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Hamburguesas y patatas fritas.
Ukyô está en juego.
El desafío doble de Ranma.
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1. El okonomiyaki de la discordia.
—¡Ukyô! ¡Qué pronto abres hoy!
—¡Hola, señor Ogura! ¡Síííí! —respondió, risueña.
Lentamente, la calle comenzó a llenarse con un apetitoso aroma. Aún eran las ocho de la mañana, pero Ukyô estaba puesta manos a la obra. Sin embargo, su intención no era empezar a hacer caja. En la mente llevaba la idea fija de ponerle las cosas claras a Ranma de una vez por todas. Estaba harta del juego a tres bandas que mantenían Shampoo, Akane y ella. Mientras un sol naciente colgado en la pared asomaba por detrás de su coronilla, Ukyô gritó para sus adentros: "¡¡Ranma!! ¡Prepárate! ¡Hoy empieza mi plan de acoso! ¡La Técnica Definitiva del Enamoramiento Okonomiyakero! Mi receta de amor te hará caer en mis brazos. ¡¡JAJAJA!!"
—Manos a la obra. ¡Carta-okonomiyaki de declaración de amor!
El sol comenzaba a levantarse mientras Ukyô se esmeraba en confeccionar el mejor Okonomiyaki-declaración de amor, y bajo ese mismo sol de la mañana que apenas empezaba a calentar Nerima con sus rayos, dos figuras corrían por las estrechas calles en dirección al Instituto Fûrinkan, la primera seguida a cierta distancia de la segunda.
—¡¡Ranmaaaaa!! ¡No huyas, imbécil!
Ranma miró hacia detrás sin de dejar de correr dedicando una mueca a Akane.
—¡¡Gññeeeeeee!! ¡No estoy huyendo! ¡Necesito agua caliente! —y mientras decía ésto, notó cómo una sombra empezaba a cernirse sobre ella oscureciendo la luz del sol. Un contenedor de basura (lleno) lanzado por Akane se dirigía por los aires directo hacia ella, pero justo un segundo antes de que la alcanzara, algo la hizo resbalar, dando con la espalda y la cabeza contra en suelo.
—Aayysss —se quejó mientras se quedaba sentada en el suelo. -TONK- El incidente la pilló desprevenida, y le impidió evitar el buzón de correos que le había lanzado Akane tras fallar con el contenedor. Con una mueca de amargura se llevó las manos a la cabeza para palparse el chichón. Al tacto notó que se le había quedado grabado el relieve del logotipo del servicio de correos. Akane llegó hasta donde estaba Ranma.
—¡Lo tienes bien merecido, por insensible!
¿Cómo has resbalado? —se interesó.
—Ayyyy —seguía quejándose con un lagrimón que le caía del ojo—. No lo sé.
Ambas miraron al suelo. "Hamburguesa doble-winky extra extra chorreante". Aquel papel grasiento que había contenido una hamburguesa fue lo que le hizo dar el resbalón.
—Es reciente —dijo Akane. Miraron hacia el fondo de la calle. En el suelo había un rastro de patatas fritas que conducía directo a las puertas del Fûrinkan.
-DING DONG DANG DONG-
Cuando sonó el carillón del instituto, en el aula de 1º F ya estaban todos sentados atentos a la presentación que iba a hacer el profesor. Expectantes, todos apuntaban con su mirada al alumno que permanecía de pie junto a la mesa del profesor. Era un chaval rubito, de piel sonrosada, ojijunto, no muy alto y algo gordo.
—Os presento al nuevo alumno —dijo por fin el profesor—. Se llama Burguer Jonhson y es de los Estados Unidos. Viene por el programa de intercambio. Espero que seáis amables con él y que le ayudéis a conocer la escuela.
A la hora del almuerzo, el pupitre en el que se había sentado Burguer era un hervidero de gente. La gente quería establecer contacto con él. Ver a un occidental era algo exótico y fuera de lo común. Todo eran propuestas invitando al nuevo a ir a una sesión de karaoke o pidiéndole que dijera algo en inglés.
—¡Di algo, di algo!
—Sí, sí, ¡qué hable!
—¡El inglés suena tan moderno!
—My taylor is rich.
—¡Bieeeen! ¡Ha hablado!
—Me pregunto qué alumno del Fûrinkan habrá ido de intercambio a los Estados Unidos.
Mientras tanto, en una playa de California: —Who's that nerd?
