Antes que nada, debo de decir que Harry Potter y sus personajes NO son míos, son pertenecientes de la bellísima Diosa J.K Rowling.

Nota: Les pido, por favor, que si cometo un error en la ortografía, nombre de personajes, entre otras cosas… no me maten.

Aclaración: Solo habla de la Tercera Generación, aunque algún personaje de la Segunda puede que aparezca.

Pd: He leído por ahí que colocan a Dominique o a algún otro en Slytherin también. En éste libro, eso no sucede.


Los Colores que nos Identifican

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Rojo / / Verde

Victoire Weasley / / Albus Potter

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Pocas veces tenía la libre oportunidad de observar, analizar y razonar en solitario sobre su prima mayor, la que muchas veces se quedaba como la niñera de todos junto a su novio, la que velaba por la seguridad de los más pequeños y por dar buenos consejos a los más grandecitos.

Siempre tan correcta, siempre halagada por sus tíos y padres, siempre como el ejemplo a seguir de las chicas, siempre como la que roba suspiros bobos de los chicos. ¿Por qué? ¿qué ganaba haciendo eso? ¿acaso creía que la iban a premiar o algo?

No lo entendía.

Y a pesar de todas las responsabilidades que tenía sobre sus hombros, la notaba de lo más tranquila, balanceando el cuerpo en un compás que ella misma tarareaba mientras iba de acá para allá por la cocina de la Madriguera, aprovechando que la abuela Molly estaba ocupada atendiendo una pelea de, seguramente, otra de sus primas con su hermano.

Pensó, también, en el por qué a mejor amigo, Scopius, se le iban los ojos cuando la rubia desfilaba por los pasillos de Hogwarts, haciendo volar su larga cabellera rubia. Y claro, rápidamente obtuvo la respuesta.

Victoire es preciosa.

El rubio de su melena de hebras finas y bien cuidadas deslumbraban casi con vida propia, así mismo como sus intensos ojos azules, que te miraban y sentías que te traspasaban el alma, como si te descubriese tus más profundos secretos. Su sonrisa ampliamente chantajista, heredada de la tía Fleur, y su porte decidido, heredado del tío Bill, es majestuoso… sin duda, era cierto lo que una vez escuchó que le decía el tío Charlie al abuelo Arthur, en una de sus visitas de Rumania: es la combinación perfecta de ambos progenitores.

Sin embargo, su actitud era propia de sí. Por supuesto, tenía dejes que se reconocían como la marca del carácter Weasley, no obstante, la amabilidad con la que trataba a todos y la manera tan segura con la que buscaba la solución para cada problema, no es algo que se ve todo el tiempo. Muchas veces se preguntaba si algo es capaz de hacerla enojar en serio…

─ Oh, quegido Agbus...

La escuchó de pronto decir, sacándolo de su trance mental. Dirigió sus orbes verdosas a las claras de su prima, hallándola con un mirar cuestionante y con toques de curiosidad. Supo que quería saber que pensaba, pero era tonta si en verdad creía que le iba a decir.

─ ¿Necesitas algo?

─ Egso mismo me pgegunto yo ─ contestó con sorda.

La fémina dejó la bandeja de galletas sobre la mesa y se aproximó, meneando las caderas con un elegante andar, el cual muy probablemente había aprendido viendo a las mujeres de clase alta durante sus días en Francia. De hecho, de ahí se le contagió su endulzante y, en algunas ocasiones, irritante acento.

Ella se sentó a su lado, provocándole que frunciera el ceño. Si ya de por sí el mueble es pequeño, con la otra metida a la fuerza a su lado, era mucho peor. Nunca estuvo a gusto de tener tanto contacto físico.

─ ¿No tienes cremas decorativas que preparar o algo?

─ Ahgoga, me pgeocupa mágs mi pgigmito que un glgaciado de coggores ─ bromeó nuevamente. Sin darse cuenta, comenzaba a molestar al chico.

Y no es que lo hiciera con malas intensiones, pero desde que Albus fue seleccionado para una Casa diferente a la pensada, y todo el mundo se dedicó a armar escándalos innecesario incluso iniciados por integrantes de su familia, como la misma discriminación que sufrió a donde quiera que iba, los chistes de irónicos de amabilidad lo incomodaban.

Entonces, recordó nuevamente la razón por la que prefería pasar la mayor parte de las vacaciones en la Malfoy Manor, rodeado de Serpientes, que ir a la casa de su abuela, y estar en medio de Leones, listos para atacar sin piedad con comentarios ofensivos.

─ Hey, me egtás pgeocupando de vegdad. ¿Quég egs lo que pagsa, Agbus?

Tal vez su gesto inquieto fue sincero, pero para él, lució tal como un desafío. Tal como si le preguntara por qué idiotez se sentía mal ahora. Definitivamente, y sin darse cuenta, vivir con James le causaba ciertos traumas de desconfianza.

─ Solo pensaba.

─ ¿Segugo?

─ ¿Y a ti que te importa si es verdad eso o no?

Al instante, Victoire se contrarió en su lugar, apretando los labios y sin quitarle la mirada de encima. Al parecer, no estaba acostumbrada a ese tipo de groserías, pues en su cara se dibujó la inseguridad del cómo actuar a continuación.

Quiso comprender que las reacciones agresivas provenientes de su primo eran como reflejos automáticos de autoprotección. Según explicaban sus tíos, los pertenecientes a la Casa de adornos verdes solían ser muy chismosos, juzgadores y ofensivos, por ello mismo, sino aprendías a defenderte, salías perdiendo sí o sí.

Vio como la mayor enternecía los ojos y se oprimía el pecho sin dejar de contemplarlo, lo que le generó un mayor sentimiento de desagrado. Antes de que la contraria dijera algo, se puso de pie y dio unos pasos, alejándose y queriendo tener espacio propio otra vez.

─ Sagbes que si negcesitas hagblag, cuentas cognmigo.

La ojeó por el rabillo del ojo, apreciando a la chica atenta y dispuesta de la que el mundo habla mil maravillas y se llena la boca deleitando a cada momento que se puede.

No la culpa de sentir tanta intranquilidad. A decir verdad, notaba en su persona que está actuando extraño, más de lo normal, desde que las navidades empezaron y los mandaron a casa con sus familiares.

Dio media vuelta, y levantando la barbilla, le dirigió las sensaciones más puras de agradecimiento que pudo, pero por lo que parecía, ella no lo captó, pues seguía con su mismo mirar insistente. Suspiró, encogiéndose de hombros.

─ Solo quería una galleta.

Vic se destensó, soltando una que otra carcajada cargada de alivio. Volvió y desde el umbral de la cocina, le extendió la bandeja para que tomara algunas, por lo que Albus se resignó y se metió una a la boca, percibiendo de inmediato el agridulce sabor.

─ ¿Egntonces?

─… Les puedes poner chocolate.

─ ¡Dugce, pog supugsto!

Ni se fijó en el semblante tan vacío que se posaba en la cara del menor; solamente salió corriendo directo a la cocina, para ponerse a buscar entre la alacena el cacao.

Albus regresó a donde estaba sentado antes, y retornó a su análisis mental. En conclusión, pudo afirmar que Victoire Weasley, su agradable y un poco despistada prima mayor, era de verdad una Gryffindor en toda la extensión de la palabra. Le encantan los retos, está dispuesta a defender su opinión a capa y espada, y el coraje no le falta.

Le da mucho asco.