Azura: bienvenidos a nuestra segunda entrega para Sakura Card Captors Sobre la pareja Tomoyo x Eriol
Diana: Una de las mejores parejas del anime, espero que les guste y dejen unos reviews lindos.
Azura: Antes de empezar sólo quiero agregar algo, este fic esta dedicado a mis queridísimas amigas: Basi, Zaphi y Jessica
Diana: Disfrútenlo
Silver Bullets
Capítulo 1: Momento y lugar equivocado.
"¡No por favor!" imploró el hombre que estaba en el suelo, con las manos entrelazadas frente a el en signo de clemencia "¡Te daré lo que sea pero por favor ten piedad de mi!"
El señor Daidouji sintió que su corazón latía de una forma muy inusual, sabía que eso era señal del intenso terror que sentía en ese momento, agachó la cabeza para evitar ver al muchacho que sostenía un arma de fuego frente a el, cerró los ojos y se sintió desfallecido al sentir las lágrimas de pánico e impotencia rodar por sus mejillas que caían al suelo y se mezclaban con la sangre que habían derramado los cuerpos de los otros empresarios con los que estaba realizando una junta de suma importancia…hasta que la puerta se abrió de golpe y dos personas habían entrado y empezado a matar a todos, el era el último que quedaba.
"¿Qué hicimos?" preguntó con la voz ahogada por los sollozos involuntarios que salían de su garganta seca "¿Por qué hacen esto? ¡Nosotros no hemos hecho nada!"
El muchacho frente a él se puso en cuclillas y colocando su mano debajo de la barbilla del asustado diligente lo forzó a levantar la cara y mirarlo, el señor Daidouji contuvo el aliento cuando sus ojos amatistas se encontraron con un par de ojos azul oscuro, eran casi inexpresivos a excepción de un brillo malicioso cerca de su pupila, el hombre sintió un nudo en la garganta, pues algo le decía que el muchacho estaba disfrutando todo eso.
"Ciertamente" murmuró el muchacho en una voz suave y delicada, pero fría y burlona "Pero nosotros no buscamos razones, sólo hacemos nuestro trabajo"
Takeru Daidouji contuvo el aliento al sentir el arma de fuego pegada a su frente, cerró los ojos y frente a el pasaron imágenes de los momentos más maravillosos de su vida, y lo último que recordó, antes de que se escuchara el fuerte sonido producido por la pistola, fue a una linda muchacha de cabellos largos, algo ondulados y oscuros con piel blanquísima y ojos amatistas tan parecidos a los suyos.
El cuerpo del empresario cayó pesadamente al suelo encharcado de sangre, sangre que comenzó a mezclarse con la suya propia que caía de su cabeza que tenía un pequeño pero espantoso hoyo justo en el medio de su frente.
El asesino se levanto y cerrando los ojos suspiro larga y pesadamente. Dio la media vuelta y quedó frente a frente con una joven, su compañera de trabajo por así decirlo.
"No te entiendo" murmuró ella viéndolo directamente a los ojos "Si tanto te disgusta, ¿Por qué sigues simulando lo contrario? ¿Acaso encuentras placer en su sufrimiento?"
El joven plantó sus ojos en los de ella, tratando e intimidarla, tal y como lo hacía cuando ella era apenas una principiante, pero sus ojos lila, antes llenos de temores y confusión, ahora solo le regresaban la mirada con la misma frialdad y hasta cierto punto agresividad.
Resopló, no tenía caso seguir con esto, matar endurecía a la gente, y ella no había sido la excepción.
"No, no me produce placer" murmuró el "Es sólo que…quiero creer que no me afecta, que no me importa que el muera, después de todo…algo tuvo que haber hecho para que alguien quisiera matarlo"
El joven asesino metió su mano a la bolsa y sacó un par de lentes que se puso no antes de restregarse los ojos cansados. Meditó sobres sus palabras y sabía que todas eran pobres de espíritu, pues en realidad el sabía que más de la mitad no era del todo verdad, porque en realidad, el no sabía porque siempre sentía que debía ver los ojos de su victima antes de morir…ver como la luz dejaba sus miradas llenas de terror.
