerte voz del señor Darcy preguntó. Cuando los ojos de Elizabeth se encontraron con los suyos, él enseguida pudo ver lo enferma que se encontraba. Había adelgazado enormemente y aun tenía una triste mirada, haciéndole entender que ella estaba muy lejos de ser la Elizabeth Bennet que había conocido.
"Estoy tan bien como puede esperarse, señor Darcy. Se lo agradezco." Ella reverenció ligeramente al caballero.
"Quiero expresar mis condolencias personalmente a usted y a su familia-"Él fue interrumpido por la propia Elizabeth cuando vio que le miraba con un ligero enfado en su rostro.
"Gracias, nosotros ya recibimos su nota." El asintió levemente viendo que sus ojos se llenaban otra vez de lágrimas. "Discúlpeme, señor." Después de eso, ella hizo otra reverencia y se marchó a la seguridad de su propia habitación.
Elizabeth debió estar recluida en la tranquilidad durante bastante tiempo cuando oyó un ligero repiqueteo en la puerta. Ella disimulo su tristeza antes de gritarle a la persona que entrase. Observó la puerta cuando se abrió lentamente para revelar a la señora Hill.
"Perdóneme, señorita Elizabeth pero su presencia es requerida en el salón."
"Gracias, señora Hill." Después de oír aquello la mujer dejo caer una ligera inclinación antes de precipitarse hacia la cocina.
Elizabeth se paró en frente de la puerta del salón intentando escuchar quien se encontraba dentro. Sorprendentemente, ningún sonido salió de ella y por un momento ella pensó que estaba vacía. Así que empujó la puerta y entró.
Cuando ella caminó algunos pasos, el único ocupante se levantó de la silla.
"Señorita Elizabeth," dijo el señor Darcy mientras se inclinaba. "Le agradezco que haya venido a verme". Ella tragó saliva antes de devolverle la cortesía.
"¿En qué puedo servirle, señor Darcy?" Ella preguntó con aprensión en su voz.
"No es en lo que usted puede servirme, si no en lo que puedo servirle yo a usted." Después de escucharla, ella se volvió y cerró la puerta.
"Le escucho, señor Darcy. Por favor, dígame si hay alguna manera posible en la que usted pueda ayudar a mi familia." Se sentó en la silla y le miró. En ese momento, ella pensó que una sonrisa había cruzado sus labios pero cuando él le acompaño sentándose, ella no pensó más en ello.
"Yo deseo ayudarla a usted y a su familia, señorita Bennet." Él dijo mientras miraba su pálido rostro.
"¿Cómo es eso posible, Señor?"
"Quiero informarla de que estoy dispuesto a otorgarle una gran asignación a su familia para asistirla en el apuro económico que se les ha presentado. Será muy grande, se lo puedo asegurar."
"Estoy segura, señor Darcy de que tal caridad tiene un motivo." Ella le interrumpió.
"Por supuesto que la tiene, pero si usted se niega podría perjudicar gravemente a su familia." Ella vaciló ligeramente cuando oyó sus palabras.
"¿Cuál es el precio que debo pagar ante tal generosidad?" dijo en tono irónico.
"Quiero pedirle su mano en matrimonio." Sus ojos se encontraron con los suyos en una petición de suplica pero no se impuso. Ella iba a hablar cuando él la interrumpió. "Nuestra unión, por supuesto, podría permitir a su familia vivir en Longbourn para el resto de sus vidas en confort y armonía. ¿Podría negarle tal cosas a sus hermanas, señorita Bennet?"
"Admito que no puedo. Sin embargo, nuestra unión podría ser puesta en duda por aquellos que consideran bajo nuestro estatus debido a las difamaciones de usted y su familia."
"¿Qué es lo que insinúa, señorita Bennet?" Él pregunto con una nota de enfado en su voz.
"Seguramente estar relacionado con una mujer de más bajo rango que usted provocara todo tipo de especulaciones. Aun, yo no estoy segura si yo llegaré a ser su esposa después de exponerme al impertinente comportamiento del público." Él suspiró ligeramente ante sus palabras.
"No me importa lo que piense de mí, señorita Bennet. Yo solo he venido a servirle."
"Se lo agradezco. Sin embargo, ¿podría usted vivir unido a mí sabiendo que no nos amamos?"
"Por supuesto. Yo la tomaré como esposa de nombre únicamente. Creo que eso le satisfará." Elizabeth rió.
"Luego ¿porque me toma como esposa en nombre habiendo muchas otras mujeres de su propio rango que podrían satisfacer sus necesidades adecuadamente?"
"Me gustaría que mi hermana y yo tuviésemos a una compañera. Ella es una dama excepcional pero necesita a alguien con ingenio e inteligencia que le enseñe cosas de la vida. Estoy seguro de que puede cumplir con esos requisitos."
"¿Tengo otra opción, Señor, a parte de esta proposición que usted me ofrece?" Darcy se sonrió a sí mismo.
"No, esta es la única opción que yo le ofrezco. Pero si usted está replanteándose rechazarla permítame avisarla. Sobre el tema de su infortunio, las mujeres de clase media no sobreviven en las calles bajas de Londres."
"Usted debe de tener mucho conocimiento de las "bajas calles de Londres", Señor" Ella dijo en voz baja.
"No me insulte, señorita Bennet. He venido a usted con una proposición, la cual le dejó a su elección declinarla o aceptarla, pero que le asegurara," dijo y se levantó. "Se lo diré solo por última vez, rechácela y no volverá a encontrase con esta generosidad jamás."
"Parece Señor, que no tengo otra opción. Por tanto, en orden de asegurar la futura felicidad de mi familia siento decir que aceptó." Ella dijo aquello con los ojos húmedos, entendiendo el infortunio que iba a ser pronto su vida. "Sin embargo, yo solo aceptó este matrimonio sabiendo que será solo en nombre." Una ligera sonrisa asomó en sus labios por un momento antes de que la mirase con enfado.
"Yo no lo hare de otra manera, señorita." Ella se tragó el insulto. Sí, no era verdad que ella no le importase, pareció que así era.
"¿Tiene algo más que preguntarme, Señor?" Ella pregunto suavemente.
"Sí, lo tengo. Quiero liberarle del negro atuendo, el cual no llevara más antes de nuestra boda." Ella se levantó perturbada y enfadada.
"¿Puede usted insultarme de alguna manera más? ¡Puede insultar también a mi familia como ha insultado en nombre de mi difunto padre!"
"Perdóneme, señorita, no quería ofenderla. La dejare a solas ahora. Estoy seguro de que su tío querrá verla ahora."
"¿Mi tío? ¿El sabe algo de este acuerdo?"
"Sí, pero él no sabe nada de que solo será de nombre."
"Muy bien."
"Buenos días, señorita Bennet" dijo y se inclinó ante ella. Ella se levantó rápidamente mostrando un respeto que ella no deseaba mostrar.
"Buenos días, señor Darcy."
Cuando la puerta se cerró detrás de ella, saltó rápidamente de la silla. ¿Cómo podía haberse permitido a si misma entrar en aquel acuerdo? Aún, cuando su mente contemplaba el problema con calma, ella entendía que en orden de salvar a su familia de una vida de pobreza era algo necesario. Pero la cuestión que más rondaba su cabeza cuando se volvió a sentar en el silencio de la habitación fue: ¿Seria el señor Darcy un marido aceptable?
