Disclaimer: Monster musume no iru nichijou es obra de Okayado y Kazuyuki Fudeyasu, esta obra no tiene ánimo de lucro, únicamente de entretener a quien la lea.

Acerca del autor de esta historia: Reconocido fanficker del universo de Harry Potter y de Neon Genesis Evangelion, fan del anime "Monster musume no iru nichijou", entusiasta de los harems, así como de las novelas históricas y/o épicas, iniciado en la traducción de fanfics y ganador de varios premios de fanfics en foros de fanfiction net, beta-reader y escritor freelance.

Aleksast presenta

"Life with monster girls: LOVE Season"

(La vida con las chicas no-humanas: Temporada LOVE)

- G-

Kimihito Kurusu es un estudiante con un trabajo de medio tiempo, como sabemos, vive con varias chicas no-humanas bajo su custodia, bajo la "observancia" de la Agente Smith, la cual... realmente no tiene mucho tiempo para supervisar y suele pasar por alto decirle datos importantes al muchacho, como que los gastos de alimentación de sus huéspedes corren a cargo del gobierno... hasta hace poco la enorme casa de Darling-kun era escenario de peleas, sin embargo todas han hecho las paces para vivir una vida relativamente armónica, relativamente, porque la competencia por ser la esposa de Kimihito sigue viva, toda vez que él cree que es joven para contraer matrimonio, pese a que, pensando en que era un reto a la muerte (que realmente era Lala-chan, una dullahan) y así evitaría su "destino": a todo esto, Miia sigue siendo la número uno, pero no se confundan... las otras no ceden, a excepción de Suu, ella es como la hija de la familia, y de Lala, quien no ha declarado algún sentimiento de aprehensión para con el anfitrión.

Ante los avances de las relaciones de humanos con criaturas no-humanas, muchos otros estudiantes entusiastas comenzaron por aplicar para el programa del Acuerdo de Convivencia Intercultural de Especies, sólo unos cuantos eran aptos, después de una exhaustiva sesión de pruebas y análisis.

Z-o-Z

Parecía otro día ordinario en la casa de Kimihito, salvo que desde temprano un enorme camión de mudanza estuvo bajando e instalando muebles y otras pertenencias en la casa de enfrente. Eso llamó la atención de las chicas principalmente, todas estaban con los ojos pegados a la ventana.

Miia fue la primera en hablar –Darling-kun, ven... hay algo enfrente... ¿Qué está pasando? –preguntaba la lamia, sin perder de vista todas esas cajas que bajaban del camión, parecía que no terminarían de descargarlo.

Centorea observaba atentamente las cajas, etiquetadas con diferentes colores –Creo que los vecinos se han ido y ha llegado otra persona a habitar esa morada, pero ¿tantas pertenencias? – a la centauro le parecía raro ver tantas cosas para una sola persona.

–Son muchas cajas ¿se habrán equivocado?– comentaba Papi, con sus ojos vueltos dos espirales girando.

–Tal vez sea una viuda que ha pasado un trágico romance y ha matado a su esposo para que éste le sea siempre fiel– comentó Mero, fantaseando acerca de un drama intenso.

–No se ha muerto nadie relacionado con esa casa... lo sabría... debe ser otro mortal común y corriente– dijo Lala con voz monótona.

–¿Uh? ¿Alguien nuevo?– llegaba Kimihito tomándose la nuca, tras el llamado de Miia –¿Huh? ¿Y Rache-chan?– al momento sintió algo húmedo y pegajoso tomarlo de la mano, volteó a ver y era esa inconfundible cara– Hola Suu... ¿has visto a Rachnera?

–Allá...– murmuró la chica, señalando con su tentáculo hacia la puerta de entrada.

–Ah, salió...– suspiró relajado, pero reaccionó poco después –¡Nooo! ¡Salió! ¡No puede salir así!

–Calma darling-kun, probablemente esté en el tejado– contestó Miia – estoy segura que no debe estar haciendo nada malo.

–Ojalá tengas razón– secundó resignado el chico.

Mientras tanto, Suu se había colado a la otra casa tan pronto las demás regresaron a sus habitaciones. Ya el camión había partido y quizás habría algo interesante que observar ahí. En una habitación, un chico un poco menos alto que Kimihito y con facciones infantiles acomodaba su ropa en el armario, la última maleta de ella. Desde que supo que fue admitido como parte del programa de intercambio de especies, sin haber aplicado siquiera, sólo bastó un día para que lo reasignaran a esta enorme casa que, además, acababan de ampliar.

Ese chico correspondía al nombre de Kanon, y aunque era un año menor que Kimihito, era totalmente un adulto para las leyes japonesas al ser huérfano y haber trabajado desde los 13 en investigaciones relacionadas con la clasificación de especies no humanas. No obstante, haber crecido sin padres le había vuelto introvertido y rara vez hablaba, ni monosílabos ni frases largas, se solía comunicar de manera escrita, ya sea mediante un teléfono o con unos cartones en blanco y un marcador.

