La Dama y el Vagabundo.
Disclaimer:
Los personajes de RoV son de Ikeda. Fic inspirado también en "The lady and her butler" de Lezhin Comics.
¡Espero que les guste!
Capitulo 1.
¡Mi vida es un desastre!
Siglo XXI. Paris, Francia. Un día cualquiera de invierno.
En una sala de networking, sentados en una mesa, habían quedado el joven dueño de la agencia de publicidad y su experta en redes sociales, tras una reunión con unos jóvenes "entrepreneurs" que tenían dinero y tenían la idea en la cabeza, pero no sabían cómo canalizar sus ventas por Internet.
El hombre, de unos 30 años, se encontraba en su mejor estado físico, había sido portada en varias revistas locales por el éxito de su negocio y nombrado como "el suceso sueco de París". Era un galán por donde se lo viera, pero ahí solo se encontraba observando como su colaboradora seguía tipeando en la netbook que había llevado para la reunión.
-Oscar, quisiera decirte algo.
-¿Si? -la verdad que no pareció interesarle mucho, seguía sin despegar los ojos del monitor. -Dime.
- Oscar, me gustas. -Él esperaba alguna reacción que demostrara que esa frase la conmoviera.
-Ya veo – dijo ella y siguió tipeando en su dispositivo.
-Acaso, saldrías conmi-
-No, gracias.
-Ni siquiera lo pensaste. Ni siquiera te tomaste cinco segundos para rechazarme.
-Fersen -Dijo Oscar ya cerrando su pantalla y mirando al joven a sus atractivos ojos grises – No lo dudé porque simplemente estoy segura de que no quiero ni necesito un hombre en mi vida. Estoy muy bien así. Muchas gracias.
-Sonará patético después de lo que te dije, pero deberías reconsiderar esa postura. Necesitas de alguien en quien apoyarte, necesitas que al llegar a casa haya alguien esperándote para cenar juntos y que al final de cada noche al menos te abrace y te diga que todo está bien.
-No me interesa. Y, mira, no te estoy rechazando porque no me gustes. Creo que eres un hombre exitoso, guapo y muy inteligente. Cualquiera estaría dispuesta a ser tu novia, pero conmigo no cuentes. No lo tomes personal por favor. Tengo muchos planes para el futuro, pero eso no involucra a ningún hombre en mi vida.
Fersen también apagó su celular y lo guardó en el bolsillo de su abrigado saco, mientras se disponía a abandonar la mesa. -No me dirás que te gustan las mujeres. ¿verdad?
-Nop. Nunca.
-Bueno. ¿Nos vemos mañana en la oficina, te parece? -Dijo mientras se dirigían a la puerta de salida.
-Ok. Hasta mañana Fersen.
-Puedo acercarte con el vehículo a tu departamento.
-Gracias. Me gusta caminar.
-¿Con este frío polar?
-Si. Quiero conocer el barrio. Hace poco que me mudé. Ya te lo dije.
-Como quieras. Cuídate.
-Bye.
Oscar se abrochó su saco, se echó una bufanda al cuello y se dirigió hacia su hogar.
Pasó por un local de BK a comprar su cena: otra vez el Combo 5 que incluye papas y gaseosa agrandadas.
"Que disfrute su comida" le había dicho la chica que la atendió y esa frase se la repitió mentalmente hasta llegar a la puerta de su edificio.
Abrió la puerta y puso la comida rápida en una mesa. Abrió una ventana para que saliera el olor a encierro.
Se quitó el saco y las botas y miró alrededor. Su departamento era un verdadero desastre. Se sentó y cenó su whopper con papas. Adoraba mezclar el ketchup con la mayonesa y comérselo con las papas. Le recordaba a la nana que la consentía en su niñez con ese experimento.
Una vez terminada la cena, llevó sus desperdicios al basurero de la cocina. Ya no cabían más vasos desechables ni cajas de hamburguesas debido a la acumulación de restos de comida chatarra. Toda la semana se había alimentado así. Su excusa: "No he tenido tiempo de desempacar mis utensilios".
Y si. Era una muy buena excusa. Hacía una semana que se había mudado y sus cosas seguían en las cajas de la compañía de mudanza, distribuidas en todas las dependencias de su departamento.
Miró la pileta de lavar cubiertos y estaba repleta de tazas sucias y algunos vasos también sucios.
Se acostó en el piso de su cocina, y se quedó mirando como el sol iba oscureciendo todas las habitaciones mientras se ponía, aunque todo lo gris quedara en oscuridad total.
Creyó haberse quedado dormida con sus pensamientos. Había rechazado a su jefe. A su muy apuesto jefe. Ya sabía que ella era la envidia de sus compañeras de trabajo debido a que Fersen la llevaba a todas las reuniones con los clientes y en verdad, a ella le tocaba compartir más tiempo con él que con el resto de la agencia, sabía que a Fersen le gustaba su educación y la versatilidad que tenía manejando personas además de conocer varios idiomas producto de la esmerada educación que le procuró el dinero de su padre. Pero, a pesar de tener tantas compatibilidades con él, no quería caer en la dependencia de una relación de pareja. No ahora cuando ella no era capaz siquiera de organizar las cajas de su mudanza. Se rio de la sola idea de invitarlo a tomar un café en su departamento desordenado cuando él parece tan pulcro en todo lo que hace.
-Ah… quisiera que todo este desastre se arreglara como por arte de magia. Pronto no tendré ropa que llevar a la oficina si no lavo la que ensucié en este tiempo. Creo que pediré unos días libres la próxima semana después de entregar el proyecto.
De pronto, oyó un ruido en la sala. La puerta se abrió y ella distinguió una sombra pasearse buscando la llave de la luz. La encontró y la encendió. - Estaba distraído con un teléfono móvil entre su hombro y su oreja.
-¿Hola? ¿Hola? ¿Mr. Mustafá? ¿Hola?
-El número de teléfono que está llamando no existe o ha sido cambiado. Muchas gracias. -Le respondió la vocecita comercial de su compañía telefónica.
Oscar escuchó detrás de un mueble, como aquel intruso maldecía a un tal libanés entre dientes. Estaba armada con una sartén de teflón que estiró de su cocina. Vio como el joven intentaba una nueva llamada, cuando se giró y él la vio venir hacia sí.
Sin pensarlo, ella golpeó su cabeza con su sartén y el joven cayó con un gran ruido en el piso. En una mano tenía el celular y en la otra, una caja de cartón que llevaba escrito con marcador un nombre: ANDRE.
¡Gracias por leer!
