Demas esta decir que los personajes no me pertenecen, son propiedad de TITE ¬¬... PERO esta historia siiii XD asi que a la de primera Ichigo y Rukia son pareja... nah los hare sufrir un rato muajajajaja! A leer...
Capitulo 1
Persiguiendo un sueño
Su respiración se volvía agitada con el pasar de los segundos, su piel comenzaba a transpirar haciendo que su prenda se le adhiera al cuerpo, gotas se deslizaban desde su frente, pasando por su cuello y perdiéndose por aquellas exuberantes curvas. Ya que se había acostumbrado al ritmo aceleró el paso con el fin de llegar al momento que tanto ansiaba.
Pasaron lo que sería algunos minutos que para ella resultaron toda un eternidad cuando llegó el momento que tanto anhelaba, con temblorosas piernas se bajó en donde antes estaba y cogiendo una toalla para secarse el exceso de sudor se acomodó en el suelo para descansar después de tan extenuante sesión de ejercicios en el gym, soltó un ligero gemido y cerró sus parpados que reclamaban un descanso.
- NO TE HE DICHO QUE PARES.- le reclamaba en forma felina su entrenador.- comienza con cardios, has estado vagando mucho estos días, esta demasiada vaca para el evento. MUEVETE.- le levantó con una sola mano mientras que aquella hermosa muchacha gemía de frustración al querer dormir y no poder.
-Déjame.- lloriqueaba mientras intentaba zafarse del agarre de aquel grandulón.- no tienes derecho al tratarme así, sabes que si me pasa algo la agencia vendrá detrás de ti.- le amenazó como de costumbre.
-Sí, sí como tu digas.- le dijo mientras la soltaba y esta se daba contra el suelo en un golpe seco.- después no vengas lloriqueando que no te dejaron trabajar porque estas flácida y GORDA.- se burló logrando una mirada asesina de parte de la chica.
-Yo no estoy GORDA, NI FLACIDA NI NADA POR EL ESTILO.- le gritaba en medio de una sala llena de chicos que miraban atónitos la escena.- si quieres te lo demuestro, además tengo publico que querrá testimoniar a mi favor.- con una mirada desafiante se dirigió al chico más cercano rodeándolo sin dejar de verlo ni una sola vez.
Virando los ojos, su entrenador se disponía a observar de nueva cuenta como su "protegida" volvía hacer de las suyas usando sus armas más infalibles: su cuerpo y ojos.
No había roto el contacto visual con aquel chico mientras caminaba de un lado a otro asegurándose que este cayera en sus redes. Lentamente como leona en plena caza se dirigió hacia el joven caminando lentamente con gracia y sensualidad, cosa que mataba a sus presas de deseo. Llegó a su destino y pasando una mano por su cuello para acercarlo más le preguntó lo suficientemente alto para que todos en la sala escucharan.
-¿Tú crees que me veo gorda? - con unos ojos inocentes le consultó mientras descansaba su frente en la de él, provocándole una ola de escalofríos y deseo.
-…- negó con un gesto torpe, se notaba que estaba nervioso por la proximidad de la chica.
-Y ¿tú crees que necesito tonificar mas mi cuerpo?- se apartó de él y dio una vuelta con elegancia, se dirigió con un nuevo tono de sensualidad derritiendo a los chicos presentes para su degustación.
-…- esta vez negaban todos los presentes con excepción de su entrenador que cada vez se asqueaba más de sus compañeros de gremio. "son unos idiotas" pensaba este mientras miraba como ella cerraba su numerito.
-Se siente flácido mi musculo.- le preguntó de nueva cuenta mientras le enseñaba una de sus piernas invitándolo a que lo tocara con toda confianza.
Tratando de salir de su estupor y dándole gracias a los dioses por tal suerte se acercó creyendo que todavía estaba en un maravilloso sueno, o que por lo menos el creía.
-Ay lo siento.- le dijo la chica retirando su cuerpo de su alcance para pararse al lado de su ya impaciente entrenador.- la mercancía se admira y observa pero nunca se toca.- le contestó observando la cara de idiotas que colocaban los individuos para su satisfacción.- creo que eso te contesta tu critica no crees.- le dijo reluctante por el estado de estupor que todavía mantenían, al parecer la practica hace al maestro.
