Mientras desarrollaba la historia me e dado cuenta que e tenido que cambiar algún que otro punto en la historia, como son el ministro de magia, en cuanto a lo de la pareja, sé que a lo primero dije que sería un H/G pero no soy capaz de escribir algo relacionado con esta pareja (ojo que si puedo leerlo) es algo superior a mí y va contra mis doctrinas así que volverá a mi idea inicial de ser un HHr por lo que hay unas pequeñas aunque cruciales variaciones en el fic.
HARRY POTTER Y LOS MISTERIOS DE LA MAGIA BLANCABUSCANDO RAÍCES.
- Buenas noches Harry – Dijo el señor oscuro visitando la mente del atormentado Harry Potter
- ¿Qué quieres Voldemort? – Dijo el muchacho que había frente al lord oscuro.
- Quiero que te unas a mi Harry, ¿Es lo que siempre te pregunto? – El chico miró al asesino de sus padres con una mirada penetrante y exasperada, desde que había vuelto hacía solo una semana de Hogwarts Voldemort le visitaba todas las noches haciéndole la misma pregunta.
- Sabes perfectamente que prefiero morir antes de unirme a ti – Contestó el chico desafiante.
- Sabes que lo harás si no lo haces, no luches contra el poder Harry, únete a él – El muchacho ya se estaba cansando de ver la misma cara de serpiente haciéndole ridículas promesas.
- Sabes que tu también puedes morir enfrentándote a mi Voldemort, estamos atado bajo una profecía – Cualquiera que viera esta conversación podría decir que el muchacho era un chico temerario al hablar al lord de ese modo, pero el caso es que desde que Voldemort lo visitaba Harry se iba volviendo mucho más frío y a la vez más sarcástico en sus conversaciones.
- No podrás Harry y lo sabes, de cualquier modo, si te unes a mi, la profecía no se cumplirá, ninguno de los dos tiene que morir, estás marcado como mi igual – Voldemort miraba al chico haciendo uso de todo el autocontrol que tenía para dirigirse a él y poder pasarlo a su lado – Podrás hacer lo que quieras, quieres vengar a tu padrino, te entregaré a Bellatrix para que la mates a gusto, quieres a tus padres, juntos los resucitaremos – El chico cerró por un momento los ojos luchando con su corazón para que no le hiciera caso, y ante esto Voldemort sonrió sabiendo que estaba ganando terreno – Vamos nunca más tendrás que estar bajo las órdenes del viejo loco de Dumbledore, nunca más nadie decidirá por tu vida excepto tu mismo – El chico abrió los ojos rápidamente conciente de que poco a poco estaba cayendo en el lado oscuro y mirando a su antagonista con odio le gritó.
- ¡Lárgate Voldemort!, mataré a Bellatrix al igual que a ti por la muerte de mis padres y mi padrino – Le lanzó una sonrisa irónica que Voldemort miró confundido – Pero no te preocupes que nadie más controlará mi vida – El niño que vivió se concentró para expulsar a Voldemort de su mente, poco a poco Harry fue viendo como el lord desapareciendo hasta que por fin pudo despertar.
Harry despertó con su ya acostumbrado dolor de la cicatriz, se incorporó en su cama y miró todo lo que allí le rodeaba, un viejo escritorio en el que había varios pergaminos esparcidos por él, un baúl a los pies de su cama en el que su interior contaba con varios libros de magia, una escoba, un espejo roto, un caldero y otras cosas para un aprendiz de mago, siguió mirando su habitación de forma ausente y su vista se clavó en la jaula de su lechuza Hegwid que en esos momentos estaba entregando el reporte de cómo se comportaba su familia con él. Sin más que hacer se dirigió hacia su armario y tomó lo primero que vio.
Al bajar a desayunar encontró su ya acostumbrada familia, Tía Petunia preparaba un abundante desayuno para la ballena de su primo, tío Vernorn leía el periódico criticando todo lo que allí salía y su primo miraba la televisión con cara de absoluta concentración intentando comprender lo que en ella salía. Al entrar él en la cocina hubo tres reacciones diferentes, su tío gruñó al verlo entrar y murmurar por lo bajo lo que le haría si no fuera por las raras amistades de su sobrino, su tía lo miró con asco antes de volver a preparar el desayuno. Dudley pegó un salto y miró a su primo con absoluto terror, intentando no mirarlo directamente a los ojos ya que al parecer desde el verano anterior en su encuentro con los dementores tenía pánico de lo que su primo podría llegar a hacerle y eso sin contar que desde que llegó de su colegio no había intentado provocarlo ni una sola vez y su mirada había pasado a convertirse en una mirada fría y carente de emoción.
Una vez acabado su desayuno volvió a su pieza y se sentó en su escritorio, tomó su pluma y un pergamino y escribió la profecía una y otra vez intentando buscar en ella algo que le dijera como acabar de una vez con Voldemort para poder llegar a vivir sin ninguna preocupación:
El único con el poder para vencer al Señor Oscuro se acerca... nacido de aquellos
que lo han burlado tres veces, nacerá mientras el séptimo mes este muriendo... y
el Señor Oscuro lo marcará como su igual, pero él tendrá un Poder que el Señor
Oscuro no conoce... y uno debe morir a manos del otro, pues ninguno puede vivir
mientras que el otro sobreviva... El único con el poder para vencer al Señor
Oscuro nacerá mientras el séptimo mes este muriendo...
Visto que la profecía no le iba decir nada más de lo que él sabía se puso a pensar que poderes tendría él, algún poder heredado de su familia y que todavía no lo conociera, sabía que por parte de su madre al ser de origen muggle y no tener una larga descendencia mágica no habría podido desarrollar algún poder que no fuera el mismo echo de poder magia. Pero por parte de su padre no sabía nada de él. Bueno bien es verdad que tampoco lo sabía de su madre pero sabiendo que su origen era muggle no habría nada que pudiera ayudarle contra Voldemort, siendo él el heredero de Slytherin. Pero y Harry que es lo que sabía de su familia por parte de su padre, como iba a descubrir algo que pudiera haber heredado de sus antepasados si ni siquiera sabía quien era él realmente.
