"Venga Finnick, solo quedan dos horas para la cosecha." Rafe me llama desde la playa, sus ojos azules brillantes por la preocuopación. Meto la cabeza bajo el agua, ignorandolo. Mi nombre esta tres veces en esa bola. Tres entre miles. Y en el caso de que saliera elegido, creo que tengo posibilidades de ganar. Rafe tiene razones para preocuparse. Pero ahora mismo, yo no tengo ninguna. El sol brilla, apenas hay viento, y el agua esta perfecta. Lo ultimo que me apetece hacer es moverme.

"Finnick," grita otra vez. Se esta poniendo histerico, y cuando se pone histerico se cabrea. No me apetece cabrear a un tio del tamaño de Rafe, especialmente cuando se encuentra bajo presion. Su nombre aparece nada menos que 42 veces, ya que se ve obligado a pedir teselas para alimentar a su familia. No es que me guste hacer feliz a la gente, pero decido hacer una excepcion por el. Mi regalo este bonito dia de Cosecha. Ademas, admito que estoy preocupado por el. Si va, habria una posibilidad de que vuelva, pero… es el unico amigo al que le gusto yo, y no mi cara bonita..

Saco la cabeza del agua y grito "Ya voy!" Despues nado hasta donde esta él, que ya se ha vestido para la ocasión. No para de pasarse una mano por el espeso pelo y esta totalmente rojo. Suspiro, sabiendo que deveria decir algo reconfortante. Pero no quiero. Me parece una perdida de tiempo. No va a ir a los juegos, la suerte deveria estar muy en su contra.

"Hay miles de nombres en esas bolas, dudo que vayas a salir tu. No tienes por que preocuparte," digo, dedicandole una sonrisa facil. Normalmente, el simple hecho de verme sonreir hace que la gente se relaje. Hoy no.

"Tu puedes decir eso. Debes de ser de los tios mas seguros del distrito." Me encojo de hombros. Es verdad, lo soy, pero no es culpa mia.

"Es lo que hay, Rafe. Ahora voy a prepararme."

"Asi que, esto es un adios?" Dios, parece una chica. Como no me habia dado cuenta antes?

"Deja de lloriquear, que no te va a tocar. Si sales, algun imbecil se presentara voluntario. No vas a pisar esa arena"

"Pero, si salgo..."

"Rafe. Callate. Te veo luego."

"Finnick, por favor, siento que va a pasar algo malo." Me giro y me mantengo lo mas alto que puedo, intentando llegar a su altura.

"Si sales, ire por ti. Vale? No tienes de que preocuparte." Y me largo, dejandolo atras mientras me mira en silencio. Despues de unos cientos de metros, me doy cuenta de que he sido imbecil. Pero bueno, si sale elegido, no volvera a casa para poder cabrearse conmigo.

Suspiro, sabiendo que subira al escenario y me mirara tristemente, y terminare yendo por el de todas formas. No estaria en poaz conmigo mismo si Rafe muriera porque su familia entera moriria con el. Tiene un padre discapacitado y cuatro hermanos pequeños que dependen de él. Mi familia pasa de mi. Ir por el seria lo mas decente que podria hacer.

Aunque supongo que esta tarde descubrire cuan decente puedo llegar a ser.

"Finnick." Un par de chicas caminan detras de mi. Maria y Clover, tal vez. Estan en mi curso, pero no les presto atención. Son un par de rubias estupidas que no han dado un palo al agua en su vida. Tengo todo tipo de chicas detras de mi, es logico cuando eres como yo, pero a estas no las soporto. Las que solo quieren salir conmigo para fardar, no porque les guste. Solo hemos hablado un par de veces, y ahora me sonrien como si fueramos mejores amigos.

"Si?"

"Vas a presentarte?" Ruedo los ojos.

"Por que deveria? Tengo cuatro años mas. Lo dejare para cuando tenga dieciocho, y la victoria estara garantizada." Se rien, como si hubiera dicho algo gracioso. A mi no me lo parece. Supongo que si no salgo elegido en los proximos cuatro años, preferiria que mi familia me odiase por el resto de mi vida antes que presentarme voluntario para ir a los Juegos. Se que ser un ganador es un gran honor y que mi familia espera que vaya dentro de poco, pero eso no significa que piense hacerlo.

