Summary: En el antiguo Egipto por cosa de casualidad Sagira y Asim se conocen, solo una mirada los hizo sentir un flechazo ¿Quién diría que el destino los uniría como Ladybug y Chatnoir? (Miraculous Egipto)

Aclaración: Ninguno de estos personajes me pertenecen, solo me pertenecen los que no conocen, Miraculous Ladybug junto con toda la franquicia le pertenece a sus respectivos creadores, yo solo los tomo prestados sin permiso para hacer estos Fanfics.

Aclaración 2: Este fanfic será bastante apegada a lo que era el antiguo Egipto, me tome la libertad de leer Enciclopedias ilustradas y de consultarle al señor Google para hacer bastante "Realista" además de repetir el capítulo 7 más de 10 veces. Recordar también que Sagira y Asim no son la copia exacta de Marinette y de Adrien.

Aclaración 3: Sagira significa pequeña y Asim significa protector.

¡Ahora a leer!


Eres mi mala suerte

"Es costumbre muy inoportuna de los gatitos (como observó una vez Alicia)

que, sea lo que les digas, siempre ronronean." - Lewis Carroll

Capítulo 1: Señor mala suerte

El cabello negro corto de Sagira se movía con la ligera brisa que rondaba en Egipto, la chica sonreía ampliamente mientras observaba como su padre tomaba sus pinturas para dirigirse al trabajo, el padre de Sagira llevaba más de 10 años trabajando para el faraón pintando la tumbas reales con escenas de los dioses y como era el más allá a donde todos irían algún día.

─ Padre, ten un lindo día ─ dijo la pequeña chica de 16 años mientras arreglaba el cabello de su padre sonriendo, ella llevaba una túnica color rojo que le llegaba a las rodillas. Su padre le sonrió caminando a las pirámides las cuales se encontraban al otro lado del rio Nilo.

Sagira provechando que su padre se había ido tomó su pequeño bolso y salió de su hogar para dirigirse hacia la casa de Azuza, su mejor amiga.

El sol estaba en su máximo esplendor, por lo que Sagira se colocó el sombrero que estaba amarrado a su túnica para que el calor no le provocara insolación, entró por la ventana de la casa de adobe de la chica la cual se encontraba en el piso de su habitación jugando con su pequeño gato dorado.

─ ¿Ya se fue? ─ Preguntó la morena a la rubia riendo suavemente refiriéndose al padre de Azuza. Azuza tenia extremadamente prohibido acercarse a Sagira dado que era una "mala influencia" por lo que todos los días a las 9 de la mañana la morena entraba por la ventana de su amiga riendo. Se sentó en el piso sonriendo suavemente acariciando el minino de su amiga la que llevaba puesto una túnica color blanco que se veía muy lindo con el pequeño cintillo del mismo color.

─ Tú sabes que sí, Sagi. ─ La rubia se levantó del piso sonriendo ─ ¿Vendrás a mi unión matrimonial? Me casaré con Mosegi en un par de días…

─ Sigo sin creer que vas a casarte ¡Tienes 15 años, Azuza! ─ Exclamó Sagira frunciendo el ceño. En Egipcio era bastante común que las chicas se casarán a la edad de 14 años, la morena odiaba las creencias que eran inculcadas en toda la sociedad egipcia, ¡Ella no pensaba casarse jamás de los jamases! Ella no pensaba ser de nadie, ella era un alma libre que adoraba sentir el viento en su rostro en las noches frías.

─ Soy la única hija de comerciante que no se ha casado, Sagira

─ ¡Pero esa no es la excusa!

─ ¡No por el hecho de que la sociedad te vea mal por no estar casada significa que yo tenga que ser mal vista también!

La bomba había explotado, la sonrisa que tenía Sagira en el rostro se había desecho por completo, sintió como su corazón se había destrozado por completo, si, era cierto, ella era mal vista por la sociedad por no estar casada pero no era la excusa para echárselo en cara.

─ Sagi… Yo… ─ Comenzó a decir la rubia pero la morena se levantó con la vista fija en la ventana ─ lo lamento… Sagira.

─ Espero que Ra bendiga tu matrimonio y tengas una boda feliz, Azuza ─ diciendo esto salió por la ventana de la que era su mejor amiga refunfuñando.

¡Que se creía su amiga! ¡No pensaba ser igual de tonta que ella como para casarse tan joven!

Bajó las escaleras que la dirigían a la calle y camino por el mercado, sacó una manzana sin que nadie la viera y le dio un mordisco como siempre lo hacía; La pequeña Sagira siempre había tenido bastante suerte siempre encontraba cosas en la calle, nunca tenía problemas con los faraones ni sus guardias, le sobraban pretendientes (a los cuales rechazaba) y además de que tenía la pequeña suerte de que su padre estaba de acuerdo con sus ideales matrimoniales.