- Esto es algo frustrante, todo el mundo sabe más de mi maldita vida que yo mismo – dijo el muchacho lanzando la pluma al tintero y frotándose los ojos con cansancio.
Sabía que si quería conocer algo de él mismo tenía que encontrar a alguien que le diera sus respuestas, la pregunta era ¿quién?. Dumbledore lo descartó de su lista ya que en esos momentos estaba muy frustrado para preguntarle algo al viejo director de Hogwarts y lo último que quería era que el viejo se enterara de algo. Remus sería una opción, seguro que algo podría llegar a saber pero volvería al principio, seguro que sabiéndolo Remus la orden al completo sabría que estaba investigando sobre el mismo. Siendo sincero con el mismo no conocía a nadie que de seguro no se lo contaría a Dumbledore, estaba Hagrid pero el no sabría guardar un secreto con Dumbledore, McGonagall le daría esquivazo y si le preguntaba a Snape le lanzaría un maleficio al primer comentario sarcástico que hiciera
Entonces estaba claro que no podría preguntarle a nadie, tal vez podría buscar en algunos libros de historia moderna ya que su desde el 31 de octubre de aquel fatídico día no había libro de historia sobre la magia moderna que no saliera nada sobre él, con un poco de suerte encontraría algo que buscara. Otra cosa a tener en cuenta del joven Gryffindor es que los únicos libros de historia que tenía sólo hablaban sobre rebeliones de duendes y algunas rebeliones de otras criaturas mágicas por lo tanto si quería saber algo de él mismo tendría que ir al callejón Diagon para comprar algún que otro libro.
Pero ahora venía otro problema, siempre que salía de su casa veía a algún miembro de la orden rondando por allí por mucho que intentara esconderse y una de las cosas que había aprendido Harry en el escaso tiempo que llevaba en "su casa" era a presentir que lo vigilaban y desde donde estaba oculta esa persona, incluso llevando una capa de invisibilidad sabía que allí había alguien, no por nada el tenía una.
Después de mucho pensarlo decidió que iría bajo su capa de invisibilidad volando, así que tomó una mochila para poder guardar su capa cuando no la necesitara, su escoba y se echó encima la capa haciéndolo invisible a todos los que lo vigilaban, salió de su casa sigilosamente aprovechando que su tía salía para ir a hacer la compra.
Llevaba casi media hora de vuelo cuando distinguió entre los edificios el caldero chorreante, una vez hubo aterrizado en la misma entrada, al entrar notó que los pocos clientes que había allí miraban la puerta con pavor y no era para menos ya que habían visto abrirse y cerrarse la puerta sin que nadie pasara, por lo tanto podían llegar a pensar que era un mortifago bajo una capa de invisibilidad, aunque a Harry en esos momentos lo que menos le importaba era lo que llegara a pensar la gente de que había entrado así que sin ningún preámbulo se dirigió hacia la entrada del callejón antes de tocar con su varita los ladrillos para que se abrieran se despojó de la capa y la guardó en la mochila.
- Bueno, ya estoy aquí – Dijo Harry admirando las tiendas como si nada hubiera cambiado – Primera parada: Gringotts – Así que se dirigió hacia su bóveda personal en la que sacó una gran cantidad de oro.
Una vez fuera del banco, se dirigió hacia Flourish & Blotts en la que tranquilamente se paseaba por los estantes viendo toda clase de libros de todas las ramas de la magia, tomó varios tomos algunos tomos gruesos sobre magia moderna. Mirándolos fijamente podría buscar algún que otro libro para entretenerse el resto del verano, así que buscando vio "historia de Hogwarts", se acordó de las veces que su amiga les decía que debían leerse el libro así que lo tomó, no sabía si se lo leería pero por lo menos lo tendría. Paseándose por los estantes tomó también algunos libros sobre magia negra, rituales y magia blanca.
Había pasado varios días desde que Harry había vuelto del callejón Diagon y desde entonces había estado enfrascado en todos los libros que había comprado, pero lo único de él que hablaba era que tendría que ser muy poderoso para resistir la maldición asesina y que nadie sabía como podía haberse salvado de ella. De sus padres lo único que mencionaban era que fueron aurores que vivían en el valle de Godric donde se situaba la mansión familiar de los Potter.
Harry miró el plano que había en el libro donde se situaba el valle de Godric, a las afueras del valle se encontraba una pequeña casita de campo que desde aquel fatídico día se había convertido en centro de peregrinaje para miles de magos que querían ver el lugar donde el innombrable había sido derrotado, en el centro del pueblo había marcado una gran casa con el nombre de Mansión Potter, seguro que allí encontraría todas lo que le hacía falta de su familia, al fin y al cabo era la casa de sus padres y si había algún documento que dijera que clase de poderes había en su familia, sería allí donde lo encontraría por lo que había llegado la hora de pedir ayuda a la orden del fénix ya que dudaba que pudiera llegar solo hasta el valle de Godric.
Sin esperar un minuto más salió a la calle y miró por los alrededores en busca de alguna señal que indicara que había un miembro de la orden por los alrededores, notando un pequeño pinchazo en la nuca que le alertaba que era observado desde atrás se dirigió con paso rápido hacia la casa de la señora Figg ya que sabía que era desde allí donde lo observaban. Llamó al timbre insistentemente hasta que abrió una sorprendida señora Figg murmurando sobre niños con problemas para controlar su temperamento
- ¿Qué ocurre Harry? – Preguntó la señora Figg sorprendida por la mirada del chico ya que esta había perdido toda inocencia y timidez que había tenido en los años anteriores que lo había conocido.