"Oh, eso sería genial. No hemos tenido un ganador del cuatro en los ultimos diez años."

"Si, sera genial. Ahora podriais dejarme solo? Quiero estar un rato con mi hermana antes de la cosecha." Se que es exactamente lo que necesito decir para librarme de ellas.

"Que tierno."

"Oh, sentimos haberte hecho perder el tiempo."

"No, no, esta bien. Todavia tengo tiempo." Despues les sonrio y entro en mi casa. Mi madre me espera junto a la puerta.

"Tenemos que salir en quince minutos, y estas medio desnudo. Y si sales elegido? Es que quieres dejarme en ridiculo?"

No es exactamente el tipo de saludo cariñoso que te gusta escuchar el dia de la Cosecha?

"Que pasa? Esque he engordado o algo? Sabes que a la mayoria de las chicas les encantaria que apareciese asi."

Bien, ahora yo tambien me estoy poniendo nervioso, y se deja ver en mi tono de voz. Cuando Rafe esta nervioso, parece una niña pequeña. Cuando yo me pongo nervioso, me pongo gilipollas.

"Finnick." Su tono frio hace que reaccione.

"Vale, bien. Sera un minuto."

"Te he dejado la ropa sobre la cama." Me dirijo a mi habitacion y me pongo la ropa que me ha preparado. Pantalones negros y una camisa negra abotonada. Es como si me vistiera para un funeral

Veinte minutos despues, estoy en la plaza, buscando mi lugar entre los chicos de mi edad veinte minutos tarde. No hay un solo centimetro libre, pero reina un completo silencio. Es como si alguien hubiera eliminado el sonido del momento.

Veo unos chicos con los que suelo salir cuando no esta Rafe, y me acerco a ellos, pero parecen demasiado nerviosos para decir nada. Por un momento considero la idea de buscar a Rafe, pero un grupo de Agentes de la Paz empujan, insistiendo en que nos mantengamos con la gente de nuestra edad. Las dos chicas con las que he hablado antes me encuentran y empiezan a repetir lo asustadas que estan, sin fijarse en que el resto de la plaza esta en silencio. Les doy palmaditas en la espalda mientras les digo que todo ira bien, deseando que se callen. La gente nos esta mirando.

Despues de lo que parece una eternidad, nuestra guia, Alva Winters sube al escenario y empieza a hablar sobre la historia de los Juegos del Hambre. Solo la escucho a medias, prestando mas atencion a los Vencedores que se sientan tras ella. Tenemos nueve vivos. Cinco hombres y cuatro mujeres. Recuerdo haber visto los Juegos de la mayoria de ellos en la tele, pero los que mas ponen son los de la mujer mas vieja. La ganadora de los decimos Juegos del Hambre, Mags Davis, debe de tener unos 70 años y parece un poco pasada, pero se que siempre ha sido famosa por usar la cabeza. La recuerdo envenando al resto de los tributos a base de colar Jaulas de Noche en sus reservas de comida. No creo que matara a nadie directamente. Fue inteligente y termino ganando.

"Ahora, las damas primero." La voz aguda de Alva me devuelve a la realidad. Veo como se acerca a la bola de las chicas y saca un trozo de papel. Despues, abriendolo de forma mas dramatica de lo que es necesario, lee el nombre.

"Arowana Silver." Ahora la gente empieza a susurrar mientras la gente busca al tributo entre la multitud, y la emocion se empieza a notar en el aire una vez que la ven. Intento verla yo tambien, y consigo echarle un vistazo mientras hace su camino al escenario. Al principio, lo unico en que me fijo es en su sonrisa y en la forma en la que camina, como si se tratara de su ceremonia de coronacion. Entonces sube al escenario y consigo verla de verdad, lo que me hace entender porque actua de esa forma. Es de mi altura, como minimo, y tiene unos musculos que son tan fuertes como rapidos.