─ ¡CUIDADO! ─ Exclamaron unas chicas al momento en que chocaba con un puesto dejando caer el puesto de pescado fresco al piso haciendo la resbalar cayendo sobre un chico de cabello negro y vestimenta blanca que caminaba por allí, Sagira de levantó rápidamente y al notar que los pescadores tenían un pequeño sable en su mano tomo del brazo a aquel hombre y comenzó a correr rápidamente sin importarle quien fuera la persona a la que estaba obligando a correr a su lado.

─ ¡Joder chico corre más rápido! ─ Exclamó la morena mientras miraba por detrás de su hombro observando como los pescadores se quedaban atrás, al cabo de quince minutos ellos se detuvieron detrás de unas casas de adobe.

Sagira se mojó el rostro con un poco de agua que se encontraba en el balde junto al pozo de una casa, el chico estaba tratando de controlar su respiración. Ella se acercó al chico y lo empapó del agua que estaba en el balde.

─ ¿Acaso nunca has corrido en tu vida? ─ Preguntó Sagira con una sonrisa burlona, se sentó junto al chico que se sacudía su cabellera azabache.

─ Cuando eres sobrino del faraón no es necesario ─ dijo el azabache sacudiendo su cabello ahora mojado, la chica soltó una fuerte carcajada moviendo su cabeza hacia atrás riendo como si fuera una niña de 10 años.

─ Si, Claro y yo soy prima de Cleopatra ─ comentó ella empujándole levemente el hombro y cuando lo hizo uno de los tirantes de su túnica se rompió ─ ¡Joder chico me traes mala suerte!

El azabache sonrió de lado y le guiño el ojo coquetamente a la deslenguada chica haciendo que Sagira levantara una ceja sin creer que lo había hecho.

─ Pues es un placer conocerla prima de cleopatra ─ él hizo una reverencia moviendo su cabeza riendo suavemente, Sagira observó los ojos del muchacho: Azules como el cielo ─ Soy Asim, Dulce dama.

Sagira de manera poco educada se cruzó de brazos riendo.

─ Ni creas que me voy a inclinar ante ti, Pero es un gusto. Llámame Sagira ─ el chico no pudo evitar soltar una carcajada ante el nombre de la chica. La muchacha se ruborizó un poco ante la risa del chico y lo volvió a empujar solo que esta vez lo hizo más fuerte.

─ ¡Vale, Vale! Lo siento ─ Comentó Asim desordenando la corta cabellera de Sagira ─ Pero acaso tus padres sabían desde tu nacimiento que siempre serías pequeña.

─ ¡Tengo una estatura media! ─ Se levantó ella de golpe volviendo a cruzarse de brazos

─ Media enana

─ oh cállate señor mala suerte.

Pequeña Sagira ─ Dijo Asim con una voz cantarina levantándose para revolverle el cabello, mientras la esquivaba cuando ella iba a golpearlo.

Ella era la primera chica que realmente era ella, es decir, cada mujer que le presentaban simplemente era para que él buscara una futura esposa, todas falsas sin cerebro y para nada agraciadas mientras que la chica que estaba en este momento frente a él riendo tratando de golpearlo con un balde le había hecho soltar su primera risa real.

─ ¡Por Ra, Debo irme! ─ Exclamó ella dado que había olvidado por completo que su padre llegaría del trabajo y que no tenía nada preparado para que comieran juntos, se rascó la nuca pensando que tendría que irse a disculparse con su amiga en un rato por haber interferido en sus creencias matrimoniales.

Sagira comenzó a caminar en dirección a su casa pero Asim la tomó del brazo al escuchar un fuerte golpe que los hizo sobresaltarse, no le tomaron mucha importancia por el momento por lo que ella se giró levantando las cejas con una sonrisa de lado.

A Asim se perdió en que el cielo nocturno que eran los ojos de la muchacha.

─ ¿Nos volveremos a ver? ─ Preguntó Asim sonriendo de lado al igual que ella.

─ ¿Quién sabe, señor mala suerte? Quizás se me ha pegado la mala suerte y eso hace que te vuelva a ver ¡Pobre desgracia la mía! ─ Respondió Sagira con voz bromista haciendo sonreír ampliamente al muchacho ─ Eres prácticamente el príncipe de Egipto, Idiota. En algún momento te veré si es que no me decapitan primero por insultar al familiar del faraón.

─ Tomaré en cuenta eso ─ Sagira se zafó del agarre del muchacho y se fue corriendo a casa sin darse cuenta de que alguien los observaba de cerca y que Asim había murmurado:

Espero verte luego, Pequeña Sagira.


Pues he comenzado a escribir como pueden ver mis bichitos, este es el primer capitulo y es el como se conocieron Sagira y Asim antes de ser Ladybug y Chatnoir, el próximo capitulo será intenso ¡Espero les guste!

¿Que piensan de la actitud de Sagira? ¿Y de la de Asim?

Acepto ideas, comentarios y correcciones ¡Me encantan sus review!

Gwen -Corazoncito hermoso-