Ninguno de los personajes de esta historia me pertenece

El inmenso silencio del bosque y la tranquilidad natural de la noche fueron interrumpidos por unos rápidos pasos. Las recelosas y apretadas ramas de los árboles permitían a unos cuantos rayos de luna pasar a través de ellos, iluminando ciertas partes de la superficie boscosa, lo que le ayudaba en cierta manera a ver por donde iba, estaba agotada, el aire en ocasiones creía no ser suficiente y que la falta de el la haría caer. Aterradores gruñidos llegaban a sus oídos de todas direcciones, acercándose cada vez más, pero no quería parar, tenía que haber una salida, una casa, alguien, algo que la ayudara, continuó corriendo hasta llegar a un claro totalmente iluminado por la gran señora de la noche. Se detuvo un instante, cerró los ojos para tomar un respiro, sus oídos se percataron de la perturbador silencio que se hizo presente, sus ojos se abrieron tan grandes como un par de platos, horrorizados mirando lo que estaba frente a ella, varios pares de ojos rojos, acompañados por despiadados hocicos adornados de afilados dientes, guturales sonidos llenaban el lugar. Su boca contenía gritos ahogados, nudillos se volvieron blancos ante la tensión acumulada, su vista recorrió todo su alrededor pidiendo a gritos hallar una vía de escape, estaba rodeada, aquellas bestias saltarían en cualquier momento sobre ella, de pronto la silueta de una persona apareció detrás de aquellos animales.

Colores de todas las tonalidades, brillosos, opacos, serios, escandalosos, alegres, tristes adornaban los vestidos de aquella concurrencia, acompañados de elaborados y simples antifaces. Barullo, música, gritos, comida, canciones, baile, aquello era una gran, y divertida fiesta de disfraces. Se encontraba feliz bailando en el centro del salón al igual que muchos más, al compás de aquella tonada tan alegre que de cuando en cuando les indicaba que tenían que cambiar de pareja, regalando a varias de ellas una coqueta y amable sonrisa. De piel oscura, casi negra, ligeros matices azulados se percibían cuando la luz chocaba contra aquella superficie, una suave tela negra cubría la cabeza y parte de la cara, esa encantadora sonrisa de pronto se desvaneció, la penetrante mirada de su compañero de baile se hundió en la suya, haciéndola olvidar por instantes toda aquella algarabía, las manos de su pareja la conducían con firmeza y elegancia por el salón de baile, otro compás indicó nuevamente el cambio de pareja y aquel hombre de profunda mirada la abandonó en brazos de otro.

Elegante, amplia y exquisita decoración adornaban aquella habitación, tan grande como salida de un cuento, grandes ventanales permitían el paso de la luz del día, iluminándola en su totalidad, y en la noche le permitían a su dueña embelezarse con el oscuro manto que cubría la luz del sol, éstos se abrían de par en par, dando paso a un gran balcón desde el cual la vista de los jardines de su casa era hermosa. A los lados de cada ventanal un par de inmensas y purpúreas cortinas caían, un hermoso pabellón finamente bordado resbalaba por las astas haciendo de aquel lecho un sitio sumamente acogedor. No lejos de ahí un fino tocador elegantemente labrado, en cuyo espejo se reflejaba la imagen de una hermosa joven de ojos y cabello castaños, piel blanca, delgados labios y esbelta figura, aquella joven se había perdido en sus pensamientos mientras cepillaba su sedosa cabellera frente a ella misma, un ruido la sacó de su ensimismamiento, dirigió su mirada hacia donde el ruido provenía.

Su mano soltó el cepillo y su cuerpo se precipitó a la puerta más próxima; algo le impidió llegar, algo que se interpuso entre ella y la puerta, algo contra lo que chocó, alzó la mirada y se encontró con un par de ojos fríos y enigmáticos, intentó dar un par de pasos hacia atrás para alejarse de aquel sujeto, pero el fue más rápido y una de sus manos la tomó del cuello y la atrajo hacia él, bajando su rostro a la altura de ella, y sin previo aviso la besó, violenta, posesiva y insolentemente. Sus labios se apretaron demostrándole su renuncia, sintió los labios de él, su lengua que peleaba por entrar, pero no estaba dispuesta a ceder, sus manos trataron inútilmente de apartarlo, empujaban y el no se movía ni un ápice, seguía plantado donde mismo besándola de la misma forma, el aire comenzaba a faltar, aquel hombre pareció darse cuenta de ello y aflojó el agarre, permitiéndole separarse de él y tomar aire. Aprovechar ese momento, si eso tenia que hacer, mínimo gritar, sin embargo el intruso fue quien aprovechó el momento en que ella separó sus labios para tomar aire y la atrajo nuevamente hacia si mismo, y esta vez el beso fue dulce, seductor, pero el agarre seguía siendo firme. Sus húmedos labios comenzaron a enamorar los de ella, poco a poco, sutilmente su lengua apareció en escena, degustándolos, intentó cerrar sus labios y separarse de él, un intruso se deslizó sutilmente por entre sus labios ligeramente separados. La dulzura, las caricias que sentía la hicieron ceder poco a poco, su boca se sintió invadida por la lengua de él, bailando con la suya, sus manos no lo empujaban mas para deshacerse de él, su boca perdió totalmente aquella rebeldía y ella la conciencia de lo que estaba sucediendo, embriagada por el sabor de aquel ser, se encontraba totalmente seducida.

Perezosamente se estiró, se talló los ojos, se sentó en su cama, una extraña sensación recorría sus labios, y su respiración algo agitada. Vagos e inquietantes recuerdos sobre sus comenzaron a llegar a su cabeza, preguntándose ¿por que había soñado todo aquello, ¿lo que sentía era por que había sido real? Imposible, simplemente imposible eso sólo había sido un sueño, parecía que los 3 personajes fueran el mismo, o que sus sueños estuviesen conectados, ¿Qué significados tenían aquellos sueños, si es que lo tenían. Sentada como estaba se mantuvo un largo rato pensando y tratando de acordarse de los detalles de aquellos sueños.

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