Título: Crossed lovers (Amantes cruzados)

Resumen: John se ve obligado a acompañar a Harry a un bar gay para que ella no vuelva a excederse con el alcohol, esto no será tan malo como el piensa, no después de conocer a Sherlock Holmes.

Advertencias: Probablemente escenas fuertes en el futuro. Sherlock tiene un caso en el cual menciona la muerte de alguien y menciona la práctica de necrofilia.

Notas: Los personajes no son míos, espero que se entretengan leyendo.

Estúpido y sensual bar gay.

—¡Joder Greg! Te digo en serio, no te rías. —exclamó verdaderamente irritado Watson.

— John, amigo, tranquilo —mientras Lestrade trataba de aguantarse la carcajada que pronto iba a salir de sus labios, nuevamente, tratando de no hacer que su amigo se enoje más. —Si debes acompañar a Harriet a sus saliditas nocturnas —tratando de no reír, al menos no con todas las ganas. — Solo hazlo. No debe ser tan malo

—No entiendes —Gregory casi pudo ver a John ponerse una mano en la cara, y suspirar, nervioso.

— Si lo entiendo perfectamente, te incomoda pero...

—Sabes bien que no tengo problema con los homosexuales, no está mal que tengan una distinta orientación sexual — Lestrade asintió, aunque John no iba a verlo afirmando con la cabeza, lo hizo de todos modos. — Pero es incómodo cuando los amigos de mi hermana se me pegan, muy incómodo. Siendo completamente sincero. ¡Incluso cuando les digo que soy heterosexual! No se me dejan de pegar..

—Bien. Lo lamento John pero no hay nada que yo pueda hacer.— dice mientras tiene una sonrisa escapándose de sus labios, el futuro policía.

— Tu eres buen amigo de Harry ¿Porque no vas tú?

— ¿A un bar gay? No gracias. —se ríe con ganas. Casi podía ver a John frunciendo el ceño con esa expresión tan conocida para él, como si fuera un erizo, fuerte, pero adorable.

— Eres un traidor, lo estás disfrutando. — pudo escuchar gruñir a Watson.

— Piensa que pueden pasar mejores cosas de las que crees, John. Tranquilo, amigo, te va a ir muy bien... Pero hay algo que no entiendo ¿Porque debes acompañarla?

John Watson giro los ojos y lanzo el decimocuarto suspiro del día.

— Hace un par de días.. Harriet no llego a casa a la hora de siempre, yo y mama estábamos preocupados, papa por supuesto, no le importa siempre y cuando tenga a su lado su botella de cerveza. Cuando volvió se veía horrible. Estaba mareada, borracha mejor dicho y se había pasado todo el día afuera, no recordaba nada, por culpa del exceso de alcohol que tenía en la sangre y ahora debo controlar que aunque tome regrese sana y salva a casa.

— Te va a ir bien, no te preocupes, seguro Harriet cuando te presente a sus amigos les va a decir que eres heterosexual — dijo ni siquiera muy convencido de sus palabras Lestrade.

— Claro Greg, porque Harry va a desperdiciar una oportunidad como esta para molestarme, porque ella es una hermana muy buena que respeta si no me siento cómodo en el mismo ambiente que ella. — Está de más decir, una oración con sarcasmo de sobra.

Harriet y John nunca se habían llevado bien... En realidad si, de pequeños, jugaban siempre juntos, pero los tiempos cambian, el padre de ambos empezó a tomar y volverse violento y agresivo con su madre, y más aún después de saber sobre la sexualidad de Harry, como ella todavía tenía que vivir en esa casa, se escapaba muy seguido, John también quería, quería irse, escapar, como su hermana. Pero él no era así, no iba a dejar a su madre con ese hombre horriblemente violento que tenía como padre. Harriet luego se volvió alcohólica, cosa que le molesto bastante a John.

Todos lo sabían, los Watson eran una familia llena de vicios, John empezó a hacer apuestas, y a jugar, unos años más tarde de que Harry se haya vuelto alcohólica. Entonces conoció a Greg, y Lestrade lo ayudo a que dejara de ser adicto al juego. Para que se concentrara más en su carrera de medicina. Lestrade estudiaba para ser detective inspector.

John dejo ese vicio, por suerte, ya no perdería más dinero, del poco que tenía, y ganaba con sus trabajos de medio tiempo cuidando niños o siendo cajero del súper.

Las conversaciones entre el rubio y su madre quedaron enterradas en el pasado, cuando la señora Watson se quedaba horas y horas llorando adentro de esa oscura habitación, tratando con esfuerzo y a la vez sin ganas de que no la oigan sus hijos llorar. Harriet la ignoraba, y John no la culpaba, después de todo su mama no reacciono muy bien ante la noticia de que Harry era lesbiana. Pero John no podía ignorarla, le molestaba que su papa le pegue así a su mama, pero cuando él se metía era peor, porque le pegaban a él, y a su madre el doble.

Se tendría que preparar esta noche, pero no sabía cómo ir vestido, y su hermana le diría que vaya como quiera, hay solo te ven la cara y el cuerpo, no la ropa. Simplemente se vistió informal pero no feo. Claro, evito ponerse esos jerséis que él amaba y su hermana odiaba, ella decía que lo hacían ver muy ñoño.

