Mucho gusto, aquí Chad. Hace tiempo que no publico un fic, de hecho este es el segundo que publico aquí y la razón de ello es que soy extremadamente tímida. Sólo me animo a subir esto porque siento que la sección de Senyuu. merece más amor. Eso y es tan tarde que a esta hora es fácil olvidarse un poco del pudor.

Disclaimer: Senyuu. y sus personajes no me pertenecen de ninguna forma, son creación de Haruhara Robbinson.


Había gente torpe, había gente extremadamente distraída y, un nivel por encima, había gente como Crea.

Desde pequeño nunca fue el más brillante de su clase, su actitud descuidada solía meterlo en problemas seguido e incluso ganó el récord de mayor cantidad de días consecutivos en olvidarse los deberes. Aun así incluso alguien como él podía darse cuenta de algo tan notable como el súbito cambio de actitud de la persona que había conocido durante casi toda su vida.

Esta persona era Shion, su mejor amigo de la infancia desde los cuatro años de edad. Shion tenía un carácter peculiar, de pequeño parecía incapaz de sonreír sin que fuera a costa de otros. No era precisamente un chico popular ya que tenía fama de sádico y, francamente, aquellos rumores estaban bastante en lo cierto. Crea lo había experimentado en carne propia por años. Aun así sabía que Shion no era una mala persona, sólo era su forma de ser pero cuando realmente importaba podía contar con su ayuda. Aun si Shion lo pateaba antes de ayudarlo.

Como mejores amigos de la infancia que eran tenían muchas costumbres que habían creado sin siquiera darse cuenta. De forma totalmente natural Shion se había aparecido en la puerta de su casa el primer día de clases, asegurando que si no iba a buscarlo entonces Crea llegaría tarde o se extraviaría y Shion se quedaría sin bufón personal. Aquello se terminó repitiendo todos los días durante la escuela primaria y el primer año de la secundaria. Era ya algo que Crea tenía incorporado en su rutina. Despertarse, alistarse, tratar de encontrar su portafolios y luego esperar a que Shion pasara por él.

Excepto que una mañana Shion no apareció.

Al principio Crea pensó que su amigo estaba retrasado. Era algo extraño porque el despistado era él pero decidió que al menos por una vez Shion tenía derecho a ser torpe también y se armó de paciencia. Sin embargo los minutos pasaban y nada ocurría. Su tía terminó aconsejándole que se marchara de una vez porque ya estaba bastante retrasado. Crea se había rehusado al principio, queriendo esperar fielmente a su mejor amigo cual Hachiko. Solamente cedió cuando su tía comenzó a jalarle de la oreja mientras cuestionaba las elecciones de amistades que tenía.

Para cuando llegó a la escuela la clase ya había comenzado y fue regañado por el profesor de historia pero ni siquiera prestó atención a eso. Lo único que le importaba era el hecho de que Shion estaba allí, en su asiento, mirando por la ventana como si él no existiera. Lo ignoró durante la clase entera sin importar cuántas veces Crea intentó llamar su atención arrojándole bolitas de papel; algunas incluso se quedaron atascadas en su cabello pero Shion ni siquiera parpadeó. Crea ya no sabía si sentirse ofendido o preocupado.

Cuando finalmente sonó la campana que indicaba el receso Crea se puso de pie de golpe y fue directamente al escritorio de su amigo, el cual se encontraba en diagonal al suyo.

—¡Shii-tan! —exclamó Clare, apropiándose del asiento que estaba delante del otro chico para sentarse en él. No tuvo efecto, el otro seguía mirando por la ventana— ¿¡Hoola!? ¡Tierra llamando a Shii-tan!

Shion finalmente dio indicios de vida al despegar su mirada del cielo y mover un poco la cabeza en su dirección. Sin embargo no parecía procesar a quién estaba viendo, a juzgar por lo perdida de su expresión. Unos segundos pasaron hasta que finalmente Shion se enderezó un poco en su asiento.

—Ah… Tú —bufó con aparente desgano.

—¿¡Así es como te disculpas con tu mejor amigo!? —exclamó Crea dramáticamente, casi indignado— ¡Pensé que podrías estar enfermo o algo así! ¿¡Cómo es que-!? ¡Agh!