-Tsk, esos son unos pobres idiotas, nada profesionales e ignorantes en cuanto a cuerpo se refiere.- le escupió mientras la dirigía a la sección de abdominales.- mientras que yo no diga que estas en perfecta forma tu no paras ok.- le amenazó siniestramente provocando escalofríos en la chica que aun así quejándose se dispuso a hacer los que él le mandara.
-Así no, ey tu así no es.- gritaba completamente eufórica su coreógrafa a una chica que recién se les unía.- no puedes pararte así, tienes que hacerlo así.- le corregía la postura mientras que ejecutaba los movimientos con una gran agilidad y gracia.- vamos inténtalo de nuevo, no puedes dejar de practicar hasta que los pasos te salgan como debe ser.- ¿dónde está KUCHIKI?- rugió asustando a mas de una detrás del escenario.
-Aquí estoy, aquí estoy perdón por el retraso pero Zaraki me saco hoy la chicha.- le gritaba agitada por la carrera que acababa de pegar para no llegar tarde a su cita con la coreógrafa.
-A MI NO ME IMPORTA, SABES QUE FECHA ES, EL SHOW ES EN DOS SEMANAS, ME ESCUCHASTE KUCHIKI DOS SEMANAS, Y TU POR AHÍ JUGANDO Y PAYASEANDO COMO SIEMPRE.- le seguía gritando liberando tensión acumulada por su ausencia.
-Ay pero que les pasa hoy a todos ustedes.- le reclamó la chica dolida por la acción de la mujer, ya iban tres personas que la gritaban por algo.- ya llegue, calma. Voy a cambiarme.- se dio la media vuelta para irse al camerino dejando atrás a la mujer echando chispas por su actitud despreocupada.
-Tsk- escupió molesta.- ¡ASI NO, ASI NO!- volvía a gritar, estaba vez colocando como blanco a una de sus más experimentadas alumnas.- QUE TE PASA HINAMORI, HAZLO DE NUEVO.- gritaba nuevamente.- TU Y KUCHIKI LLEVAN 5 AÑOS EN ESTE MUNDO Y TODAVIA NO SABEN COMO MODELAR.
-Lo siento.- se disculpaba la chica al borde del llanto.- no fue mi intención hacerlo mal, volveré a intentarlo y vera como todo me sale bien.
-¿Perdón? - arribaba a la pasarela la morena con un aura asesina.- discúlpame Nanao-san pero nadie te ha dicho que necesitas encontrar pareja para que en las noches puedas drenar toda esa tensión.- se dirigió a ella provocando un silencio sepulcral mientras más de una abandonaba la sala.- "vaya compañeras que me gasto".
Sola se había quedado en unos cuantos segundos, sus compañeras – incluyendo Hinamori- la habían abandonado escapándose por la tangente. Resopló molesta por su cobardía y sin más se colocó sus zapatos de basto tacón preparándose para la pasarela, muy poco le valía lo que pensara Nanao sobre sus actos, como siempre.
-Pff, ¿qué voy hacer contigo muchachita? – Le preguntaba Nanao resignada.- no todo en la vida es tan fácil y lo sabes por experiencia propia ¿cierto? – le inquirió mientras observaba como su pupila ejecutaba sus giros con toda la gracia necesaria para ese tipo de eventos.
-¿Estamos aquí para hablar de mi vida o para trabajar? – Le dijo volteándose a verla.- mira que el evento es en dos semanas y todavía no me salen perfectos estos giros.- viró nuevamente con la misma elegancia y sensualidad del principio.
-Ok, deja eso.- le replicó la coreógrafa.- todas reúnanse en 10 minutos en la entrada del edificio, les toca prueba de vestuario.- les anuncio en voz alta para las chicas que trataban de escuchar a hurtadillas la conversación anterior.
Viendo como Nanao desaparecía como un torbellino, la morena fue directa a su camerino para recoger sus cosas y hacer lo que le habían pedido no sin antes "conversar" con su mejor amiga.
-¡TUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!- rugió la morena empleando toda la capacidad de sus pulmones. – eres una cobarde HINAMORI MOMO. – le gritoneo captando la atención de las chicas que cuchicheaban a su paso. – me dejaste morir frente a la profesora.
-Y… yo es… yo esto… no fue mi intención Rukia. – temblaba mientras gruesas lagrimas se deslizaban por sus mejillas. – yo no quería, no fue mi intención. – lloraba ahora con descontrol arrodillada frente a la morena que la veía un poco ofendida. – aaaaaa no fue mi intención aaaaaa. – sujeto sus rodillas escondiendo su rostro en sus piernas y humedeciendo su pantalón. – perdóname hermana mía, no fue mi intención, aaaaaa. – lloraba más fuerte.