"A este último" dijo la muchacha acercándose a él "Le diste la oportunidad de llorar, normalmente les disparas antes de que logren hacerlo ¿No te afectó?"
Una vez más, el joven observo el cuerpo sin vida del principal objetivo de la misión Takeru Daidouji, estaba ahí con los ojos cerrados haciendo que su cara perdiera cualquier clase de expresión. Ninguno de los dos conocía realmente a este hombre, más que por una fotografía que les había dado su jefe para que se deshicieran de él y unos cuantos más, pero aun así, era imposible no preguntarse que otros daños habían hecho, nadie les decía si la victima tenía hijos o casado, o si mantenía a sus padres…no sabían nada. Y era mejor así, sin remordimiento ¿verdad?
Los pensamientos del turbado asesino se vieron interrumpidos por pasos que venían del corredor de afuera.
"Hora de irnos" murmuró.
Saki, la secretaria del señor Daidouji, vio durativa la puerta, su mano derecha estaba sobre la perilla de la puerta sosteniéndola con fuerza y en la mano izquierda llevaba un teléfono blanco, con la esposa del jefe en la línea.
Suspiró exasperada, su jefe le había dicho que bajo ninguna circunstancia le interrumpiera durante esta junta pues era muy importante para él y para el futuro de la empresa, pero por otra parte, la señora Sonomi había insistido que tenía que hablar con su marido en ese momento, pues tenía un mal presentimiento.
Saki, vio el teléfono una vez más y sus ojos se llenaron de determinación, ella era mujer y sabía muy bien que cuando una mujer intuía algo, ese sentimiento no debía ser desoído.
Giró la perilla y la puerta se abrió lentamente sin hacer ruido, Saki sintió un escalofrío recorrer su espalda, no sabía porque pero ahora compartía el sentimiento de la señora Sonomi.
Cuando la puerta se abrió por completo la muchacha gritó y se llevó su mano libre a la boca, su cuerpo se tambaleó e inconscientemente retrocedió y dio la media vuelta, no lo estaba viendo, pero la imagen estaba vividamente marcada en su mente.
Todos, absolutamente todos, los doce hombres que habían venido a la junta que había convocado el señor Daidouji estaban muertos y el lugar estaba manchado de sangre, incluso las paredes.
"¿Saki? ¿Qué pasa? ¿Por qué gritas?"
La joven mujer observo el teléfono en su mano, y recordando quien estaba en la línea se mordió el labio inferior.
Con manos temblorosas se acercó el teléfono al oído y respirando hondamente para tratar de tranquilizarse abrió la boca.
"Señora Sonomi" dijo con un hilo de voz "Me temo que no podré comunicarla con su esposo"
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Por las calles lluviosas de Tomoeda, iba corriendo una jovencita de cabello castaño claro, alta y esbelta, cubierta sólo por un periódico que llevaba en las manos, la muchacha parecía turbada por alguna razón y corría tan rápido como podía.
La joven, mejor conocida como Sakura, estaba completamente mojada, de pies a cabeza y su piel casi siempre sonrosada estaba muy pálida, sus ojos reflejaban tristeza, pues ahora se dirigía a la casa de su mejor amiga, que de seguro se encontraba en un momento muy difícil, pues había muerto su padre hace sólo unas cuantas horas.
La muchacha dio la vuelta en una esquina y la sombra de una sonrisa apareció en su rostro.
Sakura se detuvo frente a la enorme mansión de Tomoyo respirando con dificultad, sus ojos se llenaron de tristeza al ver el lugar, que aunque tenía todas sus luces había encendidas, todos sabían la desgracia que había caído en el hogar de los Daidouji.
Takeru Daidouji, cabeza de dicha familia, había sido cruelmente asesinado durante una junta.
La muchacha de ojos verdes suspiro y vio el periódico que llevaba en las manos, de hecho así fue como se dio cuenta de lo sucedido.
"Takeru Daidouji, empresario de primera, muere atravesado por una bala" leyó en un murmullo. Aun recordaba la sorpresa que se había llevado cuando su padre le había dado el periódico exaltado
Sus ojos repasaron rápidamente todo lo que el artículo, que estaba en primera plana, hablaba sobre las bajas que iba a sufrir la empresa de la que él era dueño y de las grandes perdidas que para el país significaba, pero no mencionaba ni una sola vez, que iba también a ser una gran perdida para su esposa, Sonomi Daidouji y su hija Tomoyo.
