Capitulo 1

Muy despacito

Eran las 4 am, todo retumbo en la habitación. Estaba oscuro, hasta que empezaron a entrar destellos de luz. Mi primera reacción: correr. Empezaron a sonar las sirenas, cuando me encontré con mis padres, me agarraron de la mano y me llevaron corriendo hacia nuestro refugio. Fuera de nuestra casa, al fondo y bajo tierra, construido por mi padre hace cuatro años.

Estuvimos toda la noche, y al día siguiente, y al siguiente, seguían las bombas. Con mi hermana pudimos sacar algunas bolsas de pan, antes de salir de la casa, pero no las suficientes. Ya habían pasado dos días y no quedaban más.

Luego de cuatro días salimos, sucios, cansados, muertos de hambre y artos de toda esta guerra. ¿Cuándo terminaría? No lo sabíamos ¿Cuándo había empezado? Muy despacito abajo el sol empezó todo, sin tener tiempo de pensar, que había ocurrido ya.

La tercera guerra mundial, hace tres años comenzó, a fines del 2014. (2017, amelie tiene 17)Mi país, esta con Estados Unidos, y ya perdimos la mitad de la población. Los ataques siguen y siguen, no sé que desean, que quieren pero nada es lo mismo desde aquel día.

Yo, Amelie, personalmente he perdido a dos de mis mejores amigas por el 2015. Nuestros propios vecinos, oceánicos, nos traicionaron. No se podía, ni se puede salir a las calles. Ellos te encuentran, te llevan, te secuestran, te torturan, te atacan y te dejan sin rumbo alguno, que morir.

Tengo 17 años, perdí mi escuela, mis estudios, mi viaje de egresados, mi fiesta de egresados y quizá también pierda la facultad, la graduación, todo. Mis padres siempre dicen que al menos nos tenemos entre nosotros. Es decir ''no mires el pasado, mira el presente y camina hacia el futuro'' típico lema de papá. Pero yo no puedo caminar hacia el futuro, cuando siento que no hay futuro. Perdí a todos mis amigos; vi como se llevaban a cada uno de ellos y eso quedo marcado en mí.

Muy despacitosobre el abismo,volaré…

Hace 2 años atrás

Era un día hermoso, desperté como todas las mañanas a las 7am. Faltaba poco para el fin de clases, y lo único que quería era que llegara ese día. Por las calles ya era peligroso caminar. Con mis amigas nos organizábamos para que un padre nos lleve por semana, ya que las bicicletas te las robaban y viajar en colectivo era muy peligroso, tenías que tener suerte para subir a un colectivo que no te secuestre.

Esta semana le tocaba al padre de Barby llevarnos. En el auto íbamos Noelia, Elena, Bárbara y yo. Me pasaron a buscar por mi casa a las 8am. Después de buscarme a mí, íbamos a buscar a Noelia. Ella era la última de las que vivían más cerca del colegio.

Le tocamos el timbre más de dos veces. Nadie. Tres veces. Nadie. Empezamos a llamarla. Nadie. No podíamos esperar más; empezaron a acercase militares Alemanes, los reconocimos por el uniforme, pero lo único que buscaban estos eran judíos, seguían con lo mismo después de tantos años. Solo buscaban judíos. El padre de Barby arranco el auto y nos fuimos. Sin Noelia.

Noelia era una de mis mejores amigas. Era Francesa, la conocí cuando tenía 13 años; en el primer año de secundaria. Ella era judía y eso me hacia estar preocupadísima por ella. No entendía porque no había salido. Algo malo tuvo que haber pasado. Así que no lo pensé más, y decidí que por la tarde iría a su casa, para ver que había pasado.

A la salida del colegio me pasó a buscar mi padre. Le conté lo que había sucedido esa mañana y él me llevo a la casa de Noe. Cuando llegamos baje rápido. Toque el timbre. Una, dos, tres veces. Mi desesperación frustro a mi padre, que de una patada tiro la puerta de la casa. Entramos.

Estaba todo tirado, todo roto, todo desordenado. Empecé a buscar a mi amiga. Nadie. Cuando entre a la cocina encontré al perro de Noelia. Estaba muerto. Era un perro pequeño y al parecer, con todos los destrozos le había caído un pedazo de mueble y murió aplastado. Todo ese desorden obviamente que no era normal. Los militares se habían llevado y mi amiga y su familia.

Una lágrima comenzó a bajar por mi mejilla. Y luego de un segundo, un mar de lágrimas caía de mis ojos. Mi padre me abrazo fuerte. Fue todo tan feo. No podía creer lo que estaba pasando. En ese momento entendí porque los militares Alemanes estaban recorriendo la cuadra, por la mañana. Me dio bronca, desprecio, odio. Odiaba a los alemanes, odiaba a los presidentes, odiaba a mi país, odiaba a todo el maldito mundo.

Un amigo reencontraré.

Era un día soleado. Desperté de buen humor. Amaba que entre ese pequeño destello de sol por la ventana. Me cambie y fui a la cocina.

Ya estaban todos desayunando y mirando las noticias.

-Buenos días- dije con un tono feliz.

-Si son buenos días Amy- contesto mi madre, con un tono de felicidad superior al mío. Algo había ocurrido.

-¿Qué pasa? –todos me miraban con una sonrisa picara- ¡Quiero saber! ¿Qué pasó?-

-Los ruidos del otro día, esa pelea que duro cuatro días no fue en vano- dijo mi padre, deteniéndose para dedicarme una bella sonrisa- Cayeron los Chilenos, están soltando a todos los prisioneros Argentinos, en Chile. Acaban de llamar y tienen noticias de Bárbara. Al parecer se encontraba prisionera en Chile. Quieren que vayas para reconocerla y también para ver si encuentran algún otra familiar de ella, ya que dicen que mucha gente está con un poco de pérdidas de memoria y confusa.

A Barby no la veía como hace 6 meses, cuando un día soleado estábamos saliendo al patio en el recreo y ahí estaban. Militares de muchas regiones, agarrando a chicos. Todos corrían y a Barby la perdí de vista. Desde ahí, nunca más la volví a ver. No podía creerlo. Estaba feliz. Abrace a mi padre. No quería esperar más, quería salir inmediatamente.

Era un sábado lluvioso para mi suerte, porque días lluviosos eran los únicos días que no habían guerras, ni militares por las calles ni nada. Salen a matar, torturan, secuestran y todo, pero ojo si llueve no se atreven los muy cobardes. Pero eso no me importaba en ese momento estaba feliz. Quería abrazar a Barby, encontrarme con una amiga. Tener sentimientos de amor, cariño y amistad.

Yo se que vendrán buenos tiempo y si ahora llueve mejor.