En cambio, como en Londres no había un solo día que no hiciera frío, se puso una chaqueta, de esas pocas que tenía, que Harry decía que le hacía ver más "a la onda" que sus jerséis pero él los prefería igual.

Caminaron un par de cuadras, John solo conocía a Clara y a un par de chicos amigos de su hermana. Había algunos que no presentaban interés, pero había otros que lo miraban como si quisieran comérselo, y tal vez querían. Esto le incomodaba y el pensamiento le causaba escalofríos.

La conversación era tranquila, hasta ahora ningún chico había hecho nada más que mirarlo con ganas. Por suerte. Giro la cabeza, sin saber que iba a encontrarse con esos ojos de un color tan extraño, que pertenecían a un hombre, y eran tan inusuales y hermosos. John no podía dejar de verlos, eran grises, algo celestes.

Esa persona, cuando vio que la miraban ni siquiera se molestó en apartar la mirada. John tenía que saber de quién era esa mirada, esos ojos, y esos rulos negros que quedaban muy bien con su pálida piel, apenas podía verlo bien, estaba oscuro, y había muchas luces de colores y bastante ruido, aunque no tanto como para aturdirlo. Según Harriet la verdadera fiesta empezaba después de medianoche, cuando todos ya estaban con algunas copas de más para soltarse más en la pista de baile.

De todas formas la conexión visual que tenían fue interrumpida por un muchacho de ojos verdes y pelo castaño, bien peinando, que agarro de la cintura al chico misterioso de ojos grises. Miro a otro lugar cuando los ojos verdes del chico se posaron en él, mirándolo molesto. Suspiro y a los dos minutos volvió a ver al chico que tanto le había gustado, aunque ya no le veía a él. Arruga la nariz y mira a Harriet.

— ¿Y esa cara larga que, hermanito? ¿No te prestan atención aquí ni las mujeres ni los hombres y eso es aburrido o es alguien con quien quieres ligar?

— Eso no es de tu incumbencia Harry. —sentencio sinceramente y con voz seca.

No se iba a rendir tan pronto, tal vez llegara a conocer a ese hombre. Y solo tal vez, ese otro de ojos verdes no sea su novio sino solo un pretendiente.

John se quedó hablando un rato con los amigos de su hermana, algunos de ellos le caían bien, y podía mantener una charla muy amena con los mismos.

Estaba reuniendo confianza para ir a hablarle a ese chico, solo que no se esperó a que se pusiera frente a él y empezara a hablar.

— No eres gay, te obligaron a venir, seguramente tu madre, porque tu hermana es una irresponsable, no te sientes cómodo con tu ropa, tu no usas esas cosas que ahora se usan, usas algo más cómodo... Los buzos de lana suaves que no pudiste traer hoy, porque tú hermana dijo que no te verías bien con ello. Tu padre golpea a tu madre con frecuencia y de vez en cuando a ti y a tu hermana, alcohólico, tu hermana va por ese camino ¿no? Tu mama tampoco se tomó bien que tu hermana fuera lesbiana.

John no hizo más que quedarse pasmado, cuando vio la decepción en los ojos grises del desconocido sólo dijo lo primero que se le vino a la mente.

— Brillante, simplemente magnífico, ¿cómo adivinaste todo eso?

El chico pareció sorprenderse demasiado cuando dijo esto, como si nunca hubiese recibido un halago, John pensó que él debía escucharlos todo el día, por su apariencia física y su gran.. Habilidad.

— No es adivinar, es observar... La gente no suele decirme que es brillante lo que hago.

— ¿No? — John no sabía que pasaba por la mente de los demás al no elogiarlo — ¿Y qué dicen?

— Palabras ofensivas, y normalmente termino en el piso con un golpe en la cara o en el estómago.

Ambos se quedaron en silencio por un minuto antes de estallar en unas risas contagiosas.

Se miraron con unas sonrisas divertidas, y John quiso preguntarle cosas sobre sus habilidades deductivas impresionantes, pero había mucho ruido y era casi imposible entenderse con las personas hablando y la música sonando, el chico de ojos hipnotizantes pareció leer su mente cuando le dijo que vayan a otro lugar para que pueda responder a sus preguntas.

Harriet haría comentarios y bromas sobre esto seguro. En ese momento a John no le interesaba, no le interesaba nada, desde que le vio a los ojos sabía que tenía algo distinto a los demás, y ahora estaba descubriendo como es el chico del cual desconocía el nombre, y eso era más importante que tener que soportar luego las infantiles burlas de su hermana. Por más que Harriet lo haya visto con una sonrisa pícara bailándole en los labios y le haya gritado: "¡Vaya Johnny, tu no pierdes el tiempo!" y se haya puesto rojo, en ese momento solo quería hablar con el desconocido y al menos saber su nombre.