- Necesito hablar inmediatamente con alguno de la orden – Dijo Harry mirando atentamente a la señora.
- Pasa querido – Dijo esta todavía impresionada con su mirada, ahora entendía porqué en la última reunión había comentado Dumbledore que Harry acababa de dejar definitivamente su niñez de lado. Al entrar vio a Remus mirándolo fijamente como si supiera de antemano que se venía a hablar con él.
- Harry, ¿hay algún problema? – Preguntó con su rostro preocupado.
- Eso depende de cómo se mire – El chico no se andó con rodeos, se sentó frente al hombre lobo y se dispuso a continuar – Quiero ir a la mansión de mis padres, a MI mansión – Dijo remarcando sus últimas palabras – Hay cosas que debo averiguar.
- ¿Cómo te has enterado de la mansión? – Preguntó Lupin sorprendido.
- ¿Acaso te sorprende que sepa algo de mi vida Remus? – El tono irónico le hizo comprender al hombre que no debería haber hecho esa pregunta, el chico viendo que estaba pagando su frustración con el único vínculo que tenía de sus padres y su padrino continuó más sereno – Eso no importa Remus, llevo mucho tiempo apartado de mi linaje, para saber algo más de mí e tenido que comprar libros de historia en el que sé que salía algo sobre mí, y sinceramente estoy arto, arto de que todos sepan más de mi que yo mismo, arto de que todos quieran manipular mi vida creyendo que es lo mejor para mi, arto del mundo muggle, arto de tener que luchar en esta maldita guerra en la que no estoy seguro de querer participar, arto de mi vida, arto de todo – El hombre lobo miraba al muchacho viendo la verdad en sus palabras.
- Veré que puedo hacer Harry, aunque no prometo nada, la orden pondrá muchos impedimentos con respecto a tu seguridad – El hombre lobo se levantó de su asiento y abrazó a Harry aunque este apenas si correspondió al abrazo.
- Remus, si antes de mañana al anochecer no tengo ninguna noticia, yo mismo iré al valle de Godric y nadie podrá impedírmelo – El antiguo profesor de DCAO asintió seriamente.
Con unas breves palabras a la anciana que había estado todo el tiempo haciendo como la que limpiaba, aunque en realidad lo que hacía era escuchar la conversación sin peder detalle de su palabra, Remus desapareció dejando al joven sentado en la casa de la vieja señora Figg. Harry sin nada más que hacer se despidió con un gesto de cabeza hacia la anciana y volvió hacia "su casa" para seguir con los otros libros que se había comprado.
En otro lugar de Londres Remus Lupin aparecía en un callejón oscuro, para andar un par de cuadras en aquel barrio muggle y situarse entre las casas 11 y 13 de Grimmauld Place mirando tentativamente de un lado a otro ante sus ojos apareció una puerta seguido de una casa. Entró sigilosamente sin hacer ruido dirigiéndose rápidamente hacia la sala de reuniones de la orden donde sabía que se encontrarían algunos miembros de la orden.
- Mundungus, sustitúyeme, ve a Privet Drive, tengo que hablar con Dumbledore – El hombre no se hizo de rogar saliendo todo lo rápido de sus piernas para llegar a un sitio seguro donde aparecerse.
Justo cuando Mundungus salió de la casa, Dumbledore entraba en busca de Remus en busca de una explicación de porque había dejado su guardia antes de tiempo, entonces Lupin procedió a contarle todo lo que había hablado con el joven Potter y la advertencia que le había dado en el último momento.
- Será arriesgado que valla a ese lugar, además que no sabemos como le afectará emocionalmente volver al lugar donde sus padres murieron – Dijo pensativamente el profesor Dumbledore.
- Profesor, usted no ha visto la mirada de Harry, se está retrayendo de la luz, se está convirtiendo en una persona fría y calculadora, su mirada ya no tiene ese brillo que tenía cuando lo conocí.
- Sabes que no podemos dejarlo solo en aquella mansión Remus, eso podría hacerle más mal que bien – El viejo director sabía que los argumentos del hombre tenían fundamento pero no podían dejar a un adolescente sólo en una mansión donde habían comenzado todo.
- No estará solo profesor – Dijo el hombre con determinación – Yo me quedaré con él, profesor e incluso si es necesario renunciaré a la orden, ahora Harry es lo único que me queda y a su vez soy su único apoyo, ahora que no tiene a sus padres ni a su padrino, ocuparé el puesto de este último.
- No será necesario que dejes la orden Remus, en cuanto a lo de pedir su custodia me parece bien, aunque será solo en el mundo mágico – El profesor esbozó una pequeña sonrisa – Bueno, creo que ya que Harry sabe lo de su mansión tendrás que contarle también lo de su bóveda familiar.
- Lo sé profesor – Dijo Remus antes de salir de la habitación para prepararse para el día siguiente
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En otro lugar de Londres un chico despertaba sudoroso de sus pesadillas con Voldemort, esta vez había llegado más lejos llegando a tocarlo por lo que su cicatriz ardía como nunca, al cabo de media hora el dolor de la cicatriz comenzó a disminuir por lo que pudo levantarse para darse una merecida ducha para relajarse y terminar de despertarse.
Harry sabía que su propuesta sería aceptada ya que Dumbledore no podía tentar a la suerte y perder la poca confianza que ahora Harry tenía en él, por lo que después de un rápido desayuno en el que fue ignorado por sus familiares, subió a su cuarto y se dispuso a empacar todas sus cosas para que en caso que no hicieran caso a su advertencia dirigirse el solo al valle de Godric. Justo cuando acabó de empacar el timbre de la casa sonó, Harry agudizando el oído pudo distinguir los resoplidos de tío Vernorn dirigirse a abrir la puerta.