Tan ocupado había estado reclamando que no vio venir el golpe en la cabeza hasta que fue demasiado tarde. Crea se frotó la zona golpeada, murmurando adolorido.

—Encima eso…

—Tenía que callarte de alguna forma —replicó Shion, recargándose en su silla para cruzarse de brazos. Alzó una ceja, mirando a su amigo con cierto cinismo—. Ahora explícame de qué estás hablando. Nada de lo que dices tiene sentido.

Crea abrió la boca un momento, anonadado, la volvió a cerrar y luego inclinó la cabeza a un costado. Shion respondió alzando una ceja.

—Quieres decir… ¿Qué no sabes? —preguntó finalmente Crea, incrédulo. Su tradición de ya diez años… olvidada.

—Si lo dijeras de una vez entonces lo sabría —respondió Shion. Por su tono de voz estaba perdiendo la paciencia.

—¡Shii-tan! —chilló el otro, ahora ya desesperado— ¿¡Te golpeaste en la cabeza!? ¡Es eso! ¡Amnesia! ¡No hay otra forma de que pudieras olvidarte de venir a la escuela conmigo! ¿¡Qué haré!? ¡Hay que llevarte a la enfermería!

Crea se levantó para tomar el brazo del pelinegro y comenzar a jalarlo para que se pusiera de pie. A Shion no le hizo mucha gracia pues terminó usando su pie para desestabilizar a Crea y hacer que cayera al suelo.

—¿¡Pero qué-!? —comenzó Shion, claramente irritado. Sin embargo se detuvo por su cuenta, cuando finalmente entendió de qué iba toda la escena. Crea tuvo dificultad mirando su rostro desde el suelo pero distinguió una seria de emociones que nunca antes había visto en su rostro. Algo similar a confusión, luego sorpresa y finalmente…

¿Qué era eso? Había enrojecido un poco, poniendo los ojos como platos por una fracción de segundo, pero terminó sacudiendo su cabeza como para recuperar la compostura. Shion notó que Crea le estaba mirando atentamente y por eso le terminó arrojando su cuaderno de notas en la cara.

—¡Uff-! ¿¡Y eso por qué!? ¡No dije nada! —reclamó.

—Eso es por hacer el ridículo.

Sólo entonces Crea se dio cuenta de que la mitad de sus compañeros de clase los estaban observando mientras susurraban entre sí. Se apresuró en ponerse de pie como para disimular pero el daño ya estaba hecho. Suspiró resignado, a este paso nunca iban a dejar de tener la fama de los raros de la clase.

—Como sea… ¿Al menos no vas a decirme qué te pasó hoy? —preguntó con voz lastimosa mientras dejaba el cuaderno de Shion en su pupitre.

Por un momento Shion se quedó inmóvil, apoyando su peso en el respaldar de su silla de forma que esta se inclinó un poco hacia atrás. Se mantuvo en equilibrio con sus pies para evitar caerse, todo de forma casual mientras que nuevamente miraba por la ventana.

—Algo surgió —dijo finalmente, con la mirada en la dirección opuesta a Crea—. Ya olvídalo. Pagaré el almuerzo si eso hace que dejes de quejarte.

Aquella generosa propuesta sorprendió un poco al joven, pero a fin de cuentas no había razón para negarse; Shion sólo le invitaba el almuerzo en su cumpleaños y francamente sentía que esa era una forma más genuina de pedir disculpas que con palabras.

¿Qué podía decir? Era una persona simple.

El resto del día transcurrió algo lento. Extrañamente Shion parecía estar en otro planeta, no sólo le llamaron la atención unas cinco veces por clase, sino que en deportes una pelota le pegó de lleno en la cara, olvidó traer sus notas al laboratorio de ciencias, casi causó una explosión a la hora del experimento y no tocó su almuerzo pese a todos los cumplidos que Crea le dio a la comida.

A la hora de regresar a casa su estado no había mejorado y Crea estaba bastante preocupado.

—Ey, Shii-tan ¿Qué te pasa hoy? Realmente estás en las nubes, como dicen —trató de pasar el comentario como algo casual, pero era un poco difícil. Sion casi había chocado con un poste de luz un momento atrás y eso era algo que le pasaría a Crea, no a él.

