Siempre he querido escribir un fic SakuraxItachi. Y hace muchísimo tiempo no escribo ningún fic. Admito que no me es sencillo encontrar inspiración, y cuando escribía me gustaba volver a ver los episodios de Naruto para "estudiar" el entorno, contexto e historia con el fin de realizar una historia acorde con los personajes del anime, también revisaba arduamente la redacción, las palabras empleadas, no publicaba hasta no tener al menos la mitad de la historia escrita, en fin, pensaba demasiado en todo... y el resultado: ningún fic concluido ni publicado…. Esta vez, escribiré sin mucho preámbulo, ni mucha narración, solo contar la historia que tengo atorada en mi mente.

El fic se ambienta después de que se enteran del fallecimiento de Jiraya y antes de la batalla con Pain. Naruto está entrenando.

Disclaimer: Naruto no me pertenece ni pertenecerá.


Cuando Sakura recibió el llamado de la Hokage no tuvo la mínima sospecha de lo difícil que sería su próxima misión y cómo ésta cambiaría su vida. Creyó que se trataría de una misión donde debería utilizar sus habilidades médicas para sanar algún señor feudal de alta alcurnia. A pesar de que sabía que Tsunade-sama no le agradaba enviar a su mejor discípula a tales misiones; porque generalmente la mayoría acababan con una mentira y una aldea queriendo robar las técnicas de sanación.

Al llegar a su despacho, notó que Shizune no estaba, quizá ahí debió sospechar algo; sin embargo, eran las diez de la mañana, seguramente estaba en el hospital. Definitivamente debió haber notado el semblante de preocupación de la Hokage, pero hacía poco se habían enterado de la muerte de Jiraya-sama. Últimamente Tsunade sucumbía más seguido en el alcohol, la mente de la Hokage se encontraba dispersa, no sabía cuál sería el próximo movimiento del enemigo, todos los flancos eran una posibilidad.

La misión: dirigirse inmediatamente a un pueblo en los límites del territorio de Konoha, reunirse con el jefe del lugar, curar personas y animales con quemaduras por llamas misteriosas. Solicitud: una ninja médico. No era que le restará importancia a personas con quemaduras, pero independientemente de la misión, por más que fuera encontrar un gato por la ciudad, siempre decían inmediatamente.

Era un total de tres personas gravemente heridas, expresamente la misión indicaba la solicitud de una única ninja médico, sin ninjas acompañantes. La pelirosada suspiró, sospechaba que nuevamente debía pelear para defender sus conocimientos y habilidades médicas.

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El trayecto al pueblo compartía camino con el lugar que aún recordaba con bastante amargura, donde no habían podido seguir el rastro de Sasuke, después de acabar con la vida de su hermano.

En su mente empezaron a surgir los pensamientos que la acompañaban desde que Sasuke abandonó la aldea; a veces creía imposible que algún día lo recuperarán. Antes creía que Sasuke después de matar a su hermano volvería a Konoha, si bien tendría que rendir cuentas por sus crímenes como traidor, era el responsable de acabar con el criminal más buscado de Konoha, debía de compensar algo, las personas entenderían porque traicionó la Aldea por búsqueda de poder. El juicio sería complicado, pero no dudaba que saldría victorioso, quizá una condena de realizar misiones de alto riesgo y un continuo vigilamiento en los primeros años.

Sin embargo, ahora sabía que estaba bajo las órdenes del hombre misterioso de la máscara y nada bueno podría salir de esa alianza. Había escuchado rumores que ahora su grupo se hacía llamar Taka.

Sakura se detuvo un momento al notar como el viento venía fuertemente acompañado por ceniza, debía ser de los árboles quemados por el fuego de Itachi, recordó su misión...quemados por misteriosas llamas. Habían pasado pocos meses desde aquella batalla, sin embargo, Konoha había enviado ninjas a verificar que ninguna llama del Amaterasu de Itachi generará algún tipo daño a los alrededores. Prácticamente habían enviado ninjas que se sentaron a esperar que todas las llamas se consumieran hasta apagarse. Posiblemente se les había escapado algún recóndito lugar o en el peor de los casos, algún bandido había tomado algo de ese fuego. Aceleró su paso.