—I don't know. He looks ridiculous dressed that way.
—What kinda disguise's that?
—¡Soy Tatewaki Kunô, capitán del club de kendo del Instituto Fûrinkan, también llamado El Trueno Azul!
Pero mientras buena parte de los compañeros se arremolinaba alrededor de Burguer, unos pocos pasaban del tema, dedicándose por completo a la comida contenida en sus fiambreras. Entre ellos estaban Ranma y Akane. Ella estaba bastante seria, aún molesta por lo que había pasado esa mañana. Él en cambio, la miraba furtivamente por el rabillo del ojo, preguntándose porqué Akane tenía que tomarse a mal la observación que le había hecho esa misma mañana. "Me encanta cuando te enfadas; la cara se te pone tan azul como el vestido de colegiala" había dicho Ranma. O quizá no se trataba de éso. Tal vez se trataba de lo que le dijo durante el desayuno. "Cuando comes engulles como un pato". O tal vez tampoco fuera eso. Bien mirado podía tratarse de lo que había comentado acerca de los encantos de Akane. "Aún no he entendido porqué no intentas mejorar tu aspecto. Fíjate en Shampoo". ¡Vaya! Probablemente ese comentario era el que le había valido el chapuzón que Akane le dio en el canal. "¡Mierda! ¿Por qué tienen que ser tan complicadas las mujeres?"
Desde el pasillo que conducía al aula de 1º F, Ukyô oía un murmullo algo más fuerte de lo habitual.
"¿Qué será ese jaleo?", pensaba. En cuanto se asomó por el marco de la puerta vio de qué se trataba. Alrededor de uno de los pupitres se arremolinaba una cantidad inusual de gente, eclipsando totalmente a la persona que allí se sentaba, y eclipsando también a la persona que se sentaba en el pupitre diametralmente opuesto, es decir, a Ranma. Una sonrisa maliciosa se dibujó en su cara.
"Ranma se sienta detrás de ese montón de gente. Eso significa que Ranma... ¡no me puede ver! ¡Genial! Puedo lanzarle mi carta amor sin que me vea. Le llegará como caída del cielo. Se la lanzaré y esperaré detrás de la puerta. En cuanto le de un bocado sentirá un deseo irrefrenable de saltar a mis brazos, ¡y delante de todo el mundo!"
—¡¡Ran-chan, atrapa ésto!! —y con un rápido movimiento lanzó un okonomiyaki por encima del corro de gente que estaba alrededor de Burguer, pero el okonomiyaki fue interceptado en su camino. Una figura grande y sonrosada se elevó de un salto por encima del corro de alumnos atrapando la el okonomiyaki-carta de amor con la boca con la misma destreza con la que lo habría hecho un perro. Con el primer bocado, los ojos de Burguer se iluminaron. Un marco de flores apareció alrededor de su cara, y sobre el fondo fuegos artificiales resplandecían con la luz de un nuevo amor. Ukyô se quedó petrificada ante la escena, y antes de que se diera cuenta, el nuevo alumno había saltado a sus brazos, sin darle tiempo siquiera a defenderse con su pala.
—¡¡¿¿Pero tú quien eres??!! ¡El okonomiyaki ni era para ti!
—¡Algo tan delicioso debe de ser obra de un ángel! ¡Es tan exquisito que ni siquiera necesita ketchup!
—¡Suéltame, pelmazo!
—¡Me casaré contigo si es así como lo quieres! Oh, Dear! Ésto si que es llegar y besar el santo.
—¿Pero quien dice nada de casarse? —chillaba Ukyô. El corrillo de gente que antes estaba alrededor de la mesa de Burguer ahora miraba a la pareja con los ojos abiertos como platos y expresión de total incredulidad. Uno de ellos leyó en voz alta lo que había escrito con salsa sobre lo que quedaba del okonomiyaki:
—Te quiero. Cásate conmigo... y el resto se lo ha comido Burguer. ¿Qué más ponía, Ukyô?
—¿Y tú que crees? ¡Eso era para Ranma! —gritaba colérica, aún entre los brazos de Burguer, quien la llevaba en volandas con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿El qué era para mí? —Ranma apareció por la puerta de la clase seguido de Akane, justo detrás de donde estaba Ukyô.
—¡Ran-chan! ¿Se puede saber donde estabas? —chillaba Ukyô.
—Pues había ido a... ¿Pero se puede saber que haces?
