¡Hola, hola! Haruka reportándose una vez más para traerles un long-fic con temática empresarial, esta vez Izuku y Kacchan no son amigos de la infancia así que en parte va a ser un reto desarrollar su relación. ¡Espero que les guste!
Nunca es Fácil Llegar a un Nuevo Sitio
Se sentía más nervioso que nunca. Revisó que todo estuviera en orden: su hoja de presentación, otros papeles importantes, incluso usó su mejor traje, y aun así sentía que iba mal vestido, lo peor: no pudo organizar su cabello. Ni todo el gel del mundo era capaz de calmar sus rizos, cuanto maldecía a sus genes por haber elegido el tipo de cabello más problemático, tal vez debería quedarse calvo o alisárselo como hacían varias chicas. Aunque, tal vez no fuera visto como un sinónimo de desorden, sino que tal vez su madre tenía razón al decir que eran lindos, pero claro, las madres amaban todas las fallas de sus hijos así que su opinión era inválida. ¿Por qué no fue a la peluquería un día antes? Tal vez así no estaría sufriendo por algo tan mínimo como esto. ¡Verdad! Su cabello no era el verdadero problema aquí, ¿qué tal si su personalidad no era lo suficientemente llamativa para ser considerado apto?
—Mamá, ¿por qué ese señor está murmurando de una forma tenebrosa?
—Sólo ignóralo...
Izuku Midoriya se encontraba sentado en el tren en un estado totalmente pensativo, así que no se dio cuenta de que, en vez de lucir como un respetable hombre de negocios, más bien parecía como alguien que estaba preparando un gran atentado en contra de la sociedad. Lo bueno es que tampoco escuchaba lo que pasaba a su alrededor, así que no se fijó en las miradas de terror ni como poco a poco los demás pasajeros se alejaban de él dejando un extraño espacio vacío en esa parte del tren. Sí, por ahora su mente era suficiente para recordarle lo fracasado que era.
La razón de su estrés se debía a una entrevista de trabajo. No era la primera, pero aún así se encontraba desesperado por conseguir el empleo. En estos últimos meses las cosas solo habían empeorado para él, no es que fuera un pésimo trabajador (o eso esperaba), simplemente parecía que la suerte no estaba de su lado. En su primer trabajo, la empresa cerró, en otra ocasión habían problemas legales y en su último trabajo...tuvo que renunciar por las condiciones inhumanas. Sin embargo, ya habían sido unos meses desde eso y no conseguía nada. Ya sus ahorros disminuían al punto de extinguirse, así que tenía que conseguir dinero pronto o estaría viviendo debajo de un puente o volver con su madre, pero eso sería sumamente vergonzoso, y no quería deshonrar a su familia al demostrar ser un inútil para la sociedad. No sólo eso,sino que si regresaba tenía que revelarle a su madre que le había mentido, después de todo, ella tendía a estresarse demasiado y por eso tenía ciertas dificultades en su salud, así que no le había contado sobre su última renuncia, así que si llegaba a decirle la situación tan crítica en la que se encontraba en este momento, temía que realmente le diera un infarto en esta ocasión. No solamente deshonaría a su familia, sino que también mataría a su madre. ¡No podría vivir con esa culpa el resto de su vida!
.
.
Cuando llegó al gran edificio de la empresa, se impresionó por su tamaño. Se veía lujoso y hasta se sentía culpable de que un plebeyo como él estuviera pisando ese suelo. Intentó calmarse, no sería la primera entrevista de trabajo que haría, además tenía experiencia laboral así que seguramente no le iría tan mal ¿cierto? Ugh, podía sentir como su estómago comenzaba a doler.
