Las experiencias sean placenteras o amargas nos ayudan a mejorar nuestras vidas, vivir en el pasado significa no crecer como humano, y perderse de mejores oportunidades en la vida.
OLVIDANDO EL PASADO
CAPITULO # 1
Por. Tatita Andrew.
Ya lo había decidido hoy era el día que se iba a independizar la decisión estaba tomada, así pensaba Candy mientras esperaba en la sala de estar a su padre para darle la noticia, lo único que deseaba es que él no lo tomará a mal, y con las razones que le daría estaba segura que le daría su aprobación.
-¡Buenos días padre! Lo saludaba con un beso dulce en las mejillas.
-¿Cómo amaneció mi hija preferida?
-Papaaa, si yo soy tu única hija.
-Por lo mismo tienes todo mi cariño mi amor y mi atención, me dijo Rosa que deseabas hablar conmigo.
-Siéntate papá tengo algo que decirte. –He decidido independizarme.
-Pero hija, porque me haces después de Briget tu eres lo único que tengo y me alegra la vida, ¿acaso te falta algo en la casa querida?
-Escúchame papá no quiero que te alteres, pero tú sabes como es mi relación con tu esposa, desde que murió mi madre has estado sola y me alegre cuando decidiste volver a rehacer tu vida nuevamente, pero que el amor no te ciegue, tú sabes que ella no me quiere apenas tolera mi presencia en esta casa, y lo peor tu sufres por eso yo te adoro padre, no quiero estar entre tu esposa y tú. Por eso decidí marcharme mañana mismo.
-Pero hija que vas a hacer, a donde vas a ir, que va a hacer de ti sin el apoyo de tu padre. Y el holgazán de tu novio
-Papá no te preocupes ya lo tengo todo resuelto, voy a irme a vivir con Allison mi mejor amiga, me dijo que me puedo quedar todo el tiempo que sea necesario, que no me preocupara por eso, ella vive sola y quiere una compañía pero solo será mientras consigo algo, como sabe recién me gradué de enfermera, estoy segura que pronto conseguiré algo, y respecto a Dylan, no es ningún holgazán lo que pasa es que todavía le cuesta decidir que va a estudiar y anda probando de carrera en carrera pero estoy segura que cuando se decida terminará pronto la carrera y nos podremos casar.
-Mi Candy todo es cuestión de apreciación espero que no te equivoques con respecto a él, la verdad no entiendo como una chica tan dulce, tan llena de vida, tan joven se pudo enamorar de semejante lacra. Padre por favor.
-Bueno bueno, no quiero hacerte enojar mi amor, venga acá dale un beso a tu viejo padre, y como no puedo convencerte de otra cosa, te deseo la mejor suerte del mundo querida, y por supuesto que tienes mi bendición, espero que seas feliz, y sabes que está siempre será tu casa y serás bienvenida cuando quieras, por favor hija no pierdas el camino, ven a visitarme tu eres la única alegría que tengo en la vida.
-Lo prometo padre cuando tenga tiempo vendré a visitarlo- se acercó a su padre y lo abrazo con todo el amor que una hija buena puede tener por su padre respeto y cariño.
Era sábado cuando Candy ya tenía todo listo para marcharse, su poca ropa para empezar una nueva vida. Escucho que tocaban la puerta de su habitación.
Era su madrasta, le sorprendió porque nunca la había visitado en todo el año que llevaba casada con su padre.
-Mmmm veo, que ya tienes todo listo es la mejor decisión que has tomado Candice, las dos no podíamos vivir en la misma casa.
Y sin decir más se alejó de su cuarto. Ya se había despedido en la noche de su padre no quería darle más penas y así con la ayuda del chofer partió de la que hasta ahora había sido su hogar.
Su amiga ya la estaba esperando se acomodó, en su nueva habitación, y empezó a buscar en los anuncios y clasificados.
En la mansión Andrew en Lakewood vivía un hombre de 32 años amargado de la vida, odiaba todo odiaba a la gente, odiaba en especial a las mujeres lo único que le daba ánimos para levantarse cada día era su único hijo Steve de 10 años, un niño con discapacidad que el adoraba mucho.
Con mucho miedo la mucama María tocaba la puerta de su estudio.
-Sr. Andrew ya está las chicas para que las entreviste.
De mala gana salió de su estudio hacia la sala allí estaban tres chicas para el puesto de enfermeras. Una a una empezó a analizarlas.
