Prólogo
"Cuando el cuerpo se daña, tan solo pueden hacer falta días, semanas o meses para sanarlo. Pero cuando es el alma aquello que resulta herido, el tiempo pierde su esencia."
Había pasado casi un año desde uno de los acontecimientos más relevantes en la historia de la magia. La guerra en la que se logró vencer a Lord Voldemort.
Esta había dejado heridas, demasiado profundas como para poder ser sanadas. Esa era la realidad en todas aquellas personas que aquella noche, perdieron a alguien que les importaba. Algo dentro de ellos se había roto.
Tras once meses de reconstrucción del castillo y de otros lugares que resultaron dañados, se intentaba por todos los medios recuperar la normalidad a marchas forzadas.
Pero no era tan sencillo.
El callejón Diagon volvió a abrir sus tiendas poco a poco, pero una de ellas, por no decir la más significativa aun permanecería cerrada por mucho más tiempo…
Por otro lado estaba el odio generalizado hacía todos los que formaron parte del ejército del Señor Tenebroso. Eran criaturas malvadas y crueles, a los ojos de la mayoría.
Pero Hermione Granger había sido capaz de encontrar a la excepción que confirmaba la regla y Draco Malfoy era su excepción.
