Esta historia sale de mi aburrida cabeza y de las ideas que una buena amiga me dio. Ya era hora de ver hasta donde puede llegar este personaje cuando le tiran del hilo que es.
Los personajes no me pertenecen...por desgracia. Si fueran míos, obligaría a borrar cuanta historia yaoi que me encontrara por el camino. ¿Es que no ven que es un desperdicio con tantos hombres atractivos? Es mi humilde opinion
LIBRE...
Por Six Feet Under
"Más enseñan las manos que los labios..."
CAPÍTULO I : DE LLANTOS, PROVOCACIONES Y REALIDADES DOLOROSAS
-¡Ven, acercate si tienes agallas! Si tienes huevos de detenerme... - la voz se cortó de momento buscando tragar las ganas de llorar, de insultar y de morirse, enfrentándose a una persona que había quedado alucinada ante tal acto bochornoso. - Todos son como tú, nadie comprende mi jodida situación ¡Nadie!
Neji Hyuuga era un persona que se sorprendía muy pocas veces y, cuando lo hacía, procuraba no mostrar ni una pizca de ello. Ahora, con los ojos abierto de par en par supo que siempre había una primera vez para todo. Y más cuando su misión había empezado escoltando a una joven lúgubre y callada de 16 años, de la que sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal en el momento de verla caminar porque juraba que no la había visto tocar el suelo con los pies. Tenía ese color de piel tan llamativo de algunos aldeanos de la Nube que contrastaba bien con los ojos verdes, ya opacos y que eran bordeados por unas leves ojeras. Era una belleza que parecía muerta en vida, aunque para Neji el sexo opuesto le traía sin cuidado.
La joven se mantuvo casi ausente durante todo el trayecto, hablando lo justo y lo necesario. El Hyuuga sabía que ella era de buena familia, muy educada y puesta en su sitio. No era un persona problemática y eso se agradecía. Siendo un Jounin de 22 años, sabía defenderse bien ejerciendo labores en solitario de todos los tipos y las escoltas de gente importante eran fáciles para él, pero muy tediosas; lidiar con ricos engreídos y mujeres histéricas eran lo más negativo que podía sacar de aquello. Pero ella era diferente, hasta que no supo en qué momento se perdió de su vista (y eso es exageración para un Hyuuga) y la encontró cerca de un río medio desnuda y ebria, bailando y soltando improperios y otras cosas más. El sonrojo de Neji fue más que notorio, al ver ese cuerpo contonearse sobre el agua mientras la luz de la luna iluminaba los más que grandes atributos de Haruka Kase, esos que nunca imagino ver en una mujer siempre enfundada en un vestido de luto.
Después de forcejear un poco y de buscar inútilmente su ropa, Neji decidió cubrirla con la parte de arriba de su atuendo típico de la casa Hyuuga, aunque con manos temblorosas al rozar el cuerpo de la joven. No se puede negar que él había sentido algo extraño al verla tal como Kami-sama la trajo al mundo, pero el respeto inculcado a una misión podía más en el incorruptible Neji Hyuuga. La llevó a rastrar a la tienda improvisada; Haruka le había pedido no hospedarse en una hotel del camino, así que se asentaron en bosque no muy oscuro cerca de un río. Quedaba sólo 2 días para llegar a la Aldea Oculta de las Nubes y eso lo llenó de muchos interrogantes. Si era un joven que pertenecía a los Kase de la Nube, le resultaba raro que no llevara su propia escolta o que fuera sola, porque se notaba que había tenido entrenamiento ninja. Es más, le resultaba ilógico que un ninja de la Hoja escoltara a una de la Nube, aunque las relaciones había mejorado mucho tras la Guerra.
Haruka había pasado el camino hasta la tienda balbuceando palabras mal sonantes y soltando puñetazos a Neji. El olor a sake era más que fuerte lo que significaba que la chica se había pasado tres pueblos con la bebida; no supo de dónde habría podido sacar el licor. No se imaginó que aquella joven que llevaba en hombros, esa callada y educada chica que no le había dado problemas, se pudiera convertir en un ser mal hablado y borracho. Adiós a la buena imagen.
-Eres un hijo de puta Neji Hyuuga, un desgraciado hijo de puta.
-Y usted, una descarada niña mimada – soltó ya harto de ese comportamiento tan patético en ella. Muy cansado, pero extremadamente acalorado.