Shion chasqueó la lengua, seguramente todos los accidentes que tuvo en esa jornada lo habían puesto de mal humor.

—Nada. Ya deja de preguntar tonterías. Tú eres el que prácticamente está flotando en el espacio —refutó de mala gana.

—¡Pero hoy-! —Crea cerró la boca en el momento en el que Shion le dirigió una mirada casi mortífera. Sería tonto pero sabía cuándo le convenía callarse.

El silencio entre ambos se prolongó por varios minutos hasta que, un par de calles antes de llegar al punto donde tendrían que separarse, Shion volvió a hablar.

—… Escucha, no es nada, en serio —su tono era uno más sereno esta vez, aunque evadía la mirada de Crea de la misma forma que lo hizo en el aula—. Pero hay una cosa. No podré pasar por ti mañana tampoco ¡Escucha! Es algo temporal, sólo hay algo que tengo que hacer antes de clases. Creo que con todos los años de entrenamiento estás listo para intentar ir a la escuela solo.

Crea había tratado de protestar apenas había escuchado que su tradición se rompería otro día más, pero tras escuchar la vaga explicación terminó por resignarse. Realmente no era la gran cosa, y era mejor ahora que le había avisado con anticipación.

—Hablas como si fuera un perro —dijo en tono de queja en lugar de replicar.

—Y si no haces lo que se te dice dormirás en el jardín, no lo olvides —amenazó sin siquiera pestañear. Aquello le había arrancado una sonrisa cruel a Shion.

Era mejor que verlo chocándose con cosas, Crea suponía.

Seguramente todo volvería a la normalidad pronto.


¡Nada, absolutamente nada había vuelto a la normalidad!

Habían pasado ya dos semanas desde la primera vez que Shion faltó a su costumbre de ir juntos a la escuela y desde ese día no había vuelto a pasar por Crea ¡Ni una sola vez!

La peor parte era que cuando pedía siquiera una pequeña explicación recibía o un golpe o un comentario cruel del tipo "¿Acaso eres un nene pequeño que no puede caminar por su cuenta?"

Crea era una persona despreocupada ¡Lo decían todos! (No como un cumplido, claro estaba). Pero por muy despreocupado que fuera no podía seguir permaneciendo de brazos cruzados, algo extraño estaba ocurriendo y tenía que saber de qué se trataba. Shion no era así, podría ser cruel y violento a veces pero no era del tipo que le fallaba a otros ¡Crea lo sabía!

Miles de teorías pasaban por su cabeza, cada una más loca que la anterior. Desde Shion metido en problemas con bravucones hasta posibles secuestros alienígenas y androides creados para lucir justo como su mejor amigo, Crea no descartaba ninguna cosa.

Al final sólo tenía una alternativa. Por más que no quisiera, tendría que averiguar por su cuenta lo que estaba sucediendo. Y eso implicaba espionaje.

Por fortuna Shion no vivía muy lejos de su casa o tendría que haber madrugado mucho más. Se mantuvo escondido tras los arbustos de un jardín que se encontraba frente a la vivienda de su mejor amigo y esperó hasta que finalmente vio al pelinegro saliendo ya con su uniforme y el portafolio echado sobre el hombro. Crea revisó la hora, Shion tenía tiempo suficiente para pasar por él y luego dirigirse a la escuela… ¿Entonces?

Con todo el profesionalismo de un detective privado (uno muy, muy malo), Crea le siguió la pista. Casi fue descubierto cuatro veces, dos por tropezarse con personas y pedir disculpas en voz alta, una por derrumbar un tacho de basura y la otra por resbalar y caerse de cara a la acera.

Tan preocupado estuvo Crea por no ser descubierto que no se dio cuenta de qué camino estaba siguiendo Shion. Sólo notó que no estaban acercándose a la escuela cuando pasaron por una plaza que Crea no conocía. Sin embargo Shion no dudó en sus pasos ni una sola vez, parecía saber exactamente adonde estaba yendo.

Realmente Crea ya no estaba seguro de que llegarían a clases a tiempo pero la curiosidad era muy grande como para intentar volver por su cuenta. Se sentía un poco mal por espiar a su mejor amigo, por supuesto, pero por el momento estaba dejando de lado aquellos sentimientos de culpabilidad. De verdad deseaba saber la razón por la que lo estaba dejando de lado en las mañanas. Tal vez estuviera relacionado con el por qué del comportamiento extraño de Shion ¡Básicamente esto era demasiado importante!

