Hola a todas mis incondicionales seguidoras! Las extrañé mucho!
A ver, vamos por partes… FELIZ AÑO! Espero que este año se fijen metas altas y las cumplan todas! Mucha suerte!
Ahora sí… les presento a mi nuevo bb… este es 100 de mi autoría y estoy un poco nerviosa, espero que les guste y acepto que no tanto como el primero porque es una excelente historia, pero les aviso que este fic si sigue la línea del pasado (Una nueva oportunidad). Les advierto que van a querer matarme en algunos momentos. Perdón de antemano, es necesario para que las cosas queden bien.
Contrario al fic pasado, este no lo tengo escrito todo, así que puedo aceptar sugerencias para los siguientes capítulos.
Ya "hablé" demasiado, solo espero que les guste y me manden muchos reviews!
Un beso!
L
Soundtrack: Cuando aparezca -ST 1- pongan la canción "When I fall in love" en la versión de Renee Olstead
1.
Llegaste tú
- Tus excusas son realmente conmovedoras, Williams – dijo una castaña irónica – pero la verdad es que siempre estás interfiriendo en mis investigaciones…
- ¡Pero señorita Granger! – gritó con indignación un hombre de pelo negro seboso – ¿está insinuando que intento impedir el trabajo del honorable ministerio de…?
- ¡No! ¡No lo insinúo! – interrumpió ella – ¡lo estoy afirmando categóricamente! – y antes de dejar que el hombre respondiera le dijo – no sé cuál sea tu problema pero debes saber que yo no soy ninguna mocosa que está aquí por coincidencia… me costó muchos años de estudio lograr ser directora de una investigación de magos tenebrosos… tengo la capacidad, Williams – un espectador que Hermione no había percibido la miraba sorprendido por la energía y seguridad con que hablaba – ahora tienes dos alternativas: te unes a mi equipo o te vas a otro… no quiero que entorpezcas el trabajo del resto, ¿quedó claro?
El hombre que perfectamente podría doblarle la edad a la castaña asintió mirándola con odio y salió de su oficina con paso rápido.
Al verlo salir, Hermione se tumbó sobre su silla giratoria y se apretó los ojos con una mano. Intentó calmarse concentrándose en el sonido del agua de la fuente que estaba sobre su escritorio.
Su oficina era bastante acogedora y de muy buen gusto. Sus muebles eran de madera clara con metal, había un ventanal que había hechizado para que siempre tuviera la apariencia de un bosque con pinos, tenía cuadros colgados de Van Gogh, un artista muggle a quien admiraba gracias a su madre. Pero lo que más hacia sentir esa oficina como suya eran las fotos que estaban sobre su escritorio: en una estaban todos sus amigos de Hogwarts: Harry, Ginny, Ron, Neville, Seamus, Fred, George, el día de su fiesta sorpresa en su último año como alumna. Esa fiesta había sido inolvidable… y todo gracias a la persona que la acompañaba en la otra foto: Draco Malfoy, su novio. Estaban los dos abrazados y sonreían ampliamente a la cámara… Hermione veía esa foto cuando se sentía atosigada de trabajo y quería pensar en algo lindo…
Aunque en ese momento estaba tan fastidiada que no quiso ni abrir los ojos. No tenía ni un mes trabajando en los servicios especiales del ministerio, de donde el mismo director la había llamado, y ya estaba peleando… pero era normal. Ella era una recién egresada del colegio y aún tenía mucho que aprender sobre los trámites del ministerio ¡pero la gente no cooperaba! ¿Por qué no entendían que alguien joven podía enseñarles algo?
- No puedes enojarte así – dijo cariñosamente una voz masculina – te vas a arrugar…
- ¡Mi amor! – gritó ella y emocionada corrió para abrazarlo y besarlo, luego agregó haciendo drama – ¡te dije que me llamaras en cuanto terminara tu entrevista…!
- Discúlpeme, princesa – dijo divertido entrelazando las manos alrededor de su cintura – ¿cómo puedo enmendar mi error?
Hermione sonrió con picardía y cerró la puerta de su oficina, después se sentaron en las dos sillas frente a la suya. Ella lo miró fijamente a los labios y se acercó hasta milímetros de su boca. Él hizo ademán de tomarla de la cara
- No te atrevas… - susurró ella – hasta que me digas cómo te fue…
Draco abrió los ojos de pronto y sonrió. No esperaba algo así pero le hacía gracia el modo en que aquélla castaña podía jugar con él a su antojo sin que él pudiera predecir lo que haría.
- Pues… - comenzó mientras se alborotaba el pelo. Hermione sabía que esa era una señal de nerviosismo en él
- No te preocupes cariño, seguro te llamarán… - dijo tranquilizándolo – eres el mejor en pociones y necesitamos a alguien como tú
- ¿Necesitamos? – pregunto ofendido. Ahora era su turno de armar drama y manejarla a ella – ¿o necesitas?