Sí. Neji era hombre de todas maneras. Un hombre de 22 años, alejado de todo deseo banal y de los vicios propios de un ninja, que arrancaba suspiros a más de una aldeana en edad casadera. Su experiencia en el terreno femenino era nulo porque no fue necesario tenerlo, aunque Hiashi Hyuuga le insinuó una vez que era inmediato tener descendencia cuando llegara a ser la cabeza del clan y eso significaba una cosa. Pero no se preocupó, ya sabía que su tío se encargaría de escoger a la mujer apropiada. No obstante, tener a esa chica en contacto con sus manos le había proporcionado una descarga extraña en sus dedos y un leve cosquilleo en un lugar donde no pensaba que se sentían esas cosas. El rubor de sus mejillas, el sudor frío y el calor de su cuerpo le hicieron creer que estaba enfermo y había pescado un resfriado en ese bosque a tales horas de la noche, pero no se sentía mal. Era otra cosa que no encontraba explicación.
Ya en la tienda la depositó en las mantas y le acercó su equipaje para que se pusiera algo de ropa. No podía mantenerse allí por más tiempo viéndola semidesnuda, cubriéndose solamente con la ropa de él. Ella lo miró fijamente, retándolo y se levantó sin tener cuidado de sostener aquella prenda, dejando su cuerpo en el máximo esplendor gracias a la pequeña lámpara de gas que iluminaba el lugar. El sonrojo fue aun más notorio en él y reaccionó rápidamente dando la vuelta para salir de la tienda y darle tiempo a que buscara algo que ponerse. A punto estaba de poner un pie fuera de la tienda cuando Haruka se puso en medio de la entrada, desnuda...Neji iba a enloquecer.
- Dime, Neji Hyuuga, ¿Porqué interrumpes mi jodida soledad y te metes donde no te llaman? - dijo ella apuntándolo con él dedo y acercándose a él sin ningún tipo de pudor. Neji solo retrocedía cada paso que ella daba y procuraba mantener sus ojos fijos en los de ella y no en esos grande atributos al descubierto que se movían a la par que su dueña
- "Por Kami, son como las de la Hokage...pero ¿en qué demonios estoy pensando? - se reprendió a si mismo por pensar tal desfachatez de la Godaime, intranquilo aunque sin mostrarlo en sus gestos. No aceptaba que a él le pasara estas situaciones tan incomodas, pero era casi imposible no verlas, eso sería estar muy ciego.
La chica sonreía y de vez en cuando rozaba con su lengua el borde de los labios. El aliento a sake era evidente y el calor en aquella tienda había matado todo el frío que se había depositado en ella. El Hyuuga notó que algo en su cuerpo había despertado, muy alegremente, y ahora era casi doloroso; el ambiente era ya tenso y pesado, con ella tan cerca y tan voluptuosa. Imposible que a los 16 se pudiese tener tan generosas razones. Tenía que acabar con esa situación "tan caliente" y debía frenarla porque percibía que lo estaba provocando, influida por el alcohol.
Ella hizo que la distancia entre sus rostros fuera la mínima y empezó a escrutarlo con mirada - Por Kami, no me había dado cuenta lo jodidamente atractivo que eres – entre risas juguetonas y un contoneo intolerable, Haruka lanzó su mano a la zona alegre del Hyuuga, el cual dio un respingo y salio como resorte fuera de su rango de alcance – Vaya, además están muy bien dotado.
Eso último lo acentuó descaradamente aumentando más el sonrojo y el calor de Neji. La situación era demasiado y no sabría que pasaría si no la frenaba a tiempo. Ella quería algo y ese algo estaba en el paquete todo incluido "Hyuuga", pero él no podía hacerlo. Él es incorruptible.
- Vamos Neji Hyuuga, ¿No te gusta lo que vez? - pasaba sus manos por sus grandes atributos a la vez que intentaba acorralarlo. Cuando se encontró en el límite de la tienda tropezó con algo que ganó sus maldiciones mentales y cayó pesadamente reprochando que lo que estaba haciendo Haruka lo volvía torpe. Ella, ni corta ni perezosa, se posicionó entrelazando sus piernas con las de Neji y lanzó de nuevo su mano a la intimidad de él dejándolo inmóvil. Sonriendo, puso sus labios cerca del oído derecho de Neji, sintiendo el cálido aliento de ella – No te detengas, si se nota que tienes más ganas que yo...estoy sin estrenar.
Y de un empujón, el Hyuuga la quitó de encima y se levantó rápidamente para luego darle la espalda, más que acalorado, más que sonrojado y más que adolorido. Haruka salió despedida y se vio estampada contra la pared de la tienda, que apenas tambaleó.
