Y llegué con otro slash que quiero dedicar a mi co autora Michelle. A la chica que amablemente lo pidió, ChocoDraco, y a todos los que les guste ésta pareja. Por favor lean y comenten.

Título: Acónito.

Pairing: Snupin.

Género: Comedia/Romance/Drama.

Summary: ¿Y si luego de mucho consumir la poción matalobos, Remus se vuelve alérgico?

Disclaimer: Nada me pertenece, excepto la idea que expondré a continuación. Personajes, exceptuando algún OC, pertenecen al mágico mundo de Harry Potter y a la mano de la autora JK Rowling. Éste fic no está escrito para obtener ganancia alguna, sino para entretención del lector.

I

Un gran problema

- Bueno, esto se ve bastante mal. - Severus Snape escuchó la voz de Poppy Promfey, mientras caminaba en dirección a la enfermería. - ¿Seguro que Snape preparó la receta como es debido?

- Completamente o de lo contrario, ya me habría muerto. La planta Acónito, mal preparada, es terriblemente venenosa y mortal con sólo ingerir un par de gotas.

- Entonces no puedo entenderlo. - continuó Poppy, estudiando el caso. - mira esas enormes rosetas. No hay duda de que tienes un grave caso de alergia y si dices que lo último que tomaste, fue una copa de dicha poción humeante.

- Severus no tarda en llegar y seguramente podrá darnos un mejor diagnóstico de la situación y lo que debemos hacer, Poppy. - escuchó después, la voz de Albus.

El profesor de pociones en la tan renombrada escuela de magia y hechicería, no tardó en empujar las enormes puertas de la enfermería y miró dentro, bajo la poca luz de un par de velas. A mitad de la noche, posiblemente la madrugada, Poppy Promfey había acudido a su despacho para solicitar su presencia inmediata en la enfermería. Esperaba fuese importante o de lo contrario tendría que morderse la lengua, debido a la gran cantidad de maldiciones por decir. No lograba conciliar el sueño fácilmente y ese era uno de esos días donde tenía al menos, un poco de suerte.

Al caminar entre las camas, no tardó en darse cuenta de que Albus, Poppy y Minerva, rodeaban a alguien que no paraba de estornudar y continuaba diciendo que estaría mejor muy pronto, aunque su voz se escuchaba muy congestionada.

- Buenas noches, Severus. - Albus fue el primero en acercarse a él y detenerlo antes de incluso llegar hasta la cama en cuestión. El anciano director no tardó en sonreír, mientras Severus intentaba ver por sobre su hombro. - qué bueno que ya estás aquí.

- Casi no vengo. - admitió el hombre, respirando ampliamente y llevándose ambas manos tras su espalda. - qué es lo tan urgente y que requiere de mi observación. No soy un medimago, así que dudo que pueda ser de mucha ayuda.

- Lamento interrumpirte a éstas horas de la noche. - escuchó la misma voz congestionada en la cama, dirigiéndose a él. No la podía reconocer, pero no se oía nada bien. - le dije a Poppy que podía esperar hasta mañana, con una de tus pócimas contra las alergias.

- Yo lo creo igual. - dijo Snape aún intentando mirar por sobre el hombro del director. - si es una simple alergia, no creo que haya algo que pueda hacer.

- Si fuese una simple alergia, créeme que no me habria molestado en buscarte. - criticó Poppy con severidad y se dio la vuelta para contemplar al director. - permite que lo vea, Albus.

- Ten en cuenta que lo que ha ocurrido, no ha sido tu culpa. - dijo el director y apartándose, Severus pudo continuar su camino hasta la cama y cerca de ambas mujeres quienes miraban a un hombre que creía reconocer.

Al acercarse, pudo notar el motivo. Su rostro estaba hinchado y enrojecido, en lo que parecía ser un grave caso de alergia. Algunos rasgos le eran familiares, pero no tenía ideas concretas todavía.

- Ya veo... - dijo con un gesto de ligero asco. - pero yo no puedo hacer nada por éste hombre. Será mejor llevarlo a San Mungo. Mis pociones contra alergias, no pueden beberse en cantidades no prescritas. Podrían matarle...

- Ese es el problema, Severus. - dijo Minerva a un lado, mordiéndose el labio con preocupación. - Remus tiene alergia a tu pócima matalobos.

¿Ese hombre completamente hinchado y enrojecido, era Remus Lupin? No se habría dado cuenta si no se lo decían primero. No tardó en hacer contacto con sus pequeños y apenas visibles ojos, bajo tanta hinchazón. El hombre trataba de sonreír pero era por demás, un gesto bastante desagradable y terrorífico.

- No sé por qué, siempre tengo mucho cuidado cuando la preparo. - dijo el intimidante jefe de Slytherin, cruzándose de brazos. - alguna cosa habrás hecho mal, Lupin.

- Yo pienso y he llegado a la teoría de que quizá ya no sirva. - murmuró Minerva, aunque no podía creerse sus propias palabras. - quizá el cuerpo de Remus, ya esté rechazando su contenido o quizá, rechaza alguno de los ingredientes que tiene.

- Suena lógico para mí, Minerva. - puntualizó el director con otra sonrisa. - Remus ha ingerido la poción durante años y algún efecto secundario debía tener.

- Sigo pensando que él no la debió tomar como se indica en los textos.

- Pero no hay modos específicos de beber una poción, Severus. No saltas en un pie y bloqueas tu respiración, apretando tu nariz. No hay manera posible de hacerlo de otra forma que no sea la tradicional. - se quejó Poppy y tuvo que darle la razón en eso.

Se tomó su tiempo para estudiar al hombre en la cama y meditó con detenimiento. Era bien sabido que después de un período de consumir alguna cosa, por mucho tiempo, el organismo podía presentar reacciones diversas. Una de ellas era acostumbrarse y perder el efecto y la otra, desarrollar alergia general a toda la fórmula o a alguno de ellos en específico. Pero y sin embargo, no tardó en pensar en el mayor de los problemas.

Si Remus Lupin ya no podía consumir la poción matalobos, sólo podía significar una cosa:

- Ya no habrá nada que impida tu posterior conversión a lobo. - pensó Snape de inmediato. - tendrás que despedirte de tu vida como ser humano pensante y consciente de sus actos.

Él tenía razón y no había pensado en eso, de esa forma. Tenía que despedirse de Nymphadora y de su pequeño hijo, Teddy Lupin. Minerva dejó escapar un gemido de sorpresa y se cubrió la boca con una mano, para evitar dejar escapar un sollozo.

- Creo que tienes razón, Severus. Lo mejor será que quizá me despida de Dora y del pequeño Teddy, para refugiarme en algún lugar y esperar mi destino inminente.

Por supuesto, no conocía otra fórmula que pudiera frenar las implicaciones de una mordida de hombre lobo y su posterior conversión. Supuso que inclusive, Bill Weasley, iba hacia el mismo camino que el ex merodeador.