En Mis Sueños…

By MieAme


Desde su lugar junto a la ventana, en el tercer piso del edificio, tenía una vista perfecta de las canchas de la Primaria. Ya sabía de memoria el día y hora en que los alumnos de cierta clase en particular hacían uso de las mismas y, usualmente, era durante esa hora de clase cuando él se perdía, admirando la continua mejora en el estilo de juego del chico al que le había entregado la estafeta de líder de los niños elegidos, junto con sus googles. Le gustaba tener ese sitio en el salón, desde donde podía observar el juego, sin ser notado.

Al pasar las semanas, el joven nuevo líder fue captando su atención, no sólo por la mejoría en su técnica deportiva; Taichi se encontró hallando pequeños detalles de su personalidad, reflejados en su forma de interactuar con los demás, que le parecían atractivas. Sin darse cuenta, el portador del emblema del Valor fue desarrollando unos curiosos sentimientos por el muchacho, los cuales no alcanzaba a definir.

Hacía ya un par de semanas que Taichi había empezado a iniciar su día mirándose detalladamente en el espejo del baño. No salía de casa sin estar completamente a gusto con su atuendo y con el cabello acomodado justo como lo quería. Su forma de vestir, fuera del uniforme de la escuela, no había cambiado mucho; aún usaba esas playeras holgadas con una camisa encima, pantalón de mezclilla y su par de tenis favoritos, pero últimamente irradiaba cierto atractivo que no había tenido desde el inicio de la relación de Yamato y Sora, hacía poco menos de un año. Al parecer, el hecho de que sus dos mejores amigos estuviera saliendo, le había afectado más de lo que él mismo quiso admitir en su momento.

Era domingo en la mañana, pero el atlético moreno ya se encontraba despierto y afinando los últimos detalles en su nueva rutina de aseo matutino.

— ¡Hermano, se hará tarde! — Hikari lo esperaba frente a la puerta esa mañana, para que la acompañara al centro comercial, en donde la joven se reuniría con los otros digielegidos de su generación.

A la chica definitivamente no le agradaba hacer esperar a sus amigos así que, en cuanto estuvieron fuera del edificio de apartamentos, aceleró tanto el paso, que llegaron a tiempo.

— ¡Taichi, hola! — saludaron Takeru y Daisuke, que ya estaban en el lugar acordado.

— Hola, chicos. ¿Cómo están? — regresó el saludo el moreno, sonriendo ampliamente. — ¿Ya saben qué harán el día de hoy? —

— Queríamos ir a ver esa nueva película de mechas que acaba de salir el viernes. — contestó Daisuke emocionado, yendo a pararse al lado de su ídolo.

— No, Daisuke, eso es lo que quieres hacer. — reprendió Miyako nada más llegaba junto con Iori y Ken. Al parecer, habían pasado a recoger a éste último a la estación, de camino al centro comercial. — Lo que nosotros queremos, es ver la que tiene un androide que se hace pasar por humano para infiltrarse en una‒. —

— Ya, ya, ya. Detente antes de que nos cuentes toda la película, y no tenga sentido pagar por verla. — la interrumpió Iori, con cautela.

— Ahhh, cierto, tienes razón. — se disculpó Miyako, dándose cuenta de lo que hacía. — ¡Qué torpe soy! Lo siento, chicos. —

— No tienes porqué disculparte. — dijo Takeru con una sonrisa. — Es mejor que vayamos de una vez, antes de que los boletos se agoten. —

— ¿Les importaría si los acompaño? — preguntó Taichi.

— Por supuesto que no, Tai. Ya sabes lo que dicen: Entre más grande el grupo, ¡mayor es la diversión! — contestó Daisuke, mirando hacia atrás al anterior líder, mientras caminaba a la cabeza del grupo. Taichi sonrió al ver al chico moreno estrellarse con una pareja e inclinarse innumerables veces, pidiendo disculpas.

Después de ver la película, pasaron la tarde recorriendo el centro comercial, visitando varias tiendas, sólo por el gusto de ver las novedades, y comprando alguna que otra cosa que a las chicas les había gustado. Al atardecer, cada uno regresó a sus respectivas casas, agotados debido las actividades que habían tenido ese día.

— Hikari, ¿qué piensas de Daisuke? — preguntó el hermano mayor, abriendo el refrigerador en busca de algo para comer.

— Mmmm… ¿A qué te refieres? — respondió ella con otra pregunta, no muy segura de qué quería decir su hermano.