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Sakura no sabía si realmente ese lugar debía de llamarse pueblo, se trataba de un conjunto de ranchos que parecían abandonados, pero al pasar cerca de ellos, se podía observar como uno o dos niños se asomaban por las ventanas. El pueblo se encontraba en un pequeño valle del bosque, debido a lo quebrado que era el terreno no era una zona para la agricultura ni la ganadería; la única fuente de ingreso que pudo pensar Sakura era de una economía basada en subsistencia.

Eran tiempos convulsos, sabían que se avecinaba una guerra, las personas estaban migrando cada vez más a las Grandes Aldeas con el fin de refugiarse por aumento de la criminalidad y por una economía cada vez más difícil.

-Bienvenida ninja de Konoha-dijo un hombre entrado en años mientras salía de un rancho que parecía que pronto el techo se iba a caer-No sabíamos a quién recurrir, nuestros recursos escasean, no tenemos más de lo que nos da la naturaleza y últimamente no nos da más que ceniza- el hombre vestía ropa holgada, se podía entrever que en tiempos pasados gozaba de mejor salud que la actual.

-Mi nombre es Sakura Haruno, ninja médico-se presentó la pelirosada, mientras el hombre llevaba múltiples veces la cabeza a sus manos en agradecimiento por su presencia.

-Oh señorita, gracias por venir tan pronto, temíamos que nuestra débil paloma no pudiera llegar a Konoha, la pobre con tanta ceniza no podía ver, ciega debió quedar, pero cumplió su misión-el hombre continuaba hablando sobre cómo la paloma debió haber superado el trayecto-le quisimos poner un casco, pero es una paloma de muy mal carácter, no se dejó poner el casco, tanto que nos costó hacerlo de su tamaño-

-Abuelo...-interrumpió un niño. Sakura sintió como su cuerpo se estremeció al notar que el niño que acababa de salir del rancho estaba realmente desnutrido. La ninja comprendió que sus técnicas médicas estaban a salvo, esas personas realmente no podían costear un grupo de tres ninjas de Konoha, si apenas tenían algo para su subsistencia. Esa zona se caracterizaba por ser un terreno abrupto con un bosque dificil de penetrar. Por algo, en tiempos pasados el clan Uchiha había construido su guarida en ese lugar, con el fin de mantener a otros clanes alejados.

-Cierto, cierto, tu hermana. Oh señorita, perdona nuestra descortesía, debe tener hambre, pero mi nieta sufre el mal que hace poco azotó a nuestra región, mi abuela ya lo decía, esas tierras están malditas por los hombres de ojos rojos, rojos como la sangre que derraman, pero qué digo, estos son habladurías de viejos que perdieron la razón por la soledad que cunda en esta región…

-Por favor, lléveme con su nieta-interrumpió Sakura algo tensa al señor, quien cuando empezaba a hablar parecía no querer quedarse callado. Realmente estaba preocupaba, tenía altas sospechas que el fuego provocado por la pelea de Sasuke e Itachi estaba generando el daño y lo peor, es que no tenía ni idea de cómo sanar a una persona afectada por dichas llamas.

Entraron al rancho, casi no habían muebles y los que habían estaban cubiertos por ceniza, en una esquina había un estera con una niña acostada parecía que estaba dormida, del techo salían dos cuerdas que sostenían desde arriba una pierna de la niña, con el objetivo que el pie no tocará ninguna otra superficie.

-No aguantaba el dolor, se movía muchísimo, por donde caminará dejaba un rastro del mal negro, hemos perdido muchos cultivos por la ceniza, pero ahora esto, no sabemos qué hacer, los ninjas de Konoha nos ayudaron hace algunos meses-continuaba hablando el viejo-la curandera me dio un sedante, con eso duerme y ya no le duele, pero con nada hemos logrado apagar ese fuego-.

Sakura se acercó a la niña, observó cómo una pequeñísima llama negra quemaba el pie de la niña; si lograba apagar esa llama, no podría salvar la pierna de la niña. La llama negra era muy tenue, como si no quemará en realidad.

