All that you can't leave behind
Por: Ayesha
Autor = Ayesha
E-mail =lg_100309@hotmail.com
Clasificación = Entre R y NC-17. Los primeros capítulos serán PG-13
Parejas = Aragorn/Legolas, Haldir/Legolas, Haldir/Finwe, Elladan/Elrohir/Finwe, Elladan/Elrohir/Haldir/Finwe
Disclaimer =Los personajes de esta historia son propiedad de J.R. Tolkien. Esto es puro entretenimiento y no me reporta beneficio económico alguno. Yo sólo soy culpable de inventarme a Finwe.
Resumen = Luego de finalizar la Guerra del Anillo, Aragorn y Legolas son pareja, pero por un motivo desconocido, Aragorn anuncia su compromiso con Arwen y Legolas huye.
Esta historia se llamó originalmente "El corazón del rey", pero la he revisado y corregido, por lo que decidí cambiarle de nombre.
Introducción
"We crossed the line /cruzamos la línea
Who pushed who over / ¿quién empujó a quién?
It doesn't matter to you / eso no te importa
It matters to me / eso me importa a mí"
So Cruel – U2
*
Legolas murmuró algunas palabras en élfico al oído de Arod, quien galopó aún más rápido en su prisa por alejarlo de Gondor, donde nunca más volverían. Las lágrimas caían interminablemente del hermoso rostro del elfo, que se aferraba con una mano al cuello de Arod para no caer y apretaba la otra contra su corazón, que le oprimía el pecho, dificultándole la respiración…
- "Esto es lo que sienten los humanos" -, pensó, cerrando los ojos. Cuando los abrió no sabía cuanto tiempo había pasado, probablemente horas. El galope de Arod no era tan veloz, la fatiga había alcanzado finalmente a su fiel compañero.
- "Detente, compañero", susurró en élfico. Arod se detuvo, golpeando el suelo con uno de sus cascos, dudando.
- "Estaré bien", dijo Legolas. El caballo bufó, "Estaremos bien", aclaró, tratando de sonreír. Bajó lenta y penosamente, "Debemos descansar ahora"
Anochecía ya, y Legolas buscó un lugar donde acampar, lo suficientemente oculto como para que ningún viajero los encuentre, aunque era poco probable que alguien transitara por ese bosque, ya que toda la atención estaba en Gondor y en la próxima boda del rey.
Luego de atender a Arod, el elfo extendió su capa en la hierba y se recostó sobre ella, aunque sabía que esa noche no dormiría, y quizá tampoco en la siguiente… El dolor en el pecho no lo dejaba respirar libremente. Cerró los ojos, pero su mente estaba llena de la imagen de él en el banquete, tomando a Arwen de la mano al tiempo que anunciaba su boda. Aún le parecía escuchar los aplausos de los asistentes.
No recordaba bien lo que pasó a continuación, se había puesto de pie tambaleándose, y tuvo la sensación de que las miradas de los hijos de Elrond estaban sobre él. Instintivamente, se cubrió la cabeza con la capa y salió de allí a toda prisa, sin que Aragorn pareciera notarlo, sólo vio la mirada preocupada de Mithrandir, Haldir y Finwe, y oyó a Gimli llamándolo y corriendo tras él.
- "Estaré bien, pero necesito estar solo", le había dicho a Gimli para tranquilizarlo, fingiendo una calma que estaba lejos de sentir.
Su mejor amigo lo había mirado con una extraña expresión en el rostro. El siempre había sabido de su relación con Aragorn, pero por delicadeza nunca había comentado nada, ni a favor ni en contra. Gimli había sacudido la cabeza y murmurado:
- "Elfo loco, te estaré esperando".
Luego se había alejado.
Sin embargo, Legolas no volvió, en lugar de eso, había ido rápidamente a sus habitaciones, y preparado su equipaje. Luego, sin ser visto, se deslizó hacia los establos, llamó a Arod, y silenciosamente abandonó Gondor sin mirar hacia atrás.
