Renuncia de derechos: Harry Potter y todo su universo son propiedad de J. K. Rowling, empleo parte de ello sin fines de lucro. Por otra parte, trama y algunos personajes sí son míos, por lo que me reservo su uso.
El presente texto participa en el Mini Reto de octubre de "La Copa de la Casa 2014–2015", del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Shock.
Edwin Cadwallader sabía, aquella noche de invierno, que algo planeaban sus hermanos, porque ninguno estaba en la cama. A sus seis años estaba acostumbrado a que los otros cuatro se fueran "de aventura" sin él, pero esa noche era muy oscura, el viento no dejaba de soplar produciendo extraños ruidos y la oscuridad era casi total, a excepción de una tenue luz proveniente del pasillo.
De pronto, escuchó pasos por todos lados.
Arriba de su cabeza, en el ático.
Abajo, en la sala.
Afuera, en el pasillo.
Un destello en la ventana y una persona de rostro perlado que lo miraba con gesto de súplica.
El grito que dio Edwin se escuchó por toda la casa.
El pequeño había visto algo de lo que sus hermanos (increíblemente) no tenían la culpa.
Fue inútil tratar de convencerlo de que debió soñarlo, o que fue producto de su imaginación. Edwin juró y perjuró noche tras noche que no quería quedarse solo para que la "persona blanca" no volviera. Sus hermanos dejaron de bromearlo una larga temporada, realmente preocupados, mientras que sus padres no sabían cómo ayudarle.
Por años evitó ir solo a cualquier parte, aunque eso parecía incitar más a la "persona blanca" para acercarse y querer hablarle, pero Edwin no le prestaba atención. Las pesadillas más horrendas que tenía eran con ese ser siempre a su alrededor, queriendo arrastrarlo a lo más profundo de un abismo, sin posibilidad de retorno, sin importar que su aspecto fuera más parecido a una persona cubierta de harina que a un monstruo de película.
Fue mucho después, cuando cumplió once años y se marchó al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, que se enteró de la naturaleza de semejante visión.
Esperaba en una sala contigua al vestíbulo junto a los demás novatos cuando, por el rabillo del ojo, notó un destello perlado. Automáticamente se encogió, asustado, pero su primo Bernard, que también resultó mago, le dio un tirón en la manga y señaló con entusiasmo al tiempo que decía.
—¡Fantasmas!
Algunos de los espíritus de las casas estaban saludando a los de primer año, alegres de recibirlos, momento durante el cual Edwin los miró sin querer, antes de alejarse cuanto pudo de ellos.
Parecía que sus pesadillas serían parte de su vida cotidiana. Y no era alentador.
–&–
Bienvenidos a mi segunda participación en "La Copa de la Casa". Lamento de antemano las molestias por leer algo mediocre de mi parte (Bell frunce el ceño). En serio, estoy bastante frustrada porque lo que acaban de leer no salió como quería.
Para octubre, se asignaba una fobia por sorteo y debías emplearla con tu personaje. La mía es espectrofobia, "miedo extremo a los fantasmas". Al principio pensé que sería sencillo, sobre todo porque enseguida pensé en dársela a un Hufflepuff prácticamente desconocido (Cadwallader, sin nombre de pila canon) y así moldearlo como quisiera. El problema fue que mi crisis de inspiración debida al desempleo ha seguido (lo cual a nadie importa, lo sé), por lo que esta será mi única participación al reto y quedó… Bueno, he dejado claro que no estoy feliz con el resultado. Discúlpenme por ser tan quejumbrosa en esta ocasión. Espero que no vuelva a pasar.
Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.
