Esta historia toma lugar dentro del universo que estoy creando (o al menos intento) basado en el epilogo de Digimon Adventure 02 y se basa en una actividad que me encontré en Tumblr (de allí que al inicio de cada capitulo encuentren la nombre de una flor, en ingles aunque traduje el significado).

Y si alguien se pregunta de quien es Takumi: Se trataba de Takumi Aiba, protagonista del juego Digimon Story: Cyber Sleuth que se pareció tanto al OC con el cual tenía a Takeru que terminé colocandolo a él. Quizás con excepción de la apariencia (pelirrojo de ojos verdes) todo dato relevante con respecto a él debería de ser dado en este capitulo y el resumen.

Iris: tu amistad es preciosa


Amigo

"¿Dónde estoy?"

Se preguntó Takumi rascándose con el dedo índice la mejilla mientras observaba sus alrededores. Hasta donde alcanzaba a ver habían arboles cuya especie desconocía, pero en medio de los cuales se encontraban máquinas dispensadoras. La extraña combinación le desconcertaba conforme caminaba tratando de encontrar alguna señal de vida cuando a lo lejos vio una criatura pequeña de color verde. Poco a poco fue aumentando la velocidad de sus pasos al reconocerla como un Palmon, la prueba de que su viaje había sido un éxito. Todo lo que tenía que hacer era preguntarle por sus digimon.

– ¿Rey? ¿hacker? No sé de qué me hablas.

Las palabras pronunciadas con un claro tono de confusión lo paralizaron. Trató de decirse que simplemente había elegido a un digimon ajeno al problema, pero recordar como el incidente entre mundo humano y digital casi terminó en una mutua destrucción le parecía improbable.

"¿Quizás Nokia tenía razón cuando dijo que a los digimon les borraron la memoria? ¿o me equivoqué y estoy en el mundo digital de otra realidad distinta? "

Su preocupación debió ser visible porque el digimon le sonrió diciéndole que los elegidos podrían ayudarlo. Sus palabras, la confirmación que ese mundo está relacionado con el humano, le hizo asentir fingiendo alegría al ver como todo parecía confirmar que viajó a otra realidad. Sin embargo, conforme acompañaba al Palmon que trataba de comunicarse por medio de un pequeño televisor con quien llamó elegidos su expresión fingida comenzó a volverse real.

"Si descubro como en esta realidad pueden coexistir el mundo humano y digital puedo usar eso para que en mi realidad sea igual"

La idea le emocionaba haciéndolo sonreír ampliamente viendo como lo que antes era una posibilidad remota ahora parecía volverse algo que podría lograr. Si conseguía descubrir el secreto no habría opositores a la idea de reunir humanos con digimon por temor a que ambos mundos colapsaran y finalmente la posibilidad de volver a vivir con sus digimon dejaba de parecer un sueño irreal.

"Tiempo de usar todas mis habilidades como detective cibernético"

Con ese pensamiento comenzó a fijarse más en los detalles a su alrededor no estando seguro de que debía buscar no pudiendo evitar reírse al darse cuenta de ello.

"Lo mejor será preguntar a los otros"

Asintiendo ante su idea despidió al Palmon que le dijo que pronto llegaría un chico a reunirse en ese punto con él mientras revisaba en sus bolsillos por el aparato que debía usar para contactar a sus compañeros. Su expresión alegre cambió a una de pánico al no sentir nada en ellos y temiendo lo peor se quitó las gafas que llevaba sobre su cabeza para revisar el digivice que iba incorporado en ellas.

"¿Qué hago ahora?"

Pensó mirando fijamente las gafas en sus manos sin poder hacer reaccionar ninguno de sus sistemas. Viéndose atrapado en una realidad desconocida se sentó en el suelo tratando de recordar algo que le sirviese para regresar o comunicarse con sus amigos, pero nada llegaba a su mente. Fue así, con las manos sosteniendo su cabeza, que escuchó pasos acercándose y al levantar la vista vio a un chico sonriendo. Por su apariencia dedujo que el chico debía ser cuatro años menor que él y el Patamon en su hombro le hizo preguntarse si era uno de los elegidos que le habían mencionado.

– Mi nombre es Takeru. Me dijeron que estabas perdido y he venido a ayudarte en lo que necesites.

La tranquilidad con la que hablaba y se sentaba a su lado ayudaron a calmar sus nervios. Aunque sus problemas seguían presentes la alegría de Takeru era tan contagiosa que sin darse cuenta terminó animándolo e invitaban a confiarle su secreto.

Al final no pudo decirle toda la verdad, solamente que de alguna forma terminó a solas en ese lugar. Su respuesta vaga no pareció levantar sospechas en Takeru quien, con calma y ayudado de Patamon, comenzó a contarle sobre el Digimundo.

– Puedo ayudarte a encontrar tu compañero digimon si quieres.

La oferta desinteresada le hizo volver a sonreír preguntándose si había conseguido a su primer amigo en esa realidad.