Legolas limpió las lágrimas en su rostro. Trataba de entender cómo, después de prometerle que estarían juntos para siempre, su amante había cambiado de opinión en cuestión de horas, sin decirle nada, sin darle al menos una explicación.
- "El corazón del hombre es débil", parecía oír nuevamente a su padre, aconsejándole cuando era pequeño, "Nunca confíes en los humanos".
Pero Aragorn no era un hombre ordinario. Al menos hasta ese momento, nada en sus acciones había presagiado que podría llegar a actuar así. Habían tenido algunos malentendidos, pero cuando todo se aclaró, le juró su amor eterno. Y Aragorn no era hombre que tomara un juramento a la ligera.
Sin embargo, el trono de Gondor había sido siempre su destino, y un rey necesita herederos. Elladan y Elrohir se habían encargado de recordárselo bien. Y si, además, se tiene a una bella elfa dispuesta a renunciar a su inmortalidad por él, y a darle los herederos que necesita, y por otro lado a un príncipe elfo que por más bello que sea jamás le podrá dar un heredero, entonces la elección es evidente, se decía Legolas amargamente. Pero algo en su corazón se negaba a aceptar esta respuesta.
- "Quizá otro hombre", pensaba, "pero no Aragorn".
Aún así, no podía hallar otra explicación.
Todo había comenzado después de Moria. O quizá antes, pero él no se había dado cuenta hasta entonces. Ahora que lo pensaba, le parecía que había amado a Aragorn desde el primer momento en que lo vio. Pero sólo después de la caída de Gandalf, cuando Aragorn, con el corazón destrozado tuvo las fuerzas necesarias para guiar a la Comunidad hacia Lothlórien, fue que se dio cuenta de cuánto necesitaba de ese hombre para poder vivir.
Se quedó dormido con ese recuerdo, menos doloroso que los anteriores, su mano aún apretada contra su pecho, recordando.
Recordándolo…
Capítulo 1: Después de Moria
"Beyond the horizon of the place we lived when we were young
In a world of magnets and miracles
Our troughts strayed constandly and without boundary
The ringing of the division bell had begin"
High Hopes – Pink Floyd
Aragorn sentía que la cabeza le daba vueltas, como si se hundiera en un pozo sin fondo. Gandalf, el poderoso mago, había caído en la oscuridad, dejando a la Comunidad totalmente desamparada, abandonada a su suerte sin su guía.
Sin esperanza…
- "Guíalos tú, Aragorn", había dicho el mago, momentos antes de enfrentarse al Balrog de Moria.
"Guíalos tú".
Las palabras sonaban aún en sus oídos cuando, al fin, salieron de la oscuridad de las minas.
Aragorn sabía que su nombre élfico, Estel, significaba "Esperanza". Pero, ¿tendría él el valor necesario para guiar a la Comunidad hacia Mordor?, ¿tendría la sabiduría?, ¿tendría la fortaleza para resistir el poder del anillo y proteger al portador, como había jurado hacer? Veía los rostros desencajados de los hobbits, Boromir y Gimli lloraban también. Y Legolas.
Entonces, al mirar el bello rostro pálido del elfo, las lágrimas en sus mejillas, supo que por él tendría el valor, la sabiduría y la fuerza para cumplir su destino. Sus miradas se encontraron, y Aragorn pudo ver el amor en los ojos de Legolas, tan claramente, que se sorprendió de no haberlo notado antes.
- "Legolas, reúnelos", ordenó con voz firme, acallando las protestas de Boromir.
El elfo obedeció al instante, dándole todo su apoyo y confianza. Se dirigieron rápidamente a Lothlorién, a donde debían llegar antes del anochecer, ya que para entonces esas tierras estarían infestadas de orcos y quizá algo aún peor.