Su cabello grisáceo era corto y sus ojos azul claro, pero de alguna manera se veía más como un niño que como un adolescente. Justo acababa de guardar esa maleta en un apartado del armario cuando escuchó unos ruidos provenientes del techo de madera. Agudizó el oído, parecía que el ruido se hacía más cercano, cerró los ojos y notó que eran pisadas, no humanas, sino de algún tipo de...

En ese momento sintió una presencia detrás de él bajar silenciosamente y sonreír macabramente, se dio la vuelta, y pese a que el cuarto únicamente estaba iluminado por el sol que entraba por la ventana, supo que estaba ante una criatura grande.

–Aracne– musitó apenas, al notar la silueta humana y las patas de araña.

–¿Uh? ¿Qué tenemos aquí?– Rachnera posó una mano en la cabeza de Kanon –¿Un niño? ¿Y tus padres?

En ese momento Kanon sacó un cartón suelto de las cajas y comenzó a escribir con su marcador su respuesta –No soy un niño, tengo 17, y no tengo padres, vivo aquí ¿Cómo te llamas? Yo soy Kanon.

Rachnera leyó los mensajes después de prender el interruptor de la luz, lo cual hizo que Kanon tragara saliva y temblara un poco, pese a estudiar las especies de monstruo, era intimidante ver una Aracne tan desarrollada –Vaya, entonces casi eres un adulto... yo soy Rachnera, y deseo atarte.

Kanon en ese momento enrojeció y cerró los ojos comenzando a temblar de una manera tan cómica que parecía un chiquillo muy moe, comenzó a garabatear el reverso del cartón para escribir su respuesta –No me ates, no voy a hacerte daño, Rachnera-sama... me gustan las aracnes ¿podrías darte la vuelta por favor? Quisiera mirar, si no te molesta.

Ante tan rara petición del temeroso chico, ella rió ligeramente y se dio la vuelta dejando de ver su parte arácnida, sobre todo la calavera en su vientre de araña –Oh, eres divertido... ¿Te gustan las arañas? Mmm...

Kanon sólo pudo emitir dos palabras con un tono quedo pero dulce, su voz era aún aniñada –Qué bonita– Rachnera volteó a verle, y al observar su cara parecía un niño contemplando algo realmente bello, sonriendo además, lo cual provocó que se sonrojara –¿Puedo?– preguntó antes de tocar, su mano tocó la parte donde se encontraba dibujada la calavera y levemente la acarició con una curiosidad aparentemente fuera de morbo, sin embargo...

–Kanon-kun, qué haces– dijo ella acalorada y nerviosa, sonrojada aún más.

El chico tomó otro cartón suelto y garabateó rápidamente –Lo siento si se siente mal, no sabía que las aracnes eran sensibles en esta parte, no he terminado de estudiarlas, perdona por tocarte.

–No se siente mal, pero... es una parte muy sensible, no la toques demasiado, Kanon-kun– pidió ella apenada.

Por alguna parte del techo estaba Suu espiando, y lo que realmente era interesante para ella era haber encontrado el punto débil de Rachnera, lentamente fue retirándose para volver a casa.

El chico retiró la mano nervioso, y ella volvió a voltearse para estar frente a frente, en eso él escribió en la parte libre–Si vas a atarme no me voy a poder zafar, no soy muy fuerte, Rachne-sama, sé gentil por favor.

Ante esa respuesta la Aracne se enterneció y sólo lo abrazó, dejándolo totalmente rojo hasta las orejas –Oh, Kanon-kun, eres tan tierno... que esta vez no te voy a atar, pero créeme, un día de estos lo haré... no eres como esos chicos pervertidos de tu edad...

Un "gracias" quedo fue lo que salió de la boca del chico quien boqueaba dado que la cabeza estaba enterrada en el pecho de la aracne. Ella se despidió y volvió a salir de ahí, dejando a Kanon exhausto, tirándose en la cama, intentando recuperar el aliento.

Eso fue raro... pero me agrada Rachne-sama, parece una buena persona... Oh dios... mañana llega Yumi-chan, o eso se supone que me dijo Smith-san, todo ha sido tan rápido y repentino que me duele la cabeza... Sólo espero que Yumi-chan no necesite que hable mucho o al menos sepa leer, pero... ¿Qué clase de criatura podrá ser? No puede ser acuática, no instalaron un estanque ni nada... de hecho no he entrado a la habitación de ella, pero por lo que pude ver no es mucho lo que han puesto ahí dentro... un futón... espero que sea amistosa.

Kanon quedó profundamente dormido, si bien se había salvado de caer en las redes de Rachnera, no sabía que tenía enfrente a otras chicas no-humanas conviviendo con un joven de su edad. Se quedó pensando en la simpática aracne que había allanado en su casa, y en la posibilidad de verla otra vez en un futuro cercano. Claro, con el miedo de acabar siendo comida para araña.

Rachnera regresó a casa justo para la comida, sin comentar nada acerca de su visita al nuevo vecino. Suu tampoco diría nada, pero por dentro traía algo entre manos. La mudanza fue el tema de conversación hasta llegar la noche, cuando todos se disponían a cenar. Sin embargo, esa noche no pintaba nada tranquila...