Él estaba loco, era diferente, era un hombre que tras haber tenido todo, todo lo perdió, pero eso, esa parte de su vida, él lo escondía en esa loca sonrisa que sin duda era contagiosa, bueno o malo, nadie sabía la verdad detrás de esos tristes ojos.

Él vivía para sonreír, para hacer que la gente riera con él.

Nadie sabía que esa sonrisa que vivía ahora sólo para beber té junto a la liebre, vivió también alguna vez para besar a una mujer.

Nadie sabía que la inspiración para esos sombreros (tan absolutamente locos como él) venía de todos los sentimientos que no podían liberarse con una sonrisa o una lágrima.

Nadie sabía que detrás de su mirada vidriosa él ocultaba su depresión causada por la muerte.

Por que todo lo que quedaba era muerte y depresión, por que la falta de sueños estaban devorando ese lugar que alguna vez había sido Wonderland.

Por que la imaginación era escasa.

Por que los todos esos sueños habían sido rotos por gente sin esperanza.

Y toda esa gente había terminado por extenderse a tal grado que contagiaron a él la inseguridad y la tristeza de un mundo que no debía ser así.

Por algo ese lugar había sido conocido como Wonderland, "el país de las maravillas". Maravillas que ya solo existían en su locura interior.

Y mientras derrama una lágrima sobre el campo en el que una vez hubieron festivales y danzas, sólo puede pensar en una cosa…

"Ojalá el mundo volviera a estar tan loco como yo"