—¿Es que no lo ves? ¡Este tipo se ha tirado encima de mí como un pulpo!
Burguer seguía apretándose contra Ukyô, sacudiendo la cabeza.
—Oh yes! Oh yes! Wonderful love!.
—Hehehe. Parece que te quiere mucho —se burló él.
—¡Imbécil! ¿Es que no vas a ayudar a tu prometida? La expresión en la cara de Ranma cambió.
—Es queeee... —Miró a un lado y a otro; miró a Akane, Akane miró a Ukyô, Ukyô miró a Ranma, y Ranma ya no supo a donde mirar.
—Eso, eso, Ranma —dijo Akane con tono sarcástico. —¿Porqué no la ayudas?
—¿A ti quien te ha preguntado? —contestó, gruñón.
—Es tu prometida ¿no?
—¿Really? ¿Lo es? —preguntó una voz con acento. Burguer había soltado a Ukyô, quien intentaba recuperarse del shock.
—Bueno, pues... —Evidentemente, Ranma no sabía qué decir. Akane estaba delante, y ello forzaba la situación. Si decía que era el prometido de Ukyô, Akane se lo tomaría bastante mal. Ya podía imaginarse a Akane sacando el mazo gigante para sacudirle a base de bien.
—¡Ran-chan, idiota!
-PLONK-
La pala de Ukyô dejó a Ranma planchado y con los dientes clavados en el suelo.
—Oh, yeah! Éso significa que no es tu prometida. Ninguna prometida pegaría a su novio de esa manera. ¡A mi brazos, honey!
-PLONK-
Esta vez, la pala adquirió el relieve de la cara regordeta de Burguer.
—Me has pegado —dijo Burguer con cara triste—. ¿Por qué pegas a tu prometido?
—¡¡¿Quién ha dicho que seas mi prometido?!! —gritó Ukyô enseñando los dientes y con los ojos inyectados en sangre.
—¿Y todo ha sido por culpa de este okonomiyaki? —preguntó Ranma mientras daba un mordisco a lo que quedaba del okonomiyaki-carta de amor. Ni medio segundo después de acabar la frase, Ranma rodeaba con sus brazos a Ukyô, mientras ésta se dejaba hacer con una mirada de felicidad completa, ante el semblante atónito de Akane y del resto de la clase.
—Ran-chaaaa-a-a-an.
—Ut-chaaaa-a-a-an. Detrás de ellos, Akane empezó a ponerse azulada y a aumentar de tamaño. De un puntapié dejó vacío el lugar en el habían estado Ranma, Ukyô y Burguer, mientras a lo lejos, tres figuras se perdían en el cielo después de haber sido propulsadas a través de la ventana por el patadón de Akane.
"¡¡Ranmaaaaaaaaa!! ¡Estúpido, te acordarás de ésta!"
A unos tres kilómetros de allí, Ukyô apareció colgada de la rama de un árbol con los ojos haciendo espirales. Ranma estaba clavado de cabeza sobre la hierba del parque y Burguer se había quedado con la cabeza encajada en una papelera. Ranma se levantó del suelo sacudiéndose restos de tierra y hierba mientras Burguer intentaba sacarse la papelera de la cabeza.
—¡Eh! ¡Ut-chan! ¿Estás bien? —preguntó Ranma mirando hacia arriba.
—Nnghaghnhagha —fue todo lo que Ukyô fue capaz de responder.
—Hey you! ¡El de la trenza! Ranma se volvió hacia Burguer. Éste había conseguido poner los pies de nuevo en el suelo, pero aún llevaba la papelera por sombrero, y señalaba directamente a Ranma con un gesto amenazador.
—¡Tú! ¿Cómo te atreves a abrazar a mi prometida?
—¿Desde cuando es tu prometida?
—Desde que me envió esa wonderful tortita de amor declarando sus sentimientos.
—¡Ese okonomiyaki era para mí! —dijo Ranma mostrando el puño.
—En tal caso... ¡Te desafío!
—¿Quieres pelea? ¡Pues prepárate! —dijo Ranma poniéndose en guardia, pero Burguer alzó la mano en señal de alto, y tomando un micrófono prosiguió.
—¿Quién ha hablado de pelea? Te reto a una carrera —dijo señalando a la colina del parque de atracciones.
—¡¡A una carrera de karts de cojinetes colina abajo!!
らんま½
Continuará...
karburator