Mientras corrían al Bosque de Oro, Aragorn se preguntaba desde cuando el hermoso elfo había reemplazado a Arwen en su corazón. Quizá cuando lo defendió de Boromir durante el Concilio, o cuando puso su arco a disposición de Frodo, ofreciéndose como voluntario a ser parte de la Comunidad del Anillo, o cuando aceptó entrar a la oscuridad de Moria, a pesar de que, por ser un elfo, la oscuridad lo afectaría más que al resto.
Legolas y él habían sido amigos durante mucho tiempo, cuando el príncipe era enviado por su padre como mensajero a Rivendel. Aragorn lo admiraba por su nobleza y valentía, y por esa belleza que nadie podía dejar de notar. Sin embargo, ocultó estos sentimientos, que él mismo no entendía, porque no creía que una criatura como Legolas pudiera fijarse en un mortal. Además, pensaba con un aguijón de culpabilidad, estaba Arwen, que estaba dispuesta a darle su inmortalidad.
Pronto llegaron a la entrada del bosque, donde los mallorn se erguían altos y majestuosos, resplandeciendo con la luz del crepúsculo. Aragorn guió a la Comunidad entre los árboles, pero no habían avanzado mucho cuando fueron interceptados por Haldir y los guardianes del bosque, quienes los esperaban con órdenes de conducirlos donde la Dama Galadriel.
- "El enano respira tan fuerte que podría dispararle en la oscuridad", se burló Haldir, ganándose para siempre la antipatía de Gimli.
Pasaron la primera noche en el Bosque de Oro en una plataforma en lo alto de un mallorn, y al día siguiente emprendieron el camino a Lothlorién, escoltados por Haldir y sus hermanos: Rúmil y Orophin.
Aragorn no pudo dejar de notar la mirada apreciativa que dio Haldir a Legolas apenas lo vio, y sintió una punzada de celos. Pero estas emociones no ayudarían en nada a la misión que debía cumplir, así que apartó estos pensamientos, concentrándose en el bosque, que conocía tan bien. Allí había sido la primera vez que vio a Arwen, cuando Galadriel le había hecho cambiar las ropas de montaraz que usaba, vistiéndolo como un príncipe y llevándolo a un claro del bosque, donde Aragorn creyó ver a Luthién, la princesa de la leyenda, tal como la imaginaba... ¡Había pasado tanto tiempo desde entonces!
Legolas observaba a Aragorn, preguntándose en qué estaría pensando. Se sentía un poco incómodo por la forma en que Haldir lo miraba, y sorprendido también por su audacia, pues él era un príncipe y Haldir era sólo el capitán de la guardia.
Llegaron al tramo final del viaje, donde Haldir le pidió a Gimli cubrirse los ojos, y se generó una terrible discusión porque el enano no estaba dispuesto a aceptar caminar con los ojos vendados. Una vez más se pusieron en manifiesto las dotes de líder de Aragorn, al proponer que todos se vendaran los ojos, incluso Legolas, quien por ser elfo no estaba obligado a ello, pero que aceptó gustoso para complacer a su amigo.
Mientras duró la caminata con los ojos vendados, Legolas fue guiado por Haldir, quien lo tomó del brazo.
- "¿Tienes miedo a la oscuridad, principito?", susurró burlonamente en su oído.
- "Vengo de una oscuridad más profunda, y no temo caminar con los ojos vendados", respondió serenamente Legolas, "además", añadió, "no tengo nada que temer de los elfos del Bosque Dorado, ni de su arrogancia".
- "Podemos ser muy agradables también", fue la rápida respuesta, el aliento de Haldir sobre su oreja hizo que Legolas, a pesar suyo, se estremeciera.
Aragorn, mientras tanto, pensaba en los dos seres que ocupaban su corazón. Y lo hacía con temor, ya que era conocido que la Dama Galadriel podía leer las emociones, y, después de todo, Arwen era su nieta.
Finalmente llegaron al corazón de Lothlorién, donde se erguía majestuosa Caras Galadon, la ciudad de los árboles. Era un espectáculo que dejó sin palabras incluso a los hobbits, quienes solo miraban fascinados tanta belleza.