-Hinamori ya puedes parar tu interpretación. – le anuncio la morena ajustándose su blusa ignorando las miradas de sus compañeras. – no es necesario que montes un numerito para zafarte de mis palabras.
-Ok, me hubieses dicho eso antes. – le replico molesta levantándose para acomodarse sus ropas y regalarle una GRAN sonrisa a su amiga que solo la miraba con el ceño fruncido. – esto de llorar no es tan difícil cuando tomas clases ¿sabes Rukia-san? – le comentaba limpiando su rostro del exceso de maquillaje.
-Eres una desvergonzada. – solo atinó a decirle para luego salir y esperar a su profesora en la entrada del edificio tal como ella lo pidió.
-Mira quien me habla, "LA REINA DE LA SEDUCCION" así es como te llaman ¿verdad? – esta vez imitó como caminaba la morena exagerando un poco la pose mientras que trataba de colocar una mirada de felina fallando estrepitosamente en el intento y ganándose un golpe de la morena. – Auuuuuuuu ¿por qué fue eso? Si eres mala conmigo, yo que siempre he estado a tu lado desde que naciste, quien te cambio los pañales, quien te ayudo a caminar, quien te ayudo con tu primer…
-BASTA. – le cortó la morena. – deja la exageración ¿quieres? Cualquiera que pasa por aquí cree que yo soy una niña y tú una vieja, déjate de tonterías, Nueva York te ha transformado. – le dijo ácidamente mientras subía al transporte alejándola de aquel hermoso edificio.
-Vamos muévanse tienen una hora para que se prueben su ropa. – les gritaba nuevamente su coreógrafa a pesar de estar a no menos de medio metro. – Bueno muévanse ¿qué esperan?
Todas las chicas corrieron desesperadas para alcanzar a su diseñador lo más pronto posible y así poder observar que creaciones les tocaba, todas menos una que aun no se bajaba del auto, estaban allí haciendo algarabía.
- Y ¿se puede saber el porqué de esta soledad?, tus amigas están asfixiando a sus diseñadores mientras tu aquí con la mirada perdida.- le preguntaba gentilmente Nanao quien se sentaba a su lado mirando el mismo lugar que la morena.
-Mmm, estoy un poco cansada eso es todo. – mostró una sonrisa fingida mientras bajaba las escaleras del auto.
-Sabes que siempre voy a estar aquí para ti ¿cierto? – le preguntó evidentemente preocupada por la quietud de esta.
-Así es…- se volteó dejando a la mujer mayor sumida en sus pensamientos.
La piel que encontraba expuesta se erizaba con el cálido contacto de alguna que otra pluma. Su respiración acompasada la acompañaba un ligero rubor que enternecía sus facciones. Todo iba a su ritmo hasta que…
-AUCHHHHH. – profiriendo un quejido se bajo del pequeño taburete en el que estaba parada. – Me pinchaste, ay… - lloriqueaba dramáticamente.
-Ay Kuchiki-san ¿desde cuándo eres tan dramática? – le preguntó asegurándola nuevamente a taburete ajustándole el vestido. – sigues adelgazando eh?, tienes que decirle a Zaraki que deje de torturarte, vas a desaparecer.
-AH. – soltó un sonoro suspiro mientras se daba la vuelta admirando su creación. – ya se lo he dicho pero no me hace caso… este vestido se ve HERMOSO, gracias Ishida-s…
-Cállate. – le cortó mientras se retiraba buscando su indumentaria. – sabes que no es por ti claro está. – escondió su sonrojo. – mira lo que tengo para ti. – le entregó un catalogo de lugares paradisíacos
- ¿Y esto? – preguntó aun desorientada.
-Pues lo que ves Kuchiki, un folleto. – le comentó en forma altanera mientras ajustaba aun mas su prenda.
-OBVIO. – se quejó. – déjame formular de nuevo la pregunta, ¿Por qué me lo ofreces?
-Bueno si resultas ganadora del primer puesto mañana te invito a cualquiera de estos lugares con todo incluido. – finalizó colocando otro alfiler en el hermoso traje. – creo que ya está. – puntualizó. - ¿Qué te parece?
-¿Estás hablando en serio? – sus ojos aun no podían dar crédito a lo que observaba. - ¿tú me pagarías un viaje a los Acantilados de Moher con todos los gastos pagos? – continuaba con los ojos abiertos de par en par.
