El regreso de Bell
1
Tras rescatar a Olivia de dentro de su propia mente, Peter va a visitarla a su apartamento.
- ¿Y bien? ¿Cómo estás tú después de la sesión de LSD? – pregunta el joven
- Bien… a pesar de las náuseas… supongo que será algún efecto secundario de la droga
- No creas que yo estoy mucho mejor a pesar de haber dormido un rato… tengo una idea, vamos a dar una vuelta, quizás se te pasen con el aire fresco
- Si…tienes razón… voy a vestirme
- ¿quieres que te ayude? – pregunta Peter sonriendo
- mmm… vale – responde ella – aunque eso nos retrasaría
- Espero que bastante – afirma él abrazándola – ¡te he echado tanto de menos! – dice mientras la besa en la mejilla – mucho – repite besándola en el cuello
- Acabo de desayunar – murmura Olivia
- Y no me importa – asegura besándola en los labios
- Peter… espera… - ruega ella separándose y tapándose la boca con la mano
- ¿qué pasa? ¿te encuentras bien?
- No… tengo ganas de vomitar – afirma marchándose rápidamente al baño
- Espero que no sea por mí – susurra Peter siguiéndola - ¿Te sientes mejor? – pregunta mientras ella sale del baño limpiándose la boca
- Creo que si… aunque dudo que esto sea ya por el LSD
- ¿Quieres que vayamos a urgencias?
- No, no estoy tan mal… pero me gustaría hablar con Walter… quizás él sepa lo que me está pasando
- Como quieras, pero no está muy animado después de perder a Bell
- Si, y lo siento por él… pero ocuparse en algo seguro que le distrae
- Pues entonces vamos… espero que no tenga que ver con lo que hemos pasado – afirma mientras le acaricia el pelo – no quiero más sorpresas
- Creo que ya hemos tenido bastantes… ahora sólo quiero estar tranquila… y es contigo a mi lado, mejor
- Estoy seguro que será así… ya verás
En el laboratorio, cuando Peter y Olivia llegan se encuentran con Walter que mira una y otra vez los datos que escupen la pantalla de un ordenador mientras Astrid le contempla preocupada
- Está intentando recomponer los datos que quedaron de Bell – asegura la ayudante – cree que así podrá rescatar alguna parte de su conciencia
- ¡Y se puede! Sé que lo conseguiré – gruñe el científico
- ¿Por qué no dejas eso un momento Walter? – pregunta Peter – Olivia no se encuentra muy bien
- ¿no? – responde el científico levantando la mirada del ordenador y sonriendo para sí mismo sin que le vean los demás - ¿y que le ocurre?
- Nauseas… pensamos que quizás sea a causa del LSD
- Podría ser – dice Walter sin mirarles – es posible
- ¿Y?- pregunta Peter exasperado - ¿sólo nos dices eso? ¿nada de con un café se te pasará o alguna otra cosa?
- No, café mejor no tomes… una manzanilla… ¿y que más síntomas tienes Olivia?
- Aparte de las náuseas, vómitos… ¿qué es lo que tengo que sentir Walter? – pregunta Olivia confundida
- Nada, nada… tómate uno o dos días de descanso
- Está bien… - gruñe Peter – no nos has sacado de muchas dudas… ¿te encuentras mejor Olivia?
- Si…ya me siento mucho mejor
- ¿quieres que vayamos a tomar algo?
- ¡No! ¡No! ¡Olivia no puede beber! – Exclama Walter saltando de su asiento – el alcohol es malo para el bebé – vuelve a decir para inmediatamente taparse la boca al darse cuenta de que ha hablado demasiado
- ¿qué? ¿Qué es lo que has dicho?
- ¿Yo? Nada… no me hagáis caso, sólo soy un viejo loco
- ¡Ahora entiendo lo del ecógrafo! – exclama Astrid
- ¿Qué… qué es lo que pasa? – pregunta Olivia confundida
- Pille a Walter y Bell haciéndote una ecografía, me dijeron que era porque le dolía el estómago
- Tendrías que habérmelo dicho Astrid – asegura Peter frunciendo el ceño
- Lo siento… pero me pareció que eran sinceros, y luego surgió lo de Olivia y…
- No importa, pero no me fio de estos dos ¿Por qué lo ocultabas Walter?
- Sólo quería que lo descubrieseis por vosotros mismos
- ¿y permitiste que Olivia tomase LSD sabiéndolo? Puede que le haya perjudicado al bebé
- Eso sólo ocurriría si lo hiciese más a menudo… una vez no le hará daño… además es muy pequeño… sólo está de 7 semanas…
- Pero… pero eso fue cuando – murmura Olivia – Peter… ¿podemos hablar en el despacho?
- Si… Ahora voy… Walter, espero que sólo os limitaseis a hacer una ecografía
- Claro, claro… sólo eso – balbucea el científico
- ¿acaso hay algo más? – Cuestiona su hijo receloso