Fueron conducidos por Haldir a presencia de la Dama Galadriel y el Señor Celeborn, soberanos del Bosque Dorado, quienes los saludaron siguiendo la costumbre élfica, dirigiendo palabras de cumplido a cada uno.
La Dama miró atentamente a cada uno de ellos. Percibió la traición en Boromir, la valentía en Gimli, la amistad en Pippin y Merry, la determinación en Frodo, la lealtad en Sam. También vio valor en Aragorn y Legolas, junto con otro sentimiento, bastante más fuerte de lo que ellos mismos imaginaban.
Celeborn preguntó por Gandalf, viejo amigo de los elfos. Mientras explicaban lo que había sucedido al mago, Aragorn sintió la voz de la dama en su cabeza.
- "Sigue tu corazón", le decía esa voz, "saca de tu amor las fuerzas que necesitas para cumplir tu destino"
Le causó sorpresa, y trató de no mirar a Legolas en presencia de la Dama. Se preguntaba qué le diría ella al rubio elfo.
Legolas se sentía muy inseguro mientras sentía la presencia de la Dama en su mente, primero trató de sofocar las emociones que sentía, pero entonces sintió la voz de ella que le decía:
- "No temas a ese sentimiento, es lo que sostendrá y confortará a Aragorn pues vendrán días difíciles y grandes sufrimientos"
Temeroso, miró a Aragorn, que parecía estar sumido en sus propios pensamientos y ni siquiera notó que él lo miraba. Legolas dudó entonces, quizá confundió lo que le pareció ver en los ojos de Aragorn cuando sus miradas se encontraron fuera de Moria. Quizás, abrumado por la pena, confundió esa mirada, creyendo ver amor en ella. Además Aragorn estaba comprometido. Legolas suspiró, necesitaba unos momentos solo para poner en orden sus pensamientos.
Luego de la audiencia, fueron invitados a descansar y cambiarse de ropas, para ir después a cenar con los soberanos. Haldir los condujo hacia sus alojamientos. Para alegría de los hobbits y Gimli, les habían preparado unas habitaciones en el suelo, al pie del mallorn donde estaba el talan asignado a Legolas.
Se asearon y cambiaron de ropas, con prendas fabricadas por los elfos de Lothlórien. Luego, los hobbits decidieron dormir mientras esperaban la cena, lo mismo que Gimli. Boromir estaba inquieto, algo en las palabras de la Dama le había causado confusión. Se puso a hablar con Aragorn como nunca antes lo había hecho en el tiempo que llevaban de viaje.
Legolas por su parte se dirigió donde los otros elfos, algo en la mirada de la Dama le había hecho añorar estar entre su gente de nuevo. Sus pies lo llevaron hacia donde practicaban los galadhrim, famosos por sus hazañas guerreras y por su destreza en el manejo del arco.
Un elfo llamó poderosamente la atención del joven príncipe, porque en Lothlórien no había elfos pelirrojos. Ese elfo sólo podía provenir del Bosque Mágico, vecino Mirkwood, aunque no entendía cómo un elfo de tan lejanas tierras se encontraba en Caras Galadon. Legolas se sorprendió de la juventud del arquero pelirrojo y también de su precisión al disparar, pero se alejó al notar la mirada de rencor que el joven le dirigía.
*
La cena estaba lista, fue un banquete sencillo, ya que los elfos estaban entristecidos por la pérdida de Gandalf y expresaban su pena con canciones recién compuestas sobre el mago y sus hazañas. Entre los que cantaban estaba Haldir, quien no dejaba de mirar a Legolas.
Luego de un rato de canciones fúnebres, Haldir tomó el arpa y cantó para Legolas, sus ojos y su voz expresaban el deseo que sentía hacia el bello príncipe. Su canción hablaba del amor no correspondido y el deseo.