- ¿Qué quiere?, Lo hemos tratado bien – Harry sabía que era uno de los de la orden que amenazaron el curso anterior con no tratarlo como dios manda.
- Oh no se preocupe señor Dursley, en realidad vengo para llevármelo lo que queda de verano – Harry reconoció la inconfundible voz amable de Remus al hablar con tío Vernorn así que no queriendo que su antiguo profesor tuviera que soportar por más tiempo a su tío bajo las escaleras de dos en dos para encontrarse sonriente con el licántropo.
- Buenos días Remus – Harry esbozó una sonrisa que no se le veían desde la muerte de su padrino – Tengo todo preparado sólo falta bajar el baúl.
- Te ayudo entonces – pasando al recibidor bajo la mirada furiosa de tío Vernorn
Al llegar a la habitación, el último merodeador agitó su varita señalando el baúl, mientras este comenzaba a reducirse considerablemente hasta el punto que cabía en un bolsillo. Harry lo tomó guardándose bien en uno de sus bolsillos. Así pues se dirigieron al caldero chorreante por medio de un trasladador, cuando llegaron Harry miró confuso a su ex profesor de porqué estaban en ese lugar y no donde había pedido.
- ¿Qué ocurre Remus?, Para venir aquí no hubiera pedido tu ayuda – Dijo el chico con desagrado al ver que todos los del local lo miraban como si un fenómeno se tratara.
- Antes de nada, creo que va siendo hora de que conozcas toda tu herencia antes de ir al valle de Godric.
- ¿Toda mi herencia? – preguntó el chico mientras seguía a Remus hacia Gringotts.
- Si toda tu herencia, ahora lo verás – Esbozó una pequeña sonrisa que fue devuelta por el joven Potter – Buenos días, soy Remus Lupin, venimos para entrar en la bóveda familiar de Harry Potter y conocer todos sus vienes – El duende al que se había dirigido Remus, le lanzó una mirada evaluadora a Harry como si intentara descubrir algún engaño.
- De acuerdo Señor Potter y señor Lupin, por favor acompáñenme – El duende los guió hacia una habitación llena de estanterías que llegaban hasta el techo y en cada estantería repleta de archivadores con un montón de pergaminos – Si, Harry Potter, a ver a ver – El duende se paseaba por todas las estanterías y a veces se subía en una maltrecha escalera que llegaba hasta el techo – si aquí está, Señor Harry James Potter, único heredero de James Potter y Lilian Potter.
El duende se acercó a un escritorio que allí se encontraba e invitó a ambos a sentarse frente a él, mientras habría los documentos que allí había.
- Bien, según lo acordado en el testamento de James y Lilian Potter, el único heredero de sus bienes pasaría en el día de su muerte a su único heredero Harry James Potter, en caso que el heredero aquí nombrado no tuviera la edad suficiente para administrar sus bienes, el guardián legal Sirius Orion Black se haría cargo hasta que considerara oportuno, en caso que su guardián legal por alguna razón no pudiera administrar sus bienes la administración pasaría a mano de Albus Dumbledore y Remus J. Lupin. Bien señor Lupin como uno de los guardianes debo hacerle la siguiente pregunta, ¿Considera al señor Potter preparado para administrar los vienes heredados por sus padres James y Lilian Potter?
- Si, está perfectamente cualificado – Dijo Remus con voz solemne, mientras que Harry sólo se dedicaba a mirar el montón de papeles que el duende tenía bajo su brazo.
- En ese caso, se procederá a la lectura de vienes de Harry James Potter, a partir del día de hoy pasa a manos del nombrado el título familiar y la jefatura de la estirpe Potter, la mansión familiar situada en el Valle de Godric, la mansión de Paris, Egipto y España, así como la casa de campo a las afueras del Valle de Godric. Como acciones él ultimo heredero de la familia Potter cuenta con el 40 de la empresa Nimbus así como algunas acciones más del mundo mágico y muchas otras del mundo muggle, Según la cláusula 503 del testamento de los Potter – El duende le pasó a Harry unos pergaminos en el que venían todas las empresas mágicas y muggles que estaban en su poder así como el número de acciones – El señor Harry Potter posee la caja de seguridad, 458, 507 y 687, la bóveda familiar de la familia Potter que pasa en estos momentos a manos del heredero nombrado, en la que la suma actual que contiene dicha bóveda alcanza los 50.000.000 de Galeones, así como pertenencias pasadas de algún miembro anterior del linaje Potter – El duende le pasó a Harry una llave dorada del doble de tamaño que su caja de seguridad normal – Bien señor Potter, ¿Tiene alguna duda con respecto a sus bienes monetarios así como inmuebles heredados por sus antecesores?
- ¿Tan rico soy? – Dijo el muchacho con un hilo de voz realmente mareado por todo aquello que el duende le había dicho, y contemplando de pasada los pergaminos que le había entregado.
- Bueno señor Potter – Dijo el duende como comentario personal – Su familia es una de las familias más adineradas de toda Inglaterra, seguido de los Dumbledore, Black, Zabini, Turpin, Longbottom, Parkinson y Malfoy entre otros – Harry miró a su ex profesor y sólo vio que le dedicaba una sonrisa cómplice.
- No pensarías que tu familia sólo te había dejado con una sola caja de seguridad para que pudieras mantenerte, ¿verdad? – Harry no comentó nada de principio, estuvo unos momentos ojeando los pergaminos en el que veía las acciones de las diferentes empresas que ahora le pertenecían.
- Quisiera ver mi bóveda familiar – contestó el muchacho con la garganta repentinamente seca. El duende se levantó del asiento en el que estaba sentado haciéndoles señas a ambos magos para que le siguieran. Montaron en un carrito y comenzaron una bajada pronunciada en las que pasaban por las diferentes galerías.
