Ice&Fire

Resultaba irónico pensar cuán diferente se veía Juudai en esos momentos, ya no existía la pasión que siempre mostraba, ésa que abrasaba como fuego a todos a su paso. Ahora únicamente quedaban las cenizas de su personalidad, las cuales habían dejado, tras haber calcinado todo a su paso, un témpano de hielo. Y sí, era irónico pensarlo, valga la redundancia, porque Juudai amaba el color rojo, el que representaba todo lo que él era y ahora, al ser Haou, simplemente no quedaba nada de ese color. Un lienzo negruzco era lo único que se podía hallar en su corazón, algo sin forma definida, vacío, triste...

Haou lograba menguar cualquier sentimiento que surgiese en su interior, como el hielo que se derrite obstaculizando el paso, muy al contrario de Yohan, quien personificaba el fuego en todos sus sentidos. Él, quien al contrario de su amigo, amaba el azul con toda su alma, solía llevar más pasión en la sangre que nunca antes, sus labios se curvaban en sonrisas siniestras y cargadas de lujuria y su mirada, si se posaba en cualquier objetivo, lograba hacerlo caer rendido a sus pies.

El Rey Supremo conocía a la perfección dicha mirada, pues más de una vez esos ojos se habían posado sobre los suyos y el lienzo negro que habitaba en su alma cambiaba, se llenaba de color... de ése azul fogoso que Yohan le transmitía al besarlo, con una sonrisa maliciosa dibujada, con su risa sarcástica retumbando en las paredes del castillo donde se encontraban. Y él, como hielo que era, lo único que atinaba a hacer era derretirse, no sin antes, claro, oponer un poco de resistencia.

Sin embargo, sus defensas caían una tras otra junto con sus prendas y su pesada armadura, aquellas que protegían su corazón de los intrusos e indeseables. El fuego se apoderaba de su alma nuevamente y casi era como volver a ser él mismo, pues lo recorría de punta a punta, quemando suavemente su piel y todo indicio de pudor. Se deslizaba por su cuello, no sin antes haberse detenido sobre sus labios, seguía en línea recta hasta su abdomen, acariciaba su espalda y culminaba en su propio placer, allí dónde él se convertía en simple agua.

Y el agua, dócilmente, seguía el curso de dejarse evaporar por los aún ardientes deseos del fuego, al cual ahora le tocaba saciar sus necesidades primarias. Y el cual, jadeando, después de una larga noche, se retiraba a sus aposentos a descansar, porque nunca se permitiría el lujo de ser derrotado por la frialdad del otro. Él debía manda y únicamente él. Si el agua lograba rebelarse... no, no podía ni concebirlo.

Haou lo sabía y no le importaba. No mientras pudiese sentir algo durante algunas horas...

Porque aún cuando él fingía ya no tener más fuego en su alma, era todo lo contrario y siempre terminaba encontrándolo nuevamente, en tan diversas formas que casi deseaba existiese la eternidad.


Notas de la Autora: Este fanfic no estaba planeado (yo siempre planeo qué escribir x'D), salió ayer, a eso de las 11 de la noche, por pura casualidad, mientras observaba una imagen spiritshipping. Pensé: "Hey, sus personalidades se invierten, de alguna manera", dado que como ya expliqué, sus colores representan otra cosa x'D. Al final, no estoy muy segura de que quedó o si está bien, pero lo mandé a un concurso yaoi~ así que deséenme suerte.

Gracias por leer.

Ja ne!