Disclaimer: Glee pertenecer a la Fox y a su creador. Mías sólo son las palabras.

I. Infiel

El móvil de Kurt vibra sobre la mesilla de noche de la habitación.

Blaine mira el aparatejo con aprensión; es la segunda vez que suena en dos minutos.

Se muerde el labio, pensando en si sería muy incorrecto tomarlo antes de que su adorado novio vuelva al cuarto. Si se atreviera a coger el móvil de Kurt, leer los últimos mensaje que ha recibido, y asegurarse que la razón por la que últimamente no lo suelta es porque está ayudando a alguien y no porque lo esté engañando, podría respirar tranquilo por fin.

Pero… ¿y si…?

Blaine sabe que ha estado distante estas últimas semanas. Pero simplemente la perspectiva de dejar de ver a Kurt cada día hace que las lágrimas se acumulen en sus ojos. Y su novio está tan insistente con el tema que en algún momento Blaine llegó a la conclusión que la mejor opción que tenía para evitar estallar un día y que su corazón se rompiera en mil pedazos es alejarse de él, al menos momentáneamente. Cualquier cosa a la alternativa de escucharlo decir las muchas ganas de tiene de alejarse de su pueblo natal y se su lado.

Oh, sabe que esa actitud no es la correcta; sabe que debería de abrazar, besar, tocar, a Kurt más a menudo que nunca, y disfrutar de cada segundo que les queda juntos antes de que él se marche a Nueva York. Pero el asunto es superior a sus fuerzas; no se ve capaz de apoyar a Kurt y comportarse normalmente con él, para explotar un buen día y pedirle en medio del llanto que se quede.

Probablemente Kurt haya notado este cambio de comportamiento, sintiéndose dolido e inseguro por ello, a pesar de que no se haya atrevido a mencionárselo a su pareja.

¿Y si con toda esa frialdad lo has empujado a los brazos de otro?

El pensamiento lo asalta con una fuerza descomunal en su mente. Oh, Dios, por favor, no. No. Pero Blaine sabe que sí, que desde esa perspectiva, no resulta tan extraño que el chico se haya visto tentado a buscar -y encontrar -alguien que lo trate como se merece.

El móvil suena por tercera vez; Blaine ve, sin planteárselo si quiera, cómo su mano se mueve hacia la mesilla de noche y lo toma. Lee los últimos mensajes recibidos:

Chandler:Cántale a mi móvil. Quiero hacer de tu voz mi tono de llamada.

Chandler:Oh, Kurt, cuando estemos en NY todo va a ser tan maravillo…

Y sólo porque es incapaz de creer la evidencia, decide mirar algunos de los enviados por Kurt:

Kurt:Ya verás, cuando estemos en NY pienso invitarte a la primera obra en la que sea protagonista para que veas lo que soy capaz de hacer.

Kurt:Eres tan adorable. No creo que haya muchas personas más encantadoras que tú en todo el mundo.

Blaine aparta la vista el móvil, desolado. Siente una opresión tan fuerte en el pecho que apenas puede respirar. ¡Esto no puede estar pasándole a él! Kurt no es de esos… ¡Kurt le quiere demasiado!

Y sin embargo, ahí está la evidencia, en sus manos. El teléfono vibra de nuevo, como burlándose de él.

El chico siente cómo su corazón se rompe en mil pedazos. Tiene ganas de chillar e irse corriendo de ahí. De esconderse en el roncón más recóndito de la tierra y no salir nunca de ahí.

Oh, Kurt, ¿por qué?

Pero no se mueve. No lo hace, porque quiere hablarlo con Kurt.

Porque una pequeña parte de él se niega a admitir que su novio lo ha estado engañando con ese tal Chandler hasta que lo oiga de sus propios labios.