Justo cuando Crea llegó a aquella resolución, Shion se detuvo repentinamente. Por un eterno segundo Crea creyó haber sido descubierto y prácticamente se arrojó al suelo para escudarse tras el cartel de una tienda de abarrotes. Se quedó acurrucado tras la misma, como los niños que al jugar a las escondidas intentan volverse invisibles por pura fuerza de voluntad.

Y sin embargo Shion nunca vino a sacudirlo por haberlo seguido.

Poco a poco Crea asomó desde atrás del cartel. Allí estaba Shion, de pie a tan sólo unos metros de donde se encontraba escondido. Tenía la mirada fija en un punto a su izquierda, de forma que Crea podía verle el perfil.

Nuevamente Shion estaba haciendo una expresión que nunca antes había visto en él. No era nada ni remotamente parecido a una cara que el Shion que conocía haría. Ni sarcasmo, ni malicia, ni siquiera aquella gentileza medio disimulada que raras veces mostraba. Esta era una emoción completamente nueva.

Crea decidió moverse un poco para tratar de ver aquello en lo que Shion tenía su vista fija pero le resultó imposible sin salir de su escondite. Imaginaba que era un negocio de algún tipo pues estaba en la misma recta que la tienda de abarrotes que Crea usaba de guarida, pero no tenía más pistas.

No tuvo más opción aparte de quedarse allí y esperar. Varios minutos pasaron hasta que, finalmente, Shion pareció recuperar la habilidad de caminar. Dio unos pasos en dirección a aquel supuesto negocio que había estado mirando todo ese tiempo y extendió su mano como para empujar la puerta pero se detuvo justo antes de que su mano siquiera rozara la misma. Crea observaba atento y la vez boquiabierto. Shion parecía mortificado, se llevó una mano a la cabeza para revolverse su propio cabello y luego se dio vuelta bruscamente, dándole la espalda a Crea. Finalmente comenzó a alejarse, avanzando con la cabeza gacha y los hombros caídos.

Crea sentía que había visto un lado completamente nuevo de Shion.

Esperó un poco antes de ponerse de pie. Recibió un par de miradas confundidas de los transeúntes que lo vieron salir de detrás del letrero pero no le dio importancia. Avanzó directo hacia el negocio que Shion había estado observando y se detuvo frente a él.

Se había imaginado cualquier cosa excepto una florería.

Ahora que lo pensaba debería haberse dado cuenta aun viéndola de lejos. Había canteros en la acera, a los costados de la entrada, llenos de flores de distintas especies y un par de macetas también. La puerta y las vidrieras eran completamente transparentes así que, aun desde la calle Crea podía ver el interior. No era un local muy grande pero sí bastante colorido con la gran cantidad de flores en macetas, ramos y aparadores que se encontraban distribuidos por el reducido espacio. Al fondo del humilde negocio podía ver un pequeño mostrador y, tras él, a una sola persona.

No lo podía distinguir del todo bien con la distancia y a través del cristal pero notó que era un chico, probablemente de su edad, con el cabello castaño y un delantal verde que indicaba que era empleado de la florería. No había nada más destacable sobre él, estaba escribiendo algo en un cuaderno, seguramente cosas del negocio, y por la forma en la que movía un poco su cabeza de un lado a otro Crea presentía que estaba tarareando.

Para ser franco, ahora tenía más dudas que antes.


Creo que los AUs de florerías son algo bastante común pero no puedo evitarlo. Como el apellido de Alba es Frühling y significa primavera (si mal no recuerdo) mi cabeza lo relaciona mucho con flores. Eso y esta es una triste excusa para escribir a Ross/Shion actuando como un adolescente con su primer amor, aunque trataré de no hacerlo demasiado OOC. También Crea va a estar muy involucrado en todo esto y si todo va como planeo varios personajes intentarán hacerla de Cupido por distintos motivos.

Por ahora siento que los diálogos y situaciones no son la gran cosa, espero mejorar y adaptarme a escribir con estos personajes pronto.

Hasta la próxima, muchas gracias por leer c: