Holi :D Oh si, no me pienso dignar en actualizar Deseos de cosas imposibles no porque no quiera, sino porque la inspiración no me acompaña xD Además de los otros fics que tengo con la señorita Rowws en Pídeme esta, que son muchos porque tenemos muchas ideas D:Y ahora menos porque empecé un nuevo semestre en la universidad, y descubrí que tengo ramos más cabrones que la mierda así que este semestre, lamentablemente para mi, DEBO estudiar u_u Demorará, pero saldrá :D Paciencia :B
En su lugar vengo con otro fic cortito :) Será de a lo más tres capítulos y como ya se habrán dado cuenta es como la secuela de Un gol, un beso, así que si no lo han leído CORRAN! Porque o si no, no van a entender nada de éste... MENTIRA xD Pero igual léanlo, me quedó terrible lindo *-* Bueno, y no está de más decir que este fic no hubiera sido posible sin el RR de la señorita Taiora02 (no sé su nombre D:) que pidió emocionada una segunda parte, la cual llegó a mi mente como por arte de magia xDDD Y también me digné a subirlo "rápidamente" gracias a la Vale :D Sophie M Jensen que quería leer algo :D Mi niña, te di un adelanto, pero aquí va algo mejor, el capítulo entero! :D u_u No sé qué tan bueno sea, ya verás por qué D:
Así que eso :D Disfruten, y esperen la otra actualización sentados D: Tardará u_u
Aclaraciones: Digimon y sus personajes no me pertenecen, o sea que Tai no me pertenece :'( QUE PEEEENA u_u Pero eso no es impedimento para que sueñe con él y luego tenga que ir a darme duchas con agua fría xDDDDDD
Este fic es TAIORA! Si usted es partidaria del sorato entonces NO LO LEA Así de corta xD No digan después que no lo advertí ¬¬
Mi Complemento
Capítulo I
Difícil de entender
—¿Cómo estás?
—Muy bien. Casi ni lo sentí. —Sora sonrió, supo inmediatamente por su rostro y el parche que dejaba ver un poco de sangre que no era cierto. —Aunque debo reconocer que tienen jugadores bastante brutos en tu equipo… —la pelirroja bufó dándole la razón.
—¡Fue tan estúpido! Masukawa venía llegando de una expulsión por golpes y ahora vuelve… Si sigue así, sinceramente dudo de su permanencia en el equipo.
Tai le volvió a sonreír, Sora reclamaba contra el jugador como si ella misma fuese la directora técnica, comenzó a pensar que si así fuese probablemente serían un equipo bastante correcto, él había tenido la oportunidad de ver a la pelirroja enojada y, si reclamaba e insultaba viendo el fútbol, la verdad no quería ni imaginarse como sería si lo dirigiera… Su sonrisa se fue desvaneciendo cuando se dio cuenta de la mirada de ella que permanecía fija en sus ojos, él intentó descifrar sus intensiones pero le había sido imposible, solo lo supo cuando comenzó a acercarse lentamente hacia él hasta darle un suave y tímido beso.
Ella había hecho una apuesta, había dado su palabra, por cada gol que él hiciera ella le daría un beso, y así lo hacía, y él por su parte tampoco ponía resistencia, mucho menos cuando cada beso era más intenso que el anterior. Tampoco reclamó él cuando Sora le daba un cuarto beso que no tenía nada de similar con el primero, pero luego haciendo memoria le pareció muy raro… Cuando Sora se separó de sus labios y notó su expresión supo exactamente lo que el moreno le quería preguntar:
—Ya sé que hiciste tres goles, pero estoy segura que si hubiese dependido de ti, tú hubieses anotado en el penal, y estoy segura que habrías anotado un gol más.
—Si, claro… Esa es la excusa. Estoy seguro que no pudiste resistir mis encantos. —Sora sonrió ampliamente.
—Además… —fue la respuesta de ella, que sinceramente él no se la esperaba. Sora le volvió a sonreír mientras lo miraba detenidamente y él le correspondió.
Volvió a sonreír como un bobo enamorado, lo había hecho así prácticamente todo el viaje, siempre que se acordaba de la pelirroja sonreía de la misma manera, lo cual, para sus compañeros, ya era motivo de burlas reiteradas hacia su persona.
¿Qué culpa tenía él de tener una novia tan linda, a quien amaba con todo su ser?
Quizás había sido precipitado, quizás era muy pronto para afirmar que la amaba, y más aún, que quería pasar con ella toda su vida, sin embargo, él estaba seguro. No había pasado por todo aquel drama con su padre por nada…
—Espero que no te moleste que vea fútbol… Bueno, y si te molesta no importa, lo veré igual.
Ante los dichos de su marido, Susumu se volteó a verlo de manera desafiante. No entendía como quería que Sora se llevara una buena impresión de ellos si Yuuko mantenía la misma actitud de siempre. Ante su reproche el hombre solo se encogió de hombros.