Sakura dejo de leer el artículo y se dirigió a la puerta principal, donde tocó el timbre y espero la respuesta, por no mucho tiempo.
"¿Si?" habló una voz suave. Sakura se estremeció, hasta la servidumbre parecía lamentar la perdida.
"D-disculpe" dijo con voz alta pero temblorosa debido a la ventisca "Vengo a ver a Tomoyo"
"Lo siento, pero ahora la señorita Tomoyo esta indispuesta, si usted desea…"
"Espere" la interrumpió Sakura "Ella me citó aquí, soy su amiga Sakura"
"¡Ah! Claro" contestó la voz de la ama de llaves "Discúlpeme señorita, pase por favor"
"Muchas gracias" gritó Sakura que se apresuró a decir Sakura que emprendió una vez más la carrera al interior de la casa de Tomoyo.
Cuando por fin llego a la puerta de entrada, fue recibida por la señora que le había abierto la puerta, tenía una toalla en las manos.
"Me lo imagine" dijo acercándose a la joven que estaba escurriendo "Con este aguacero, va a pescar un resfriado señorita"
"No, no se preocupe" le dijo ella tomando la toalla que le extendía el ama de llaves, que era una señora ya entrada en años que se veía muy afligida. Sakura terminó de secarse el cabello y le regresó la toalla a la señora "Muchísimas gracias"
"No, no" murmuró la mujer "Yo soy la que debe agradecerle por preocuparse tanto por mi señorita, en estos momentos tan difíciles…"
El ama de llaves comenzó a sollozar y Sakura sintió un pinchazo en el corazón.
"Discúlpeme, señorita Sakura" murmuró secándose las lágrimas con el mandil "Es sólo que todos queríamos tanto al señor Daidouji…era tan bueno…sinceramente no entendemos porque alguien querría arrancarle la vida…"
Sakura colocó una mano en el hombro de la señora que atropelladamente trató de recobrar la compostura, y con paso apurado la llevó a donde se encontraba Tomoyo.
"Por favor" murmuró antes de marcharse "Trate de alegrar un poco a mi señorita, nunca la había visto tan triste y eso nos parte aun más el corazón"
Sakura miró los ojos avellana que la miraban implorantes y ella sonrió cálidamente.
"No se preocupe, yo haré todo lo que este de mi parte"
La mujer, sonrió forzadamente y se inclinó para después marcharse a un rumbo desconocido.
Sakura poso su mano en la puerta y suspiró, se centró y abrió la puerta.
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"¿No dejaron rastro?" preguntó una voz femenina
"No" murmuró la muchacha de cabellos negros y mirada lila.
"Bien" dijo ella dando vueltas frente a ellos como un león enjaulado "Pues bien, por el momento pueden tomar un descanso…dentro de una hora los volveré a llamar, esto sólo fue la primera fase del plan que debemos llevar a cabo"
"¿Etapa?" preguntó confundido Eriol mirando a su 'Jefe' por así llamarla extrañado, normalmente les daban una semana antes de mandarlos a matar de nuevo "¿No deberías enviar a alguien más?"
"¡No!" gritó ella deteniéndose en seco y apoyando sus manos en la mesa de madera frente a ella "El hombre que me pago por esto dio grandes cantidades de dinero con tal de que esto lo hicieran mis mejores asesinos y eso es lo que va a obtener…ese fue el trato y si no lo cumplimos…"
Hubo un silencio muy incomodo en el que ambos jóvenes observaban a la otra muchacha no más grande que ellos que los veía inquisitivamente. La mujer estaba vestida de blanco, y su cabello caía suavemente por su espalda. Era muy atractiva, pero sus ojos avellana llenos de odio y rencor y su expresión de 'sabelotodo' como le llamaba Azura, la compañera de Eriol, la hacían…repulsiva
"¿Si no que?"
