Esta es la primera de las siete viñetas de la Tabla de Virtudes de Retos a la Carta que estoy completando sobre la pareja Luna Lovegood/Theodore Nott. Desde que insinué esta pareja en L&T me he quedado con ganas de escribir sobre ella. Mi primer intento :) Por el momento tengo dos viñetas escritas, pero confio que al publicarlas en serio me obligaré a escribir más a menudo. A ver qué os parecen.

Disclaimer: ni los personajes, ni Hogwarts, ni sus materias, ni tradiciones me pertenecen, sólo la trama. Si lo hicieran, Luna sería mi hija adoptiva y la achucharía todos los días.


#o1. Caridad

"De Bullebys y otras rarezas"

Theodore Nott era un chico tranquilo. No se metía en problemas, ni suyos ni ajenos, y no obstante conocía los trapos sucios de medio Slytherin. Escuchaba más que hablaba y era célebre por su discreción, así que en su casa solían tenerle por un "tío legal". Por eso, solían pasar por alto sus rarezas. Rarezas como no meterse con los impuros, no odiar a los Gryffindor y no considerar su obligación asustar un poco a los alumnos de primero –"ya sabes, alguien tiene que hacerlo" decía Draco Malfoy a menudo-.

En cambio, para los Ravenclaw, Luna Lovegood no tenía rarezas. Era una rareza. No se podía negar que cuando menos, Lunática Lovegood era diferente. Para empezar llevaba un hortera collar de corchos que despedía un leve olor a cerveza de mantequilla a su paso. Lucía unos pendientes de rábanos habitualmente -aunque los alternaba con otros tipos de tubérculos – y solía colocarse la varita detrás de la oreja y pasarse horas buscándola por cualquier rincón de la Sala Común de Ravenclaw pensando que la había perdido. Pero su rareza no se limitaba a su aspecto físico, no, porque Luna solía creer en las cosas más extrañas. En polillas invisibles, snorckacks o pumpikers.

Y no, nadie aparte de ella parecía saber qué demonios eran esos bichitos.

Eso la hacía blanco de numerosas burlas y malas pasadas, la mayor parte de ellas a cuenta de Slytherins.

Theodore por su parte, había visto a Draco Malfoy y su pandilla aterrorizar y extorsionar a muchos alumnos de Hogwarts, y aunque no le gustaba que lo hicieran, nunca se había metido en ello. Pero ese día las cosas fueran diferentes, raras.

Theo caminaba por uno de los corredores de Hogwarts cuando vio a Draco Malfoy, Crabbe y Goyle al fondo del pasillo, acorralando a un Hufflepuff de segundo. Hizo una mueca de desagrado y continuó andando lentamente. No estaba lo suficiente cerca para escuchar lo que Malfoy le había dicho al pobre niño, pero la respuesta que éste le dio no debió gustarle porque Crabbe empujó al Hufflepuff tirándolo al suelo de espaldas.

En ese momento, por el pasillo que estaba a la izquierda del grupo, una muchacha desgarbada con una larga cabellera rubia y un libro enorme en los brazos apareció y contempló la escena con sus saltones ojos azules, sorprendida. Observó a los tres Slytherins, al niño tirado en el suelo y después sonrió con dulzura.

-¿Qué haces ahí¿Te ha tirado un Snydanpú?–preguntó al pequeño Hufflepuff con interés. El niño trató de incorporarse a toda velocidad, pero Luna se agachó, posó el libro en el suelo y se tumbó boca arriba junto a él -¿Buscas Bullebys? –susurró emocionada observando el techo atentamente.

El niño Hufflepuff, aprovechó la confusión de los Slytherin para ponerse en pie y escapar por el pasillo por el que la Ravenclaw había aparecido a toda velocidad. Draco Malfoy no hizo ademán de seguirlo, sino que se quedó mirando a la recién llegada como si tuviera alucinaciones. Miró a Crabbe y Goyle, miró a Luna y luego se echó a reír. Crabbe y Goyle le imitaron en el acto, y Theodore sintió una punzada de irritación en el pecho, previendo lo que se avecinaba.