Luego de la canción, Legolas se levantó discretamente y salió del lugar. Aquello había sido demasiado. Esa canción y la insinuación que contenía su letra, apenas disimulada, delante de todos. Aunque en realidad, lo único que le importaba en ese momento era lo que pensaría Aragorn, y le había causado dolor verlo con el rostro inexpresivo, indiferente a lo que sucedía.
Ahora solo quería estar tener un momento de privacidad, y había visto una cascada no lejos de allí, con un arroyo donde deseaba bañarse para aliviar las tensiones del día. Legolas se dirigió allí, sin sospechar que dos personas lo seguían.
Al pie de la cascada había tres grandes piedras, tras las cuales se formaba una pequeña laguna de agua cristalina. Ese fue el lugar que Legolas eligió para su baño. Lentamente se fue quitando la ropa, dejándola caer en la orilla de la laguna, hasta quedar completamente desnudo. Su cuerpo resplandecía a la luz de la luna y habría quitado la respiración a cualquiera que lo hubiese visto, como en efecto sucedía con Aragorn y Haldir, quienes lo contemplaban, sin que ninguno de ellos se haya percatado de la presencia del otro.
Legolas deshizo las trenzas que sujetaban sus cabellos, los que ahora formaban una cascada rubia sobre su espalda. Luego entró al agua, que le llegaba hasta la cintura. Nadó largo rato disfrutando la caricia del agua y de la luna en su cuerpo. Luego se sentó en la orilla y cerró los ojos, pensaba en las palabras de la Dama, y en el mensaje que ellas le habían traído. Era evidente que ella había visto su amor por Aragorn, y le decía que no tuviera miedo de sentirlo…Legolas dejó fluir entonces ese sentimiento largamente reprimido, y anheló estar junto a su amado.
Ese fue el momento escogido por Haldir para revelar su presencia. Salió de su escondite entre los árboles y se dirigió al lago donde se encontraba el objeto de su deseo.
- "Al ver que nuestro invitado se retiraba sin avisar a nadie, salí a buscarlo como corresponde a un buen anfitrión, y he sido recompensado con la más hermosa vista de la Tierra Media", dijo Haldir mientras se acercaba.
Legolas se sobresaltó, había estado tan perdido en sus pensamientos que no oyó aproximarse a Haldir. Ruborizado por sus palabras, solo atinó a decir:
- "Sólo vine a tomar un baño, pero ya he terminado"
- "Entonces esperaré a que te vistas y te escoltaré a tu alojamiento", respondió Haldir, sentándose sobre una de las piedras, sin dejar de observarlo.
- "Gracias, pero no es necesario. Conozco el camino".
Legolas se sentía atraído por el guapo elfo, pero su amor por Aragorn lo hacía dudar.
- "Un guerrero élfico que combate orcos y trasgos sin inmutarse, siente temor de alguien de su propia raza", canturreó Haldir en son de burla.
- "Te equivocas", replicó airado Legolas, y para demostrar que no sentía temor, se puso de pie y avanzó hacia la orilla para tomar sus vestiduras.
Sin embargo, Haldir fue más rápido, y antes de que el arquero se diera cuenta de lo que pasaba, lo aprisionó entre sus brazos.
- "Eres la criatura más hermosa que ha visto la Tierra Media", susurró Haldir en su oído.
Legolas trató de resistirse, pero Haldir era más fuerte. Sintió su boca buscando la suya, mientras sus manos le acariciaban todo el cuerpo. Poco a poco dejó de luchar y dejó que Haldir lo bese, entreabriendo los labios que antes habia mantenido obstinadamente cerrados. Pronto la lengua de Haldir entró en su boca, explorándola. Legolas se relajó en esos fuertes brazos.
Entonces un pensamiento llenó su mente: "ARAGORN".
- "No puedo hacerlo", gritó Legolas, poniéndose tenso nuevamente y tratando desesperadamente de apartar a Haldir.
- "¿Qué pasa, principito? No voy a lastimarte", dijo preocupado Haldir. El repentino cambio de actitud de Legolas lo desconcertó por completo. Además, no estaba acostumbrado a ser rechazado por nadie.