-¿Desde hace cuánto tiempo está así?-preguntó Sakura mientras le tomaba la temperatura a la niña, tenía fiebre.

-Desde hace 4 días-respondió el otro niño.

Cuatro días y no ha quemado todo el cuerpo pensó Sakura, había escuchado que el Amaterasu era realmente potente, podía acabar con la vida de un ninja en cuestiones de minutos. Pero ésta parecía que se extendía lentamente, como si le costará mantenerse con vida. La pelirosada tragó grueso, realmente no sabía cómo salvar la vida de esa niña, no sabía cómo apagar esa llama, ni sabía realmente cómo funcionaba ese jutso para saber como neutralizarlo.

-En la misión indicaba que habían otros heridos-murmuró Sakura más para ella misma que para sus acompañantes, lo único que podía pensar para ser de utilidad era en recabar información, debía encontrar la fuente del fuego para evitar más afectados porque realmente no sabía si podía salvar la vida de los que ya estaban afectados.

-El pobre de Kiki lo tuvimos que matar, no dejaba de moverse, hubiera quemado todo el pueblo-Sakura intentó comprender lo que decía el viejo.

-Era nuestro perro, siempre acompañaba a Mitsuko-chan-dijo el otro niño.

-Y el viejo de Surubaki se largó del pueblo, dijo que no iba a esperar a ningún ninja médico, estaba seguro que el mal del fuego negro era producto de un ninja de Konoha, que no harían nada, a lo mucho lo matarían para ocultar la información-siguió el jefe del pueblo hablando-pobre Mitsuko, mi niña, tan alegre y servicial, ya no sabemos qué hacer, dígame que la salvará. Pobre Surubaki, no creo que hubiera llegado muy largo con esa llama afectandole el brazo. El mal de fuego negro contagió a mi dulce Mitsuko...

-¿Dónde contrajó Mitsuko-chan la llama?-preguntó Sakura, debían velar detener la fuente del fuego.

-No podemos ayudar al hombre, está rodeado por las negras llamas. Mitsuko, tan servicial, quiso ayudarlo, pero piso una llama y ahora solo sedada puede estar. Desde aquel día, y Kiki trató de ayudarla, pero solo logró ser tomado por otra llama.

Sakura había convivido muchísimo tiempo con Naruto, pero ese viejo la empezaba a irritar, hablaba demasiado y no era conciso con la información. Cada minuto que pasaba, la vida de la niña corría más peligro, si no hacían algo pronto, la solución podría ser acabar con la vida de la niña sin dolor. Se maldijo por pensar algo tan macabro y contradictorio a su profesión. Tenían el tiempo como enemigo.

-En una cueva por donde nace el río, hay un círculo de llamas negras-respondió el hermano de Mitsuko.

-Ir a la fuente del lugar puede darme indicios de cómo detener las llamas. Por favor, llevenme inmediatamente-pidió Sakura.

-El río un hermoso lugar, la cueva refugio de bestias. No prefiere primero comer algo al menos, debe estar muy cansada, en esta tierra no tenemos mucho. He de decir que debemos tener cuidado, últimamente los animales están más violentos, la ceniza nos ha dejado a todos ciegos, ya no reconocen quien es amigo y quien es enemigo, no creo que podamos salvar al hombre sin contraer el mal del fuego negro, la ceniza es el fiel recuerdo de su destrucción, debemos ser responsables, no respetamos la naturaleza y ahora ella se venga de nosotros y de mi Mitsuko, mi nieta, la pobre, tan amable...-continuaba hablando el viejo mientras se dirigían al lugar.

Sakura hacía rato le había dejado de poner atención, estaba mortificada, su estómago se contraía, ver aquella niña y no poder hacer nada, mientras una llama avanzaba lentamente arrebatándole la vida. Ella, la discípula de la gran Tsunade-sama, sin saber cómo curar aquella niña.