—¿Molestarme? Para nada. —respondió ella con emoción. Yuuko la miró extrañado, era la primera vez que escuchaba esas palabras salir de la boca de una chica. Sonrió, aún manteniendo la sorpresa que le había causado la nueva novia de su hijo.
—Ya me caíste bien. —le confesó a Sora con una amplia sonrisa que la pelirroja no tardó en corresponder.
Sora rió ante el comentario del padre de Tai, no había sido la primera vez que escuchaba esas palabras, pero siempre le habían causado gracia.
Quizás cuantas veces había sufrido el pobre hombre con las anteriores novias de su hijo.
Compartió un agradable momento con Susumu, la mamá de Tai, hablando del moreno, le mostró también unas cuantas fotos de su novio cuando era bebé, rió al ver los inútiles esfuerzos que hacía para ocultar aquellas vergonzosas fotografías indecentes, según él. Siguieron un tiempo largo con la discusión madre e hijo, de la cual ella no entendía mucho y tampoco era su intención echarle más leña al fuego, por lo que optó por ir a sentarse junto al hombre de la casa y disfrutar junto a él del partido de fútbol.
—¿Quiénes juegan?
—Tokyo con Sendai. —respondió él mirando a la pelirroja, ella puso una mueca como de desagrado, fue entonces cuando él rió. —Lo sé, Sendai es pésimo… Es obvio quien ganará. —comentó confiado, volviendo a concentrarse de lleno en el juego.
Sora por su parte solo ladeó sus labios y su rostro. —No lo sé… Tengo mis dudas… —Yuuko volvió a mirarla para luego darle un sorbo a su cerveza. —Sendai cambió a su técnico, y por lo que sé es bastante bueno, además tiene una buena defensa y un atacante bueno, en cambio Tokyo viene de perder dos fechas seguidas porque el "jugador estrella" —comentó haciendo comillas con sus dedos. —está ahí —indicó con su pulgar hacia donde se encontraba Tai. —, lesionado… No creo que tengan oportunidad.
—Oye, ¿de qué lado estás?
—De mi equipo… Pero no está jugando ahora, le toca jugar mañana contra Osaka.
Ahí recién la expresión de Yuuko cambió de manera radical. La esperanza de que por fin su hijo haya encontrado una novia perfecta para él se fue directo al tacho de la basura al escuchar aquellas palabras de la chica. Sabía exactamente qué equipo juraba al otro día con Osaka… Una decepción más para él.
Apenas se había ido la pelirroja ese día, tuvo que soportar la constantes críticas de su padre hacia su novia, las cuales, para su suerte, eran cada vez menos… Lamentablemente, no podía decir lo mismo del padre de Sora, las pestes que había tenido que soportar de él habían sido mucho peores…
—No te basta con ir a molestar a mi hija todos los días a su departamento, ¿ahora también me vienes a molestar a mi?
—Papá, no seas ridículo. Con Tai simplemente vinimos a pasear a Kyoto y aprovechamos de visitarte. —explicó la pelirroja con tranquilidad. —¿Qué tiene eso de malo?
—Hijita, claro que no hay nada de malo en que me visites. Puedes venir las veces que quieras, si es necesario quédate, no tengo ningún problema. Mi problema es verte con éste futbolista de cuarta…
Él no hacía más que morderse la lengua para no decir nada contra el papá de la mujer que amaba. En parte lo entendía, él también pensaba pestes de los hinchas del Nagoya, sabía además no hablaba solo como hincha de su equipo, sino también como el padre preocupado y sobreprotector, que eso era, de la pelirroja. Sabía que prácticamente ningún pelotudo sería digno de su querida hijita, mas él, si quería ganarse su respeto y aceptación, lo que menos debía hacer, era reclamarle al caballero…
—Papá. —ultimó Sora. —Tai no es un futbolista de cuarta. Realmente es muy bueno, es un gran jugador… Por algo está en la Selección. Y te aseguro que si no fuera por él, posiblemente Japón no estaría disputando la Copa Asiática éste año… —habló nuevamente Sora. Su padre torció sus labios y la miró fijamente. Sinceramente él no entendía como aquel bándalo había cambiado tan drásticamente el pensamiento de su pequeñita, antes ella nunca habría dicho semejante cosa. Tai por su parte no pudo evitar formar una sonrisa en sus labios, y como no, si Sora lo había defendido de las crueles acusaciones de su padre, lo había desafiado solo por él. —No es un futbolista de cuarta… Solo juega en un equipo de cuarta.
Sonrió y negó con suavidad al recordar como su dulce novia siempre que podía lo defendía de los constantes ataques de su padre hacia él.
Tuvo que armarse de paciencia para soportar nuevamente las burlas de sus compañeros. Le importó muy poco empezar a formular contraataques para sus constantes dichos molestos, pues sabía que en el fondo tenían razón, él amaba a Sora con todo su corazón, podían decirle ridículo, cursi, lo que sea, pero era así…
Cuando se vio frente al edificio donde vivía la pelirroja con su mejor amiga sonrió a más no poder. Acomodó su bolso sobre su hombro y emprendió camino hacia los ascensores, el conserje lo saludó de manera muy cordial, y como no, si además de ser un visitante frecuente del lugar, también aquel hombre de mediana edad era hincha fanático de su equipo, así como él mismo. Cuando las puertas se abrieron nuevamente, caminó hacia el departamento de su novia, la tercera puerta a la izquierda...