- Yo te necesito más que todos juntos – dijo dándole un beso. Eran tan cariñosos que a veces Ginny decía que le empalagaba tanta miel (eso porque no la habían visto a ella con Harry) – pero el ministerio también necesita a alguien muy bueno en analizar los componentes de las pociones sospechosas que encontramos… tú eres el mejor que yo conozco
- Me quieres demasiado…
Draco se puso de pie y giró hacia el bosque encantado de la ventana
- ¿Qué pasa, amor? – preguntó ella preocupada
- Her… - comenzó con un tono que asustó a Hermione, que no sabía que él se había girado hacia la ventana porque de lo contrario ella se daría cuenta de que estaba escondiendo una amplia sonrisa – ¡ME DIERON EL TRABAJO! – gritó emocionado estirando los brazos hacia su prometida – vamos a trabajar juntos, princesa.
- ¿De verdad? – gritó poniéndose de pie – ¿Así, tan rápido? ¡Te lo dije amor, eres el mejor!
- Gracias por creer en mi… no podría hacerlo sin ti
Pero la castaña no respondió, sólo tomó sus orejas entre las manos y lo besó con mucha emoción.
- Te amo – dijo después, apoyando su frente en los labios de él
- Y yo a ti – respondió el rubio abrazándola
Después de un corto silencio, Draco murmuró
- Amor, sabes qué día es mañana, ¿verdad?
- ¿Viernes? – preguntó ella inocentemente, aunque sabía perfectamente a qué se refería su novio.
- Si… - respondió un poco incómodo – el viernes que mamá nos invitó a pasar un fin de semana en la casa de descanso de Longbeach.
Ella no respondió y se limitó a aspirar el perfume de su novio… le encantaba ese olor fresco, siempre lo asociaba con él, con sentirse protegida...
- Hermione – dijo él separándola de su pecho, preocupado por su silencio – si no quieres ir, podemos inventarle algo a mamá para…
La castaña sonrió abiertamente. Se acercó a sus labios y los besó con ternura
- ¿A qué hora nos vamos? – preguntó después
- ¿En cuanto salgas de trabajar te parece bien? – propuso, aliviado
- ¿A las seis? – preguntó – ¿no nos espera a comer?
- Si… pero no le importará que le cambiemos la hora
- ¿Seguro? – la castaña no estaba muy segura de la reacción de su suegra…
- ¡¿A cenar?! – gritó una alterada Narcisa desde la cama donde se encontraba sentada mientras veía a su marido rasurarse – ¿sabes lo que significa eso?
- ¿Que comeremos más tarde?
- ¡Exacto! – gritó de nuevo – ahora tendré que cambiar todo el menú porque la carne no es apropiada para una cena
- ¿No lo es? – su esposo parecía muy poco interesado en una conversación tan trascendental
- ¡Claro que no, Lucius! – la carne es muy pesada para digerirla, por eso elegí comida, ¡pero no! Estos tórtolos siempre deben decidir cómo se harán las cosas… ¡ahora ni siquiera puedo decidir a qué hora cenaré en mi casa!
Lucius se acercó a su esposa después de secarse la barba
- Querida – dijo sentándose junto a ella, que ahora tenía fruncido el ceño y cruzados los brazos – en realidad no importa lo que sirvas, ¿sabes? Tu hijo y tu futura nuera vienen a verte, la comida es un pretexto…
- Cena, Lucius… recuerda que ya no es comida
Su esposo sonrió
- No creo que les importe si les das carne ¿o si?
Narcisa hizo una cara de berrinche y movió la cabeza negativamente
- No es eso, Lucius – admitió al final – es que aún no asimilo que mi único hijo esté en una relación tan seria… y menos con…
- ¿Hermione?
La mujer asintió bajando la cabeza. Pero antes de que su marido pudiera responder algo, agregó
- No tengo nada contra ella… creo que es una buena chica y que quiere mucho a Draco pero…
- Pero aún no te haces a la idea – completó su esposo
- No – suspiró
- Sinceramente, cariño… yo tampoco
Narcisa miró los ojos del hombre que tenía enfrente y encontró comprensión y cariño. Lo abrazó haciendo todo lo posible por evitar llorar. No se lo había dicho pero además de estar incómoda por la relación de Draco, estaba aterrada por él… a fin de cuentas, había retado a Voldemort y sabía, aunque trataba de olvidarlo, que él no se quedaría con los brazos cruzados.
- Pero tengo que aceptar que nunca había visto a Draco tan feliz – completó Lucius
- Eso es verdad… - afirmó su esposa – parece otro. Es como si el simple hecho de despertar lo hiciera feliz y así permaneciera el resto del día
- Ella lo hace feliz, cariño… - dijo acariciando su mejilla – casi como tú a mi
Ese comentario hizo que Narcisa no pudiera aguantar más. Lo besó y en ese momento comenzó a llorar ¿Qué haría si perdía a su esposo? ¿Cómo sobreviviría?