-Mmmm, no me gusta, no me gusta y no me gusta. No sé porque me haces perder el tiempo María todos los días es lo mismo, me traes estas modelitos, maquilladas y pintadas como si aquí fuera algún desfile yo quiero chicas, serias, que vengan a cuidar a mi hijo, no andar desfilando por la casa. Y sin más se fue al cuarto de su hijo.
-Puedo pasar Steve.
-Vete papá no quiero ver a nadie.
-Hijo tranquilízate, esa es la enfermera número 21 que tenemos que despedir, no puedes aceptar a ninguna.
-No quiero a ninguna padre, apenas llegue una nueva tampoco la querré, yo no quiero vivir, no sé ni para que sigo con vida nunca seré un niño normal, jamás podré casarme.
-Hijo no todo en la vida es casarse podrás crecer ser un hombre de bien como tu padre, las mujeres solo causan dolor.
-Vete papá quiero estar solo.
A pesar de todo Albert amaba a su hijo y haría lo que fuera por él.
-Candy anímate vamos un amigo me recomendó este puesto de trabajo estoy segura que tu lograrás el puesto.
-Allison se sabe que estoy desesperada por un empleo pero como me dices ese hombre debe ser un viejo gruñón, has visto el historial de enfermeras que han salido por la puerta antes de poder dar el saludo. No creo que pueda hacerlo.
-Anímate yo sé que lo conseguirás.
-Además recuerda que soy amiga, de Mathew uno de los mejores amigos del Sr. Andrew estoy segura que esto te ayudara también.
-Está bien que sea lo que Dios quiera solo él sabe lo que necesito este trabajo, los pocos trabajos de medio tiempo en el hospital no me alcanzan para nada.
-Vamos Albert dale una oportunidad a la pobre chica de verdad necesita el trabajo además de todo, es una profesional excelente si vieras que he tenido muy buenas referencias de ella, en todos los lugares donde ha trabajado, el problema es que solo le salen trabajos de medio tiempo, pero estoy seguro que ella te ayudaría con Steve.
-Está bien la espero mañana pero no te prometo nada, tendría que entrevistarla primero así que no me des las gracias antes de tiempo.
Candy iba cautelosa la empleada le había dicho que podía pasar al estudio que el Sr. Andrew la estaba esperando, vestía muy formal, con una falda color lila que le llegaba justo debajo de la rodilla, y una blusa de seda, de un color negro pero muy elegante, su cabello recogido en una sola coleta.
-¡Buenos día! Saludo lo más cordial que pudo, pero el hombre sin alzar la mirada del periódico que estaba leyendo dijo.
-Tome asiento.
Ella obedeció sin decir más, el rubio se levantó y se sentó frente a ella.
-¿Cómo se llama?
-Candy White – vengo por el puesto de enfermera.
-Mmm la analizo de pies a cabeza, ella no pudo dejar de sentirse incomoda por la forma en que ese hombre la miraba. –La verdad no le veo cara de enfermera usted es demasiado joven. Dijo con desprecio e ironía.
-Mi edad no tiene nada que ver yo soy una persona muy responsable y eficiente y puedo desempeñar cualquier trabajo por muy difícil que parezca, lo dijo mientras lo miraba directo a los ojos no dejaría que aquel hombre la intimidará.
-¿Tiene novio?
-Sr. Andrew creo que la conversación se está yendo hacia otro lado. ¿Creo que mi vida privada no le interesa?
-Al contrario me interesa mucho, tengo que saberlo todo sobre las personas que quieren entrar a trabajar conmigo. Srta. Candy tiene novio.
-Sí tengo.
-Lo siento no puedo contratarla.
-Usted es el hombre más manipulador, egocéntrico y cascarrabias que he conocido- decía Candy mientras se ponía de pie para marcharse – Si el hecho de que tenga novio, me impide ganarme el puesto pues no lo quiero, yo aquí vine por mi profesionalismo y estoy segura que haría muy bien mi trabajo, pero si usted hubiera preferido que le mintiera diciendo que no lo tengo, aunque me costará el puesto no puedo hacerlo porque yo a pesar de todo soy honesta no me gustan las mentiras. Así que con su permiso, me retiro y disculpe por haberle hecho perder el tiempo.
Estaba ya a punto de abrir la puerta cuando el rubio la llamo.