- Después de lo que a Harry le pareció una eternidad y con un frío helado que los envolvía, fijó su vista en una gran puerta, con múltiples grabados de diferentes animales, así como runas y otras demás símbolos que Harry no pudo distinguir.
- Toque una de esas runas señor Potter, si usted contiene sangre Potter la cámara lo reconocerá – El chico miró al duende sin comprender y su duda tuvo que reflejarse en su cara porque rápidamente se dispuso a aclararle el porque – Esto es una medida de seguridad señor Potter, si alguien intentara hacerse pasar por usted, la cámara reconocería que no lleva sangre de su linaje y por tanto la puerta no se abriría – Harry hizo lo que el duende le pidió a la vez que introducía la llave, una serie de mecanismos comenzaron a oírse dando a entender que la puerta lo había reconocido como tal.
Cuando la puerta se abrió Harry no pudo otra cosa que maravillarse, que iba a hacer con tanto dinero, la cámara era igual o incluso más grande que el gran comedor de Hogwarts y allí había grandes montañas de galeones que brillaban al reflejo del candil que llevaba el duende en la mano. Entrando en la cámara Harry distinguió también que había varios cuadros de sus antepasados vestidos todos con túnicas rojas y algunas capas doradas, en la cintura llevaban un cinto con una espada que si Harry no se equivocaba era la espada de Godric Gryffindor. Paseando por la bóveda descubrió unos estantes con algunos artilugios mágicos y algunos de ellos a Harry le recordó mucho a los artilugios que habían en el despacho del profesor Dumbledore y que él muy amablemente se había encargado de destrozar en su última visita al despacho del director.
- Bueno Harry – Dijo Lupin sacando a Harry de su ensoñación – Ya que estamos aquí, toma dinero, compraremos tus útiles del colegio y nos iremos a la mansión Potter – Harry tomó un saquito de tela que le ofrecía su ex-profesor de DCAO y comenzó a tomar grandes cantidades de galeones casi parecía que pretendía no pasar en varios años por Gringotts de tal cantidad que tomó - ¿Piensas comprar algo más a parte de tus útiles del colegio Harry? – Preguntó mitad asombrado mitad en broma.
- No sé, pero teniendo tanto dinero, puedo permitirme algunos caprichos ¿no? – Dijo mientras esbozaba una sonrisa muy infantil y Remus pudo llegar a ver por unos segundos el brillo en sus ojos que tenía cuando lo conoció.
- Bien, si todo está listo, será mejor que partamos a hacer las compras que se nos hace tarde – El camino hacia el exterior del banco le pareció a Harry mucho más corto de lo que en realidad era, al salir del edificio ambos magos se deslumbraron por la claridad y el buen día que había en el callejón.
- Esto Remus, no sé si te habrás dado cuenta pero todavía no me ha llegado la lista de útiles del colegio – Harry acababa de darse cuenta de un pequeño detalle aunque crucial para hacer las compras.
- No te preocupes, Dumbledore me dio tus cartas antes de que fuera a buscarte – El hombre-lobo le tendió dos sobres a Harry, uno con el sello del ministerio y otro la carta normal de Hogwarts, que Harry se apresuró a abrir. Primero abrió los sobres del ministerio en donde seguro hallaría los resultados de los TIMOS
Estimado señor Harry James Potter:
Adjunto al sobre le entregamos su lista con los resultados obtenidos de los exámenes TIMOS llevados a cabo al final de
¨ Encantamientos: Extraordinario
¨ Transformaciones: Extraordinario
¨ Pociones: Excede Expectativas
¨ DCAO: Extraordinario plus por crear un patronus corpóreo
¨ CCM: Excede expectativas
¨ Astronomía: Aceptable
¨ Adivinación: Terrible
¨ Herbología: Pobre
¨ Historia de la magia: Terrible
Según la charla de orientación académica en la que tuvo con su jefa de casa y su interés por tomar la carrera de auror, encontrará que con estas calificaciones podrá seguir con la carrera que estima.
En la cara de Harry se dibujó una sonrisa de felicidad nunca antes vista, podría seguir la carrera de auror tal como quería. Lupin aunque había estado todo el tiempo callado esperando ver el resultado comenzó a ponerse nervioso, hasta que no pudiendo aguantar más le preguntó.
- Y Bien, ¿Has superado los TIMOS? – Harry le dio una breve mirada al licántropo para luego entregarle la carta y que la comprobara el mismo – Esto es estupendo Harry, veo que quieres seguir los pasos de tus padres, me alegro por ti – Dijo el hombre una vez de haber leído la carta. Harry se apresuró a abrir sin borrar de su rostro su sonrisa.
Estimado Señor Potter:
Le informamos que el expreso saldrá el 1º de septiembre a las 11:00 en el andén 9¾. Así mismo según sus resultados de sus TIMOS y llegado a que sus estudios le llevarán a la carrera de aurología, tendrá que poseer los siguientes útiles adjuntados en su lista.
Muy cordialmente, Minerva McGonagall
Directora adjunta
PD: Felicidades por sus TIMOS, espero no tener que defraudarme de su elección
Lista de libros para la carrera de aurología:
q Libro reglamentario de hechizos curso 6, por Miranda Goshawk
q Historia de la magia, desde Grindelwald hasta los tiempos del innombrable, por Bathilda Bagshot
q Guía de transformación para estudiantes avanzados, Emeric Switch
q Pociones de alto nivel, por Severus Snape
q La lucha contra la oscuridad, Por Aberforth Dumbledore
q El poder de la mente, anónimo
q El arte del duelo, por Alastor Moddy
Lista de instrumentos:
q Kit de ingredientes para pociones de nivel avanzado
q Caldero de plata de medida 3
q Túnica de Gala
- ¿Caldero de plata? – Preguntó el muchacho un poco sorprendido – ¿Qué diferencias existen entre un caldero de peltre y otro de plata?