La he visto en el colegio, pero esta un par de años por encima de mi. Tampoco habria hablado con ella de tener mi edad. Es pobre, ni siquiera creo que sepa hablar bien, y estoy seguro de que esta es la unica vez que la he visto sonreir. Como podeis imaginar, pasa mucho tiempo sola.

Suenan los clasicos aplausos y las chica tiende la mano a Alva antes de tomar su lugar en el escenario. Entonces Alva se dirije a la bola de los chicos, sonriendo por la reaccion de la gente ante el primer tributo. "Rafe no" pienso una y otra vez. Ella coge un papel, lo desdobla lentamente y lee el nombre.

Las chicas empiezan a chillar. No es Rafe, soy yo.

Miro a mi alrededor, como esperando que algun otro Finnick Odair suba al escenario. Por supuesto, no ocurre.

"Buen trabajo, Finnick," dice una de las chicas, como si hubiera hecho algo increible. Apenas la oigo.

Por un momento me dedico a mirar a Alva, en shock. Despues ella repite mi nombre y me concentro, empezando a andar. Me han entrenado para esto un millon de veces para este momento. Mi padre incluso me enseño como actuar si salia elegido o me presentaba voluntario.

Espalda recta, sonreir ligeramente, y dirigirme al escenario. Primero lo pienso, despues lo hago. Subo rapidamente, con un poco de suerte pareciendo un verdadero rival en los Juegos.

En cuanto la multitud empieza a chillar, hago todo lo que me han enseñado. Primero, busca a la chica, decide si es una amenaza. Si no lo es, supongo que dejare que otro la mate. Si lo es, probablemente se pa cuales son mis puntos debiles. Arowana definitivamente es una amenaza. Me digo a mi mismo que la matare en cuanto tenga una oportunidad

El alcalde empieza a leer el tratado, pero yo no presto atencion. Estoy mirando a los vencedores, examinando cada cara, preguntandome quien sera mi mentor. Tal vez Borglum, el hombre que gano hace catorce años. Parece tener el mismo estilo de lucha que yo. Recuerdo que mataba con cuchillos. Soy mejor con un tridente, pero nunca he visto uno en la Cornucorpia, asique supongo que me vendra bien practicar con cuchillos o tal vez una estaca. Tampoco se me dan mal. Como ya he mencionado antes, mi familia me ha entrenado para esto. Ahora me alegro de que lo hicieran. Supongo que el haber trabajado en barcos de pesca desde los seis años ayudara tambien. Tiene que haber agua, y agua suele significar peces, asique con un poco de suerte tendre una fuente de alimento consistente.

El alcalde interrumpe mis pensamientos con una sola orden. Daos la mano. Doy un paso hacia Arowana, y se la tiendo. Ella la coge, y le aprieto lo mas fuerte que puedo. Ella hace lo mismo. Intento no flexionar los dedos cuando cuando me suelta, pero me fijo en que ella lo hace. Me permito una pequeña sonrisa, no es tan dura como parece.

Cuando la cosecha ha terminado, los Agentes de la Paz me rodean como si fuera un delincuente y me escoltan al Edificio de la Justicia. Inmediatamente me llevan a una habitacion que podria pertenecer a algun ricachon snob. Todo es de terciopelo, piel, y hay unos horribles cuadros que podrian alimentar a varias familias durante un año. Arg. Podria pertenecer a mi padre.

Hablando del demonio, aparece un segundo mas tarde, con mi madre pisandole los talones y llevando a Daisy en brazos.

"Bueno, me hubiera gustado que entrenaras un par de años mas," son las primeras palabras de la boca de mi padre. Nada de tristeza al saber que me llevan a luchar por mi vida en cuestion de minutos. Nada de miedo de perder a su unico hijo en los Juegos. Solo le hubiera gustado que entenara un par de años mas. Cuanto quiero a mi querido padre.

"Bueno, tendremos una casa nueva," contesto. Despues la expresion de mi madre cambia, y me preparo para lo que vaya a soltar a continuacion.