Al entrar, sintió aún más presión: el piso estaba con una alfombra roja y en el centro, con letras doradas de gran tamaño estaba el nombre de la empresa: Yuei, además, colgando en las paredes se encontraban las fotografías enmarcadas de los distintos artistas que la empresa había impulsado. Claro, esta era una empresa de entretenimiento, lo cual lo ponía aun más nervioso ya que él no sabía nada de farándula, pero como ya habíamos mencionado, se encontraba sumamente desesperado,así que le daba igual si tenía que volverse adicto a las redes sociales con tal de poder entender lo que pasaba en ese mundo.
Se acercó a la recepción, que para su mala (o buena) suerte, tenía a una hermosa mujer atendiendo. Su cabello corto enmarcaba perfectamente su rostro haciéndolo lucir más adorable y sus grandes ojos lo miraron curioso.
—¡Buenos días! Bienvenido a Yuei, ¿qué necesitas? —preguntó con un tono animado y dedicándole unas de las sonrisas más hermosas que había visto en toda su existencia.
«¡ES UN ÁNGEL!» gritó en sus pensamientos intentando contenerse de hacer el ridículo.
—Ehm, yo... —comenzó a hablar sintiendo como su rostro se calentaba—, vine para la, esto, la entrevista, sí...la entrevista de trabajo —respondió él poniendo una mano en su nuca y sin poder mirarla fijamente.
—¡Oh! El puesto para asistente —dijo ella y aunque seguía sonriendo su mirada cambió un poco—. Sé que no debería decir esto pero... —le indicó que se acercara y ella se levantó de su asiento para poner una mano en su hombro. A este punto, Midoriya sentía como su corazón iba a explotar—. Realmente eres muy valiente por tomarlo, en serio, te deseo lo mejor.
—Ehm ¿gracias? —dijo algo confundido, ¿acaso lo decía porque ese puesto era mayormente para mujeres?
—Olvidé decirlo, mi nombre es Uraraka Ochako, un gusto conocerte —estiró su mano dedicándole otra dulce sonrisa.
—Izuku Midoriya, un gusto también —respondió él tomando su mano con algo de timidez. Rayos, estaba temblando como una hoja, esperaba no dar una mala impresión con su apretón tan débil de manos.
La castaña volvió a su lugar y tomó el teléfono llamando a alguien. Asintió un par de veces antes de colgar.
—De acuerdo, dirígete al quinto piso, habla con la secretaria y te dirá en donde se hará la entrevista, pero primero tienes que pasarle a la secretaria tu hoja de presentación —explicó ella—. De nuevo, te deseo mucha suerte. ¡Vamos! —hizo un gesto de ánimos que solo ayudó a que se le calmaran un poco los nervios con respecto a la entrevista, pero al mismo tiempo solo lo hizo sonrojar más.
Uraraka había aparecido como si anunciara que la buena suerte por fin le sonreía en su vida.
Llegó hasta el piso indicado, era más normal de lo esperado, con algunas oficinas y decoraciones neutrales que oscilaban entre el rojo y el dorado; definitivamente eran los colores representativos de la empresa. Notó otra especie de recepción pero más pequeña, tenía un pequeño cartel que decía "secretaria", así que algo aliviado se acercó a ese lugar.
—H-hola, buenos días —saludó timidamente al notar que era otra hermosa mujer. Tenía que superar su timidez para hablar con mujeres o sería realmente problemático trabajar ahí.
—Buenos días, ¿vienes para la entrevista? —preguntó de una forma más formal y directa.
—Sí... —fue sacando su hoja de vida y se la entregó intentando no mostrarse tan nervioso.
—De acuerdo, espere unos momentos en estas sillas, alguien lo llamara para que pase a la oficina —indicó ella recogiendo sus hojas. Se levantó y luego entró a la oficina que quedaba al frente para luego salir a los pocos minutos.
Midoriya hizo caso y se sentó en la «sala de espera». Era extraño ver como se encontraba tan vacía, ¿acaso había llegado muy tarde? O en cambio, ¿muy temprano? Verificó en su celular la hora dándose cuenta que estaba casi perfecto de tiempo. Solo había otra persona pero esta fue llamada casi al instante en la que él entró así que no tuvo tiempo de analizarla bien. Mientras esperaba intentó relajarse mirando noticias en su celular, deseando que su corazón dejara de latir tan rápido como si fuera a darle una taquicardia en cualquier momento.