Cada vez que caminaban se dificultaba más por el exceso de ceniza, los ojos le ardían y la nariz le picaba. Cuando llegaron al lugar el río estaba casi seco, y una gran cantidad de ceniza lo rodeaba, había más ceniza que en cualquier otra parte del lugar. Sakura y el niño tosieron abruptamente, vivir en aquel lugar era insoportable. La pelirosada comprendió a todas aquellas personas que abandonaron aquel valle.

No pudo observar ninguna cueva como había mencionado el viejo, en eso, el niño corrió a un lado del río y entre dos grietas rocosas se metió. Había que ser un hábil observador para lograr encontrar la entrada de esa cueva, sin tener en cuenta la dificultad por la ceniza.

Solo Sakura y el niño se adentraron, el viejo indicó que estaba muy mayor para ese lugar. Estaba muy oscuro, pero el niño encendió una antorcha que estaba en la cueva. Sakura sintió como su corazón se detenía al ver como un círculo de llamas negras rodeaba un cuerpo de un hombre semidesnudo.

Era como si estuviera viendo la obra fúnebre de un hombre, las llamas negras habían empezado como un gran círculo y poco a poco iban disminuyendo su radio hasta que finalmente iban a consumir el cuerpo. Las llamas eran tenues, en la oscuridad de la cueva se apreciaban poco. Pero sabía que no podría atravesarlas sin que se pegaran a su cuerpo. La niña había sido muy imprudente querer pasarlas para llegar al cuerpo sin vida de un hombre.

Un mar de lágrimas cayeron por el rostro de la pelirosada. Su corazón nuevamente se estremeció y por su mente atravesaron cientos de pensamientos: Sasuke había muerto y estaba ante su cuerpo. No podía pensar con claridad, pero tampoco podía mostrar tales sentimientos ante el niño. Rápidamente limpió sus lágrimas, y agradeció la oscuridad del lugar. Debía de tranquilizarse, pensar fríamente como ninja.

Definitivamente estaba ante el cuerpo de un Uchiha, solo esas llamas podían rendirle tributo a un portador del sharingan. Acaso era Sasuke, quizá el enmascarado lo había asesinado o tal vez se trataba del enmascarado, quizá de Madara Uchiha, tal vez el enmascarado había matado a Sasuke y utilizaba una copia de Sasuke para lograr sus objetivos. Sakura agudizó su vista, le ardían los ojos, tanto por la ceniza como por su episodio de crisis. Le costaba ver en la oscuridad de la cueva, además no podía acercarse mucho sin correr el riesgo de pisar las llamas negras.

Observó que el hombre tenía el pecho desnudo, podía ver como sobresalian las costillas, portaba sandalias ninja y unos andrajosos pantalones. En un momento logró apreciar la larga cabellera que caía en un costado de su cuerpo. Suspiró aliviada, estaba ante el cuerpo de Itachi Uchiha. Jamás hubiera creído que Sasuke le hubiera hecho un acto funerario a su hermano, creyó que lo odiaba demasiado para hacerle algo así. Quizá había sido el enmascarado, al final de cuentas fueron compañeros de Akatsuki.

Ese día Sakura había sentido muchísimas veces como su corazón se contraía al punto que en cualquier momento podía detenerse. Primero cuando venía de camino a esa misión y recordó el pasado con Sasuke, luego al ver al niño tan desnutrido, le daba demasiado pesar, la niña afectada con el Amaterasu sin saber cómo curarla y finalmente estar ante el cuerpo de Itachi Uchiha. Sin embargo, ninguna de esas veces se estremeció tantísimo como cuando observó cómo el cuerpo del fallecido Itachi se retorció y escupió unas gotas de sangre.

Cof, cof-el eco de la tos del Uchiha retumbó por toda la cueva. La mente de Sakura colapsó.

Itachi Uchiha estaba vivo al frente de Sakura Haruno, ninja médico, díscipula de Tsunade-sama y rodeado por llamas negras del Amaterasu.


Tan tan!

Espero que les haya gustado, en serio hace muchísimo tiempo no escribía un Fic. Espero pronto subir el segundo capítulo.

Se agradecen los reviews! Siempre es muy bonito leerles :3