Eriol contuvo el aliento, sabía que Azura, su compañera y amiga desde que había entrado a este clan de asesinos, no era una persona ni ruda ni fría, pero desde hace unos años, había empezado a crear un odio inmenso en contra de Machi, la líder del clan. Aunque en realidad, todos tarde o temprano la odiaban.
Pero aun así era un error meterse con Machi.
La mujer la fulminó con la mirada y comenzó a rodear la mesa en dirección a la joven asesina. Sus ojos estaban brillando malignamente, pero la muchacha no pareció inmutarse ni por un minuto.
"Te crees muy inteligente ¿verdad Jekyll? Pero te equivocas" Eriol sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver los ojos de Machi "Si no…si no hacemos el trabajo de la mejor calidad y perdemos a un cliente de esta categoría, yo misma me voy a encargar de encerrarte en una pequeña celda del calabozo durante una semana"
La joven llegó al otro lado de la mesa y tomó a la muchacha por el cuello de la blusa, su cara contraída en una expresión de ira muy marcada.
"Creme Jekyll, para mi no fue nada placentero cuando llegaron los ineptos de tus padres a pedirme que cuidara de ti" los ojos de Machi comenzaron a oscurecerse "Deberías agradecerme que tuve piedad de tu miserable vida y te acogí aquí, en el clan, para que pudieras vivir bien"
La mujer soltó a la joven que estaba respirando pesadamente aunque su rostro no mostraba ningún indicio de disturbio.
Los tacones de aguja que usaba Machi, hacían que cada paso que diera resonara en las paredes de la pequeña habitación iluminada sólo por un foco mal instalado en el techo, que estaba en condiciones deplorables y titilaba constantemente haciendo el lugar aun más lúgubre.
La mujer se sentó al otro lado de la mesa y posó su mirada en Eriol que le contuvo la mirada inexpresivo.
"Agrádesele a tu compañera" dijo Machi con voz suave pero clara "Que la hora que con tanto cariño les había apartado para que repusieran fuerzas ahora este perdida, voy a darles la información y quiero que enseguida se preparen para empezar la segunda etapa"
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Sakura continuó acariciando la cabellera de su amiga que estaba recargada en su regazo llorando inconsolablemente. Todo esto le dolía inmensamente a Sakura, pues era su mejor amiga la que estaba sufriendo.
Llevaban ahí aproximadamente tres cuartos de hora, exactamente en la misma posición. La bella pero destrozada amatista lloraba incansablemente murmurando cosas que Sakura no podía entender, después de varios intentos fallidos había desistido, pues pensó que eran palabras dedicadas a su difunto padre, y tal vez ella no debía escuchar eso…
"¡Sakura! ¡Pude haberlo evitado pero no lo hice!" soltó de repente la mucha con voz ahogada pero clara en sus rodillas, Sakura parpadeó confundida y sus ojos se entristecieron aun más, de seguro Tomoyo ya estaba delirando.
"No Tomoyo, nadie podría haberlo adivinado" le dijo Sakura tratando de consolarla pero ella negó con su cabeza aun hundida en su regazo. Sakura dejo de acariciar la cabeza de su amiga que empezaba a levantar su bello pero turbado rostro, mostrando dolor en esos lindos ojos amatistas.
"Tu no entiendes Sakura" murmuró ella entrecortada "Y-yo no fui valiente pero yo debí haber dicho algo"
"De que hablas Tomoyo" le preguntó Sakura empezando a asustarse. La morocha no contestó, más bien, fijo sus ojos irritados en las verdes esmeraldas de su amiga, y Sakura pudo apreciar como ella empezaba una batalla en su interior, como tratando de decidir lo correcto, la jovencita sonrió cálidamente y apoyó su mano en la blanca y fina mano de su amiga "Puedes confiar en mí"
Tomoyo bajó su mirada a la mano que Sakura había posado en la suya y más lágrimas comenzaron a resbalar por su bello rostro de porcelana. Minutos después asintió.
"Pero tienes que prometerme que no le vas a decir nada a nadie de lo que te voy a decir Sakura" dijo ella tomando las dos manos de su amiga entre las suyas, al tiempo que clavaba su mirada en la de ella. Sakura asintió.
Tomoyo tomó aire y cerró los ojos, ordenando sus ideas, para poder hacer un relato claro de lo que había presenciado hace unos días.