Cuando la otra persona salió, guardó su celular y se tensó aún más en su lugar ansioso de escuchar su nombre para pasar.
—¿Midoriya Izuku? —salió un hombre pelirrojo revisando los papeles. Su presencia era intimidante, ¿acaso todos los hombres de negocio se veían así de extravagantes en esta industria? No lo decía solo por su cabello rojo, sino también por ese peinado en punta y una pequeña cicatriz adornaba el final de su ceja.
—S-sí —logró responder tragando saliva esperando no parecer maleducado por mirarlo tanto.
Ambos entraron a la oficina. Para la sorpresa de Izuku, parecía una oficina vacía, no había nada que la decorara, solo una mesa con los papeles que seguramente era de las otras personas que había entrevistado.
—Bueno, veo que tienes un buen historial, pero, al parecer no tienes ninguna experiencia en el mundo del entretenimiento —comentó él sentándose en la mesa de forma informal sin dejar de mirar su hoja.
—Estoy dispuesto a aprender todo lo necesario —respondió rápidamente intentando no sonar tan nervioso, pero al ver la mirada de confusión del pelirrojo, tragó algo de saliva intentando recomponerse—. Es decir, ehm, siempre he sigo alguien que aprende rápido, así que creo ser capaz de sobrellevar cualquier cosa con una debida preparación —añadió un poco más seguro de sí mismo. No sabía de donde estaba sacando esa valentía, pero más le valía no abandonarlo antes de terminar la entrevista.
—¿Cualquier cosa? ¿Incluso ser capaz de aguantar hasta el peor trabajo?
«A este punto soy capaz de trabajar limpiando» respondió en su mente.
—Sí, definitivamente encontraría la manera de hacerlo algo positivo, tanto para mi crecimiento personal como profesional.
—Ya veo, eso suena muy optimista —no supo si lo dijo con burla, pero lo puso algo nervioso.
—¡No es que considere el trabajo fácil! —se corrigió a sí mismo—. Solo pienso que puedo ser capaz si me lo propongo, ya no soy un novato, así que sabré a cuáles retos me puedo enfrentar y hasta ahora nada me ha parecido imposible.
—¡Vaya! Eso suena realmente varonil —admitió impresionado el entrevistador—. En serio, eres el primero que me da una respuesta tan honesta sin parecer sacada de una revista —hizo una pose algo pensativa cerrando los ojos, como si estuviera meditando consigo mismo. Luego de unos segundos, asintió la cabeza.
Midoriya se encontraba sumamente nervioso, por una parte se alegraba de que lo halagó, pero por otra, no le gustaba cuando se tomaban su tiempo para pensar. ¿Qué debía hacer si hacía una difícil pregunta?
—Eres muy paciente ¿cierto? —preguntó ya con un tono más casual.
—¿S-sí? B-bueno, casi no me gusta generar problemas, así que por eso es mejor vivir en calma —respondió tragando saliva.
—¿Podrías comenzar desde mañana?
—¿Qué? —pronunció completamente anonado—. No necesito, ehm ¿pasar por otra entrevista o proceso de selección?
—Bueno si te soy sincero, necesitamos que alguien ocupe este puesto rápidamente por el bienestar de la empresa —genial, eso no ayudaba para nada a sus nervios—. Además de que eres alguien que ya tiene más experiencia, también siento que este trabajo podría ser perfecto para ti.
—¿En serio? —repitió Midoriya sintiéndose conmovido por esto. ¿Acaso era un sueño? ¿Por fin su vida le sonreiría?
—Sí, entonces ¿puedes?
—¡Sí! Definitivamente, prometo no defraudarlo, señor —dijo con un tono mucho más formal y energético.