—¡Sorpresa! —exclamó Tai cuando Sora abrió la puerta, no había tenido que esperar mucho luego de tocar el timbre.
—¡Mi amor!
Apenas lo vio, se abalanzó sobre el moreno, quien la rodeó con sus brazos. Ninguno de los dos paraba de sonreír. Sora comenzó a repartir besos por el rostro de su novio, para finalizar con un merecido beso en los labios.
—Que linda bienvenida… —susurró cuando se separó unos instantes de ella. Sora sonrió y volvió a besar sus labios, ésta vez más despacio.
—Te extrañé mucho… —dijo ella cuando volvieron a separarse.
—También yo.
Fueron cuatro días los que había estado lejos, le había tocado jugar un partido contra Osaka por el Torneo Nacional, soportar tres horas en el bus las burlas y molestias de sus compañeros y apenas se bajó en el Centro de entrenamientos de su equipo había tomado un taxi y sin pensarlo dos veces dio la dirección de su novia. Necesitaba verla y estar con ella luego de aquellos cuatro días alejado de ella.
Comenzó a mostrarle algunas fotos que había tomado con su celular en el viaje, con sus compañeros, ellos entrenando, otras fotos donde él salía como baboso viendo y respondiendo sus mensajes y que sus amigos lo habían capturado en todos para mostrarle al mundo lo sometido y macabeo que era, pero él lo tomaba desde otro ángulo, en esas fotos, demostraba lo mucho que él la amaba. Sora sonreía con cada foto que le mostraba y escuchaba atenta la historia de cada una de ellas, sabía que no le gustaban los colores ni la camiseta que él defendía, sin embargo, compartía aquel eterno amor por el fútbol que sentía.
—Necesitaba verte… —comentó el moreno dejando de lado su celular y la abrazó. —Apenas llegué a la ciudad me vine enseguida para estar contigo. Además te pusiste linda para mi, ¿crees que no lo noté?
Y de verdad se veía hermosa.
Sora portaba una camiseta verde oscuro, holgada de cuello ancho que dejaba ver sus hombros, pero acentuaba su cintura y sus caderas, un pañuelo muy colorido y de seda cubría su cuello, unos jeans oscuros que se ajustaban perfectamente a su figura, además de unos botines de cuero café, todo eso, en conjunto con un maquillaje sobrio la hacían verse realmente linda… Y solo para él.
Ella torció sus labios y ladeó su cabeza hacia ambos lados. —En parte si y en parte no. —respondió. Tai frunció el ceño ante aquella respuesta tan ambigua que le había dado. ¿Cómo era eso? —Me voy a Hokkaido. —volvió a hablar Sora con una amplia sonrisa.
Necesitaba más información.
—Fuimos invitados a una exposición en Hokkaido y me pidieron que fuera en representación de la empresa junto con otros dos diseñadores más. —explicó la pelirroja. —Creo que ya me están tomando más en serio…
El sonrió, le daba gusto que su novia se sintiera a gusto con su trabajo, y más gusto le daba que reconocieran su trabajo, pues ella lo hacía con la mejor de las intenciones, sin embargo, no le parecía muy agradable la noticia. Él había ido a verla antes que a nadie más luego de su llegada por el solo hecho de querer estar con ella, pasar tiempo junto a la persona que amaba y aprovechar los días libres de los que disponía antes de irse nuevamente… Ella podía hacer un esfuerzo, ¿no?
—Que alegría… —expresó él con una sonrisa algo torcida.
—¿De verdad?
Suspiró, sabía que en aquellos nueve meses que llevaban de relación, Sora había aprendido a conocerlo, y ahora lo hacía probablemente más que sus padres, su hermana y su mejor amigo, porque Sora, además de ser su novia, se había convertido también en su mejor amiga, en su complemento… —Es que… No sé, pensé que podríamos pasar estos días juntos… Los dos solos…
—Claro que si amor… Pasaremos todo el tiempo del mundo juntos cuando vuelva… No es tanto —agregó al notar la expresión de disgusto de Tai. —, vuelvo en tres días, yo te tuve que esperar cuatro, así que creo que es justo. —sonrió, diciéndolo medio en broma y medio en serio.
—¡¿Tres días? Sora… Tengo que viajar mañana de nuevo. ¿No podrías llamar a tu jefe y decirle que no podrás ir?
—¿Qué?
—De verdad quiero estar estos días contigo, lo necesito.
—¿Estás loco? No puedo, no lo haré… —Suspiró cuando el moreno bufó ante su negativa. —Tai, mi amor, escucha… Es una gran oportunidad, no me la darán otra vez y tengo que aprovecharla.