- No te lo digo muy seguido – dijo después de secarse los ojos – pero te amo y te admiro. Espero que lo sepas.
- Lo sé – afirmó – y espero que sepas que yo también
Se miraron. Sólo una mirada les permitía conocer el miedo que no podían explicitar para no preocupar al otro.
- Así que vas a comer con tu suegrita querida… – se burló Ginny, que estaba acostada en la cama de su amiga – suerte amiga, siempre te quise…
- Ya cállate – bufó Hermione – me muero de sueño y quiero terminar pronto… pásame la blusa roja que está abajo de ti
- Pero que… genio… tienes – dijo jalando la blusa
- La verdad es que estoy nerviosa, Gin… - luego se quedó pensativa mirando al piso – mañana les diremos… y me siento muy rara
- ¡Claro! Yo me sentiría igual de rara – dijo su amiga con un gesto de comprensión, pero casi de inmediato su atención se desvió hacia cierta prenda – ¡¿Qué es esto?! Te hubieras comprado un traje de buzo Her… nunca había visto un traje de baño tan anticuado… y tan feo
- Ya veré cómo lo compongo – dijo ella un poco sonrojada – casi no nado… cuando nadé por última vez estaba inconsciente y esperando a ser rescatada por Krum, ¿recuerdas?
- ¿Es ese mismo traje?
La castaña asintió
- ¡No es posible! Enseguida solucionaremos esto
Y diciendo esto, la pelirroja desapareció corriendo hacia su habitación.
Hermione estaba viviendo temporalmente en la casa de los Weasley. No tenía mucho sentido que comprara un departamento nuevo, primero porque no tenía dinero y luego porque en menos de un año Draco y ella iban a comprar un lugar donde vivir como esposos. Así que como sólo se trataba de unos meses, aceptó la invitación de Molly Weasley de vivir allí.
Paradójicamente, dormía en la habitación de Ron, pues él había decidido independizarse en cuanto terminó el colegio, y su puesto de auror le permitía darse el lujo de tener un departamento en una de las calles más famosas de Londres.
- Esto es un traje decente – dijo Ginny mostrándole un bikini rojo con grandes círculos blancos. Tenía los tirantes gruesos y la parte de abajo tenía una falda que acentuaba la cadera.
- ¡Es precioso! – gritó la castaña emocionada
- ¡Ya sé! – imitó su amiga – pero ahora guárdalo y sigue empacando porque se te va a hacer muy tarde y mamá suegra no querrá verte con ojeras que asusten y… ¿qué te pasa? – preguntó al ver a su amiga cerrando los ojos y llevándose la mano a la boca
- Mamá suegra… – dijo la castaña sentándose en la cama – voy a vomitar…
Ginny la miró expectante. Muchos pensamientos vinieron a su mente pero esperó a que abriera los ojos y la miró inquisitivamente. Su amiga rió.
- ¿A vomitar? ¿Era broma o estás…? – comenzó la pelirroja
- Solo estoy nerviosa – completó. Pero al ver el gesto incrédulo de su amiga, agregó – Gin, a menos que el embarazo sea por ósmosis... no estoy embarazada.
- ¡¿Qué?! – preguntó la pelirroja aún más escandalizada – ¿por ósmosis? ¿O sea que Malfoy y tú no se han acostado todavía?
La castaña, aún con gesto de burla, movió negativamente la cabeza
- ¡Vamos, Her! Soy tu amiga, no tienes por qué mentirme…
- No te estoy mintiendo – afirmó guardando su pijama – si hemos… bueno, llegado lejos pero…
- Pero ¿por qué? – la interrumpió una sorprendidísima Ginny – Harry y yo no tardamos mucho en hacerlo cuando él volvió de Estados Unidos…
- Gracias por comentarlo Gin – dijo haciendo enrojecer a su amiga – mira, tal vez sea una tonta romántica pero cuando lo haga quiero que sea perfecto…
- Si, podría llamarte perfectamente así – se burló – pero ¿no se te antoja?
Hermione sonrió
- Claro que si – suspiró – pero siempre hay algo que me impide estar totalmente concentrada en él y no quiero que sea así… tenemos que encontrar el momento perfecto
- Pues… sinceramente admiro tu fuerza de voluntad – dijo – y espero que cuando pase, me cuentes todos los detalles
- Claro – respondió la castaña riendo
Después de unos minutos terminaron la maleta y se acostaron vestidas y sin tapar
A las seis en punto, un rubio muy contento tocó la puerta de la oficina de Hermione
- ¿Ya estás lista, preciosa? – preguntó Draco
- Yo siempre estoy lista – respondió ella sonriendo – y preciosa
Llevaba una blusa blanca y una falda negra asimétrica a juego con sus botas del mismo color. Su pelo alisado y ligero maquillaje la hacían lucir…
- Cada día estás más guapa – le dijo contemplándola
- Gracias – dijo mientras se acercaba a darle un beso de saludo – ¿nos vamos?