- Los calderos de plata aguantan pociones a unas temperaturas más elevadas Harry, para ponerte un ejemplo, el verisaterum suele cocerse en un caldero de plata o de oro, aunque los calderos de oro son exageradamente caros.
La primera parada que hicieron fue a Flourish y Blotts en donde comenzaron a comprar todos los libros que les harían falta para el próximo curso, Harry además se paseó por los estantes de DCAO, pociones y transformaciones comprando algunos libros de más para tener algunos libros de ayuda en caso de que Hermione no tomara la misma carrera que él.
La siguiente parada que hicieron fue la botica para comprar su Kit de ingredientes y el caldero de plata, a Harry siempre le gustaba entrar ahí incluso con el hedor que desprendía todos los ingredientes que allí había. A parte del caldero de plata, el dependiente le aconsejó que comprara una balanza de alta precisión.
En Madame Malkin, Harry a parte de comprar sus túnicas normales de Hogwarts y su túnica de gala, compró algunas túnicas de uso diario, dirigiéndose también a la sección de ropa muggle en la que compró todo tipo de atuendos nuevos, desde ropa formal como camisas, chaquetas y corbatas hasta ropa deportiva y vaqueros y algunas cazadoras. También se compró zapatos nuevos, desde zapatos formales de vestir hasta algunas deportivas.
- ¿Piensas renovar todo tu vestuario Harry? – Preguntó Remus con sorna.
- Pues la verdad es que sí, tengo suficiente dinero para permitírmelo, estoy arto de ir siempre con la ropa de Dudley en la que perfectamente podría caber dentro toda la casa de Gryffindor – El hombre lobo levantó las manos en señal de paz y le dedicó una sonrisa mostrándole que estaba totalmente de acuerdo.
- Creo que ya hemos acabado – Dijo Harry después de pagar una buena cantidad de galeones por toda la ropa. Con un movimiento de varita Remus encogió todas las compras para poder cargarlos mejor.
- Pues bien, creo que es hora de que nos vallamos, ¿no? – Se dirigieron hacia el caldero chorreante en donde le pidieron polvos Flu a Tom, el tabernero – Bien Harry, nos vamos al valle de Godric, pero todavía no podremos entrar en la mansión porque en estos instantes está desconectada de la red flu, así que iremos a una armería que ahí en el pueblo – Tomando un puñado de polvos Flu, Remus lo arrojó al fuego y gritó "Armería del valle", las llamas tragaron al licántropo en cuestión de segundos.
Harry repitió sus mismas acciones lanzándose al fuego verde, cuando por fin dejó de dar vueltas entre llamas y pasando miles de chimeneas en poco tiempo, al cabo de lo que a Harry le pareció una eternidad cayó al suelo de una tupida alfombra.
- Odio este medio de transporte – murmuró el muchacho mientras se quitaba un poco de hollín de la ropa.
- Estas bien Harry – preguntó Remus que veía a Harry malhumorado por el transporte.
- Sinceramente, estoy deseando poder aprender a aparecerme – Harry por primera vez echó un vistazo al lugar donde se encontraban, faltándole poco para que se le desencajara la mandíbula al ver la tienda, en ella había varias armaduras de diferentes épocas y varios materiales, relucientes como si acabara de sacarle brillo, estantes repletos de armaduras, escudos, lanzas, arcos, flechas, says, y un sinfín de más armas de lucha cuerpo a cuerpo.
- Bueno, creo que podríamos irnos – Con un gesto de la mano Remus saludó al dependiente que miraba a Harry con sumo interés y que Harry al percatarse de su mirada estaba poniéndole realmente nervioso.
Al salir de la tienda, Harry se encontró con una calle adoquinada con bonitas casas a su alrededor, en cierto modo aquella calle le daba un aire a Hogsmeade pero a su vez había algunas cosas muggles, pequeñas pero que ahí estaban.
- Esto, Remus, no da un aire este pueblo a Hogsmeade.
- Bueno, en cierto modo, pero debes de saber que aquí en el valle de Godric, viven magos y muggles en completa armonía, aunque esta parte del pueblo sería por decirlo de algún modo la parte mágica, aunque a ella tienen acceso también los muggles – Mientras hablaban iban recorriendo las calles y Harry pudo distinguir en la lejanía una gran mansión.
- Cómo es posible que los muggles sepan de la existencia del mundo mágico, ¿no se supone que existe un estatuto de secretos de brujos? – preguntó Harry que de eso era una de las cosas por la que le acusaron el verano anterior por romper esa norma.
- Bueno, si, lo que ocurre es que son descendientes de squib, o mismos squib, e incluso hay muchos padres y hermanos de brujos de ascendencia muggle por lo que ellos no entran en el decreto de secretos de brujos – Harry no dijo nada más porque en esos momentos habían llegado a una frente a una verja un poco oxidada que estaba sujetada por dos pilares en el que habían unas imponentes estatuas con forma de fénix.
Remus sacó un manojo de llaves de su túnica, tomando una especialmente grande, al abrir la verja esta emitió una serie de chirridos señal de no haber sido abierta en años. El camino desde la verja hasta la mansión era realmente grande y Harry no pudo otra cosa que maravillarse ya que aunque se notaba que el jardín no se había cuidado en más de una década en otro tiempo tuvo que ser realmente hermoso, había árboles que rodeaban toda la mansión, así como un camino adoquinado que subía hasta llegar frente a la mansión, antes de siquiera mirar la mansión Harry fijó su vista en una fuente redonda que se encontraba a pocos pasos de él, aunque estaba repleta de verdina y sus aguas estaban completamente verdes Harry no pudo otra cosa que maravillarse al ver las exquisitas formas que la fuente mostraba, en el centro había tallado un unicornio, un fénix, sirenas que se supondrían echarían chorros de agua por su boca y pequeños dragones.