— Me refiero a… ¿si crees que ha madurado desde que fue por primera vez al Digimundo? — explicó el mayor. — Tú sabes, antes era un poco impulsivo… no se detenía a pensar mucho las cosas antes de hacerlas, y eso… —

— Mmm… sí, creo que tienes razón. — respondió pensativa la chica. — Creo que ahora incluso Ken considera seriamente sus sugerencias. Sí, definitivamente ha madurado en este tiempo. Parece que el hecho de que otros dependan de él, lo ha ayudado a crecer como persona. —

Taichi asintió, apilando los ingredientes para prepararse un sándwich. Una vez hubo terminado de comer, regresó a su habitación, y abrió su libro de álgebra. Al no poder concentrarse, abandonó el libro abierto en su escritorio, y se tumbó boca abajo en su cama. Sin darse cuenta, se quedó dormido. Soñó que tenía un partido uno a uno con el chico moreno de cabello rebelde; ambos reían y corrían en el parque con un agradable atardecer de verano al fondo, el movimiento de sus pies levantado el fresco aroma del verde pasto recién cortado. Al intentar Taichi quitarle el balón a Daisuke, sus piernas se enredaron, haciéndolos caer uno sobre el otro. Con sus respiraciones agitadas, y los oídos zumbando con los latidos de sus corazones, sus miradas se engancharon. Taichi se sentía hipnotizado por aquellos ojos castaños que lo observaban directamente, sin vergüenza, ni reservas, hermosos y tan penetrantes… Sus rostros ya estaban a pocos centímetros de distancia y el mayor comenzaba a cerrar sus ojos, inclinando su rostro hacia el del chico que estaba debajo de él, cuando el fuerte sonido de la alarma lo despertó.

¡Estúpido reloj! pensó Taichi golpeándolo fuertemente para apagarlo.

Cuando se dio cuenta, notó que se había perdido en los recuerdos de aquel extraño sueño. Le impresionaba los detalles que era capaz de recordar. Se vistió aceleradamente al darse ver que llevaba casi quince minutos vagando en sus pensamientos, y salió de la casa sin desayunar. Con suerte, alcanzaría a Yamato a mitad del camino, antes de estar muy cerca de la escuela. No estaba seguro de si sería buena idea contarle al rubio los pensamientos que últimamente habían comenzado a recorrer su mente, acerca del amigo de su hermana. Por otro lado, Yamato era su mejor amigo, y el único con el que se atrevía a hablar de cualquier asunto, incluso de las situaciones más embarazosas.

Divisó el cabello dorado y la guitarra al hombro cuando dio la vuelta en la esquina, a sólo dos cuadras de distancia. Apresuró el paso, dándole un susto a su mejor amigo cuando lo alcanzó, picándole las costillas por atrás.

— ¡Taichi! — gritó el portador del emblema de la Amistad, empujando a su amigo lejos de él. — ¡¿Se puede saber qué rayos estabas pensando al hacer eso?! —

Taichi rio entre dientes, complacido de haber tomado por sorpresa al otro muchacho. — Oye, Yama, ¿tú crees que Daisuke es atractivo? —

Yamato, que iba tomando un jugo de naranja se asfixió cuando el líquido quiso pasar por el conducto equivocado en el momento en el que el joven intentó exclamar y pasar el agua al mismo tiempo. La garganta le quedó rasposa, pero aun así hizo el esfuerzo por hablar.

— ¡¿De qué estás hablando?! — gruñó Yamato, jalando el brazo de Taichi para detenerlo y hacerlo que lo mirara de frente. Respiró hondo y habló más tranquilo. — ¿La pregunta tiene algo que ver con Hikari? —

Taichi desvió la mirada por un momento, enfocándola en una máquina expendedora que se encontraba a unos metros de ellos. — Ehm… Bueno… La verdad… Siendo honestos, creo que… tú sabes, me… me he… comenzado a fijar un poco en él, eso es todo… —

— ¿Te has comenzado a "fijar en él"? ¿Estás escuchando lo que dices? — preguntó el rubio, con una ceja arqueada. — ¿Hace cuánto tiempo de esto? —

— Pues… un par de meses, supongo… — contestó Taichi, haciendo cuentas mentales, sin grandes resultados. — Tal vez menos… ¡no lo sé! — el moreno se revolvió un poco el cabello con las manos, viendo lo infructuoso que era el intentar recordar el tiempo que llevaba observando a Daisuke de ese modo. — Pero anoche soñé que casi lo besaba. —

Yamato lo miró seriamente por un largo minuto. Luego, volviendo a andar camino a la escuela, comentó. — Creo que es interesante que te hayas enamorado de alguien tan parecido a ti… Eso, mi querido amigo, es narcisismo. —

Taichi trotó detrás de su amigo, no seguro de si lo había dicho como un insulto, o si era únicamente la forma de resaltar un punto a tomar en cuenta.