Salieron de la oficina y llegaron a la red flu de la empresa. Por allí aparecerían en la chimenea de la casa Malfoy de Longbeach.
- ¿Nerviosa? – se burló el rubio
- Un poco – respondió ella – vamos ya, que no quiero que tu madre se enfade porque llegamos aún más tarde de lo que habíamos quedado…
- Me encanta cuando te pones nerviosa
- ¡Vamonos ya! – dijo ella esquivando su beso – tú primero
Draco rió y en menos de un minuto, ambos estaban en la sala de la casa veraniega de los Malfoy
- ¡Draco! ¡Hermione! – saludó Narcisa – me da gusto que ya estén aquí
- Hola mamá – saludó el rubio
- Gracias por invitarnos… - comentó la castaña sin saber si llamarla "señora" o "Narcisa", o tal vez como Ginny había dicho, "mamá suegra" era la mejor opción
La mujer saludó con un beso a Hermione, la tomó de las manos y la miró.
- Te ves muy bonita – dijo
- Muchas gracias – respondió cohibida – usted también luce…
- Pero miren quien llegó – interrumpió una voz masculina – ¡qué gusto me da verlos!
Narcisa soltó las manos de Hermione y dio un par de pasos hacia atrás. Después de que Lucius saludara a su hijo, se acercó a la castaña.
- Me da gusto que estés aquí – le dijo
- A mi también – respondió ella abrazándolo. Desde aquél día en que le había salvado la vida, ella sentía un lazo muy fuerte con su suegro y por increíble que pareciera, se sentía cómoda en su presencia.
- Creo que sería buena idea que se instalaran en su habitación – dijo Narcisa
Draco la miró sorprendido ¿Su cuarto? ¿Es decir, una habitación para los dos? ¿En la casa de sus padres? Su madre cada vez lo sorprendía más…
-Draco – dijo su madre como leyéndole el pensamiento – tú conoces donde está tu habitación pero muéstrale a Hermione la habitación de invitados – y acentúo – donde ella dormirá
El rubio asintió sonriendo. Tomó su maleta y la de su novia y juntos subieron por las escaleras.
-ST 1-
Draco abrió la puerta de la primera habitación a la izquierda y Hermione entró. Era una habitación de tamaño normal, con las paredes mitad blancas y mitad amarillas, y una cenefa con detalles amarillos y cafés muy bonita. La cama era matrimonial y un impecable edredón blanco lucía sobre ella. Los muebles eran de madera y lo mejor de la habitación para Hermione, era su balcón, desde donde se contemplaba el sol reflejándose sobre el agitado mar.
En cuanto lo vio, Hermione dejó su bolsa de mano sobre la cama y salió al balcón entre las cortinas de vaporosa tela blanca. Apoyó sus codos sobre el barandal también de madera y cerró los ojos. La suave brisa acariciaba su rostro, el viento le hizo volar el cabello hacia delante. Se lo quitó de la cara y sonrió. Respiró el olor que provenía del mar. Y con todas esas sensaciones, se dejó llevar, olvidándose de donde estaba, de los nervios que sentía… de todo. Comenzó a pensar mientras contemplaba el sol ocultarse. Hacía solo dos meses no se hubiera imaginado que se sentiría tan viva como ahora. Su vida entera había cambiado radicalmente.
Dos meses.
Habían transcurrido como un abrir y cerrar de ojos.
Parecía que apenas ayer había sido curada por un contrahechizo lanzado por uno de los mortifagos que más había detestado y a quien ahora estaba unido por dos motivos trascendentales: le debía su vida y era el padre del novio más maravilloso que pudiera pedir.
- ¿No es increíble? – murmuró contemplando un par de enormes tortugas entre unas rocas que asomaban la cabeza.
- No – dijo una voz detrás de ella. Sonrió y sintió unas manos que la abrazaban – Tú eres increíble – dijo el joven Malfoy dándole un beso en el hombro descubierto. Después le acomodó la blusa para que la tapara… a pesar de ser playa, Longbeach refrescaba mucho en las tardes.
- Draco – susurró ella sonriendo – esta vista es increíble, ¿no crees?
- La verdad nunca la había visto… - confesó abrazándola por la espalda – apenas estoy aprendiendo a disfrutar de estas cosas
- Tengo mucho trabajo que hacer contigo – respondió ella sonriendo – pero tengo toda una vida para hacerlo…
El rubio la giró hacia él y la miró fijamente
- Eso espero – dijo acercándose a sus labios
- ¡Ole! – dijo ella esquivando su beso. Sabía que eso lo ponía de malas y había adquirido la costumbre de hacérselo en el peor momento – ¿De verdad crees que me tienes tan segura?
