Summary: Bella nunca salto del acantilado, por lo que Edward nunca volvió. Bella envejece, ya estando en su recta final a los 75 años con una agonía terrible, decide ir a visitar Forks, lo que no sabía, era con quien se iba a encontrar -¿eres tu Bella?-escuche su voz aterciopelada.

Capítulo 1: Encuentro inesperado.

Me levanté de mi lecho de muerte, sentía como mi cuerpo y las vertebras resonaban. Solo al abrir mis ojos volvía a ver la misma habitación de mi antigua casa en Forks, solo que ahora las cuatro paredes eran amarillentas y un poco destrozadas. Cuando estuve sentada en mi cama, me levanté y me dirigí con paso lento hacia el baño de mi solitario cuarto. Cuando estuve dentro, me miré al espejo; mi reflejo era el de siempre cuando entré a esta edad que pareciese haber comenzado desde que pasó aquello…

No quería creer lo que veían mis ojos cuando miraba a esa anciana con grandes sombras debajo de sus ojos, lo que comúnmente se llamaban ojeras, canas totalmente blancas que cubrían todo el cuero cabelludo y llegaba hasta la cintura, piel arrugada, más jorobada de lo normal y ojos totalmente perdidos en los pensamientos y recuerdos que nunca debieron ocurrir, además de un corazón totalmente desgarrado, aunque a estas alturas siento que ya no tengo corazón ni esperanzas, solo el vacío en mi pecho y un alma con cicatrices secas.

Mi vida, o lo que queda de ella, no es más que una agonía y monotonía sin límites. Varias veces he pensado en que terminar mi vida sería lo mejor, sabiendo que el dolor pasaría, pero no puedo, mis sueños me dicen que él volverá y la melancolía pasará. Pero ya las esperanzas se desvanecieron en un callejón sin salidas, o como un bosque sin árboles…sin el latir de su corazón.

Habían pasado 57 años desde que aquello hermoso y sobrenatural había pasado. Varias veces me puse a pensar si ese alguien todavía existía, si vivió esos momentos conmigo o fue un simple sueño. Hace años que no escucho su voz aterciopelada, advirtiéndome sobre los riesgos que en mi juventud he querido tomar solo para sentir la adrenalina de poder verlo a él…él.

Pero luego decidí afrontar las cosas, hablar con alguien que sabía que podía confiar; Jacob.

Reprimí rápidamente ese pensamiento…o nombre, no quería recordar las angustias que le he hecho pasar ya que…

Suspiré cansinamente mientras seguía mirando a esa anciana irreconocible en el espejo. Las lágrimas querían agolparse en mis ojos como en cada día y hora que pasaba, pero no lo permitía y solo sentía una opresión en el pecho el cual acrecentaba cada día, minuto, y segundo. Hace años que no lloro, y no permito hacerlo hasta que mi cuerpo fallezca sobre mi cama, y solo ahí, es cuando podré permitir derramar la única lágrima que se desvanecerá sola por mi mejilla.

Estoy al tanto de que me encuentro muy mal, los médicos me han dicho que tengo una enfermedad la cual no han sabido descifrar, me han recomendado que visite algún lugar en el cual halla estado antes de que todo termine, por lo que me encuentro hace más de dos semanas en Forks, tratando de recordar, y a la vez olvidar.

Aparté mi vista del espejo "Quizás hoy sea un día diferente…Bella" pensé sin optimismo y con ironía.

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Salí de mi casa, respirando el aire fresco que había añorado desde que me fui a Inglaterra a estudiar en la Universidad, ya que quería cambiar de país por las mismas razones que me trajeron aquí; un poco de olvido.

Charlie se casó con Sue Clearwater dos años después de que yo me fuera y de vivir juntos. Sue murió en un accidente automovilístico cuando iba a visitar La Push, ya que se había mudado con nosotros en la ahora destartalada casa. En cambio Charlie murió de vejes; un ataque al corazón mientras dormía.

A veces me imagino como hubiera sido mi vida si él no se hubiera ido, quizás las cosas hubieran sido diferentes pero ¿Quién querría estar con una frágil humana? Y nuevamente reprimo haber pensado en eso, mis pensamientos y cavilaciones siempre se dirigen a esa pregunta, hasta mis sueños, los cuales no son nada comprometedores. Pero si puedo recordar con total libertad, esas palabras que marcaron de por vida mi corazón, como lanzas, cuchillos o flechas incrustarse en mi cuerpo, traspasando todo hasta llegar a mi corazón y alma…como decía mi padre, o como vagamente lo recuerdo "parece un zombi, no hay ni una sola emoción o expresión en su rostro, quiero ayudarla, pero ella no me deja. Sé que el problema de todo esto a sido ese…ni siquiera quiero decir su nombre…". Era lo que Charlie le decía a todo el mundo quien preguntaba por mí; si me encontraba bien porque veían la seriedad de mi rostro y las ojeras que aún están vigentes debajo de mis ojos por no dormir bien. Ya no grito como en cada pesadilla o sueño que tenía con ese ser sobrenatural, solo decidí que ya ni vale la pena pensar en él…pero mi mente me traicionó, igual que el tiempo.