Sherlock Holmes, el rubio recuerda haber escuchado ese mismo nombre... ¡Ya lo tenía! Lo había escuchado de Mike Stamford, buen amigo, simpático, amable casi siempre. Lo único que Mike le había dicho sobre él es que casi todos hablan sobre él, porque era extremadamente inteligente y extremadamente insensible y cruel, sin mencionar que era muy atractivo, a John esto al principio no le importaba, los chismes no llamaban su atención.

Siguieron hablando sobre lo genial que le parecía a el rubio lo que podía hacer Sherlock y pidió que le enseñará a hacer eso, le encantaría aprender a observar (aunque no le gustaría meterse tanto en la vida privada de los demás) se guardaría las deducciones para el mismo, Sherlock dijo que no había problemas. Continuaron su charla, John pidió saber cosas sobre el...

—Tengo un gordo hermano mayor que se cree el dueño de mi vida, y el mejor amigo de la reina y me controla, es un inútil.

Se rió de solo imaginar al hermano de Sherlock como el BFF (best friend forever) de la Reina.

Siguieron hablando, ¡hablaron casi por tres horas! Eran las 2:15 ya y la fiesta afuera estaba una bomba. John se sentía eufórico como nunca antes.

— Nos estamos perdiendo de la fiesta — dijo el rubio con una sonrisa.

— No vine aquí por la fiesta — dijo tranquilo el de ojos grisáceos y al ver la cara de confusión de Watson aclaro: — Vine aquí para resolver un caso.

Eso aclaro todo, también le había contado sobre los fantásticos e innumerables casos de asesinatos que había resuelto para la policía.

—Alguien mata a los homosexuales, y luego algunas veces viola sus cadáveres… —dijo con seriedad y un brillo en los ojos que se podía calificar como interés o emoción.

Le dio asco escuchar lo que ese loco asesino hacía con los cadáveres de sus víctimas pero sonrió cuando vio el brillo en sus ojos.

Ahora entendía, él había venido con su compañero de trabajo, y seguramente se hacían pasar por una pareja para no levantar sospechas. John se puso aún más feliz.

— Sherlock, escuchar tus historias es... es genial, — sonrió — pero vamos a divertirnos un poco.

— Te pusiste algo nervioso, ¿no sabes bailar?

—No se moverme, es verdad — se rió entre dientes y Sherlock también.

—Podría enseñarte.

— Eso me…

Se sonrojo un poco, ¿pero qué hacía?

Él no era gay.

— Eso me encantaría.

Dijo sin prestar atención a sus pensamientos.

Se dejó guiar por el momento, el salón estaba lleno de mujeres y hombres que bailaban pegados unos a otros, dos cuerpos completamente unidos y moviéndose al ritmo de la musica, eso eran John y Sherlock. Watson se sorprendió, Sherlock bailaba más que bien, nunca hubiese esperado algo así de alguien tan... Frío, y poco sensible, aunque sincero y de buen corazón. Sus cuerpos estaban pegados y el calor ya le molestaba a John, sin embargo tener los labios de Sherlock tan cerca era toda una tentación para él, si seguía así de cerca lo besaría y él no quería besar a un hombre. Bueno, es Sherlock, el si le atraía... Aunque fuera un hombre.

Sin darle ya tantas vueltas al asunto, la estaba pasando de maravilla, se sentía vivo. John no paso la oportunidad para tomar un poco de alcohol y así animarse a besarle. Lo guió afuera de la fiesta donde habían estado hace un rato.

—Ya me estaba aturdiendo. — y una sonrisa.

Se quedaron callados por un momento, John estaba empezando a creer que esto era una pésima idea, retirada, tendría que buscar una salida, estaba mareado por el alcohol y sólo podía mirar a los ojos del terriblemente atractivo, encantador, inteligente y muy jodido Sherlock Holmes. Decididamente se moriría si seguía estando en ese silencio tan cómodo pero incómodo a la vez que mantenía con él, así que dijo lo primero que se le vino a la mente.

—Y... ¿Tienes novia?

— No, no es mi área.

El corazón de John parecía palpitar mucho más rápido.

— Y.. Entonces, ¿Novio?

Estúpido, estúpido, se repetía John, había sonado raro, le eso Sherlock le miraba así.

— No.

— Genial, soltero, como yo.

Imbécil, imbécil, se volvió a insultar en su interior, cuando vio a Sherlock.

— Me siento halagado, John, pero de verdad no buscó ninguna relación sentimental y tampoco estoy interesado en...

— No, no, no, para nada, espera, has malinterpretado todo. — John podría haberse muerto de la vergüenza y desilusión ahí mismo. — No soy gay. — Aclaró ese hecho, aunque no tenía por qué hacerlo, Sherlock ya lo sabía.

— De acuerdo.

Así es como acabó la conversación y giro su cabeza para ver el paisaje desde el balcón. John se quedó en silencio, sólo tomaba cuando de verdad sentía que iba a estallar de tanto silencio. Nunca le había faltado valor para este tipo de cosas. ¿Y ahora? No tenía idea.

Quizás es porque antes no tenía nada que perder, sentía que ahora tenía algo muy valioso que podría perder por algún impulso que tenga y cometa la imprudencia de obedecer a sus instintos.