- No lo sé – dijo él fingiendo demencia y sosteniendo a su novia por las orejas – tu dímelo
Y ahora sí pudo besarla. Ella respondió al beso y acarició los brazos que la sujetaban
- Creo que eso fue un "si" – afirmó el rubio triunfante
- Yo no estaría tan segura… – lo picó ella
Draco lo tomó como un golpe a su ego y la besó de nuevo, esta vez con más intensidad. Después de profundizar en el beso, Hermione se separó un poco y juntaron sus frentes. Se miraron.
- No sé que tienen tus labios… - dijo él acariciando su mejilla – pero entre más los beso, más ganas tengo de ellos
Hermione se estremeció con ese comentario. No sabía si él lo hacía a propósito pero en momentos como ese, con comentarios así, tenía que controlarse demasiado para no saltarle encima.
- Creo que te enamoraste de ellos – comentó la joven, sarcástica intentando parecer indiferente – tal vez te los regale, si los quieres tanto…
- Vamos – dijo él – contigo no se puede hablar en serio
- ¿Qué es lo que más te gusta de mí? – preguntó seria
- Obviamente tu manera de besar – dijo él antes de que ella terminara la última palabra – ¿o qué creías?
Hermione lo miró como si lo quisiera matar, se zafó de sus brazos y caminó hacia la habitación, pero no había dado ni dos pasos cuanto él la tomó suavemente de la mano y la acercó a él, abrazándola por la cintura
- Me gusta lo que soy cuando estoy contigo – le susurró – me gusta el modo en que me hablas, en que bromeas, me gusta el modo en que cantas cuando crees que nadie te escucha, me gusta el hecho de que hayas entrado a mi vida de esta manera…
La joven quitó el gesto de enojo para dar paso a un sonrojo y una emoción indescriptible.
- ¿Respondí tu pregunta? – dijo perdiéndose en su mirada color miel.
Ella respondió afirmativamente sobre sus labios, era como si recompensara con besos lo que él le había hecho sentir con palabras. Y el autodominio de Hermione se hubiera visto probado, si la pequeña elfina doméstica no los hubiera interrumpido. Abrió la puerta ruidosamente y habló
- Joven Malfoy – la pareja la miró con gracia – la señora me pide que le avise que pronto estará servida la cena y espera que usted y su acompañante no tardarán en bajar.
- Avísale a mi madre que enseguida bajamos
- Gracias Missy – dijo Hermione divertida
La elfina la miró con sus enormes ojos negros. Sonrió ligeramente, hizo una pronunciada reverencia y entrecerró la puerta, dejando una abertura pequeña. Se escucharon las pisadas de la elfina bajando contenta las escaleras. Los novios se miraron y antes de que pudieran decir nada, se escuchó la voz chillona proveniente del comedor
- Amo, enseguida bajan… y tenía usted razón, el joven Malfoy se encontraba en la habitación de la señorita…
- Callate, Missy – dijo Lucius mirando la escalera esperando que en cualquier momento apareciera su hijo reclamándole que lo espiara – y retírate pronto a traernos la cena.
Hermione y Draco se taparon la boca con las manos aguantando la risa por el imprudente comentario de la elfina que se encaminaba muy contenta hacia la cocina.
- Creo que nos esperan a cenar – dijo la castaña dándole un corto beso en los labios.
Al entrar a la sala, encontraron en él a una mujer de facciones gruesas, vestido fucsia muy exótico y alhajas por todos lados que miraba a Hermione con cierto aire de preocupación y desconfianza.
- Hermione – dijo Lucius – esta es Rose Sutton, la madrina de Draco, y ella es…
- Hermione Granger – se presentó la castaña estirando la mano – Mucho gusto, Rose
- Igualmente – respondió rozando su mano con la de la joven – ¡hijo! – gritó casi de inmediato – ¿Cuánto tiene que no nos vemos? ¡Pero mírate qué guapo estás!
- Tía Rose – saludó él, desganado. Aunque no era nada suyo, siempre le había pedido que la llamara "tía" – ¿Cómo estas?
- Bien, bien hijo – respondió ella mirándolo de arriba a abajo – pero no tanto como tú…
- Creo que es hora de pasar a la mesa – invitó Narcisa
- Claro, claro – repitió Rose – vamos a deleitarnos con las delicias de Missy
- Nada de Missy, Rose – confesó su comadre sonriendo – Esta vez cociné yo…
- Bueno – dijo la otra mujer dándoles la espalda para caminar hacia el comedor – de cualquier modo, no debe ser tan malo Cisa… no te preocupes
Hermione no sabía cómo reaccionar, estaba entre enfadada, expectante e incrédula ante los comentarios de la mujer, no era nada agradable estar con ella…
- Ven hijo – la mujer se dirigió al joven Malfoy, sentándose a la izquierda de Lucius, que estaba en la cabecera – ven a sentarte junto a mi… tienes mucho que contarme
Draco miró a Hermione y ella sonrió levemente y asintió casi imperceptiblemente. Este fin de semana será muy largo – suspiró mientras pasaba detrás de la silla de Lucius, a quien pudo escuchar susurrar
- No te preocupes… se irá en cuanto termine la cena
Y enseguida miró a Narcisa, quien asintió sonriendo. Ella también sonrió, un poco menos enfadada y se sentó junto a Narcisa y frente a Draco.