Flash Back.
Era un lindo fin de semana, un domingo para ser exactos, lleno de Sol y alegría matinal. Era un día muy especial, pues era el cumpleaños de la abuela paterna de Tomoyo y la familia Daidouji había decidido ir a visitar a la anciana bonachona a su hogar que estaba situado en un lugar algo lejano de la ciudad.
A Tomoyo le encantaba ir a ese lugar, pues era muy grande, y en vez de enormes calles de asfalto estaba llena de enormes pastizales y florcillas de colores crecían en todas partes.
Ellos tres, junto con la abuela, hicieron una pequeña celebración con un pastel preparado por la misma Tomoyo.
Llegó la tarde y el Sol ahora brillaba con menor intensidad pero el calor aun estaba presente. Tomoyo que había estado sentada en el pórtico de la casa observando el rojo Sol del atardecer, sonrió ligeramente y entró a la casa.
"¡Papá!" le llamó la muchacha entrando a la sala, donde estaba el hombre escribiendo en su computadora portátil Tomoyo sonrió, su padre era un hombre muy dedicado, literalmente llevaba su trabaja hasta a su propia casa.
El hombre elevó su mirada a su adorada hija y sonrió cálidamente.
"Dime hija" le dijo el con su voz grave y suave que hacía sentir segura a Tomoyo.
"¿Te importaría si salgo a cabalgar un rato?" preguntó la amatista acercándose a su padre y abrazándolo fuertemente…lo quería tanto.
"¿Pero que no ya es algo tarde?" le preguntó el devolviéndole el abrazo.
"El Sol aun esta alumbrando lo suficiente papá" le dijo ella separándose y sonriéndole "Aun así no iré muy lejos de la casa papá"
Takeru miró a su hija durativo pero al final le sonrió abiertamente y asintió.
"Pero cuídate mucho por favor"
"¡Si papá no te preocupes!" dijo ella que para entonces ya había salido corriendo hacia el establo.
Abrió las puertas y los caballos giraron sus cabezas a la entrada muchos regresaron a comer su alfalfa, otros pifaron para llamar su atención, pero una yegua en especial, relinchaba y pifaba más que los otros, era gris y grande, con la crin parda y sus ojos muy negros. Tomoyo rió por lo bajo y se acerco al animal.
"Hola sombra gris" le dijo acercándose a la yegua y acariciándola "¿Te paree si vamos a dar un paseo?"
La yegua relinchó con alegría, obviamente le agradaba la idea.
Minutos después Tomoyo ya estaba montada sobre el animal, que no poseía ninguna belleza sobrenatural pero aun así ella quería mucha a Sombra Gris porque era la yegua más alegre que había visto en toda su vida.
Ambas comenzaron a trotar suavemente, y poco después el animal comenzó a correr extasiado por la alegría de salir del establo con su jinete favorita. Pero muy pronto se encontraban en un lugar muy lejano a la casa de su querida abuela. Tomoyo vio preocupada que el Sol ya estaba por terminar de esconderse y las primeras estrellas ya se estaban asomando.
"Cuando estoy contigo las cosas pasan demasiado rápido" murmuró la muchacha acariciando cariñosamente al animal "Vamos de regreso"
El animal pifo y estaba apunto de emprender el viaje de regreso cuando Tomoyo le ordenó que se detuviera con un movimiento y un suave sonido de sus labios. La morocha estaba viendo fijamente una casa que jamás había visto antes, lo que le extraño, pues si no se equivocaba todas esas tierras pertenecían a la familia Daidouji.
Tomoyo desmontó y se dirigió al lugar cautelosamente, pues la curiosidad había tomado lo mejor de ella y ahora sus pies la llevaban al lugar casi por inercia. Tal vez sólo era la casa de algún guardabosque o algo así
Cuando se acercó, más vio con sorpresa que las ventanas estaban descorridas y una luz muy tenue salía de la casa.
La amatista pensó en dar la media vuelta e irse, pues sabía que estaba mal espiar a las personas. Pero sucedió algo que no esperaba…
BAM
Tomoyo se estremeció ante el sonido y sintió que su cuerpo se congelaba, alguien había disparado un arma de fuego. Y si no se equivocaba el sonido venía del interior de la casa.