—Sora, nunca te he pedido nada…
—Amor, lo sé, pero…
—Lo único que quiero es pasar estos dos días contigo, ¿tan difícil es para ti entenderlo?
—Tai lo entiendo, pero tú también entiéndeme a mi, esto es parte de mi trabajo y no puedo decir que no aunque quisiera.
Tai volvió a soltar un suspiro cargado de rabia y enojo, así como ella lo había aprendido a conocer, él también lo había hecho… La conocía tan bien que sabía que no iba a ceder.
—Y ya debería irme. Tengo que estar en el aeropuerto por lo menos una hora antes del vuelo. —dijo levantándose para ir a su cuarto y ordenar los últimos detalles para su partida.
—Esto no va a funcionar…
—¿Qué cosa? —preguntó ella volteándose nuevamente a verlo.
—Esto…
Sora tragó salivas con tal dificultad que le pareció estar tragando rocas. Sabía que con "esto" se refería a "nosotros". Nosotros, no iba a funcionar… —¿Qué quieres decir?
—Sora, si estamos juntos, los dos tenemos que ceder de vez en cuando. Lo único que quiero es poder estar estos dos días que tengo junto a ti, nada más. Y créeme que no lo haría si de verdad no fuera importante para mi, ¿No podrías hacerme ese pequeño favor?
—No Tai, no puedo, ya te lo dije.
—Sora, por favor… Nunca te he pedido nada.
—Yo tampoco te he pedido nada Tai, y tampoco te pediría algo así porque sé lo importante que es tu carrera y tu trabajo para ti.
—No es lo mismo.
—Sí lo es… La única diferencia es que miles disfrutan tanto como tú de lo que haces, que cargas muchas veces con la felicidad de muchas personas, pero es lo mismo… Yo también disfruto con lo que hago, también tengo a mis espaldas muchas responsabilidades y así como tú, tengo que cumplir.
—¡Sora, me voy todo un mes! —alzó la voz para hacerle comprender lo realmente importante que era para él, sin embargo, Sora simplemente suspiró cabizbaja.
—Lo siento…
—Por favor, Sora, solo… Solo ponte en mi lugar un segundo, ¿quieres? Entiéndeme. Solo quiero DOS días.
—Tai sí te entiendo… Entiendo que para ti es importante pasar quizás un par de días juntos porque tu trabajo no te permite más. Pero entiéndeme, aunque sea un poco, tú también a mi. Para mi esto también es muy importante… Tú ya tienes un trabajo asegurado y estable, haz ido logrando tus sueños, estás jugando en el equipo que te gusta, además estás llamado a la selección… Solo te falta ir a jugar en un club extranjero. Yo estoy comenzando apenas, y puede que este viaje signifique, no sé, quizás un acenso más adelante… Es por eso que no puedo desaprovecharlo… —suspiró al seguir viéndolo con la mirada agacha y con ambos codos sobre sus rodillas mientras jugaba insistente con sus dedos.
Volvió a sentarse en el sillón a un lado de él y tomó sus manos entre las suyas. Tai volteó hacia ella y aprovechó para mirarlo fijamente a los ojos. —Amor, de verdad lo siento…
Tai rápidamente soltó el agarre de sus manos y se levantó del sillón. Caminó unos pasos hacia delante y se quedó estático. Sora veía con preocupación cada una de sus acciones detenidamente.
—Definitivamente esto no va a funcionar… —dijo él sin más. Sora supo de inmediato que esas serían unas de las últimas palabras que escucharía de su novio en ese momento.
—¿Estás seguro? —preguntó ella sintiendo como su corazón se comprimía lenta y dolorosamente. Tai siguió sin decir ni una sola palabra, incluso sin voltear a verla. —¿Quieres terminar conmigo?
Lo vio removerse un poco en su lugar, suspiró desesperado, se encogió de hombros, pasó su mano derecha por su rostro y revolvió su cabello indeciso. Finalmente caminó unos pasos más, tomó su bolso, puso la correa sobre su hombro y salió del departamento de la pelirroja no sin antes darle un portazo a la puerta.
Suspiró en el mismo momento en que su padre dejaba de prestarle atención a la programación de la televisión, mientras que su mamá ahogaba un grito de impresión y llevaba su mano hacia el pecho.
—Pero… ¿por qué?
—Porque la relación ya no daba para más… Tenemos intereses distintos, ella tiene su vida y yo la mía. —le respondió con simpleza Tai a su madre, sin duda le había afectado la noticia.
—P-pero…
—¡Ay, mamá! No es para tanto… No es la primera vez que termino con una chica…
—Lo sé, pero… —suspiró resignada. —Es que Sora me caía bien. Es una lástima.
—Es verdad, —acotó su padre levantándose del sillón para sentarse a la mesa a un lado de su hijo. —Fuera del hecho que es de un equipo mediocre y que apesta, me caía muy bien… Es la nuera ideal, es linda, simpática, inteligente… Y además la única mujer con la que podía discutir de buen fútbol, y que cuando veía los partidos se fijaba en las jugadas y no solo en las piernas o el físico de los jugadores. —dijo esto último Yuuko mirando a su esposa, con una ceja en alto.