La cena comenzó tranquila, hasta que a la mitad de la crema de nuez, Rose hizo un comentario nada atinado
- Pero explícame – dijo limpiándose la boca con la servilleta – explícame ¿Cómo es eso de que Pansy, mi querida y adorada Pansy, rompieron? ¡Pero si son el uno para el otro!
Hermione sintió como si la crema se convirtiera en una bola de masa difícil de tragar… era un hecho que la mujer no le agradaba para nada, y al hablar de la ex-novia de Draco, había pasado a otro nivel. Comenzó a enfadarse tanto que podía sentir sus mejillas ardiendo y el corazón latiendo con fuerza… entre mujeres se entendían y sabía que ese comentario no era casual…
- No lo creo, tía – respondió el rubio mirando a su novia como respondiéndole a ella – definitivamente Pansy y yo no somos el uno para el otro
- Tonterías – respondió ella intentando persuadirlo de nuevo – ¿por qué dices eso? Ella es tan guapa, con tanto estilo, de sangre pura, con porte, con talento, con…
- Lo sabemos – dijo Hermione sonriendo falsamente y ante la mirada sorprendida de todos los comensales – la verdad es que Pansy es muy amiga nuestra, de hecho estamos pensando en pedirle que sea nuestra madrina…
Draco la miró con los ojos muy abiertos y casi sin respirar, aunque entendió lo que la castaña quería hacer. Sus padres, al mismo tiempo, dejaron de mover los cubiertos y levantaron lentamente la mirada. Rose, por otro lado, rió burlona y preguntó fingiendo demencia
- ¿Madrina? – dijo frunciendo el ceño – Creo que estoy perdida…
- Si – afirmó Draco también enfadado – ¿sabes? En las bodas hay madrinas… y Pansy y Hermione son muy amigas desde que salimos de Hogwarts, así que pronto le pediremos que sea madrina en nuestra boda.
- ¡¿En su qué?! – preguntaron los tres adultos sentados a la mesa
- ¡Nuestra boda! – gritó Hermione sin dejar de sonreír.
- Es una broma ¿verdad?– preguntó la mujer esperanzada
- No es ninguna broma – respondió Draco caminando hacia su prometida y poniéndose tras su silla – mamá, papá… quiero decirles que Hermione y yo nos vamos a casar el próximo año
Los padres del joven se miraron sin saber qué hacer, pero finalmente sonrieron y se pusieron de pie para felicitar a la pareja. Narcisa abrazó entre lágrimas a su hijo y Lucius fue hacia donde estaba su futura nuera…
- Me alegra tenerte en mi familia – dijo sinceramente – mi hijo no pudo elegir a una mejor mujer
- Gracias – dijo ella abrazándolo con sinceridad
- Pero Lucius… – dijo Rose con veneno en la voz – yo también quiero felicitar a la bella novia.
El aludido se apartó sin mucho convencimiento y dejó que la mujer abrazara a Hermione… si eso podía llamarse abrazo. Rozó un poco su pecho con el de la joven y gritó un exagerado "Te felicito"
Mientras tanto, Narcisa abrazaba a su hijo, emocionada
- ¿Por qué no me dijiste antes que ibas a casarte?
- Mamá, teníamos planeado decirlo en la comida de mañana pero la situación me sobrepasó
- Sé de qué hablas – dijo mirando a Rose – no sé ni por qué vino. Siento haberte hecho pasar un mal rato, hijo
- No te preocupes, mamá – respondió sonriendo dirigiendo su mirada a su prometida – mírala, ¿no es preciosa?
- Si – dijo con sinceridad – es muy bonita, y el hecho de que tú estés loco por ella ayuda bastante…
- ¿Crees que ella esté loca por mí? – preguntó sin pensar
- Podría firmarlo, cariño… mira cómo te ve…
Tras la felicitación de Rose, Hermione dirigió su mirada a su prometido y sonrió como pidiéndole que se acercara y así lo hizo. La abrazó por la cintura.
- Rose, es tarde – dijo Lucius con frialdad – creo que es hora de que te marches si no quieres perder el tren de vuelta.
Su madrina y su padre se miraron y pudo jurar que había cierto odio en esas miradas pero pronto desechó la idea. No había ningún motivo para que eso pasara.
- ¿Estás bien? – preguntó a Hermione poniendo sus manos sobre sus mejillas calientes
- Perfectamente – respondió ella no muy convencida
- Me voy – dijo Rose tomando su sombrero y su capa negros – como bien dice Lucius, es tarde y no creo que el clima de esta casa sea bueno para mí. Adiós
Y sin más, caminó con paso rápido al hall y salió de la casa, azotando la puerta. Narcisa y Draco se miraron al mismo tiempo que Hermione y Lucius.