"Finny…" No me hace gracia que me llame asi, pero no parece darse cuenta. "Se que te hemos criado para esto, pero solo tienes catorce años. Habra chicos mucho mayores que tu en la arena. Quiero que sepas que no tienes tantas posibilidades como crees. No puedes creertelo tanto. Tienes muy pocas posibilidades de ganar, y no queremos que nos dejes en evidencia delante de todo el pais actuando como si fueras invencible y despues muriendo el primer dia."

No me puedo enfadar ante eso. Al menos no estaba gritando de forma histerica como hace normalmente. Quiero decir, decirle a tu hijo que no quieres que te deje en ridiculo cuando muera no es tan malo, si al menos parece que te da un poco de pena.

"Voy a volver," Le digo como respuesta. Despues cojo a Daisy en brazos, le beso la frente, y abrazo a mis padres de forma incomoda antes de que se vayan. No me da demasiada pena. Mi madre nunca esta en casa, y mi padre me trata mas como un empleado que como un hijo. El que me preocupa es Rafe.

Él entra despues. Sus ojosestan rojos e hinchados, y hay restos de lagrimas en sus mejillas. Cuando lo veo asi de derrumbado, me preocupo por primera vez. Siento dolor al saber que posiblemente no lo volvere a ver. Aprieto los dientes, diciendome a mi mismo que mantenga la compostura. La unica forma que tengo de ganar es actuando como que voy a hacerlo. Tengo que mantenerme seguro.

"Vamos, no seas nenaza, no vas a ir a la arena. Voy yo." Sueno realemente bien cuando lo digo. Bueno, mas o menos.

"Pero vas a morir," dice él. Suelto una risa forzada.

"No voy a dejar que me maten. Confia en mi. Recuerdas esta mañana, te dije que no irias a la arena, y tenia razon. La tendre ahora." Él niega con la cabeza.

"Tio, no se como piensas que vas a ganar." Pongo mis manos en sus hombros y lo sacudo un poco.

"Voy a pescar, Rafe. Solo que esta vez estare cogiendo gente. Y me has visto pescar, no?"

"De los mejores que he visto," dice él , y tiende una mano para que le choque los cinco. Lo hago, y depsues se gira para salir. En el último segundo, para en seco y se gira hacia mí.

"Que pasa?" Le pregutno. Él se lleva la mano al cuello y se quita su collar, una cuerda negra con un pequeño tridente plateado. Hay un pequeño zafiro en el centro del tridente. Estoy seguro de que es lo mas caro que tiene.

"Toma, llevalo como simbolo de tu distrito," dice mientras me lo tiende. Le doy una palmadita en la espalda, intentando contener las lagrimas. Salir de aqui con los ojos rojos no me ayudara a ganar patrocinadores, asique respiro hondo para calmarme.

"Lo tendras de vuelta," le digo.

"Mas te vale," contesta, y despues me deja solo. Cuando la puerta se cierra tras él, el horrible sentimiento de que no lo voy a volver a ver me invade. Despues me digo a mi mismo que voy a ganar, y me da confianza.

Tras unos minutos, más agentes de la Paz vienen para llevarme a un coche. Nunca antes he montado en un coche, pero he visto a algunos Vencedores conduciendolos por ahi. En la mayoria de los distritos, nos desplazamos a pie. Una vez más, todo es tan lujoso y tan alta-tecnologia que me dan ganas de destrozarlo, ya que recuerdan a mis padre. Admito que es rapido, y los cristales son negros, para que la gente no se quede mirando a los tributos. Pero habria preferido ir andando. Arowana me mira como como si fuera alguna clase de idolo.

"Poco acostumbrada a estar a la sombra de la perfeccion?" le pregunto. Recordais lo que dije acerca de ser un completo gilipollas cuando estoy nervioso?

"Solo me preguntaba como conseguiste meter todo tu ego por esa puerta," Murmura ella. Me mira con odio. Pongo las manos en alto en simbolo de paz. Las peleas ente tributos estan prohibidas antes de los Juegos. No quieren estropear su valiosa mercancia

"Joder, tranquilizate," digo, nervioso. Ella se para justo enfrente de mi. su cara esta a pocos centimetros de la mia, y yo me acerco aún mas, tanto que nuestras narices se tocan. Si quisiera, podria besarla. Pero teniendo en cuenta que me gustaria mantener todos los dientes, no lo hago.