Sin poder evitarlo se acercó más y más hasta terminar frente a la ventana. Tuvo que taparse la boca para evitar que un grito dejara sus labios. Dentro de la casa se encontraba una mujer, vestida de blanco, la jovencita no podía ver bien el rostro de la mujer pero si podía ver el arma que sostenía en su fina mano, y también podía ver a una muchacha de aproximadamente quince años tirada en el suelo retorciéndose del dolor que le causaba la bala que la había atravesado.
"Eso es para que pienses dos veces antes de tratar de traicionarme" Tomoyo sintió que su cuerpo temblaba ante las palabras que habían dejado los labios de la mujer con frialdad "Y esto, para que al resto le quede claro que yo no conozco la piedad"
BAM
La mujer disparó una bala al pecho de la muchacha que comenzó a ahogarse con su propia sangre y finalmente murió.
La mujer guardo el arma y comenzó a acercarse al cuerpo inerte.
"Es lo mejor que podía hacer" dijo ella volviendo la mirada a dos sombras que Tomoyo no había visto antes "Si no lo hacía, de seguro iba a hablar, e iba tratar de salvar la vida del estúpido de Daidouji"
La boca de Tomoyo se abrió de par en par al igual que sus ojos…tenían que ser otro Daidouji.
"Tenemos que aprovechar la oportunidad" dijo una de las sombras con voz de hombre "Hay que matarlo ahora que esta aquí"
"¡NO!" gritó Tomoyo sin darse cuenta de sus actos, cuando por fin reparó en el error que había cometido ya era demasiado tarde.
La mujer la había visto y las otras dos personas se habían levantado.
"¡Ah escuchado demasiado!" remarcó la mujer con voz fría "Conoce nuestros planes ¡mátenla!"
Sin esperar más Tomoyo emprendió la huída, montó rápidamente a Sombra Gris y el animal comenzó a galopar a gran velocidad, asustada al sentir la vibra negativa de su jinete.
Tomoyo soltó un grito al escuchar como pistolas comenzaban a descargarse detrás de ella, sin valor para mirar hacia atrás apuró más a Sombra gris y después de lo que parecían horas de estar escapando llegó a su casa…los matones perdidos.
Tomoyo entró a la casa corriendo, y se encontró con que sus padres ya se habían dormido y se negó a contarle a su abuela la razón de su agitación.
La al darse cuenta de que su nieta no iba a decirle nada, asumió que se había encontrado con alguna clase de serpiente y se había asustado, la hizo beber un té muy caliente y la mando a dormir.
Aunque no durmió más que unas horas al crepúsculo a la mañana siguiente se sentía mucho más tranquila, pero al ver a su padre no tuvo el valor de contarle su experiencia.
Fin Flash Back
Sakura vio impresionada a su amiga que durante el relato había llorado más fuertemente y había sollozado aun más, no podía creer lo que escuchaba.
"Y lo peor" dijo con la voz totalmente quebrada Tomoyo "Es que yo no pude hacer nada"
La joven japonesa abrazó a su amiga que se había derrumbad totalmente y la dejo desahogarse y se permitió a si misma analizar todo lo que ella le había narrado.
Ninguna de las dos sospechó jamás, que en la puerta de entrada, había dos personas, armadas, esperando el momento para actuar.
"Es hora de hacerlo" dijo la voz de Azura re cargando su arma "Acabemos la maldita segunda etapa de una vez"
"Es una lastima" murmuró Eriol viendo la foto de la atractiva muchacha "Tan joven y debe morir"
"No podemos ablandarnos Eriol" murmuró ella "No ahora."
Eriol miró por última vez la foto de la joven que parecía de su misma edad y suspiró.
Tomó su arma, que era de color plateado y la re cargo también.
"Adelante"
Azura: Bueno, este sólo es el prólogo de la historia que espero les guste mucho, esperamos sus reviews y comentarios ¿OK?
Diana: De donde sacaste esta idea o.o
Azura: No tengo idea, pero la escribo con todo mi cariño para las tres personitas escritas haya arriba
Diana: ¡Bueno, yo también espero reviews! Los queremos