- ¿Todo está bien, cariño? – preguntó Narcisa preocupada
- Ahora sí lo está – respondió su esposo sonriéndole a Hermione.
Ella hizo una mueca informe y asintió ligeramente
- No acapares a la novia – dijo Narcisa a su hijo – déjame felicitarla
Draco la soltó y ella sonrió mirando a su suegra
- Hermione – le dijo en voz baja. Al fondo, se escuchaban las voces de los dos hombres hablando – antes de conocerte, nunca había visto a mi hijo tan feliz… - suspiró – gracias
Como si le hubiera dicho algo demasiado doloroso, la joven se lanzó a los brazos de su suegra y lloró disimuladamente mientras ella le acariciaba el pelo. Después de unos segundos, se despegó de ella y se disculpó
- Entiendo tu emoción – dijo Narcisa – yo todavía no lo asimilo pero en cuanto lo haga, lloraré más que tú
- Espero que de verdad sea muy feliz a mi lado, señora – dijo la joven secándose las lágrimas
- Lo será, Hermione – dijo la mujer – y no me llames "señora", desde ahora soy… ¿tu suegra? ¡Ay Dios! – dijo sintiendo un golpe en el pecho – pero qué fuerte se oye eso de "suegra"… no, olvídalo Hermione… soy Narcisa… sólo Narcisa
Ambas rieron. Después, los cuatro se sentaron en el salón, y comenzaron una amena charla. La pregunta de ley era ¿Cómo se había declarado Draco? Hermione era la encargada de responder esa pregunta… la verdad es que le encantaba contarlo… la piel se le enchinaba cada vez que recordaba las palabras que, su ahora prometido, le había dicho para pedirle que se casara con ella… había sido tan tierno, tan especial, tan… perfecto
- Fue en mi fiesta de cumpleaños – contó – Draco me organizó una fiesta sorpresa. Estábamos… bueno, lejos del resto de la fiesta… él acababa de regalarme un collar con una nota muy romántica y de pronto empezó a decir todas esas cosas
- ¿Qué cosas? – apremió su suegra, que se encontraba recargada en su marido en un sillón frente a los novios
- ¡Mamá! – dijo Draco avergonzado – cosas que le dije a ella
- ¡Ay por favor! – rogó – las mujeres somos cursis de nacimiento, por favor deja que me cuente porque sino puedo morir…
Draco rió y movió negativamente la cabeza
- No podría cargar con el remordimiento de tu muerte, madre – dijo
- Gracias – dijo guiñando el ojo a Hermione – ¿Y bien? ¿Qué te dijo?
- … Bueno – dijo ella mirando al rubio – creo que recuerdo con bastante precisión lo que dijo…
Flashback
Hermione terminó de leer la nota donde le agradecía haberle dado una nueva oportunidad de ser una mejor persona y lo abrazó con fuerza, él la besó emocionado.
Tú me permitiste salir de la trinchera en la que estaba, con tu cariño me permitiste ser yo... y toda la vida no me alcanzará para agradecértelo
Hermione sentía un nudo en la garganta por la emoción contenida. Permanecieron en silencio, contemplándose mutuamente hasta que fue ella quien habló
¿De la trinchera?
Si – respondió él algo nervioso – estaba peleando una guerra contra mi mismo y tú me permitiste darme cuenta que no tenía por qué vivir así
Hermione sonrió y movió la cabeza negativamente. Miró a su novio y se dio cuenta de que se tronaba inconscientemente los dedos. Eso es lo que hacía cuando…
¿Estás nervioso? – preguntó preocupada
No seré capaz de luchar sólo el resto de mis batallas – afirmó el rubio sin hacer caso a la pregunta – ¿te gustaría acompañarme?
¿Qué quieres decir con eso? – preguntó Hermione sintiendo el corazón latir muy aprisa. Era muy buena captando el sentido figurado de las cosas
El rubio tomo aire y se hincó frente a su sorprendida novia.
Quiero estar contigo toda mi vida, Hermione – dijo él sacando de su bolsillo un anillo de oro blanco con un diamante incrustado en el centro – no hay nada que desee más que compartir contigo mis alegrías y mis tristezas…
La joven contemplaba el anillo y los ojos de su novio. No podía creerlo. Se había imaginado que la caja donde venía la mariposa era un anillo de compromiso, y al no encontrarlo, se había hecho a la idea de que al menos ese día no recibiría ninguna propuesta de matrimonio… pero ¡la había recibido! ¡Y qué propuesta!
Lo miró fijamente, sintiendo sus ojos humedecerse…
Quiero despertar contigo a mi lado todos los días de mi vida – continuó Draco – quiero que mis hijos te digan "mamá"… quiero arrugarme contigo, quiero que seas mi esposa…
Hermione rió a la vez que lágrimas silenciosas rodaban por sus mejillas. Lo miró queriendo entender todo lo que acababa de escuchar. No supo cuanto tiempo pasó hasta que él preguntó
¿Qué dices?