Antes de montarme en el taxi que había pedido, tomé las llaves de la casa y le indiqué al conductor que me llevara al centro comercial, necesitaba hacer las compras como cualquier dulce viejecita, si, tampoco podía creer que el tiempo había pasado en un abrir y cerrar de ojos, solo que el termino "dulce" se aplica mas a "monótona viejecita".

En el transcurso del viaje, el hombre de mediana edad me hablaba acerca de algo que realmente no prestaba atención, creo que hablaba sobre política y la vida tan corrompida que se lleva hoy en día, pero mis oídos no se enfocaban en sus palabras, yo solo murmuraba "si", "aja" "claro, claro".

-ya llegamos-musitó el conductor, le pagué y salí del auto para luego caminar con paso lento hacia la entrada del centro comercial.

Saqué de mi bolso la lista de las compras, tenía una dieta estricta que debía cumplir obligatoriamente por la enfermedad. Tosí un poco, por lo menos podía mantenerme de pie. Caminé hacia el patio de comidas, donde decía "carnes".

Mientras caminaba, la lista se me calló al suelo, por lo que cuando me fui a agachar se me torció la espalda y tuve que enderezarme enseguida…Juro que mi sorpresa fue enorme, horriblemente enorme; una chica bajita, delgada de cabello corto y color negro, piel pálida, ojos dorados e increíblemente hermosa apareció frente a mí de improviso. Sus ojos me miraban intensamente y una sonrisa eufórica bailaba en sus labios.

Alice…

Mis ojos estaban abiertos de par en par. Yo, bueno, ella…no había cambiado en nada, digo, ella es una vampira, obviamente que no cambió física y mentalmente, pero, es que, como ¡HA! Esto no puede estar sucediendo, es decir, ellos no pueden estar acá…ellos abandonaron Forks, ellos me abandonaron…

-¡Hola! Tome, se le ha caído esto-dijo la inigualable voz de la chica entregándome el pedazo de hoja en mis arrugadas manos.- ¿sabe? Creo que la conozco de algún lado, se me hace fami…-Alice se quedó mirando hacia lo lejos, a ningún punto fijo en realidad, interrumpiendo la frase que iba a decir. Quizás…esta teniendo una de sus visiones, pero, ¿y si es una visión sobre mí? No estaba lista para afrontar las cosas, ni siquiera quería volver a verlo.

Era mi hora de escapar. Atrás de Alice había una figura masculina, alto, de cabello color bronce y piel nívea, pálida...Sabía quien era, quería volver a ver sus ojos, su sonrisa torcida, poder tocar su hermoso cabello desordenado, solo poder sentir su helada piel sobre la mía…solo volver a verlo. Pero me asustaba el hecho de que él ya no me reconociera como lo hizo Alice, de que me ignorara por completo cuando pasara delante de mí. Todavía a esta edad podía sentir mi corazón latir desbocadamente de una forma fugaz, y solo por ese hecho cometí uno de mis más grandes errores.

EdwaÉl volteó y dirigió su mirada donde yo me encontraba. Nuestras miradas se entrelazaron unos pocos segundos antes de que Alice me despertara de mi transe "recuerdo ese perfume y esa mirada…" susurró. Es cuando me doy cuenta de que la visión iba a terminar.

Corrí, o más bien dicho traté de hacerlo por la maldita articulación que impedía acelerar mi velocidad, aunque comparado con lo que corría en mi juventud, creo que esto es lo más rápido que mis pies se han movido.

No sé como lo hice, pero salí del centro comercial sin que nada sucediera, tomé el primer taxi que apareció en la calle y me dirigí de vuelta a casa.

Durante el transcurso del viaje medité acerca de lo ocurrido. Él estaba acá, ellos estaban acá pero ¿esto como pudo haber sucedido? Es decir ¿Por qué volvieron? ¿Será producto de mi retorcida imaginación? Volví a toser. Estaba demasiado desconcertada por lo ocurrido, pero, por lo menos volví a ver esa mirada tan deslumbrante y -además de que prendió la llama de odio en mi corazón, la rabia y el enojo que siento hacia él por haberme hecho miserable toda mí vida-después de todo…me encanto volverlo a ver.

Salí del auto después de pagarle al conductor y caminé hacia la puerta de la entrada de mi casa. Comencé a buscar la llave en mi bolso cuando siento una helada mano posar sobre mi hombro derecho haciendo que me sobresaltara…

-¿eres tu…Bella?-escuché su voz aterciopelada. Me giré repentinamente para encontrarme con la gran cara de asombro de…

-¿Ed…Edward?-tartamudeé. Él se acercó más a mí y frunció el ceño, mi corazón comenzó a latir descontroladamente como desde hace mucho tiempo no lo hacía, él sonrió ladinamente con melancolía haciendo que mis mejillas se ruborizaran.

-definitivamente eres tu Bella…-susurró.

¡Hola! Bueno, esta es otra historia que estaba en mi cabeza desde hace mucho tiempo y ahora lo publico. Quienes leyeron mi primer fic "Eclipse lunar" se darán cuenta que es muy parecído, pues la trama es similar, pero solo es otra hipótesis de lo que podría ocurrir si Edward nunca hubiera vuelto con Bella en Luna Nueva. En fin, si les gustó y quieren que siga con el fic solo dejen reviews para saberlo. !Nos leemos pronto!