-Joder, Lovegood, estás pirada –dijo Malfoy sonriendo, sin duda se estaba divirtiendo –A ti y al loco de tu padre deberían internaros en San Mungo.

Pero Luna no dio muestras de haberle oído y continuó mirando el techo mientras tarareaba en voz muy baja algún cantico, posiblemente para atraer a los Bullebys.

-¿Qué coño haces, Lunática? –preguntó el rubio, menos sonriente al darse cuenta de que la chica lo ignoraba.

-Llamo a los Bullebys –explicó ella con paciencia como si Malfoy tuviera tres años.

-¿Y qué mierdas son los Bullebys?¿Duendes irlandeses que te dicen que quemes cosas? Cualquier día le prenderás fuego al colegio –se mofó y Crabbe y Goyle rieron estruendosamente.

Theo llegó en ese momento hasta el grupo y se abrió paso hasta la Ravenclaw con expresión seria. Miró a los tres Slytherin sobriamente y habló.

-¿No sabes lo que son los Bullebys, Malfoy? –preguntó tranquilamente, y estaba tan serio, que el rubio pareció dudar -¿Acaso no los ves? –continuó sin darle tiempo a responder y miró seriamente el punto del techo que Luna Lovegood había estado mirando –Están ahí.

Malfoy titubeó un poco tratando de disimular su desconcierto y miró al techo fugazmente.

-¿Vosotros los veis? –preguntó con fastidio, dirigiéndose a sus dos perros guardianes. Crabbe y Goyle negaron con la cabeza mirando hacia arriba con expresión bobalicona. Incómodo, Malfoy miró a Theodore Nott. No es que pudiera fiarse demasiado de la inteligencia de Crabbe y Goyle, y Nott nunca bromeaba, pero aún así, tenía la inquietante sensación de que se estaba quedando con él.

-Vámonos –siseó irritado y se dio media vuelta, seguido de inmediato de sus dos corpulentos amigos. Theodore esperó quieto y silencioso a que los Slytherins desaparecieran al fondo el pasillo y después se volvió hacia la muchacha, que se había incorporado y lo miraba fijamente como si pudiera leer sus sueños y anhelos con esos ojos increíblemente azules. Theodore se sintió algo incómodo por el escrutinio y tendió su mano a la chica. Luna la observó unos instantes como si fuera un objeto no identificado y finalmente la tomó, sonriendo con dulzura. Theodore tuvo una sensación extraña cuando Luna soltó su mano después de que la ayudara a ponerse en pie.

-Escucha –le dijo –será mejor que evites a Malfoy y su pandilla en la medida de lo posible. Procura no ir sola por los pasillos por los que no suele haber gente y si les ves molestando a otros, no te metas.

Aunque Theodore no solía intervenir cuando Malfoy torturaba al niño, sangre sucia o Gryffindor de turno, había tomado la costumbre de aconsejar a sus víctimas para que esas situaciones no volvieran a repetirse. Enfrentándose a Malfoy y compañía no ganarían nada, así que lo mejor que podían hacer era evitar encontrárselos.

Pero Luna no asintió asustadamente y le dio las gracias como hacían todos, sino que le miró con curiosidad.

-¿Por qué? –preguntó.

-¿Por qué? –repitió Theodore sorprendido –porque entonces irán a por ti, como han hecho hoy.

-Lo sé –Luna sonrió enigmáticamente –pero a mí no me importa.

Y sin decir más, canturreó un "Adiós, TheodoreNott" y se alejó trotando por el pasillo, al ritmo de una melodía que sólo ella parecía escuchar.


Eso es todo¿opiniones?¿hortalizas?¿muérdago?

Feliz Navidad,

Dry