—Ja, ese entusiasmo me gusta, pero que me llames señor es algo raro, realmente. Mi nombre es Kirishima Eijirou, un gusto conocerte y tenerte en la empresa, Midoriya —dijo con una sonrisa extendiendo su mano.
En ese momento, sintió que ya todos sus problemas eran insignificantes, que por fin podría afrontarlos sin ningún temor, pero lo que más lo aliviaba era saber que no tendría que regresar a su ciudad natal llorándole a su madre como un niño pequeño perdido en el mundo de adultos.
El único problema, es que no recordó que debía desconfiar siempre que algo parecía ir de maravilla.
.
.
.
El primer día de trabajo siempre era sinónimo de nervios. Kirishima-san le había explicado lo básico y le había mostrado su lugar de trabajo luego de la entrevista, así que se sentía un poco más de confianza con el lugar, pero aún así, sus nervios no disminuyeron demasiado. Espera no hacerlo tan mal en el primer día.
Al llegar al edificio, saludó a Uraraka-san quien le deseó suerte, y aunque fueran simples palabras, él las recibió como si fuera una bendición. Ella definitivamente parecía su amuleto de buena suerte. Subió por el ascensor hasta llegar al último piso, donde se encontraba igualmente la oficina del jefe, en parte sentía cierta desconfianza al estar en un lugar tan importante, pero lo único que esperaba era que esto no se tratara de una estafa o algo por el estilo, aunque lo dudaba, ya se había asegurado de que esta fuera una empresa confiable, pero aun así, la ansiedad que había heredado de su madre le dictaba que siempre encontrara un error en todo.
Ya su suerte había mejorado así que tenía que tener un poco más de optimismo, salió del ascensor con toda la determinación del mundo, pero esta se tambaleó apenas dio un paso para dirigirse a su oficina.
—¡¿Qué mierda es esto?! —una fuerte voz resonó en el lugar. Sin embargo, a su alrededor, las otras pocas personas que trabajaban ahí no se sorprendieron ni nada por el estilo. ¿Acaso esto era común?
Se quedó congelado por unos segundos sin saber bien que hacer, aunque luego recordó que se supone que tendría que ir a la oficina de quien sería su jefe para presentarse y no sería buena idea tardar, aunque...saber que el grito provenía de esa oficina provocaba que quisiera irse y no regresar.
«Recuerda, tienes que trabajar, podrás aguantar cualquier cosa para no tener que vivir debajo de un puente» se repitió a sí mismo llenándose de valor.
Fue directamente hasta la oficina que parecía ser la entrada del mismísimo infierno, tomó algo de aire antes de tocar la puerta. Sin embargo, antes de poder hacerlo, vio como la puerta se abrió de repente, por suerte logró retroceder o habría recibido un portazo en la cara.
—¿Qué hace un maldito niño aquí? —Izuku se quedó congelado al ver a ese joven rubio, ¿por qué lo estaba llamando niño? Si hasta parecían tener la misma edad, antes de que pudiera responder, olvidando sus nervios por un momento, una melena roja se asomó por la puerta
—¡Oh! Midoriya —saludó Kirishima con una sonrisa apartando el grosero rubio poniendo una distancia prudente entre ellos.
—Kirishima-san, buenos días —dijo inclinándose cordialmente.
—¿Qué carajos? ¡¿Acaso contrataste a otra persona sin mi puto permiso?! —su voz parecía resonar en el edificio, pero sentía que era el único afectado por su fuerte voz.
—Claro, no puedes vivir sin un asistente y yo no puedo venir a ayudarte todo el tiempo —contestó con tranquilidad como si solo hablaran del clima. Lo que más le sorprendía al chico de cabello verde era saber que esa persona tan ruidosa y grosera era el jefe. ¿Cómo llegó hasta ese lugar con esa actitud?