-Espere señorita Candy el puesto es suyo siempre y cuando mi hijo así lo quiera en estos momentos la llevare para presentársela, en caso de que él no la quiera como su enfermera me veré en la obligación de despedirla, pero la indemnizare por todas las molestias. Su pago será de – y el lanzo una suma que al parecer de Candy le pareció mucha más de lo que esperaba. –Trabajara y vivirá aquí a excepción de un día a la semana que tendrá libre, en este caso será el domingo, no puede recibir visitas de ningún tipo mientras el tiempo que este en mi casa, y más si se trata de hombres, de allí a lo que usted haga en su día libre me tiene sin cuidado. Si acepta comenzará mañana mismo.
A pesar del modo brusco, grosero, y mal educado que ese hombre le había hablado, ella no podía rechazar esa oferta, necesitaba un trabajo no podía seguir viviendo de la caridad de su amiga.
-Acepto Sr. Albert todas las condiciones que me ha puesto.
-Entonces vamos a conocer a mi hijo si en caso de que no la acepte mañana mismo le haré llegar un cheque.
-Me aceptará – dijo Candy mientras era guiada por Albert hacia el cuarto del menor.
Albert se sorprendía de lo segura que estaba aquella muchacha de que Steve la aceptaría, así iba analizándola mientras ella caminaba resuelta adelante suyo, acaso no sabía ella del historial de enfermeras que había salido por esa misma puerta antes de que hubieran tenido tiempo de ponerse cómodas. Con cautela entro al cuarto del muchacho.
Candy se quedó en la puerta sin aproximarse al niño.
-Steve quiero que conozcas a alguien.
-Vete papá no quiero ver a nadie.
Candy le hizo seña con la mirada que los dejara solo, que ella se presentaría solita, a pesar de la resistencia de Albert los dejo solo.
-Hola sabes que me contaron que aquí vivía un chico muy especial, acaso lo conoces. Pregunto
El niño poco a poco empezó a mirarla.
-Sí lo he visto por aquí.
-Si lo ves le podrías dar mi saludo, dile que me llamo Candy, y que quiero ser su amiga, claro que si el me acepta, bueno tengo que irme porque si el no desea que este en esta casa, creo que tendré que irme y me gusta mucho aquí tiene un hermoso jardín lo has visto.
-Sí lo he visto desde mi ventana, de verdad quisieras quedarte en esta casa.
-Sí dale mis saludos a Steve- al tiempo que se levantaba para salir.
-Espera yo soy Steve.
-Tú eres, pero nadie me había dicho lo grande y hermoso que eres. – Hola me llamo Candy y he venido para ser tu amiga y si así lo deseas para cuidarte.
-Sí quiero, se ve que eres buena persona no como esas otras, enfermeras, amargadas y odiosas, que venían te quedarías a cuidarme.
-Claro ahora ya somos amigos dijo mientras le guiñaba el ojo.
Albert caminaba de un lado a otro, estaba esperando el momento preciso en que su hijo gritará pidiendo que votaran a la enfermera del cuarto, pero nada y nada pasaban los minutos y no escuchaba nada. Al acercarse a la puerta escucho que su hijo reía, pero como esto era posible.
-Steve estas sonriendo.
-Sí papá ella es Candy y va a venir a vivir aquí.
-Bueno es muy tarde Steve es hora de que duermas dijo Candy mañana vendré a visitarte.
Al observar al hombre que se acercaba a su hijo no pudo dejar de notar, que era todo amor y ternura, no como cuando estaba con ella totalmente irónico y malhumorado.
Mientras salían de la habitación del pequeño Candy se dirigía a su cuarto cuando Albert la tomo por el brazo y la detuvo.
-Espera quiero que me digas ahora mismo. ¿Cómo hiciste para que hijo te aceptara tan rápido?. Si él me había asegurado que tan pronto entraras por esa puerta te iba a echar como a las otras.
-Yo tengo mis métodos Sr. Albert así que si me disculpa, suélteme que me voy a mi cuarto.
-Primero tienes que decirme que le hiciste a mi hijo.
Candy se quedó mirándolo fijamente, no podía apartar la mirada de aquellos ojos azules, mientras él se preguntaba qué clase de mujer era aquella que hasta su hijo había caído rendido ante ella a los pocos minutos, ¿Tendría el, la fuerza de voluntad de mantenerse alejado de ella?
CONTINUARÁ…
UN NUEVO FIC ESPERO SUS COMENTARIOS SI LES VA GUSTANDO LA TRAMA.. GRACIAS.