—Además, de todas las novias que has traído a la casa, Sora es la más simpática y atinada. —habló Susumu decidiendo ignorar el comentario poco atinado de su marido.
—¡Cierto! —apoyó él. —Recuerdas a esa chica… ¿Cómo se llamaba? —preguntó más para si mismo Yuuko, poniendo una mano en su barbilla. —Esa que te decía "chanchito"
—¿Airi? —acotó la mujer.
—¡Sí! Esa misma.
Susumu rió, recordando los buenos tiempos donde hablaban horas y horas de los defectos de aquella chica. —¿Recuerdas lo chillona que era? —bufó. —Me enfermaba.
—Si, no lo soportaba.
Tai no sabía si echarse a reír con sus padres o bien sentirse indignado. ¿Por qué él nunca se había enterado de nada de eso? Los dos adultos disfrutaron por un largo rato de hablar mal de sus ex novias, Airi, que era muy chillona, Sakura, que era muy tonta, Minako, que era muy aprovechadora, Yuka, que era muy mañosa, Ryoko, muy fastidiosa…
—¿Y esa chica que trajo una vez cuando estábamos viendo un partido entre el Tokyo y Kashima…? Esa tonta que gritaba los goles de los dos equipos, hasta los que estaban fuera de juego. Si que era TONTA… —habló su padre entre las risas de su esposa. Tai solo alzó las cejas y miró hacia otro lado.
Suspiró por enésima vez, la conversación se ponía cada vez más interesante para ellos, mas no para él, ¿De verdad pensaban todo eso de sus ex novias y nunca le dijeron nada?, ¿Qué clase de "buenos padres" eran…? Hablaban pestes de cada chica que había pisado esa casa de la mano de él, sin embargo, adoraban a Sora. En lugar de apoyarlo y darle ánimo, le recordaban cada una de las virtudes de la pelirroja, y qué mejor forma de hacerlo que restregándole en la cara los miles de defectos de sus novias anteriores… Viéndolo así se sentía como un completo imbécil al decirle todas esas estupideces y dejarla ir.
—Supongo que después de ese gran error terminaste con ella, ¿no? Nunca más la volvimos a ver por aquí, y la verdad fue un gran alivio… No creo que hubiese podido soportar más de esa estupidez…
Su papá seguía y seguía, al parecer disfrutaba hablar pestes de las mujeres con las que había salido alguna vez, y la verdad tenía motivos de sobra para hacerlo…
Tai suspiró nuevamente. Ya había perdido la cuenta de las veces que lo había hecho, también su amigo que suspiró con él.
Estaba abatido, y Matt lo había notado. No era un tonto, se daba cuenta perfectamente de lo molesto que estaba. El moreno seguía en la misma posición, sentado, sin decir ni hacer nada, solo miraba hacia la nada como un vil zombie mientras él, sin saber qué más hacer, fumaba su cigarrillo con suma calma, ¿quién lo diría?
Era cerca de media noche, su amigo había llegado hace unas horas y las únicas palabras que habían salido de su boca fueron: "Hola", "Me fue bien", "No tengo hambre", "Me daré una ducha"… Cada una más incoherente que la otra. Y eso había sido todo. Ahora su amigo estaba sentado afuera en el balcón, con su mirada perdida en el horizonte, sin mover ningún músculo, mientras él lo veía cada vez con más preocupación. No le había preguntado nada sobre su estado, y sabía de antemano que él tampoco le respondería nada, y si lo hacía, seguramente las palabras que diría serían: "Estoy bien"
—Estás así por Sora…
No era una pregunta, Tai tenía que seguir la conversación de algún modo.
El moreno volvió a suspirar y Matt sonrió de lado, quería decir que había tenido razón.
—¿Te quedan cigarros?
Matt abrió sus ojos con impresión. —No me digas que el gran Taichi Yagami dejará su vida de deportista para irse por el camino de los vicios y la perdición como, según tú, lo hago yo… —dijo él. Aún así le extendió la cajetilla abierta para que él pudiera sacar un cigarro. Tai soltó una ligera risa, tomó el encendedor que le extendió su amigo con la otra mano y encendió su cigarrillo. La tensión se había libertado un poco cuando sintió el tabaco descender hasta sus pulmones y luego subir para exhalarlo. —Ya en serio, dime qué te pasa.
Tai arqueó sus cejas al mismo tiempo que ladeó su cabeza para mirar a su amigo.
—Sí, lamentablemente te conozco bien. —con ese comentario al menos le había sacado una sonrisa al moreno. —Espera.
Dijo él sin más. Entró por el ventanal a la sala, perdiéndose de la vista de Tai, al cabo de unos momentos volvió a salir al balcón con una cerveza en cada mano. Tai sonrió. —Esto es mejor con alcohol, se te afloja la lengua… Y ya que caíste en el vicio del cigarro, no creo que sea tan terrible que también caigas en el vicio de la cerveza. —explicó Matt. Sonrió satisfecho cuando Tai aceptó la cerveza. —¿Me vas a decir qué pasó con Sora?