Harry apartó su mirada de la fuente para mirar por primera vez la mansión, quedándose también sin habla, era una mansión gótica, por las formas que tenía debía ser realmente antigua, unas esculturas dignas de reyes a primera vista, pero a su vez misteriosa y mística.
- Bienvenido a la noble y ancestral mansión Potter – Dijo Remus con voz solemne cuando notó que Harry no quitaba su vista de la magnífica construcción.
- ¿Esto es mío? – Preguntó el menor de los Potter con gran asombro.
- Y mucho más Harry, espera a verla por dentro – Dicho esto se dirigió a la puerta de roble e introdujo otra llave de aquel manojo de llaves que llevaba en sus manos, al entrar estaba un poco oscuro por lo que Remus se dirigió hacia el interior intentando dar un poco de claridad a la mansión, al poco tiempo unas especie de lámparas comenzaron a brillar poco a poco como si de un lumus se tratara, aunque como Harry bien pudo observar daban más claridad que el hechizo.
Cuando Harry se percató de donde estaba no pudo otra cosa que asombrarse por la mansión tan señorial en la que estaba, el recibidor daba a dos puertas una a la izquierda y otra a la derecha y a un enorme pasillo en el fondo, en el frente unas voluminosas escaleras subían al piso superior. Había esculturas de todo tipo, aunque algunas le recordaban a las clásicas esculturas griegas.
- Guau, esto es impresionante Remus – dijo el chico sin perder un solo detalle del recibidor en el que se encontraban.
- Pues aún no has visto lo mejor, existen como unas 50 habitaciones todas con su propio cuarto de baño, grandes ventanales que dan al exterior, unas cómodas camas dignas de la realeza. Esta mansión cuenta con su propia biblioteca la cual no tiene nada que envidiarle a la de Hogwarts, un inmenso salón, gimnasio, múltiples salones y demás cosas que ya irás descubriendo con forme valla pasando el tiempo.
- Todavía no me hago a la idea de que todo esto me pertenezca – Los ojos de Harry comenzaron a brillar en señal que estaba a punto de llorar, solo de pensar en todos los momentos felices que habría tenido si sus padres vivieran en ese lugar.
- Vamos queda poco para que anochezca, ¿Por qué no das una vuelta por la mansión? – Remus que intuía de los pensamientos contradictorios que estaba teniendo el último de los Potter intentaba que su mente se desviara hacia otro aspecto de la casa – Vamos ve y elige una de las habitaciones que hay allí para dormir, menos la que tiene un lobo en la puerta que en esa siempre me ha gustado dormir a mi ahí.
- De acuerdo – le dedicó una sonrisa a Lupin mientras se dirigía directamente hacia las escaleras encontrándose con un corredor que llevaba a una de las alas en donde se situaban algunas habitaciones.
Comenzó a abrir habitación por habitación, descubriendo la habitación con un lobo de la que Remus le había hablado, también descubrió la habitación que antiguamente usaba su padrino, sus padres, e incluso la habitación que usaba colagusano, Harry al ver a quien pertenecía cerró la puerta con violencia nublando otra vez su mente con sentimientos vengativos, decidió seguir curioseando las habitaciones. Una de las cosas que a Harry más le llamaba la atención eran los grabados que había en todas las puertas, como si quisiera mostrar la personalidad de aquel que la ocupaba. Al abrir una de las habitaciones Harry se sorprendió un poco al ver que la decoración de esa habitación cambiaba, ya que en lugar de una cama se encontraba una cuna, las paredes estaban pintadas de un azul cielo, también había una mecedora con aspecto cómodo y por toda la habitación había multitud de peluches, sin poder evitarlo se acercó a uno en forma de perro, tomándolo entre sus brazos dándole un fuerte abrazo mientras sendas lágrimas nublaban sus ojos, mientras se sentaba en la mecedora dejó volar su imaginación de cómo hubiera sido su vida con sus padres.
- Yo también los echo de menos – la voz inconfundible de Remus le hizo salir de sus cavilaciones – Sabes recuerdo perfectamente ese peluche que tienes en las manos, fue el primero que te regaló Sirius – Harry miró a los ojos de su ex profesor y vio que hacía esfuerzos por no llorar – Tu padre y Sirius estaban deseando que crecieras para poder enseñarte a jugar al Quidditch, lo recuerdo como si fuera ayer, Sirius decía que había que entrenarte para la posición de bateador y James decía que serías el mejor buscador de la historia.
- Sabes que es lo peor de mi vida Remus, que todo el mundo conozca más de mi que yo mismo, que tenga que enterarme de mi pasado por libros de historia, o que lo único que se de mis padres son sus nombres y que trabajaban de auror y que mi padre era un gran buscador, a parte de eso no conozco nada de ellos – Remus se acercó al muchacho y le dio un abrazo paternal de esos que te hacen olvidarte de todo.
- Hagamos un trato, tu me cuentas tus aventuras vividas en Hogwarts hasta ahora y yo te contaré las aventuras de los merodeadores – Dijo Lupin cuando soltó a Harry de su monumental abrazo dedicándole una sonrisa.
- Tienes un trato – respondió con la misma sonrisa.
- Vamos, Dumbledore ha venido hace un momento por eso e subido a buscarte.
- Genial, justo lo que necesitaba – Replicó el chico borrando su sonrisa y colocando en su rostro la máscara fría con la que Lupin recordaba del día anterior.
- Puede que estés enfadado con Dumbledore, pero ten en cuenta que todo lo que hizo en el curso anterior lo hizo pensando en tu bien – soltó Remus entendiendo por fin el porque de esa frialdad.
