Hola! ya hacía tiempo que quería escribir un KyoxTohru ya que me ENCANTA Kyo :) Esta escena empieza justo después de que Kyo le confiese a Tohru que él pudo haber salvado a su madre pero por egoísmo no lo hizo y que su madre le dijo que no lo perdonaría. Ella se resiste a creerlo y le dice que si así fuese se enfrentaría a su madre porque ella lo quiere y le perdona. Espero que lo disfruten como yo escribiendo.

También dejo por aquí la canción que me ha inspirado:

What if i died tomorrow, would you miss me here?

What if i cried tomorrow, would you shed your tears

Think before you speak, it could be the last time you ever speak to him

(What if i died tomorrow- About last night)


-Haga lo que haga, tú no quieres aceptar… ¡ Que te quiero, Kyo!

Los ojos de él se abrieron de par en par. Eso era lo que había estado esperando todos aquellos meses, lo había anhelado, soñado… lo había temido con todas sus fuerzas. Pero el momento había llegado y las palabras se quedaron flotando en el aire, repitiéndose una y otra vez en su cabeza.

Ella lo miraba fijamente con los puños apretados, las lágrimas rodándole por las mejillas. No podía permitirlo, no podía hacerle daño.

Cómo podía él siquiera plantearse la idea de estar con ella, ¿Pero es que no veía que él era un monstruo? No hacía más que crear dolor a su alrededor, haciendo sufrir a aquellos que quería. ¿De verdad que ella deseba una vida así? Una vida en la que él acabaría encerrado por ser lo que era, con todo el mundo señalándola de por vida por estar enamorada del gato.

Si volvía a mirarla le partiría le corazón. Tenía que buscar una forma de alejarla para siempre de su vida, de toda aquella familia, de la podredumbre que se formaba alrededor de su corazón. No quería volver a pisar una flor indefensa, ya no más.

-Me has defraudado

Pronunció cada una de las palabras lentamente esperando que produjesen la reacción deseada. Levantó la mirada.

Esa era la cara, esa era la expresión, así tenía que haber sido cuando le dijo lo de su madre. Tenía que haberle gritado que era un asesino, que lo odiaba. Todo hubiese sido mucho más fácil.

Entonces, ¿Por qué no se sentía bien? Verla así, mirándole sabiendo que le había roto el corazón… lo estaba matando. Intentó repetirse que se lo merecía, que sabía que lo merecía. Pero aquello no le ayudaba. Por mucho que se echase la culpa no servía de nada. Seguía sintiendo unas ganas irremediables de abrazarla, consolarle, besarla…

Aquellos sentimientos lo estaban superando, notaba como poco a poco tomaban su fuerza de voluntad. Entonces hizo lo que mejor sabía hacer.

Huyó. Corrió. Se alejó de todo lo que le importaba. Hasta ese momento solo se había preocupado por él, ignorando sus sentimientos. Había dicho todo lo que tenía que decir, buscando confesar sus culpas y ahora se iba sin que pudiera pedirle perdón.

Porque estaba decidido, no iba a volver.