Dulce Recuerdo

-¿Qué te parece?

-No creo que funcione...- una linda chica miraba a cierto joven rebelde que la haba ayudado a encontrar el camino hacia el puerto que los llevaría a Ba Sing Se.

-Oh, vamos...

-Ya te lo dije, lo siento, pero no puedo...

-Es por esa tontería del deber ¿eh?- recargó su peso en una sola pierna y se puso la pajilla en los labios- El sentido del deber es relativo.

La castaña sonrió.

-Esa es la razón por la que no puedo acompañarte, Jet...

Acarició su rostro y lo besó en la mejilla.

-Tal vez algún día entiendas lo que el deber significa para mí...

-¿Eso quiere decir que no volveré a verte?- sus ojos parecían preocupados al visualizar aquella opción.

-Quiero decir que estaré dispuesta a enseñarte todo lo que sé cuando creas que en tu corazón existe algo por lo que debas obedecer las reglas que la sensatez y el valor te dicten.

-Bien, entonces te buscaré cuando eso suceda, líder de las Guerreras Kyoshi- estiró la mano para estrecharla con la de la joven.

-Me gustaría que así fuera...- aunque Jet no pudo notarlo por el maquillaje que cubría su rostro, ella se había sonrojado mientras sentía el cálido apretón que su mano ejercía en la de la chica.

-Nos veremos...- después de soltar la mano de la guerrera, el joven líder de los Peleadores por la Libertad, se volvió para tomar su camino a Ba Sing Se por medio de los barcos que llevaban a los refugiados.

Se detuvo un momento, lo pensó bien, tal vez no sería correcto, pero no era tan mala idea o al menos no se arrepentiría, pasara lo que pasara...

Suki pudo sentir los labios de ese rebelde incorregible en los suyos y contrario a lo que Jet pensó que sucedería, ella no lo detuvo, sino que permitió que la besara y le correspondió con tal profundidad que él creía volar por los cielos.

Se separaron, y sin decir nada más, el muchacho de cabellos alborotados se alejó, sin mirar de nuevo a la dulce y valiente joven que había hecho que su corazón latiera más rápido que el de una abeja-colibrí, con ese beso convirtiéndose en el recuerdo más alentador y puro que tenía.

-Tal vez debí comprender antes lo que querías decirme...- ante la triste y desesperanzada mirada de sus amigos, estaba a punto de exhalar su último aliento- no habría cometido tantos errores...

Llegó a su mente la imagen de su rostro, intentando visualizarlo sin el maquillaje que lo cubría. Sonrió, la muerte era mucho más bella y amable de lo que imaginaba, no veía pasar su vida ante sus ojos, sólo podía recordar aquel momento y vivirlo de nuevo.

-Qué lástima que no pueda aprender todo lo que querías enseñarme... aunque nunca fue necesario, tenías razón, sólo debía buscar en mi corazón...

Smellerbee sollozó al escucharlo, Longshot ya no podía mirarlo más. Todo había terminado para su líder, no habría un mañana en el cual pudieran fijar planes con él, ni una "próxima vez" para pelear junto al joven que había abierto sus ojos a un mejor futuro por el cual ellos podían participar.

-Lo que más me duele es que no podré buscarte para decírtelo...

Cerró sus ojos y expiró.

-Ella lo sabrá, nosotros se lo diremos- Longshot se volvió a Smellerbee y ella selló esa promesa asintiendo con la cabeza.

-Lo prometemos...

Ésa sería la última misión que llevarían a cabo por el líder de los Peleadores por la Libertad.