La semana pasó sin pena ni gloria, así como las que le siguieron a continuación. Taichi seguía pensando, suspirando y soñando con el joven moreno, líder de los niños elegidos.

Una tarde, cuando la primavera le abría paso al verano, Taichi estaba paseando por el parque cercano a su casa, haciendo fintas con su balón favorito. Para su desgracia, el balón quedó atorado en las ramas de un árbol cuando lo lanzó con demasiada fuerza. Buscó la forma de trepar el árbol, pero la rama más cercana al suelo se encontraba demasiado alta para él. A lo lejos, vio dos siluetas conocidas acercándose. Eran su hermana, y Daisuke, que venían conversando alegremente.

— ¡Kari, Kari! ¿Puedes venir un momento? — Taichi corrió hacia ellos. — ¿Podrías ayudarme? Necesito que te subas en mis hombros para llegar hasta mi balón que se quedó atorado en aquel árbol de allá. —

— Lo siento, hermano, mamá me pidió que le llevara éstos ingredientes para hacer la cena. Debo llevarlos a casa cuanto antes. — dijo ella, con un gesto de disculpa en el rostro. Después los ojos de la chica se iluminaron cuando tuvo una idea. — ¡Daisuke puede ayudarte! Me encontré con él en la tienda y fue muy amable al acompañarme todo el camino hasta aquí. —

Daisuke infló su pecho lleno de orgullo, pues la chica más bonita del salón había alagado su caballerosidad. — ¡Claro, Tai, cuenta conmigo! —

Hikari dejó a ambos chicos lidiando con el asunto del balón, mientras ella terminaba las diligencias que le había pedido su madre. Entre los dos muchachos pudieron conseguir bajar el balón después de unos cuantos intentos, y emprendieron el viaje de vuelta a casa cuando ya comenzaba a anochecer, platicando muy a gusto de las cosas que les gustaban en común. Justo en el lugar donde sus caminos se separaban, Taichi se detuvo en seco.

— Bueno, Tai, entonces, nos vemos pronto. — se despedía Daisuke con una sonrisa. Al joven le encantaba pasar tiempo con su ídolo.

Cuando el mayor no respondió, Daisuke se preocupó un poco y posó una mano en su hombro. Taichi sonrió levemente al sentir el toque del otro chico, acompañado de una ligera electricidad recorriendo su cuerpo. Dicha electricidad lo hizo reaccionar y se volteó de frente a Daisuke. Sin pensarlo dos veces, tomó el rostro del joven frente a él, y le plantó un beso que se llevó consigo tan velozmente como lo puso ahí. Se separó rápidamente del chico que lo veía mudo de asombro, y recogió en balón que había dejado caer a sus pies.

— Buenas noches, Daisuke. — dijo, dando media vuelta y corriendo de vuelta a casa, dejando a un atónito Daisuke atrás.

Al llegar a su casa, fue directo al baño y se quedó observándose fijamente en el espejo por un largo rato. No entendía, ¿por qué la amplia sonrisa que tuvo durante todo el camino a casa, no abandonaba su rostro? Hikari lo llamó a cenar por enésima vez y por fin salió del baño, tarareando alegremente una de las canciones de los Lobos Adolescentes ‒la banda de Yamato. Su familia lo observaba, perplejos por el extraño comportamiento. No fue sino hasta que posó su cabeza en la almohada, que su rostro se relajó y la amplia sonrisa fue disimulada entre ronquidos y risitas nerviosas. El portador del valor volvió a soñar con el joven de cabello puntiagudo. Y, al parecer, no sería la última vez que lo vería en sus sueños.


Bueno, ya lo tenía escrito desde hace como un mes y medio (o más), pero no había podido revisar la redacción y esas cosas, hasta ahorita. =P

Este es el reto que tomé, dejado por Ani Strife en la sección de Las Mendigas Fickeras II, en el foro Proyecto 1-8.

Descripción del reto:

Pairing: Tai x Davis
Características: Vida escolar, shounen ai
Género: Romántica
Plazo: Indefinido

No estoy segura de qué tan bien (o mal) cumplí el reto, pero espero que al menos le guste a Ani Strife, que fue quien lo pidió. ^^U

¡Nos leemos luego! =D