Ni Glee ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de Fox y RM; asi como la historia que es una adaptación de un libro, se llama "EL TESTAMENTO" de John Grisham
CAPITULO UNO
HIRAM BERRY
Para mí, ha llegado el último día, la ultima hora. Soy un hombre viejo, solitario y sin amor; aunque una vez lo tuve y me arrepiento de las decisiones que tomé para perder a aquel gran amor, ahora estoy enfermo, adolorido y cansado de vivir. Me siento listo para el más allá; que estoy seguro que tiene que ser mejor que esto.
Soy el dueño del edificio de cristal en el que me encuentro, de 97% de la compañía que éste alberga, de la tierra que se extiende un kilometro a la redonda en tres direcciones, de las dos mil personas que trabaja aquí. Poseo plata en Nevada, cobre en Montana, café en Kenya, carbón en Ángola, caucho en Malasia, petróleo en Indonesia y acera en China. Alguna vez tuve todo lo que pude desear: yates, jets, mujeres, casas en Europa. Sin embargo, ya estoy viejo para todo esto.
El dinero es la raíz de mi sufrimiento.
Tuve tres familias, tres ex esposas que dieron a luz a siete hijos, seis de los cuales siguen vivos y hacen todo lo humanamente posible para atormentarme.
Pero lo que nadie sabe es de que tuve otra familia, con la cual fui un hombre feliz y completo, fue algo diferente pues me enamoré de un hombre rentamos un vientre y tuvimos una hija, vivimos felices durante mucho tiempo, pero todo lo bueno siempre acaba o mejor dicho alguien lo arruina y yo arruiné mi vida.
Estoy distanciado de todos ellos. Se han reunido hoy aquí porque estoy muriendome y es la hora de repartir el dinero.
He planeado esto por un largo tiempo. Mi edificio tiene catorce pisos. Vivo y trabajo en el ultimo de éstos, en medio de una opulencia que a muchos les parecería obscena, pero que a mí no me molesta en absoluto.
Estoy muy cansado, y en realidad no me importa quién reciba el dinero. Peto sí me importa mucho quién no lo reciba. Todos están aquí, aguardando.
La primera familia la componen Lilian y su prole, 4 de mis hijos. Nos casamos jovenes: yo tenia 17 años; ella, 18. No la había visto en años, y no ka veré hoy. Seguramente aún interpreta la esposa agraviada, pero devota a la que cambiaron por un trofeo y nunca volvió a casarse; su hijo mayor cuenta ahora con 40 años: es Hiram Berry hijo, un bueno para nada que lleva mi nombre cual si fuera maldiciones. De la misma manera que mis otros hijos, recibió cinco millones de dolares al cumplir 21 años. Y, como los demás, se le escaparon como agua entre los dedos. De la frigidez de Lilian corrí a la ardiente pasión de Janine, veinte años menor que yo. Despues de casarnos, tuvo dos hijos lo mas rápido que pudo, deseaba que fueran anclas para retenerme.
Me case con Tyra a los 50 años. Ella tenia 23 y llevaba en las entrañas a un pequeño monstruo mio al que llamo Ramble por alguna extraña razón. El muchacho tiene 14 años y ya fue arrestado una vez por hurtar en tiendas y otra por posesión de marihuana. Al parecer va a la escuela cuando se le antoja. Él, como los demás, espera que firme este testamento y mejore su miserable vida.
Y al final estan ellos, las personas que ame mas que a mi mismo, Leroy y Rachel Berry, pero que por mis estúpidas desiciones no están aquí, hace 8 años que no se nada de ellos.
Lilian y mi primera familia esperan en la sala de juntas ejecutiva, en el decimotercer piso, exactamente abajo de donde yo me encuentro. Están muy nerviosos. No es de sorprender que haya mas abogados que miembros de la familia. En un extremo de la meda a la que están sentados hay una enorme pantalla digital que transmitirá todo el procedimiento.
El hermano de Hiram es Rex, de 37 años, mi segundo hijo, casado actualmente con una desnudos ta de nombre ámbar. Ella está aquí, junto con los demás cónyuges.
La primera hija de Lilian, la mayor de las mujeres, es Libbigail, una muchachita a la que quise mucho hasta que decidió casarse con un africano y, por tanto, yo decidió borrarla de mi testamento.
Mary Ross fue mi ultima hija con Lilian. Está casada con un medico muy ambicioso, y hasta donde sé, se encuentran sumamente endeudados.
Janine y mi segunda familia esperan en un salon en el decimo piso. Janine se ha casado dos veces desde que nos divorciamos, aunque por el momento vive sola. Rocky, nuestro hijo, murió en un accidente automovilístico. Mi hija Geena, vino con su esposo, Cody, un imbécil con un posgrado en administración.
Y también esta Ramble, sentado indolente en un sofá en el quinto piso. Ahora se lame el anillo dorado que lleva en la comisura de los labios, se acaricia el cabello verde y pegajoso y mira ceñudo a Tyra, su madre, que tuvo el descaro de aparecer hoy aquí con todo y su gigolo. Están espetando junto con el resto.
Oprimo un boton y aparece Snead desde en fondo de mi departamento. Ha sido mi empleado de confianza durante casi 20 años, un hombrecillo sumiso desgarbado de chaleco blanco. Snead se detiene junto a mi con las manos juntas, la cabeza inclinada a un lado y una sonrisa zalamera. Él también espera volverse rico cuando yo muera, y supongo que cuenta los días como todos los demas. Debí despedirlo hace cinco años, cuando lo descubrí husmeando en mi escritorio.