-Seh… pero solo si logras estar de primera, de resto ni para la esquina a comer perro caliente. – le advirtió mientras que con un pañito limpiaba cuidadosamente sus lentes.
-. – saltó del taburete lanzándose a los brazos del muchacho. – me voy de viaje, me voy a los Acantilados de Moher. – celebró antes de que un nuevo alfiler perforara su delicada piel haciendo que chillara de dolor.
-Quédate quieta. – le regañó. – estas celebrando antes de tiempo, quiero el primer lugar. – le obligó a sentarse encargándose del alfiler.
-Ay, eso dolió. – le recriminó y dejando escapar un suspiro dijo. – voy a ser la escogida mañana y seré la que habrá el desfile después de que todo pase me voy de viaje por un mes completo, siiiiii.
-Oye yo… yo nunca te dije…- balbuceaba. – yo nunca te dije que te podías quedar un mes. - gritó aforado ya que la chica salía corriendo celebrando.
-Pero tampoco me lo prohibiste. – le decía a lo lejos con su voz cantarina.
-Ay Dios, en ¿en qué lio me he metido? – resopló sentándose en una butaca más cercana sin advertir el chinche que había.
Caminaba por aquellos amplios pasillos esquivando lo que se atravesara en el camino hábilmente ya fueran estudiantes, aviones de papel, pelotas de baloncesto o futbol, dejando a su paso puros cuchicheos aumentando el ceño de su frente.
Deslizó la puerta en donde trabajaba y con una ligera seña anunciaba su arribo.
-Sentados. – les ordenó el muchacho cuando todos sus alumnos se ponían de pie para saludarle formalmente. – Quisiera saber en qué quedamos la semana pasada, Keigo si eres tan amable de pasar a la pizarra para resolver el primer problema de la asignación.
Temblando aquel chico universitario se acercó a la pizarra y comenzó a garabatear lo que él consideraba una breve respuesta.
Se dio la vuelta para percatar la ausencia del chico y levantando la vista a la pizarra encontró lo que él consideraba una falta de respeto. En ella había escrito – en una caligrafía no muy elaborada – "NO SE KUROSAKI-SENSEI" enfureciendo al profesor a niveles insospechados.
-KEIGOOOOOOOOOOO. – ladró asustando a las personas que pasaban por allí y más aun a sus alumnos que se encontraban pegados a la silla, para su infortunio aquel descarado chico se había dado a la fuga antes de que él lo percatara salvándolo por el momento.
Cerró la puerta de su oficina con un exceso de fuerza que hizo retumbar las ventanas. Se sentó furioso y cerró los ojos fuertemente evitando aquel dolor de cabeza que inminentemente vendría a él tarde que temprano aquel día.
Ya llevaba aproximadamente unos 20 minutos viendo al techo cuando escuchó la puerta abrirse dejando pasar a Inoue, que con las mismas energías que él, se sentó en la silla que el tenia al frente, se podía decir que no había tenido un buen día tampoco.
-Eh. – comentó la chica de pronunciadas curvas. – estoy muerta, nunca pensé que ser profesora universitaria sería tan estresante, y yo que me quejaba de los chicos del liceo, puf eso no es nada comparado. SON MUCHOS ALUMNOS. – explotó para luego sumirse en un profundo letargo.
-Son unos demonios. – comentaba el peli naranja con los ojos aun cerrados. – son inmaduros, idiotas, descarados, y no sigo mas porque sino juro que iré tras Keigo y le extirparé ese cuello de pollo que tiene.
- Deberías de conocerlo ya Kurosaki-kun, sabias como era desde la escuela así que no es de extrañarse que aun siga siendo un poquito inmaduro. – concluía con una hermosa sonrisa adornando sus facciones.
-Un poquito. – levantó las cejas en forma reprobatoria. – pensé que el haberse quedado solo lo ayudaría a madurar, pero no, cada día esta peor.
- Ay que darle tiempo, todos sus compañeros se fueron del país, está solo, hay que apoyarlo. – decía con una voz quebrada al recordar como los antiguos compañeros del chico tomaron rumbos diferentes.
-Si…- contestó sumido en sus pensamientos, hasta que el sonido de un celular lo trajo a la realidad. – mmmm, hola. – contestó desganado.
- Amor, ¿por qué no me has contestado? Estaba esperando tu llamada hace tiempo. – le reprochaba una hermosa joven. – acuérdate que hoy estaré en un evento y no podre estar en casa.
- Este bien. – gruñía al recordar, otra noche que pasaría solo abrazado a su almohada en la soledad de su habitación. – éxito en tu evento. – terminaba con un suspiro observando cómo su amiga no le quitaba la mirada de encima. – al parecer su agencia la vuelve a solicitar para un evento.
-Mmm, ya veo. – comentó inocentemente con el ceño fruncido ligeramente.
-¿Pasa algo malo? – le preguntó viendo la seriedad de la chica.
-Nada Kurosaki-kun. – le sonreía de oreja a oreja. – es solo que se me olvido uno de los ingredientes de mis recetas.
- A… a ok. – le respondía el chico agarrando sus cosas. – vamos que seguro Chad nos espera en el bar, viene de gira, tenemos tiempo que no sabemos nada de él.
-Siiiiii, a ver a nuestro pequeño osito. – gritaba emocionada uniéndosele y encontrarse así con su compañero.
Observaba con gran atención aquellos diseños que tanto esfuerzo y dedicación le habían tomado.
-Tanto sacrificio.- meditaba aquel chico de gafas. – Son tantas cosas, supongo que el destino trabaja de una forma misteriosa, pero aun así me pregunto como la estarán pasando.- reflexionaba con un trago de vodka en sus manos. – supongo que mejor que nosotros, después de todo fuimos nosotros los que empezamos desde cero.
Guardaba nuevamente sus bosquejos en la mesa en la que dibujaba. Se levanto de allí y pasando por la repisa de su cuarto sus ojos se toparon con un viejo portarretrato que contenía una foto emotiva. La tomo entre sus manos y con un nudo en la garganta la observaba para luego guardarla en la gaveta.
-Así está mejor.- acotó el chico para luego darse un refrescante baño. – Los recuerdos sirven solo para estorbar, por eso hay que deshacerse de ellos.- terminó cerrando la puerta de aquella habitación.
Caminaba de un lado al otro tratando de calmar aquellos nervios que se intensificaban a medida que transcurría el tiempo. Tener que esperar a que su diseñador apareciera y ver como las demás casi estaban listas LA ESTABA MATANDO.
-No puede ser, este bruto no ha llegado.- seguía caminando de una lado al otro sin marearse.- ¿por qué rayos no has llegado?- se tumbó por fin en una de las butacas frente a su espejo. Miraba como sus compañeras, ya listas, practicaban en el poco espacio que tenían.
Aquello definitivamente la iba a matar si no llegaba pronto Ishida.
-¿QUE PASA QUE NO LLEGA ESE CUATRO PEPAS?.- ya histérica la chica se hacía sentir espantando a sus amigas.
-Deja de gritar, que ya estoy a tu lado.- comentó el aludido con cara de fastidio. Apurado sacaba sus prendas mientras que la morena lo observaba con disgusto.
-Se puede saber que hacías para que llegaras tan tarde.- le preguntaba mientras se vestía lo más rápido que podía.
-No es tu problema.- le cortaba para la molestia de la chica.- ahorita no es tiempo para hablar, ponte esto.- le ordenó mostrándole unos pendientes de plata.
-Son hermosos.- acotó la chica, observando cómo brillaban bajo la luz de los focos.
-Son de un pariente, el traje que llevas puesto fue producto de ellos.- comentó mientras le colocaba los aretes y la terminaba de alistar.- te deseo todo el éxito de este mundo.
-Tranquilo, todo va a salir muy bien.- decía ella mientras admiraba su reflejo en aquel enorme espejo que tenía a su disposición.- esto es…- sus palabras quedaron en su garganta al admirar aquella morena de piel tersa y ojos extraordinarios sonriéndole.
-Mágico. – completó el observando la pieza completa de su creación.- estas perfecta, ahora a comerse al mundo. – le abrazó con fuerza liberando la tensión acumulada de ambos.
-Ahora a dar lo mejor de sí.- terminó escondiendo una cadena en un bolsillo secreto de su prenda.- ya estoy lista, vamos.- con paso decidido la chica salió del recinto para encontrarse con las demás.
..."Yo confío en ti"...
N/A: Bueno aqui traigo otra historia, espero que les guste cualquier acotacion, insulto, etc etc me lo hacen llegar a traves de un review (miercoles que interesada) XD...
Nos leemos y espero que les guste, no tardare en traer la continuacion (eso espero XD)
