¡Hola! Ya estoy aquí con otro fan fic de fullmetal alchemist, solo que ahora se trata de un universo alterno. Esta idea me surgió hace tiempo, solo lo adapte a los personajes de esta gran serie.
Como ya se volvió costumbre en mi, quiero dedicar este fic a un buen amigo, Gil esta va para ti.
Sin más, les invito a leer.
Cap. 1- Un matrimonio arreglado
Edward Elric despertó exaltado esa mañana, victima de una pesadilla, como ya era común desde que era pequeño. Eran casi las 9 de la mañana y el rubio prefirió levantarse en vista de lo tarde que era. Se dio un baño y después se vistió con uno de sus trajes, pero sin corbata ni saco, y le dio un toque más informal al doblarse las mangas hasta los codos.
El joven bajo las escaleras para bajar al comedor, donde estaban para atenderle algunos sirvientes. Ed solo movía el tenedor de un lado a otro del plato, no tenía apetito, más bien parecía que deseaba perder el tiempo. Seguía sin probar alimento, recargo sus codos sobre la mesa y puso su cabeza entre sus manos.
Estaba reflexionando sobre todos los problemas que lo agobiaban, hasta que su mayordomo, Armstrong, lo saco de sus pensamientos.
-Joven Edward, le recuerdo que se le hace tarde para su cita con su padre-
-Si, lo se. Ya me voy- dijo el muchacho con indiferencia
Salio tranquilamente de su mansión, aun sin tomar en cuenta su retraso, como si no quisiera llegar a su encuentro. Se introdujo a su deportivo rojo y se dirigió al lugar, las empresas Elric, propiedad de su familia por generaciones, de la cual ahora su padre era dueño, y algún día el chico tomaría el control.
El rubio entro al edificio y tomo el ascensor hasta el último piso, el número 20 para ser exactos, y camino hasta la recepción.
-Buenos días, joven Elric. Pase, su padre lo espera- dijo amablemente la secretaria.
-Buenos días. Gracias-
Ed entro a la oficina después de llamar a la puerta. Ahí lo esperaba un hombre de edad madura, alto y fornido, rubio y de piel blanca, con una barba corta y bien cuidada; estaba elegantemente vestido. Todos estos detalles le daban una presencia imponente, pero eso parecía no intimidar a su hijo.
-Tarde como siempre Edward-
-Tenía algunas cosas que hacer-
-¡Vamos, no mientas! Se muy bien que no querías venir-
-En ese caso, creo que debí ahorrarme las explicaciones- dijo en tono sarcástico
-Bueno, ¡basta de tonterías! Necesito hablar contigo seriamente-
-¡Mira! Ya se lo que quieres, ya hemos hablado de eso hasta el cansancio-
-¡¿Entonces por que te empeñas en ignorarme! ¡Por Dios, Edward! Eres mi único hijo y estas por cumplir los 25 años, ya estas en edad de casarte y trabajar conmigo en la empresa-
-¡No entiendo por que ves tan necesario que me case!-
-Porque quiero que comiences a ser responsable-
-Soy lo suficientemente responsable-
-¡Por supuesto que no! Siempre has dependido de mí. Además, como soltero no tendrás mucha credibilidad ante los socios por eso prefiero que estes casado-
-Pues por ahora no estoy interesado-
-¡Mira muchacho! Estoy empezando a perder la paciencia así que quiero una boda pronto, si no, ya sabes lo que pasara-
-¡No necesito de amenazas!-
El joven dio media vuelta para salir, pero antes su padre le dijo unas palabras
-¡Ah! Y córtate ya ese cabello, se ve mal- dijo el hombre haciendo referencia a la larga cabellera de su vástago.
Ed abandono el lugar y azoto la puerta al salir. Estaba realmente molesto. Las conversaciones con su padre siempre terminaban en discusiones. El siempre trataba de dominarlo, pero el ya estaba harto, por lo que decidió revelarse y era esa situación la que desencadenaba los problemas desde hace tiempo.
Iba en su auto rumbo a un bar, al que solía acudir a menudo y donde desahogaba todos sus problemas y frustraciones, y no porque fuera un alcohólico, sino porque encontraba algo relajante en ese ambiente.
Al llegar se senito en una mesa al fondo y pidió un trago. Mientras esperaba no podía dejar de pensar en las palabras de su progenitor. De pronto, sintió una mano posarse en su hombro, que no era precisamente la del mesero.
-¡Ah! Hola Roy, ¿Qué haces aquí?-
-Pues llame a tu casa y me dijeron que no estabas, así que pensé que estarías aquí, ya que frecuentas mucho este lugar-
-Ya veo que me conoces bien-
-Soy tu mejor amigo, ¿Qué esperabas?-
El rubio solo soltó una risita. Después el camarero llego con su bebida, la cual tomo rápidamente mientras Mustang lo miraba sorprendido.