- No es sólo eso Remus, yo consideraba a Dumbledore como el abuelo que nunca tuve, considero a la señora Weasley como a la madre que me arrebataron, Sirius era en cierto modo como un padre para mi, a ti te consideraba como a un tío, Ron y Hermione son como mis hermanos y ahora sinceramente no se que pensar – Faltaba poco para que llegaran al salón en donde esperaba Dumbledore y Remus pudo comprender el sentimiento de Harry, Dumbledore le ocultaba cosas, Sirius muerto, Ron y Hermione así como la señora Weasley demasiado preocupados por su seguridad para pensar en como llegaban a sentirse y él con sus problemas de hombre lobo apenas tenía tiempo siquiera para pensar en aquellos que los rodeaban.
- No puedo decirte que los perdones Harry, pero debes de entender que los errores es lo que nos hace humanos, y el perdonar es de tener buen corazón – Harry no dijo nada más porque habían llegado donde estaba Dumbledore, sentado en una cómoda silla con una taza de té en sus manos.
- Buenos noches Harry, ¿cómo te encuentras? – El director le dedicó una pequeña sonrisa como esperando ver cual era la reacción de Harry.
- Bien profesor, creo que el verano comienza a ponerse interesante – Harry había pensado en las últimas palabras de Remus y había encontrado razón en ellas, al fin y al cabo eso fue lo que forjó a Voldemort, la ira hacia su padre al haberle abandonado.
- Bien, mi visita aquí no es otra porque hay alguien que quería venir hacia la mansión Potter en el momento en que sin querer se me escapó estando delante de él – Harry miró a su profesor esperando dejar de ver si dejaba de irse por las ramas, aunque no tuvo que esperar a que su profesor continuara porque sintió como alguien lo abrazaba fuertemente por la cintura.
- ¿Dobby? – Preguntó el muchacho al ver al elfo domestico que había liberado de los Malfoy.
- Dobby se alegra de ver al señor Harry Potter, señor. Dobby pidió trabajar para el señor Harry Potter cuando se enteró que ya no vivía con muggles señor – Harry le dedicó una sonrisa al elfo que seguía abrazado a su cintura.
- Si eso es lo que quieres Dobby y el profesor Dumbledore no tiene inconveniente – Dijo volviendo su mirada al profesor Dumbledore que sólo sonreía al ver la escena mientras hacía un gesto con su mano indicando que por él no había problema – Puedes trabajar aquí si quieres Dobby.
- Dobby está muy feliz de poder trabajar para el señor Harry Potter, Dobby será un buen elfo doméstico.
- Bueno Dobby según recuerdo en Hogwarts cobrabas un galeón a la semana ¿verdad? – Dijo Harry recordando lo que su amiga Hermione diría si no le ofreciera una paga.
- Oh, no señor, Dobby no cobrará al señor Harry Potter, Harry Potter liberó a Dobby de su antigua malvada familia, Dobby le estará siempre agradecido.
- Vamos Dobby se que te gusta tejer tu propia ropa, y los materiales para comprarla cuesta dinero – Pero el elfo se puso a negar rotundamente con la cabeza haciendo reír a los dos adultos que allí habían – Al menos me pedirás los materiales cuando te hagan falta ¿verdad?.
- Harry Potter es muy bueno con Dobby, Dobby hará lo que su nuevo amo diga – Dijo mientras sendas lágrimas recorrían su arrugado rostro, limpiándose las lágrimas con su exagerada túnica multicolor hizo una inclinación mientras decía – Dobby irá a preparar la cena para el amo Harry y los señores – y sin más desapareció para dirigirse a la cocina.
- Valla Harry, ese elfo te tiene en gran autoestima – Dijo con un tono burlón Remus.
- Dímelo a mi, en mi segundo año queriendo protegerme de lo que Lucius Malfoy planeaba con la cámara secreta, Dobby me metió en un sinfín de líos para que no fuera a Hogwarts – Algunas carcajadas sonaron mientras esperaban que Dobby trajera la cena.
Harry poco a poco iba recobrando esa confianza y complicidad que había tenido antiguamente con el profesor Dumbledore, aunque en su mente todavía estaban reciente los acontecimientos del curso anterior. Al cabo de dos horas el profesor Dumbledore informó que tenía que volver a los cuarteles y que mantendría a Remus informado (y por consiguiente a Harry).
- Bueno, creo que todavía no has encontrado una habitación donde acomodarte – Dijo Remus una vez que el director de Hogwarts se había ido. En esos momentos Dobby apareció haciendo una exagerada reverencia hacia Harry.
- Dobby se ha tomado la molestia de dejar las cosas del joven amo en una habitación señor, Dobby piensa que es la habitación más grande y más cómoda para el señor Harry Potter, señor.
Así Harry siguió a Dobby para ver su habitación, llegando a una puerta con muchos grabados, pero había uno que le llamó realmente la atención a Harry ya que se mostraba un centauro y un unicornio enfrentados (uno frente a otro), detrás de ambas criaturas un inmenso dragón y frente a ambos cuadrúpedos un fénix preparándose para emprender el vuelo con sus alas extendidas. Al entrar Harry descubrió que esta habitación era mucho más grande que las otras, una cómoda cama con una fina colcha con los colores de Gryffindor, un gran ventanal que daba salida a un pequeño balcón, la habitación provista con su propio cuarto de baño, Harry observó que no tenía nada que envidiarle al baño de los prefectos, un gran armario en el que Dobby ya se había encargado de colocar toda la ropa que había comprado en el callejón, y una estantería en la que el elfo colocó todos sus libros dando un chasquido con sus dedos.
- Gracias Dobby – dijo el muchacho sentándose en la cama – Sabes nunca he pensado en tener un elfo domestico, pero me alegro de que seas tú el elfo de la mansión Potter – El elfo se despidió con sendas lágrimas alegando que estaba orgulloso de trabajar para Harry Potter