Ésta vez Tai oprimió sus labios volviendo a mirar a la nada. Tomó aire, era hora de contar todo lo que pasaba al interior de su mente. —Se fue a Hokkaido. —dijo abriendo la lata con sus dedos.
—¡Qué arpía! —dijo él. Tai volvió a dirigir su mirada hacia Matt, su sarcasmo se podía sentir a kilómetros de distancia. Él solo se encogió de hombros. —¿Se supone que ahora es malo ir a Hokkaido, o donde sea?
—Se fue a Hokkaido por algo de su trabajo…
—Tai, sigo sin entender qué tiene de malo eso. —habló Matt luego de darle un sorbo a su cerveza.
Tai lo observó por unos instantes y luego desvió su mirada de su amigo mientras alzaba sus cejas y negaba con la cabeza. ¿Y luego tenía el descaro de decirle tonto a él? —Vuelve en tres días y yo me voy mañana… En unas horas más. —se corrigió a si mismo cuando su reloj le indicó que ya era media noche, ya era "mañana". Tenía menos de dos días y los quería pasar con ella. —No la veré en todo un mes…
Dicho esto, la expresión de Matt cambió, supo exactamente la razón de la actitud de su amigo. Sabía que Sora, en aquel tiempo, se había convertido en todo para él, en un pilar fundamental en su vida, en una gran amiga, una compañera, un apoyo para sus planes a futuro, una persona en quien podía confiar plenamente y además que lo entendía y compartía sus mismos intereses e ideales… La mujer perfecta para su amigo. Y con lo dependiente que era Tai de ella, sabía que le costaba trabajo estar alejado un par de días de su novia, lo sabía por los comentarios y mensajes que se mandaban por redes sociales como Facebook o Twitter, además por como el moreno podía pasar horas y horas hablando de ella sin cansarse e importándole muy poco si ya lo había aburrido con el tema o no. Podía imaginarse lo mucho que sufriría su amigo estando lejos de Sora por todo un mes…
Matt torció sus labios y respiró profundo. —Tranquilo… Un mes se pasa rápido. —dijo el rubio en un intento de darle ánimos a su amigo. —Cuando vuelvas Sora te tendrá preparada una noche de pasión, ya verás. —habló con una sonrisa en el rostro para luego darle un sorbo a su cerveza.
—Lo dudo… Terminamos… —agregó al ver la expresión de duda en el rostro de Matt.
—¿Qué?
—Todo se acabó.
—¿Por qué?, ¿Qué hiciste?
—¡¿Yo?
—¿Quién más? ¡Por supuesto que tú! —aspiró y exhaló rápidamente el humo. Su amigo tenía la mágica habilidad de estresarlo de un momento a otro. —Algo malo tuviste que haberle dicho o hecho para que ella tomara esa decisión. ¡Dime! ¿Qué mierda hiciste huevón?
Suspiró. —No fue algo que decidiera ella… Fui yo. —se sinceró Tai ante la impresión de su amigo. —Es que nuestra relación no iba a ningún lado. Ella no tiene tiempo, yo no tengo tiempo, y el poco que tengo, no es compatible con el de Sora, además tampoco se esfuerza en cambiar un poco eso, así que creo que no da para más una relación así… —comentó levantándose del asiento donde se encontraba, dispuesto a entrar al departamento a hacer cualquier otra cosa que le hiciera olvidar el mal momento que había pasado, pero tan pronto como se levantó, se volvió a sentar, empujado por la fuerza de un puño en su mejilla. Al cabo de unos segundos llevó su mano derecha hacia su quijada, abrió su boca un par de veces, verificando que no se haya fracturado más de la cuenta, cuando lo hizo, su mirada se situó en la de su amigo. —¡¿Qué te pasa, imbécil?
—¿Qué me va a pasar? ¡Que no entiendo como mierda funciona tu estúpida lógica! —le reclamó Matt. —Te costó un mundo que te aceptara con todas tus idioteces, dices que la amas, que estás loco por ella, y ahora que están bien terminas con ella por una huevada… ¿Quién mierda te entiende?
—Quien la entiende a ella, querrás decir… —comentó el moreno desviando la mirada. Ya bastante tenía con las duras palabras de su amigo como para además tener que soportar su mirada llena de críticas e insultos hacia él.
—Huevón estúpido… ¿Y crees que ella está muy bien con todo esto? —Tai alzó una ceja, era tan imbécil que no entendía ni una sola palabra que él le decía, le entraba por un oído y le salía por el otro a una velocidad realmente impresionante para él. —Ella te ama… Y no lo entiendo, con lo torpe que saliste… De verdad admiro su paciencia…
Bien… Si no le resultaba diciéndole las cosas como son a la cara, tal vez usando la psicología inversa le funcione…
—Quizás hiciste bien…
—¡Bien! Por fin me estás entendiendo. —alabó el moreno.