"Asustado?" Me pregunta, levantando una ceja. Pongo los ojos en blanco.

"Bah, prefiero que te reserves para la Arena." Ella tambien lo hace, pero parece relajarse en su asiento.

Llegamos a la estacion justo despues, Pero eso no significa que las camaras y reposteros no han tenido tiempo de ir. Estan por todas partes, con sus camaras como insectos fijadas en mí. Ahora me alegro de no haber llorado. Habria sido embarazoso, especialmente porque Arowana casi parece contenta.

Tenemos que esperar un rato para que las camaras tengan suficientes imagenes de nosotros, especialmente de mí. Siempre he sabido que soy mas atractivo que la mayoria de la gente, pero nunca le habia dado muchas vueltas. MI familia nunca me lo ha tenido en cuenta, y las chicas que me persiguen desde que cumpli los diez han sido siempre nada mas que una molestia. Pero ahora, con las camaras mirandome por todas partes, se que mi belleza va a ser un factor iportante en estos Juegos. Los tributos atractivos son siempre los que consiguen mas patrocinadores. Si juego bien mis cartas, tendre esto ganado antes de pisar la arena. Lo unico que necesito es tener a la audiencia de mi parte.

Una vez que las camaras han tenido suficiente, nos suben en un tren de alta velocidad que se dirige al Capitolio. No creo que el viaje dure más de un día, y me sorprendo a mi mismo deseando que el ten fuera más lento. Esque un dia mas es mucho pedir?

Sí, a ojos del Capitolio, lo es. Nos llevan lo mas rapido que sea posible, para que los Juegos no se retrasen.

Una vez en el tren, un sirviente del Capitolio me lleva a mi habitacion que, para variar, talbien parece el tipo de lugar en el que mi padre se alojaria. Tengo mi propio baño, armarios llenos de ropa y una cama enorme, llena de cojines. Todo es demasiado caro, demasiado irreal. La mayor parte de mi casa tambien es así, a excepcion de mi cuarto. Siempre he tenido las paredes forradas con posters, cosas tiradas por todas partes, simplemente porque me hacian sentir que me pertenecian, ya que mi padre insistia en que todo lo demas era suyo. Ahora mismo, esta habitacion no parece para nada mia. Todo es del capitolio, y me siento como si estuviera invadiendo su intimidad.

Me obligo a mi mismo de olvidar eso. Tendre que ir acostumbrandome, ya que no creo que mi habitacion del Centro de entrenamiento vaya a ser diferente. Eso me hace pensar algo. En un día, estare en el capitolio. En menos de una semana, estare en una Arena llena de adolescentes que quieren matarme, luchando por sobrevivir. Doy via libre a mi imaginación, pensando en todo lo que podria pasar una vez allí.

Me veo morir de mil y una formas diferentes, pero la mas impactante es la última. En ella, solo estamos Mags y yo, y lo unico que tengo que hacer es acabar con ella y volver a casa. Pero entonces empiezo a comer unas moras que tenia en la bolsa y aparece ella, riendo histericamente justo antes de que la Jaula de Noche me mate. No estoy en muy buenas condiciones cuando Alva llama a mi puerta.

Me refresco con un poco de agua antes de seguirla por el estrecho pasillo hasta el comedo. Arowana ya esta alli, riendose con Borglum. Ademas de él, el unico vencedor alli presente es Mags. Y una vez que Alva se sienta, el unico asiento libre es el que esta a su lado. Intento recordar que no siempe fue una mujer vieja, que era muy inteligente, pero sigo sin querer que sea mi mentor, lo que parece muy posible en este momento.

