Nada de Los Juegos del Hambre me pertenece. Eso es idea solo de Suzanne Collins nada más.


Feroz


Empieza la cuenta atrás. Te yergues en tu puesto, esperando escuchar la señal. Un estruendo ensordecedor te hace reaccionar. Sales del campo magnético de donde te hallas y te diriges ciegamente hacia el cuerno dorado de la Cornucopia. Ni siquiera te paras a pensar en qué es lo que debes hacer; tan solo te preocupas en llegar lo más entero posible.

Coges la mochila que lleva el número de tu distrito y la abres de golpe, sacando de ella un machete. Te das media vuelta y una chica menuda de pelo trenzado se tropieza contigo. La sangre emana a borbotones de su garganta como una cascada carmesí. Ni siquiera te molestas en averiguar a qué distrito pertenecía cuando le atraviesas el pecho a otro chico a un par de pasos de ti.

Bien hecho, Raff.

No entiendo por qué te detienes. Frunces el ceño y sacudes la cabeza, pero no puedes alejarte de mí. Sabes que eso es imposible. Ya no estás en casa y nadie podrá separarnos.

Corre, escóndete. Yo te protegeré de los demás.

Me escuchas, sé que lo haces. No puedes escapar de mí. Soy tu única salvación. Yo, y solamente yo puedo ayudarte.

No pienso abandonarte, a pesar de que me lo supliques. ¿Es que no entiendes que soy tu único aliado en esta batalla de sangre?

Te das media vuelta, instintivamente, sabiendo que alguien está al acecho. Sacas el machete que escondiste en tu pierna derecha sin detenerte en nada; aún lleva la sangre reseca de tus anteriores víctimas. ¿Cuántas han sido? ¿Cuatro, cinco? Ni idea, tal vez sean más, pero eso no te preocupa.

Ves a una chica que crees recordar que es del Distrito 3. Te detienes un momento, ya que no sabes si va a atacar o no. ¿Pero a qué esperas? Es una estrategia. ¡Ve a por ella, Raff!

La miras y esbozas media sonrisa antes de lanzarle el machete, que le da en la garganta. Su mirada de horror mientras se desangra te agrada. Te relames viéndola morir, pero te sabe a poco. Deseas que tu próxima víctima sufra lentamente, así que vas en busca de una.

Así me gusta. Eres un buen chico.

Tan solo quedan dos tributos.

Pasa demasiado tiempo hasta que encuentras a uno al que despedazar. Finalmente lo encuentras. Es del Distrito 4. No sabes su nombre, ni quieres saber más nada. Tan solo ansías ver súplicas.

¡Hazlo! Él va a matarte, debes hacerlo tú antes de que él lo haga. Disfruta con la tortura.

Coges la cuerda que tu Patrocinador te ha administrado y lo atas a un árbol. Él se resiste, pero sabes que tu habilidad para hacer nudos será imposible que pueda mover un sólo dedo. Coges el afilado cuchillo y pasas la hoja por uno de sus brazos. Te escupe en la cara y le clavas el cuchillo en dicho brazo.

No se lo saques, retuércelo.

Grita de dolor y para ti eso es música celestial para tus oídos. Carcajeas sonoramente, sacándole lentamente la hoja del brazo y le amputas la mano. Continúas con la otra mientras él comienza a lloriquear, a rogar que le mates. No quieres. No te pienso dejar.

Te gusta. Sé que te gusta. Ni siquiera sientes compasión cuando le rajas el cuello y ves brotar la sangre lentamente. Sus ojos vidriosos comienzan a apagarse, mientras un hilo rojizo le sale de la boca.

¡Detrás de ti!

Un chico se desploma a tu espalda después de clavarle el arma en las entrañas.

Estás sereno. Demasiado. Suena el último cañonazo. Lo has conseguido, eres el vencedor. Lo sabía.


NDA: Esto es lo que tenía en mente presentar para el Torneo entre Distritos en la Arena antes de darme cuenta de que tenía que ser en la cosecha del personaje. XDD

Espero que os haya gustado.

Un saludo muy grande y hasta la próxima,

Miss Lefroy