—No, ya perdí las esperanzas contigo. La estoy entendiendo a ella… Sin ti a su lado, ahora Sora podrá estar con alguien que realmente la merezca… Alguien que la entienda y que comparta sus ideales…
Dicho eso el moreno entrecerró sus ojos. Ya estaba apunto de lograrlo. Sonrió mentalmente y se felicitó para sus adentros por lo mucho que conocía a su amigo y lo fácil que era manipular su mente.
—No sé, alguien de su trabajo tal vez, que la entienda, que tengan los mismos tiempos libres, ya sabes, para no tener el problema que tenía contigo… Imagina si además el tipo resulta ser de su mismo equipo, podrían ir a los partidos juntos… Eso le gustará. —con cada palabra que decía el rubio, Tai sentía que se le achicaba cada vez más el corazón. Su amigo estaba siendo bastante cruel con él. —Quizás con un jugador de fútbol… Tú estás en la selección ¿no? Podrías presentarle a alguien de su equipo… No te molestará, ¿verdad?
Tai desvió la mirada y Matt sonrió por lo bajo. Supo que había ganado.
—¿Verdad que no? —preguntó aún con su maléfica sonrisa. Tai oprimió la colilla en el cenicero para apagar el cigarrillo, luego de un frustrado suspiro se dispuso a levantarse, ya no quería más guerra con su amigo, pero nuevamente el rubio le impidió hacerlo. —Oye, si te estoy diciendo todo esto, es porque eres mi amigo… Tai, no puede ser que por algo tan absurdo termines lo mejor que te ha pasado en la vida. Lo sé porque tú mismo me lo dijiste. —vio como el moreno volvía a suspirar, ya estaba al borde del colapso. Él sentía que con cada palabra que le decía estaba más cerca de que su amigo recapacitara, le había resultado bastante difícil… —Todavía estás a tiempo de llamarla y aclarar las cosas.
Quizás su amigo no era tan estúpido ni frío como él pensaba. Tal vez en el fondo… MUY en el fondo, Matt tenía su corazoncito, se estaba comportando realmente como un buen amigo en ese momento, fuera el duro golpe que le había dado, pero esa siempre era la tónica cuando uno de los dos hacía alguna idiotez de la cual luego sabía que se arrepentiría; primero, molestarse por lo imbécil que pudo haber sido, segundo, los golpes, y tercero, el buen consejo… Esta vez le había tocado a él recibirlos de parte de Matt. Y ahora él debía admitir que Matt tenía toda la razón del mundo.
Se encontraba viendo la pantalla de su celular, casi sin pestañear, como si tuviese miedo de perder por un instante la linda imagen que tenía ante sus ojos: Él y Sora, en el estadio, ella abrazada a él mientras besaba su mejilla, ambos mirando hacia la cámara mientras él era quien capturaba tan bello momento.
Había sido como la vez anterior, cuando había obligado a Sora, de quien ahora, él, era su orgulloso novio, a pagar su apuesta, solo que ahora había una diferencia… Una GRAN diferencia. Ella ahora portaba la camiseta del equipo de sus amores, como él respectivamente. Pese a no ser los únicos en el lugar con gustos distintos, la gente de igual forma los miraba extraño, al parecer no era muy común ver a una pareja, él del Tokyo y ella del Nagoya, tomados de la mano sin pelear por anticipar el resultado final del encuentro. Tomaron asiento en el mismo lugar, nuevamente muchos fanáticos se acercaron a él en busca de un autógrafo, una foto o simplemente un saludo.
Su equipo jugaba nuevamente un clásico, y él lamentaba más que nunca no poder estar en la cancha junto a sus compañeros que daban lo mejor de si, ya era el segundo partido consecutivo que se perdía gracias a su lesión, todavía le quedaban unos cuantos días de reposo, días que aprovecharía al máximo junto a su amada novia.
Comenzó a mover su pie incesantemente, la ansiedad lo estaba consumiendo por dentro lenta y dolorosamente, y eso no pasó desapercibido por Sora. Ella tomó su mano, obligándolo a voltear a verla luego del contacto, cuando lo hizo se encontró con su linda sonrisa.
—Tranquilo amor, ya queda poco. —alivió ella, obviamente refiriéndose a su lesión que solo hacía aumentar sus ganas de estar en la cancha. Él le respondió con otra sonrisa.
—Lo sé. No jugaré más fútbol con tu primito.
—No es culpa del pequeño, te caíste solo. Él no tiene la culpa de que seas una NE-NI-TA. —Tai cada vez comenzó a entrecerrar más sus ojos, haciéndole ver lo mal que le había caído su comentario. A medida que esto pasaba, la sonrisa de Sora iba creciendo, la cual luego se convirtió en una suave risa la que gatilló por completo el enojo del moreno. —Ay, amor, no se enoje. —pidió ella con un puchero.