- "Lo siento. Amo a otro", respondió Legolas, tratando desesperadamente de contener las lágrimas. ¡Era tan humillante!
Haldir lo tomó por los hombros, con delicadeza, luego miró sus ojos azules y preguntó con un susurro:
- "¿Estás seguro?"
- "Sí", fue la firme respuesta.
- "El humano te romperá el corazón", dijo Haldir mirándolo a los ojos. Luego lo soltó lentamente y se alejó sin mirar atrás.
Legolas se cubrió el rostro con las manos. De pronto se sintió tan perdido que necesitaba desesperadamente consuelo. Pero acababa de rechazar a Haldir, por un amor irrealizable.
Se sumergió en la laguna, quería quitar de su cuerpo la sensación de Haldir tocándolo. Nadó durante un largo rato, tratando de calmar su espíritu.
Aragorn, que había estado observándolo todo, creyó morir de celos cuando Haldir había tomado entre sus brazos a Legolas, pero cuando Legolas respondió a esas caricias, supo lo que era el verdadero infierno. Sólo cuando vio que "su" elfo se soltaba de aquel abrazo, despidiendo a Haldir, se dio cuenta que había estado apretando los puños tan fuerte que estuvo a punto de sacar sangre de las palmas de sus manos.
No entendía que había pasado, pero deseaba desesperadamente estar junto a su amigo y consolarlo. Las lágrimas en el rostro de Legolas lo conmovían.
Se acercó a la orilla del lago, justo cuando Legolas sacaba la cabeza fuera del agua y lo miraba con asombro.
- "¿Puedo acompañarte?", preguntó Aragorn.
- "Claro", fue la rápida respuesta, y Legolas se sumergió nuevamente para ocultar su nerviosismo. Hacía algún tiempo le sucedía eso cuando estaba cerca de Aragorn. Eso y la sensación de alegría que lo invadía cuando estaban juntos, había sido el primer indicio de que quizá sus sentimientos hacia Aragorn fueran más allá de una simple amistad.
Aragorn se despojó de sus vestiduras y entró en el agua, pero Legolas había desaparecido. De pronto, algo lo arrastró dentro del agua, cuando logró salir, oyó la risa cristalina de Legolas. Entonces lo persiguió por el lago hasta sumergirlo también, riendo. La tensión había desaparecido, jugaron largo rato así, hasta un momento en que quedaron cara a cara.
Aragorn lo miró a los ojos, volviendo a su seriedad habitual
- "Te vi con Haldir", fueron sus únicas palabras.
- "¿Desde cuando el heredero de Isildur se convirtió en espía?", preguntó Legolas, con ironía, tratando en vano de ocultar su vergüenza.
- "Desde que su preocupación por un amigo llega al extremo de abandonar el banquete de nuestros anfitriones, para ver si éste se encuentra bien"
- "Vine aquí para estar solo. El me siguió sin que me diera cuenta", dijo sencillamente Legolas.
- "Lo rechazaste. ¿Por qué?", sus ojos castaños miraban los azules de Legolas, tratando de descifrar esa mirada.
El bello elfo bajó la mirada, y respondió simplemente:
- "Amo a otro", retrocediendo luego para salir del lago.
Aragorn lo detuvo, tomándolo del brazo, y de un tirón lo puso de nuevo frente a él.
- "Dime quién es", exigió, cogiéndolo de la barbilla y obligándolo a mirarlo a los ojos "Tengo que saberlo".
Pero entonces vio en la mirada de Legolas el mismo amor que creyó ver en Moria, mezclado con pena y desesperación. No pudo evitar que sus labios buscaran los del elfo, con ternura. Las manos que lo habían sujetado con fuerza, se suavizaron para acariciarlo. Jamás le haría daño a Legolas, juró Aragorn, sin saber que rápido rompería su juramento.
