Después de semanas, meses, incluso años, en los que la gente pensaba que había muerto (no, pero casi xD), hoy por fin subo el Prólogo de esta secuela de Pokémon Special, mi único fic. Espero que le den mucho amor y, sobretodo, disfruten de él. Iré subiendo capítulo nuevo en cuanto lo acabe, así que, espero que les guste ^^

Enjoy :D


- Prólogo -

La oscuridad envolvía mi ser, o quizás es lo que siempre hubo en mí. Postrado en una silla con los pies sobre la mesa, puestos de forma que no pudiera pulsar ninguno de los teclados por error y sin querer, miraba a través de la pantalla de carga el proceso que durante tanto tiempo estaba esperando, que solo, en un mes más, se cumpliría al fin. Mi mirada viajó al monitor: 87%. Era bastante lo que habíamos esperado para poder volver a tenerla entre nosotros.

La puerta de la habitación se abrió. Por el sonido al pisar, se notaba que era mi fiel compañero y mano derecha, así que volví a mi rol cotidiano.

—Hemos localizado por fin el escondite de esas Rattatas asquerosas. —comentó en lo que se acercaba a la mesa, mas simplemente no quise apartar la vista de la bella imagen que mi vista me brindaba. —¿Cuál es su porcentaje? Ya debe de quedar poco.

—88%. —espeté sin borrar mi expresión de satisfacción. —En un mes podremos por fin liberarla de su prisión.

—¿Por qué solo sonríes por ver los datos? ¿Por qué no la ves a "ella"? —acto seguido, pulsó un comando de botones en el teclado más próximo a él. —Por qué no brindarnos con su belleza. —comentó con una sonrisa de satisfacción, al igual que la mía.

Tras unos cuantos sonidos de descompresión e hierro moverse, ahí estaba frente a nosotros. La ventana se abrió dejando que, tras el cristal, había una sala enorme de piedra antigua con muchas cadenas enlazadas entre el techo y el suelo, pero el plato principal era la figura que yacía en el centro de esta.

Una chica de melena blanca como la ceniza con puntas azules marinas, su rostro estaba tapado por una casco de piedra con dos cuernos casi unidos en forma de circulo, sino fuera porque uno de estos estaba roto; su cuerpo tenía unas delicadas, pero atrevidas curvas, el cual tenía recubierto por un peto de metal negro que le tapaba hasta la cintura, una delicada sábana negra que tapaba su intimidad por ambos lados, en sus muñecas portaba unos grandes grilletes de piedra blanca, los cuales le cubrían desde la muñeca hasta el codo. Por último, su cuerpo estaba en forma de cruz, sujetada por las cadenas aferradas a los grilletes de sus muñecas, y elevada unos dos metros del suelo.

No pude evitar sentir un escalofrío recorriendo mi cuerpo al completo y mis vellos erizándose a más no poder, pues era lo más bonito que mis ojos me había mostrado nunca. No pude evitar quedarme cerca del cristal, tocando este, imaginando que podía tocar su pálida piel.

—Necesitamos encontrar un recipiente digno de tanta belleza. —susurré sin apartar la mirada siendo escuchado por mi camarada.

—¿Crees que alguna de las revolucionarias esas pueda servir? —preguntó tras mirarme con una sonrisa pícara.

—Quizás una de ellas si lo sea. —contesté despegando mi mano del frío cristal. —Después de todo, dudo que le diga que no a su propia hermana.

—¿Vas a usar a Janna para convencerla? —recalcó el de ojos grises. —Recuerda que no necesitamos tenerlas vivas siquiera, tan solo necesitamos su cuerpo.

—Sí, lo sé. —dije para tomar rumbo a la puerta de la sala. —Pero, ¿de qué sirve dar su cuerpo a "La Pecadora"… sin ver las caras de sus hermanas cuando esta posea su cuerpo. Recuerda amigo mío, aquí, en Reborn, no existe mayor placer… que el ver a alguien sufrir.