Tai rápidamente sonrió. Abrazó a Sora y la besó en los labios. Ella correspondió a ambas muestras de cariño sin poner resistencia alguna. Para cuando se separaron a escasos centímetros del otro, no despegaban su vista de los ojos de su pareja, como queriendo descubrir sus más profundos pensamientos, siendo que ya sabían perfectamente cuales eran. —Mira tú que curioso… Cada uno, apoyando a su equipo, y en lugar de pelearnos, nos besamos. —comentó cuando Sora lo miró con extrañeza.
—Es un momento memorable. —bromeó ella.
—Tienes razón. —habló él respondiendo a sus palabras. —Tenemos que retratarlo para la posteridad. —comentó sacando su celular del bolsillo derecho de su pantalón. Sora se apegó más a él y besó su mejilla. Tai estiró su brazo derecho, en busca del ángulo perfecto que pudiera plasmar aquella escena. Una vez tomada la foto, volteó el celular para ver qué tal había quedado, ambos sonrieron con el resultado. Finalmente Tai oprimió unas cuantas veces la pantalla para publicar dicha fotografía junto con una nota que dejaba ver el inmenso amor que sentía por Sora. Guardó el celular y volteó a verla, le dio un último beso antes de que empezara el partido y con ello, que ambos fueran rivales por los próximos 90 minutos.
Ya era inevitable para él ver fotos de él y Sora sin sonreír, solo que esta vez la sonrisa no tenía la misma intensidad que las veces anteriores, aquella curva en su rostro era bastante melancólica y nostálgica.
La necesitaba.
Necesitaba a Sora cerca de él… Con él. Sentía que había actuado como un estúpido e inconciente egoísta. Su novia tenía todo el derecho del mundo de hacer su vida y de trabajar, viajar, salir donde y cuando se le plazca, así como él. Ambos estaban haciendo lo que les gustaba, ambos vivían sus vidas plenamente, y ninguno de ellos tenía derecho de reprochar absolutamente nada.
Comenzó a oprimir sectores específicos de la pantalla con su pulgar, viendo cada uno de los mensajes y momentos vividos con Sora, leyó cada uno de ellos, vio cada foto que pasaba ante sus ojos, cada nota, cada detalle. Cada uno le hacía extrañarla todavía más que el otro.
Dudó en hacerlo, ya eran pasadas las tres de la mañana y él seguía viendo detalles y recordando lo especiales que eran para él.
Tan solo un click bastaba para hablar con Sora, su pulgar presionando sobre su nombre y podría hablar con ella y aclarar todo. Estaba aun click de salvar su relación… La más linda que había vivido en su vida.
Lo hizo sin darse cuenta, notando sus acciones tan solo cuando escuchó el tono del otro lado de la línea. Llevó rápidamente el celular hasta su oreja y esperó, ahora su corazón sonaba con tal fuerza que lo único que escuchaba en la silenciosa habitación era el tono y sus latidos.
"Su llamada será transferida a un buzón de mensajes…"
Cuando ya oyó lo mismo por sexta vez, se aburrió de intentarlo.
¿Qué sacaba él con llamarla si ella no le iba a contestar?, ¿Qué ganaba él intentando arreglar su relación si ella no iba a colaborar?
Vio que estaba perdiendo su tiempo intentando llamarla, de cualquier forma ella no iba a contestar, y la séptima, precisamente, no era la vencida, sino la tercera. Él debió haberse dado por vencido hace unas cuantas llamadas atrás.
Él sueño lo había vencido, se había quedado dormido con el celular en su mano, tal cual como estaba hace unos momentos viendo lo lindo que había sido su pasado…
Y eso xDDDD No me odien D: Las cosas mejorarán *-* por algo a mi me gusta y escribo TAIORA, no sorato, TAIORA Y MIMATO quedó claro? Muy bien :D
Buu :( Tai se peleó con Sora u_u Ya, mucho spoiler xDDDDDD
No sé qué más comentarles ._. Salvo que estoy feliiiiiz :D Porque el equipo de mis amores Universidad de Chile (L) le ganó ayer a Palestino 3-2 :D Puta que fue sufrido u_u Pero ganamooos :D Weóna barsa, yo miraba no más y fumaba :B Pero igual, la felicida-a-a-ad~ Soy tan macho futbolero a veces D: En fin :D yo y mis noticias deportivas :B
Espero que les haya gustado, bueno, lo dudo u_u termina todo mal D: Pero quizás el final les guste más :D Quizás hasta haya una propuesta de matrimonioLalalalalala~o quizás no e_e Ahí se verá xD
Cualquier tipo de comentario, crítica, maldiciones, felicitaciones, propuestas indecorosas, etc, etc serán buen recibidas :D A menos que me digan algo estúpido como "MATT ES SOLO DE SORA JAJAJA ! EL MIMATO NUNCA EXISTIO" (Es un caso real, no crean que lo inventé) Ahí si que conocerán a la Rosa Espinoza que hay dentro de mi...
Bueno, ya con todas las cosas que tenía que decir, dichas, me despido :D Iré a soñar con Tai xD Para despertar feliz de la vida mañana e ir a clases temprano para salir a la hora del pico después x_x
Cuídense :D
*Len~