Legolas se sintió aterrorizado cuando Aragorn le exigió revelar su secreto. En pocos segundos pasaron por su mente muchas cosas: Aragorn jamás, en todo el tiempo que llevaban de conocerse, lo había tratado así; quizá sospechaba de sus sentimientos y lo odiaba por eso; Haldir también lo sabía, pues se lo había dicho, y ahora lo despreciaba por su amor a un humano; pero la Dama Galadriel le había dicho que no temiera a ese sentimiento. Fue en ese instante en que sus ojos mostraron a Aragorn lo que llevaba en el corazón, temeroso de ser golpeado e insultado. Pero lejos de esto, su amado lo besó, con una ternura de la que nunca lo habría creído capaz.
Legolas se dejó llevar por las caricias, maravillado de cómo esas manos ásperas por la vida al aire libre, podían ser tan delicadas a la hora del amor. Entonces un pensamiento lo asaltó:
- "Arwen", susurró entre besos, buscando la mirada de Aragorn.
- "Ella no está aquí. Tú sí", fue poco tranquilizadora respuesta.
Él había esperado las ansiadas palabras de amor que no llegaron y eso le hizo daño, pero ya no podía detenerse, estaba decidido a romper todas las barreras con tal de estar con su amado. Por eso, confesó ruborizado su inexperiencia y Aragorn lo tomó nuevamente entre sus brazos mientras lo conducía a la orilla del lago, susurrándole que no temiera, que jamás lo lastimaría.
Se amaron lentamente. Aragorn lo llenó de tiernas caricias y besos, preparándolo con sus dedos humedecidos, mientras los suaves gemidos de Legolas se hacían más urgentes y desesperados. El mortal masajeó amorosamente el miembro del elfo y suavemente lo poseyó.
- "Mi señor", suspiró Legolas. Nunca había pensado sentirse así, nunca había soñado que tan dulce placer pudiera existir.
Aragorn besó sus labios mientras iba introduciéndose en el hermoso cuerpo debajo suyo. Por un momento olvidaron la pena por Gandalf, los juramentos hechos, Arwen, incluso el anillo. Sólo existían ambos y nada más importaba. Aragorn movía suavemente las caderas mientras el cuerpo de Legolas se retorcía de placer con cada acometida y le pedía más, hasta que finalmente llegó al clímax entre besos y caricias. El mortal lo siguió al poco rato, derramando su tibia escencia dentro de él. Finalmente, exhaustos, se durmieron abrazados en el lecho que Aragorn había improvisado entre los árboles, cubriéndose con su capa.
Aragorn fue el primero en despertar y besó los cabellos dorados del elfo, con cuidado de no despertarlo. Los acontecimientos de la noche anterior le parecían un sueño, pero el hermoso elfo dormido en sus brazos era la prueba de que había sido real. Sintió una punzada de culpabilidad por Arwen, y despacio, se levantó sin despertar a su compañero. Tomó un rápido baño en el arroyo, se vistió y se dirigió en busca de los otros.
Legolas despertó después de un rato. Buscó a Aragorn, pero no lo vio ni a él ni a sus ropas. El corazón le dolió, había soñado despertar en los brazos de su amado y éste había desaparecido. Lentamente se vistió y caminó en dirección a los talans, desde donde se oían canciones élficas.
*********
RIVENDEL
*********
Arwen despertó en medio de la noche. El vínculo que la unía a Aragorn a través del Evenstar, casi se había roto. Supo que Aragorn le había sido infiel, y no le fue difícil adivinar con quién.
- "Es solo para aliviar la soledad, no tendrá importancia para él", se dijo, pero algo en su interior sabía que esto no era cierto.
Ella amaba a Aragorn, no como montaraz, sino como el Heredero de Isildur, y había renunciado a su inmortalidad para estar con él como reina, y Aragorn la amaba y por ella se convertiría en rey.
Pero Legolas lo amaba incondicionalmente, ella lo había podido notar por la forma en que lo miraba, el día que lo defendió en el Concilio.
Un rival así era peligroso.
Ella sabía lo que debía de hacerse.
TBC.