Snead hace una reverencia y empuja ni silla de ruedas por la puerta de mi departamento y me conduce a través del vestíbulo de mármol hasta cruzar otra puerta. Nos acercamos; faltan solo unos minutos, pero no siento ninguna ansiedad.
En mi sala de juntas espera una muchedumbre: jaurias de abogados y algunos psiquiatras. Cuando entro, la conversación se interrumpe. Todos miran fijamente. Snead me acomoda a un costado de la larga mesa, al lado de Fabray, mi abogado.
Exactamente frente a mí hay tres loqueros, uno contratado por cada familia. Sobre tarjetas dobladas frente a ellos alguien escribió sus nombres en letras grandes: DR. ZADEL, DR. FLOWE, DR. THEISHEN. Hay cámaras que apuntan en todas direcciones, listas para catar cualquier movimiento.
Fabray será el coordinador. Cuando todos se acomodan y las cámaras están listas, anuncia:
Me llamo Russel Fabray, y soy el abogado de Hiram Berry, sentado a mi derecha. El objetivo de esta reunión es que un consejo de psiquiatras examine al señor Berry para determinar su aptitud testamentaria. En caso de que el consejo dictamine que está en uso de sus facultades mentales, el señor Berry firmará un testamento mediante el cual se distribuirán sus bienes a si muerte.
Fabray golpetea con su lápiz un testamento de más de tres centímetros de grosor que hay entre nosotros. Estoy seguro de que la sola visión del documento hace que mis hijos y sus madres, dispersos por el edificio, sientan escalofríos que les recorren la columna vertebral. Se les ha hecho creer que el grueso de mi fortuna se distribuirá de manera equitativa entre ellos. En conversaciones con sus abogados, Russel Fabray, con mi autorización, ha descrito a grandes rasgos el supuesto testamento. Cada hijo recibira una cantidad de entre 300 y 500 millones de dolares, y otros 50 millones irán a cada una de las tres ex esposas. Por eso están aquí, pulcros, acicalados, sobrios, en su mayor parte.
Miran fijamente los monitores y esperan y anhelan que yo, el viejo, logre superar la prueba.
Me hacen diferentes preguntas, las cuales respondo lo mas lentamente posible, solo para hacerlos sufrir un poco, hacen pregunta tras pregunta, hasta que sacan a colación mi condición.
Se dice que usted tiene un tumor canceroso me dice uno de los abogados
En efecto. Lo tengo en la cabeza, un tumor del tamaño de una pelota de golf que crece día a día, es inoperable. Mi medico dice que no viviré más de tres meses.
Continúan con mas preguntas, preguntan por cuanto asciende mi fortuna, mis bienes que poseo, las acciones que tengo, etc. La sesión de preguntas por fin termina y me declaran totalmente lúcido. Fabray desliza el testamento hacia mi y me entrega una pluma.
Ésta es la ultima voluntad y el testamento de Hiram Berry afirmo que reboca todos los testamentos anteriores abro el documento en la ultima página y garabateo un nombte que nadie puede leer.
Señores, la sesión a terminado anuncia Fabray, y todos se retiran rápidamente. Según mis instrucciones, las tres familias son desalojadas de sus respectivos salones, y se les pide que abandonen el edificio.
Una cámara sigue enfocada en mí. Los abogados y psiquiatras salen deprisa. Ordeno a Snead que se siente en la mesa. Fabray y Brody Weston, uno de sus socios, permanecen en la sala de juntas, sentados también. Buscó bajo el faldon de mi bata y extraigo un sobre. Saco de él tres hojas de bloc de papel amarillo.
Faltan unos cuantos segundos, y un ligero temor me estremece. Esto necesitará más valor del que he reunido durante semanas.
Fabray, Weston y Snead contemplan las hojas amarillas, totalmente desconcertados.
Éste es mi testamento, es un testamento hológrafo, yo mismo lo escribí hace unas canas horas. Tiene fecha de hoy, y lo firmo ante ustedes en este momento anuncio y garabateo mi nombre. Fabray esta demasiado sorprendido como para reaccionar Revoca todos mis anteriores testamentos, incluso el que firme hace menos de cinco minutos.
Otra vez doblo las hojas y las guardo nuevamente en el sobre. Aprieto los dientes y vuelco a mí para reencontrarme con mi ferviente deseo de morir. Deslizo el sobre por encima de la mesa hacia Russel Fabray y me levanto de la silla de ruedas. Las piernas me tiemblan. El corazón me palpita con violencia. Unos cuantos segundos nada mas. Seguramente estare muerto antes de llegar al suelo.
!oiga! Grita alguien. Pero me alejo de ellos.
El hombre inválido camina, casi corre, hasta las puertas corredizas, que estan sin seguro. Lo sé muy bien porque ensaye esto hace una cuantas horas apenas.
!Detengase! Ordena otro, y vienen tras de mí. Sujeto la manija, abro la puerta. El aire esta helado. Salgo descalzo a la angosta terraza. Sin mirar hacia abajo, me arrojo por encima del barandal.
Espero y agradar con esta historia a mi en lo particular me parece interesante y decidi hacer una adaptacion faberry. Sin más por el momento les dejo aqui el primer capitulo, espero RW, porfis?