-Veo que la has pasado mal en lo poco que lleva del día. Cuéntame-
-Otra vez tuve una pelea con papa, sigue insistiendo en que me case-
-¿Sabes? Tal vez tenga razón. Necesitas tener ya una pareja, alguien con quien puedas pasar tu tiempo-
-No tengo ni el interés ni el tiempo. Sabes que tengo otras cosas en que pensar-
-Sigues obsesionado con ese asunto, recuerdo que era así desde que éramos niños. Ya deberías dejarlo, solo te haces daño-
-¡No puedo Roy! ¡No puedo seguir con mi vida como si nada hubiera pasado! Todas las mañanas desde hace casi 21 años me despierto recordando a mi madre y no puedo estar tranquilo hasta saber que fue de ella-
-Pero Hohenheim te lo ha explicado un millón de veces-
-¡Aun así! Su explicación no me convence, por eso quiero buscarla por mi cuenta-
Mustang guardo silencio. Sabía que su amigo siempre se alteraba cuando tocaban el tema. En cuanto a Ed, solo trato de tranquilizarse un poco, después siguió contándole sus problemas a su acompañante.
-¿Sabes que me dijo ahora? Me volvió a amenazar con desheredarme-
-Pues si es así afectara tus planes, por eso yo también insisto en que le tomes la palabra, cásate para que puedas disponer de tu dinero y hagas la búsqueda de tu madre-
-Pero ni siquiera tengo una mujer con la que pueda casarme-
-¡Vamos! Tú sabes que ese no es el problema. Si se trata de mujeres tú puedes conseguir la que se te plazca, después de todo te siguen mucho-
-Sabes que yo no estoy de acuerdo en un matrimonio sin amor-
-Puedes hacerlo hasta que tengas tu dinero, después tienes la opción de divorciarte-
-Haces que se vea tan fácil. Pero tú no puedes ponerte en mi lugar porque ya tienes a Riza-
-Tienes razón. Amo bastante a Riza y es por eso que me voy a casar con ella-
-¿Ves? Ni siquiera tu crees en los matrimonios sin amor, por eso rechazaste a la joven que te presentaron tus padres y te quedaste con Riza aunque ella provenga de una familia sin dinero-
-Si, pero a mis padres no les quedo mas remedio que aceptarla porque es la mujer a la que quiero-
-¡Y vaya que les sorprendió que te les revelaras por ella!-
-Como sea, será mejor que por el momento te apegues a las condiciones de tu padre, si es que de veras quieres seguir con tu investigación. Ese es mi consejo, no creas que trato de ponerme en tu contra-
-Lo se, Roy. Voy a pensarlo-
El joven de cabello negro se levanto de su asiento para retirarse, no sin antes despedirse de Ed dándole la mano y unas palmadas en la espalda. Después el rubio se encontraba solo, reflexionando el consejo de su amigo. No le parecía tan descabellada la idea ahora. Podría fingir un matrimonio ante su padre para que le diera su parte de la empresa, y así teniendo su propio dinero no escatimaría en gastos para encontrar a su madre, quien según las palabras de Hohenheim, los había abandonado. Ed solo tenia 4 años cuando eso paso, y lo único que guardaba era una vieja fotografía, pues su progenitor se deshizo de todo y trataba de nunca hablar del tema. El sabía que le escondían algo y deseaba saber que era lo que en verdad había sucedido, pues las explicaciones no lo convencían.
Tenia que pensarlo mas detenidamente, así que pago la cuenta y salio del bar.
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Una chica de cabello dorado se encontraba en su habitación. Estaba recostada boca abajo en la cama, mirando una fotografía, mientras que las lagrimas comenzaban a salir de sus ojos
-¿Por qué? ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué tuviste que morir?-
Su llanto se intensificaba sin que la joven pudiera evitarlo. De pronto, escucho que llamaban a la puerta, y la joven trato en vano de tranquilizarse. Una anciana de benévola apariencia era quien entraba.
-¡Winry, otra vez estas llorando!-
-Lo siento, abuela. Es que no puedo evitarlo-
-No debería dejarte conservar esa fotografía, cuando la ves solo te hace llorar. Además si tus padres saben que la tienes te meterás en problemas-
-No te preocupes abuelita, ellos no tienen porque enterarse, y te prometo que ya no voy a llorar- decía la muchacha haciendo un esfuerzo por sonreír.
-Sabes que no puedes prometer eso, después de todo lo querías mucho-
-Es verdad. Aunque ya ha pasado algo de tiempo me es muy difícil olvidarlo.