Nadie dice una palabra durante la comida. Paso la mayoria del tiempo comiendo todo lo que puedo, intentando ganar algo de peso antes de los Juegos, y tambien porque es lo mejor que he probado jamás. Sopas espesas, aves perfectamente cocinadas en salsas deliciosas, y grandes tartas de postre. Siempre he pensado que comia bien, mejor que la mayoria de mi distrito, pero hay una gran diferencia entre tener una cantidad decente de pescado viejo y tener todos los platos que quiera. Como hasta que siento que voy a vomitar, y aun asi me obligo a dar un par de mordiscos más.

Cuando terminamos, Alva nos lleva a otra habitacion para que veamos el resto de las cosechas. Presto mucha atencion a cada una de ellas, decidiendo a quienes quiero como aliados, a quienes tengo que prestar atencion y quienes son los debiles por los que no me tengo que preocupar. Decido inmediatamente que no quiero aliados. Los que parecen suficientemente fuertes para ser de ayuda parecen tambien los que me apuñalaran por la espalda cuando lo vean, asique acabo decidiendo quienes son amenazas para mí.

Tomo nota de un chico de aspecto salvaje del Distrito 11, y una peuqeña niña rubia del 2 que se presenta voluntaria, pero el que mas me asusta es un enorme chico moreno del distrito 6 llamado Titus que tiene 18 años, pero podria perfectamente pasar por 25. Sus ojos son feroces, sus musculos tiesos y sus hombros anchos, estoy seguro que sera el asesino mas letal en estos Juegos.

Cuando las Cosechas han terminado, Alva apaga la television y me deja solo con Arowana, Mags y Borglum.

"Descansa un poco, vas a necesitarlo," me dice Borglum. Miro a Arowana, pero ella no se mueve.

"Finnick," dice Mags. No quiero parecer un niño que necesita irse a dormir, especialmente porque solo tengo catorce años, pero la escucho.,Mags me sigue a mi habitacion para asegurarse de que lo hago, y la paro antes de que se vaya.

"¿Eres mi mentos?" Pregunto. Ella asiente. Intento no parecer defraudado. Tengo a una vieja de 70 años como mentor. No estoy sorprendido, pero tampoco contento por la confirmacion. ¿Como han decidido esto? ¿Se ha presentado voluntaria o algo?

"¿Por que?" Pregunto. Ella da un paso atrás como queriendo observarme mejor. Despues asiente para si mirma, como confirmando algo para sus adentros.

"Soy la que más puede ayudarte"

"¿Y como?"

"Ya verás." Despues de va. La miro un momento antes de entrar a mi habitación. Estoy agotado, y me duermo antes de que mi cabeza toque la almohada.

Alva me llama temprano para desayunar la mañana siguiente. Mags ya esta alli, pero no hay rastro de Arowana y Borglum. Tomo asiento frente a ella.

"¿Donde estan los demás?" pregunto.

"Hoy van a hablar de estrategias, lo que os recomiendo hacer tambien a vosotros dos," Alva nos señala antes de salir de la habitacion, con serios problemas para mantenerse en pie sobre unos interminables tacones. Miro a Mags, que no levanta la vista de su cafe. Su indiferencia esta empezando a molestarme, pero tambien creo que sera mas facil comer si no tengo que escucharle, asique lleno mi plato hasta arriba de comida y me concentro en engullirla.

Apenas he comido la mitad cuando noto la mirada de Mags sobre mi, asique yo tambien la miro. Me esta observando. Trago la comida que tengo en la boca.

"¿Que?"

"Sigue comiendo," dice ella. "Hablaremos cuando hayas terminado." soy consciente de que me sigue mirando, pero lo hago lo mejor que puedo para ignorarla y terminar de desayunar para que podamos hablar.

"Vale, he terminado. ¿Que se supone que tengo que hacer una vez este en la Arena? ¿Quieres que vaya a la Cornucorpia o deberia buscar nu lugar seguro? Creo que deberia ir a por armas, ya que-" Ella pone una mano en alto, asi que paro.

"Relajate, tienes mucho trabajo antes de llegar a la Arena."

"¿Que?"

"Llegaremos al Capitolio en media hora, ahora no hay tiempo para estrategias. Mañana por la mañana discutiremos lo que haras una vez en los Juegos, ¿Vale?" La miro sorprendido.