Creo que cada día te superas – respondió ella
No es la respuesta que esperaba – dijo él desconfiado – ¿Qué quieres decir, exactamente?
Que quiero estar contigo por muchos, muchos años para ver cómo te irás superando cuando seamos viejos… - luego tomó el anillo de la caja y se lo dio para que se lo pusiera – claro que quiero ser tu esposa
Draco sonrió emocionado y en cuanto terminó de colocarle el anillo, la cargó para besarla con mucha pasión y emoción… jamás en la vida pensó que terminaría su vida con esa castaña a quien tanto había fastidiado… acababa de aceptar pasar el resto de su vida junto a él. Definitivamente era el día más feliz de su vida… aunque desde que la conoció, era difícil definir el "mejor" día de su vida pues cada minuto junto a ella era especial.
Fin flashback
- ¡Wow! – gritó Narcisa emocionada – ese es mi hijo…
- ¡Mamá! – se quejó Draco mientras reía – no esperaba una reacción así de tu parte… tú siempre tan seria
- ¡Yo tampoco me esperaba una propuesta de matrimonio para la cena! Tú, siempre tan… falto de compromiso
- Pero yo lo arreglaré, Narcisa, no te preocupes
- Eso esperamos – comentó Lucius estremeciéndose un poco
- ¿Te sientes bien, amor? – pregunto su esposa
- Estoy bien, solo tengo un poco de frío
Todos asintieron, no lo habían notado pero el frío había cubierto la sala. Tal vez porque la chimenea se había apagado, o tal vez porque eran las cuatro de la mañana.
- ¡Pero qué tarde es! – dijo Narcisa poniéndose de pie y caminando hacia la planta alta, con su esposo de la mano – todos a dormir porque mañana tenemos una comida muy importante donde daremos el anuncio… – ya desde arriba gritó – ¡qué emoción!
Draco y Hermione se miraron sonrientes y él besó la frente de su prometida
- Buenas noches, amor – se despidió ella poniendo un beso sobre sus labios, para seguir a sus suegros por la escalera
- Buenas noches, futura señora de Malfoy – dijo él con los ojos cerrados
- Hermione, sorprendida, se detuvo al pie de la escalera… ¿señora? Ahora entendía lo que Narcisa sentía cuando la llamó suegra…
Comenzó a subir lentamente las escaleras y abrió la puerta de su habitación. Sin encender la luz, se sentó sobre la cama y pudo ver los rayos de la luna sobre el edredón… se quedó con la vista perdida y comenzó a hacer el balance del día. Sus suegros habían tenido una buena reacción… ahora se sentía más cercana a Narcisa y verdaderamente le gustaba esa familia. Comenzó a bajar el cierre de su bota izquierda… Rose, por otro lado, había sido lo más desagradable de la noche, pensó si contarle a Draco lo que… detuvo sus pensamientos porque de pronto escuchó la puerta abrirse. Se quedó inmóvil un momento sintiendo que el corazón se le salía del pecho…
- ¿Me extrañaste? – dijo una voz grave que a pesar del susurro supo reconocer
- ¡Casi me matas de un susto, Draco! – respondió en el mismo tono – ¿qué haces aquí?
- No quiero dormir solo – confesó su prometido mientras se acercaba a ella con paso lento – ¿puedo dormir contigo?
- Pero no le permitió responder, ya que comenzó a besar sus labios, sus hombros y su cuello con ternura…
- Draco… - susurró ella alejándolo, contra toda su voluntad – tus padres están en el cuarto de junto y no creo que sea lo más adecuado que…
- Sólo quiero dormir contigo – repitió acariciando su mejilla – nada más… ¿me niegas un poco de cobijo y protección?
- Mira qué héroe me conseguí – se burló ella – ¿no se supone que tú eres quien me protege?
- Se supone – dijo él sonriendo – pero hoy te cedo el lugar…
Hermione rió divertida
- Eres imposible…
- Pero me amas – murmuró sobre sus labios. Esta vez la besó con más pasión, pero ella, temerosa de que sus suegros los escucharan, se alejó pronto
- Si, te amo… - dijo poniendo su mano sobre la boca de Draco – pero debes prometerme que SÓLO dormiremos juntos… ¿quieres definición de dormir?
- No es necesario, lo sé – aceptó y enseguida se acostó del lado derecho de la cama y la miró sonriendo – ¿Te gané?
- A mi nadie me gana – dijo quitándose la otra bota – mantén tu distancia, Draco Malfoy…
- Está bien – aceptó
Hermione se acostó y sonrió, recargándose en él.
- Te amo – dijo haciendo círculos sobre su pecho
- Y yo a ti – respondió besándole el cabello – Buenas noches, princesa