-Pues ya deberías comenzar a hacerlo- decía la anciana dando media vuelta
-¡Ah! Por cierto, tus padres te esperan en el recibidor. Quieren hablar contigo-
-Diles que bajo enseguida, voy a lavarme la cara-
La mujer se adelanto mientras la jovencita limpiaba su cara buscando esconder el hecho de que había estado llorando. Después se puso un poco de maquillaje y bajo las escaleras al recibidor. Ahí la esperaban los señores Rockbell. Ambos eran personas bastante conservadoras. El padre era un hombre de mediana edad, de complexión delgada y de alta estatura; su piel era blanca, su cabello castaño claro que asomaban algunas canas, sus ojos verdes estaban detrás de unas gafas; en cuanto a la madre, era también de mediana edad, pero sin duda mas joven que el padre: su expresión era bastante seria, vestía elegantemente, su cabellera era rubia y sus ojos azules. Verdaderamente su hija era como ella.
La chica tomo asiento en uno de los sofás, mientras que su padre dejaba a un lado su periódico para mirarla.
-Winry, debemos hablar-
-Dime papa-
-Tu madre y yo tuvimos una plática con el señor Elric, es una persona muy importante en el país y estamos tratando de cerrar un pequeño negocio-
-No entiendo que tiene que ver conmigo-
-Ahora te lo explicare. El señor Elric tiene un hijo, es un poco mayor que tu, pero en estos momentos esta soltero, creí que te gustaría conocerlo-
-¡Al grano papa! ¡Dime cuales son tus intenciones!-
-¡No me levantes la voz jovencita! ¡Y ya que quieres que te diga las cosas, te aviso que hemos acordado una boda!-
-¡¿Qué! ¡¿Acordaste mi matrimonio y ni siquiera me avisaste antes! ¡Tu no tienes derecho!-
-¡Tengo derecho porque soy tu padre! Además ya estas al tanto de las cosas y te exijo que cumplas con el trato por el bien del negocio de la familia, sabes que este no anda muy bien y sin duda el dinero de los Elric nos será útil-
-Es lo único que te importa ¿verdad? Tu empresa y el maldito dinero ¡¿Cómo crees que voy a casarme con alguien a quien no conozco y mucho menos amo!-
-¡Por favor! No digas tonterías. ¡Claro que puedes casarte con el! El tiene dinero y sabrá darte todo lo que te mereces. Así que ya no se hablara más-
-¿Cómo pueden ser tan egoístas? Mama ¿no piensas decir nada?- la rubia miro a la aludida esperando recibir su ayuda, pero la mujer no quiso mirarla y siguió con la expresión tranquila que tenia.
-Ella también esta de acuerdo, así que nos vas a obedecer. Además ya te dije que es por tu bien. Por ultimo, te aviso que la próxima semana habrá una fiesta para anunciar el compromiso-
La joven ya no dijo nada. Se apresuro a subir a su habitación. Estaba furiosa con sus padres por haber decidido algo tan importante sin consultar su opinión. No se sentía capaz de casarse solo por interés, ella seguía creyendo en el amor, aunque ahora ya no tenía a su lado a la persona que amaba, con la que aun se sentía comprometida y no podía dejar de amar. Comenzó a llorar nuevamente, pero esta vez con mas dolor que antes.
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Ed estaba encerrado en su habitación. Había tratado en vano de concentrarse en sus libros, pero aun seguía reflexionando lo de esa tarde. Estaba decidido a tragarse su orgullo con tal de lograr lo que se proponía.
Escucho el sonido de un automóvil, la limusina de su padre que había llegado a casa. Salio de su recamara para salir a su encuentro.
-Papa, necesito hablar contigo-
-¡Que conveniente! Yo también necesito hablarte- dijo el hombre, quien evidentemente llego de buen humor -Vamos a mi despacho-
Hohenheim caminaba seguido de su hijo. Cuando entraron, el mayor cerro la puerta completamente, después se dirigió hacia su silla y le hizo la seña al muchacho para que también tomara asiento.
-Y dime Edward, ¿de que quieres hablarme?- dijo mientras apoyaba sus codos en el escritorio y entrecruzaba sus dedos
-De lo que hablamos hoy en la mañana. Quiero decirte que aceptare lo del matrimonio, solo dame algo de tiempo-
El hombre soltó una carcajada mientras la expresión del joven se tornaba molesta.
-¡Vamos, hijo! No me lo tomes a mal. Parece que después de todo temes perder la herencia que te ofrezco. Pero no voy a juzgarte, de hecho quiero decirte que estas de suerte-
-¿Por qué lo dices?- pregunto el rubio extrañado.
-¿Supongo que has escuchado el apellido Rockbell?-
-Si, tienen empresas en el ramo farmacéutico y son muy importantes. Pero no entiendo a que viene eso-
-Pues hoy estuve hablando con el señor Rockbell y me dijo que tiene intenciones de casar a su única hija, por lo que pensé en hacer un compromiso-
El joven miro confundido a su padre.
-Así es hijo. Te casaras muy pronto-