"Dijiste que hablariamos."

"Quiero que hablemos sobre lo que tu equipo de preparacion va a hacer contigo."

"¿Que?¿Teñirme la piel de naranja?" Me lanza una mirada asesina, y me recuerdo a mi mismo que tengo que controlar mi lengua. No me conviene cabrearla, al fin y al cabo, es la que debe buscarme los patrocinadores.

"Van a tratarte como a un pez muerto," dice ella. Abro la boca para quejarme, pero ella continua hablando, "Dejales."

"¿Que?"

"Es todo lo que tengo que decirte. Adios," dice ella. Y despues sale de la habitacion antes de que yo pueda decir nada más. Miro mi plato vacio, trementamente molesto, pero no hay nada que pueda hacer al respecto, asique voy a mi habitacióon, dando un portazo frustrado. ¿Como voy a hacer algo si mi mentor se niega a decirme nada? Sacudo la cabeza y me tumbo en la enorme cama.

Como Mags ha dicho que llegaremos al Capitolio en media hora, intento hacer una lista de todo lo que quiero llevar conmigo, decepcionado de darme cuenta de lo poco que es. Lo unico que es mio son la ropa que lleve en la cosecha y el collar de Rafe, que sigue alrededor de mi cuello. Por alguna razon, eso me hace sentir perdido. Quiero ver algo familiar, algo que es mio. Quiero ir al mas, quiero ver la cara sonriente de mi hermana, o salir con Rafe otra vez. No llevo ni un dia fuera de casa, y ya tengo ganas de volver.

Sostengo el colgante en la palma de mi mano y lo observo por un momento, recordando el dia en que conoci a Rafe. El tenia 8 años, yo 6. Eramos los trabajadores más jovenes en los barcos. Yo, como mi padre era el supervisor, y Rafe, porque su familia necesitaba dinero desesperadamente. Él habia estado trabajando unas semanas antes de que yo llegara y estaba a cargo del trabajo mas asqueroso- limpiar los botes, destripar el persaco, ese tipo de cosas. Cuando yo fui a trabajar a los botes, ocmo era el hijo del supervisor, me dieron trabajos faciles. Tirar las redes, llevar mensajes... nada complicado.

Un dia mi padre se puso enfermo, y un tio al que yo no le gustaba nada fue puesto en su cargo. Me hizo quedarme en la orilla y ayudar a Rafe a destripar los peces. No queria, asique me limite a observar lo que él hacia. Despues de un rato él me dijo que moviera el culo, pero yo era un enano creido y le dije que no podia obligarme y que si lo intentaba haria que mi padre lo despidiera. Empezamos a pelearnos, y la cosa acabo con tripar de peces por todos lados y un cuchillo en mi garganta. Despues uno de los hombres vino hacia nosotros y nos obligo a parar. Despues de que nos lavaran, nos llevamos una buena bronca del hombre que estaba a cargo. Habló con mi padre, y mi castigo fue trabajar con Rafe. Él no tuvo ningun castigo, ya que aparentemente fui yo quien empezo la pelea.

Al principio nos odiabamos. Yo me reia de él y él no me hablaba, pero entonces paso algo. Un día uno de mis amigos paseaba por la costa y me vio trabajando. Él tambien era de una familia rica, pero no le hacian trabajar, asi que supuso que yo no era tan bueno como él. Me insultó y se rio de mí, y yo empece a llorar. Entonces Rafe se acerco a nosotros y le pego un puñetazo. Despues me tranquilizo y acabo el trabajo por mí. Cuando termino, me llevo al mar y nadamos toda la tarde. Despues de eso, se convirtio en una especie de guardaespaldas hasta que aprendi a defenderme por mi mismo mejor que él. Pero para entonces ya era mi mejor amigo.

Me siento en la cama con un suspiro. Dios, lo que daria ahora mismo por tener a Rafe como guardaespaldas. Es la primera vez que me siento asustado de lo que va a pasar, y empiezo a llorar. No intento contener las lagrimas que caen por mis mejillas. Tampoco creo que podria.