- Lo siento Haruka-sama, pero esto no forma parte de mi misión. Me retiro. - y caminó hasta la salida sin atreverse a mirarla. Ya cerca de poder alejarse de ella, escuchó un leve llanto que fue acrecentado más y más. A Neji se le cruzó por la cabeza que le había hecho daño al darle el empujón, y eso podía traerle problemas.
- ¿Por que demonios me rechazas? - dijo entre sollozos mezclando con rabia en aumento. - ¡¿Porque demonios todo el mundo me rechaza? - y se derrumbó en un mar de lágrimas.
Neji seguía sin mirarla, dándole la espalda por temor a que siguiera todavía desnuda. Ya lo había pasado mal y lo último que hizo ella fue la gota que rebozó la copa. Sin embargo, no podía negar que el contacto de la mano de Haruka en él no le fuese indiferente y si miraba detenidamente lo que tenía entre la piernas, podía afirmarlo absolutamente. Ella seguía llorando desconsoladamente, como si algo doloroso que no fuese el rechazo de Neji la estuviera destrozando por dentro. Lentamente, Haruka se levantó y cogió un vestido negro de su equipaje y se lo puso, aún entre lágrimas rabiosas.
- No tienes que decir nada, es el maldito destino que tengo que sufrir...- tambaleándose todavía por el alcohol, Haruka pudo colocarse el vestido pero no se preocupó de ponerse algo debajo. Se pudo poner en pie sosteniéndose de la endeble pared de la tienda. - el puto rechazo de todo ustedes.
Neji Hyuuga decidió mirarla. Y vio la penosa escena de una joven con el pelo desaliñado y el vestido ladeado, pero podía por fin mirarla y no tener que esconder que la chiquilla le había quitado el aliento; era algo triste de alguien que había sufrido, muy lejos de esa imagen que él ideó de ella.
- Eres como ellos, Hyuuga, como esos desgraciados que sólo me usan para sacar provecho. Eres como mi padre, como el Raikage y como la puta madre que los pario a todos...- suspiro y tragó saliva - ...¡cómo los malditos del clan Kase!
Gritó con todas sus fuerza, provocando que Neji abriera los ojos como platos. Miraba como una Haruka desesperada pataleaba y se tiraba el cabello en un acto de clara impotencia, de no poder cambiar nada de lo que es. Poco a poco caminó junto a ella para tranquilizarla y de paso tranquilizarse él: ver personalidades diferentes en tan poco tiempo le habían dejado en shock.
- No te acerques Hyuuga – pasó su mano torpemente por su rosto para enjugarse las lágrimas, tratando de no desplomarse por el mareo que sentía. Él hizo caso omiso a sus palabras y cada vez estaba más cerca. - ¡He dicho que no te acerques cabrón!
- Deje ya de hablar de esa manera Haruka-sama, es hora de descansar. - la tomó de la muñeca delicadamente para guiarla hasta su futón.
- ¿Quién te crees tú para darme órdenes, Hyuuga? -apartó su mano bruscamente del agarre de Neji y se alejó de él – Tú no sabes nada de mí, de la mierda que he tenido que sufrir.
Él siguió mirándola, ya con expresión cansada. Era demasiado tarde y mañana tenían que emprender el camino hacia la aldea de la Nube. Tal vez, si le seguía un poco la cuerda y la manejaba un poco la podría llevar a su cama y que por fin durmiera la borrachera que traía encima.
- Mírame Hyuuga, ¿qué hago a los 16 años vestida de luto? - soltó esa pregunta con algo de dolor atorado en la garganta y se desplomó en el suelo con más lágrimas inundando su rostro. Neji no dijo absolutamente nada – Solo he servido como moneda de cambio de los demás, para su maldito beneficio. Estoy así por capricho del Raikage, por haber nacido mujer en mi clan...tú, Neji Hyuuga, tienes la suerte de haber llegado a este mundo siendo hombre, eres libre. Te tengo tanta envid...
Y se quedó dormida. Neji vio como su cuerpo caía al suelo pesadamente. Se acercó a ella para llevarla en brazos hasta su futón y la cubrió con las mantas. Supo que aquella joven guardaba más de un suceso doloroso, tanto como para haber caído en ese abismo del alcohol. La observó mientras dormía. En sólo unas horas, la joven silenciosa y educada se había convertido en una mujer ebria con una lengua demasiado vulgar, pero no podía negar que a pesar de todo era muy atractiva; nunca había sentido tanta calentura a excepción de cuando estaba enfermo. Haruka poseía más de un secreto agobiante, pero a Neji Hyuuga no le asalta la curiosidad así de repente; aunque siempre hay un primera vez.