—Seguro es otro inútil —le lanzó una mirada amenazadora que lo congeló en su lugar—. Ni siquiera parece tener experiencia alguna, tsk. ¿Acaso ya solo estás eligiendo al azar?
Aunque parecía el momento perfecto para huir y olvidar por completo este día, tampoco quería dejar que ese cretino se saliera con la suya insultándolo como si nada. ¿Acaso su madre no le enseñó modales? Había pasado por muchas cosas esos últimos meses como para tener que ser criticado sin ningún fundamento solo por querer trabajar. Tal vez todo el estrés acumulado por su situación lo hizo decir algo de lo cual seguramente se arrepentiría después...
—Disculpe —pronunció Izuku con un tono amable y una sonrisa muy falsa—. Realmente cumplo con algunos años de experiencia con referente a los cargos asistenciales. Ta vez sea la primera vez que trabaje en la industria de entretenimiento, pero puedo aprender muy fácil —dijo con una tranquilidad que a él mismo le sorprendió, tal vez era por el coraje y nerviosismo unidos, pero ahora ni siquiera estaba pensando bien en sus acciones.
—¡¿Ah?! ¿Acaso te crees un sabelotodo, imbécil? Tus estúpidas líneas típicas de entrevistas no te ayudarán —exclamó mirándolo fijamente, Midoriya tragó saliva sin saber muy bien que decir, lo cual enfureció más al rubio—. Te ves tan débil que apenas te des cuenta de cómo se trabaja aquí, renunciarás al instante, ni siquiera creo que puedas sobrevivir aquí más de una semana —masculló con cierto tono retador.
—Tal vez ni siquiera piense en irme —respondió de igual forma Izuku.
—Oigan, oigan —Kirishima se interpuso—. ¿Acaso están apostando? Esto no debería suceder en-.
—Claro, ¡apostemos! —anunció el rubio—. Si sobrevives en esta empresa por más de un mes, sin que te saque a patadas o que tú quieras irte. Me retractaré.
—¡Ah! ¡¿Estás seguro?! —exclamó el pelirrojo totalmente sorprendido—. Jamás te has retractado de algo...
—Y no lo haré, después de todo, estoy jodidamente seguro de que le ganaré a un imbécil que habla sin saber una mierda —agregó con una sonrisa de superioridad.
—De acuerdo, si yo pierdo... —tragó saliva intentando pensar en algo, ¿qué más tenía que perder? ¿Su casa? ¿Vida estable? ¿Dignidad? Lo bueno es que eso no lo sabía quien sería su jefe—. Haré cualquier cosa que me pidas...
—Vaya, algo tan aburrido y cliché como tu apariencia —chasqueó la lengua—. Oye, idiota, enseñale lo que tiene que hacer a este supuesto "asistente" —revisó su reloj olvidando completamente la presencia del otro—. Mierda, si llego tarde a la reunión te descontaré tu saldo —masculló saliendo apresuradamente de ahí.
—¡Espera! Este ni siquiera es mi trabajo —replicó Kirishima pero lamentablemente el otro se había ido—. Bueno, entonces...¡¿Midoriya?!
Izuku Midoriya nunca había sido una persona osada, valiente y mucho menos impulsiva, seguro fue el estrés el cual lo llevo a tomar esa iniciativa de responder de esa forma, pero apenas su extraño jefe de cabellos puntiagudos se fue, se sintió con nauseas debido a los nervios; jamás lo volvería a hacer. Pero, aunque no le gustara este tipo de retos, tampoco quería dejarlo ganar tan fácil, aun si eso significaba que su estómago sufriría durante las próximas semanas...
Continuará...
¿Qué les pareció? El pobre Izuku tendrá muchas dificultades en su nuevo trabajo y yo felizmente narraré cada una de sus tragedias (?)
Saber su opinión es muy importante así que no olviden dejar un pequeño review por si les gustó, y si no, también. Nos leemos luego~
Haruka se despide~
