Butterfly Heart (Traducción)

Sinopsis: [Universo Alterno, inspirado en Hannibal/El Silencio de los Inocentes] Después de los recientes acontecimientos de su vida, Hermione le recomienda a Harry al renombrado psiquiatra, el Doctor T. Riddle. Él es básicamente todo lo que Harry no había esperado e imaginado, y pronto demuestra ser una gran ayuda contra las mismas sombras y contra el nombre que le persigue en sus horas de insomnio. Si sólo se mantuviera así de fácil.

Disclaimer: Harry Potter y sus personajes no me pertenecen. Todo es propiedad de J. K. Rowling y los derechos cinematográficos para Warner. La historia no es mía, sino de The Fictionist (¡gracias de nuevo, guapa! ;D) quién muy amablemente aceptó mi petición de traducción.

Ésta traducción únicamente la podrán encontrar en esta página y en mi perfil de AO3, dile no al plagio.

Beta Reader: Aldo PG.

Notas Finales: Qué les puedo decir, esta joya tenía que estar también en nuestro idioma :D Espero que el comienzo les atrape, porque creánme que cada vez más se pondrá mejor. Agradecimientos a mil a The Fictionist, porque existe un antes y después de haber leído sus historias.

Sí, sé que es 05 de junio... y que es el cumpleaños de Draco Malfoy. Así que esta historia puede que no tenga mucho que ver con su fecha, pero what the hell, más bien me he contuve bastante en no subirla antes.

Créditos de la portada a: Guest710 (Lo pueden encontrar así en Deviantart) A The Fictionist le gustó tanto... que podría decirse que esta es la portada oficial de la historia, bastante reconocida por cierto.


Capítulo 1

La sala de espera se veía costosa y elegante. Se encontraba sentado en un sofá de cuero oscuro, tratando de no inquietarse, con sus manos apretadas y desplegadas en su regazo.

Harry no podía creer que Hermione le había convencido de esto.

Le tomó todo lo que tenía, cada trozo de esfuerzo y voluntad, para simplemente no salir corriendo de aquella habitación tranquila y especialmente correr lejos del hombre detrás de la puerta, con todas las implicaciones que esto conllevaba.

En el Mundo Mágico normalmente no tenían psiquiatras y en el caso hipotético de que los tuvieran, tendían a ser llamados como "Sanadores Mentales" y trabajarían en San Mungo.

Tom Riddle era un caso sin precedentes.

Era famoso en todo el país por su conocimiento de la mente humana y todos los campos de la psiquiatría, incluyendo la criminología, lo cual le permitía a los aurores consultarle de una manera casi muggle en sus casos.

Tal vez por eso él estaba aquí también. Aunque a ciencia cierta, no lo sabía.

Lo que sí sabía a ciencia cierta era que sentía como se derrumbaba a través de los bordes del costoso sofá, como si éstos fuesen de papel quemado, consumiendo su salud gradualmente, hasta dejarla en cenizas.

Se humedeció los labios, echándole un vistazo a la marcha del reloj, para luego posar su vista en sus rodillas.

Nunca le había gustado la idea de la atención psiquiátrica de cualquier tipo, ya sea de manera muggle o mágica. Pero Hermione le había asegurado que Riddle no era el tipo de psiquiatra que le arrojaría pastillas a lo largo de la mesa. Le había dicho que él era simplemente alguien con quien hablar. Alguien que le ayudaría a ordenar sus pensamientos, alguien con oído ajeno y libre de cualquier prejuicio.

Él pensó que todo esto era un montón de estupideces, como si él fuera alguna clase de juguete roto que necesitaba tener mantenimiento y ser reparado.

Pero finalmente eso se había transformado en algo obligatorio, a la luz de los acontecimientos recientes, que él tenga que asistir y por lo menos, intentarlo.

La sala de espera estaba vacía fuera de donde se encontraba, meticulosamente ordenada y limpia. De hecho, lo era demasiado para su propio gusto, aunque estaba seguro que alguien más aparte de él, encontraría este espacio bastante cómodo y tranquilo.

Sus uñas se clavaron en sus palmas, dibujando medias lunas de sangre. Su garganta se resecaba.

La marcha del reloj no se detenía.

Un oído ajeno y libre de cualquier prejuicio, sí... todavía seguía sin gustarle la idea. Pero tenía que sentarse en ése sofá y permanecer allí a lo largo de seis meses para aquellas sesiones si quería mantener su posición como Auror, y ciertamente quería atrapar a Voldemort. Y es que el hombre se había quedado tranquilo desde su último asesinato y asalto, pero Harry sabía que él seguía estando allí, en alguna parte.

Seis meses era más que suficiente. Infiernos, si hasta en lo que a él respecta, con una sesión era más que suficiente. Aunque las sesiones con Riddle te sacaban un ojo de la cara por lo malditamente caro que eran de todos modos.

Estaba bastante seguro de que el podría deambular por las calles en busca de un borracho y que éste tuviese el mismo jodido efecto y la indiferencia de escucharle.

Sintió a sus entrañas retorcerse.

Se incorporó al instante cuando la puerta se abría, su boca se mantenía seca.

Tom Riddle era todo lo que había esperado de las fotografías y las cosas que había oído sobre el hombre. Él era altamente recomendado, por supuesto, y tenía un excelente historial... pero aún con eso no lograba absolutamente para nada disipar las náuseas e inquietudes de Harry. Tal vez con todo eso sólo las fortalecía.

No le gustaba la idea de que la gente lo psicoanalizara, de que trataran de entrar en su mente. Infiernos, si ni siquiera era alguien de introspecciones en la actualidad. Estaba bastante seguro de que existían pocas cosas que no venía al caso sacarlas a flote luego de tanto tiempo, y tal vez esa era una de las razones por las que no quería ser tratado. No sabía lo que iba a encontrar, lo que podría despertar de la oscuridad al acecho que habitaba en el fondo de su mente.

Pero él era Harry Potter; no le era permitido inquietarse ni huir de lo inevitable.

Riddle estaba impecablemente bien vestido y aseado, al igual que como lo estaba su sala de espera. Todo le parecía como una trampa para él, de este esfuerzo consciente para dar una imagen segura. La sala de espera estaba diseñada para tranquilizar a la gente, y Riddle... bueno, no sabía a lo que éste pretendía ni aspiraba, pero no le gustaba la idea de que el hombre probablemente estuviera pretendiendo algo.

Él era, sin embargo, más joven de lo que había esperado.

Harry miraba incómodamente hacia el suelo mientras que el último paciente se iba, después de diversos "gracias" y de aquellos apasionados estrujones de manos con las de Riddle.

—Señor Potter, si pudiera venir y tomar asiento.

La voz de Riddle era como el terciopelo líquido; no confiaba en él.

Eso era. Si él iba a ponerle el pestillo, entonces sin duda no debería de confiar.

Hermione estaría tan decepcionada; y Ron también. Tal vez así sería por aquél mal sabor en su boca cuando ingresó rígidamente a la otra habitación, de manera semejante a la de un hombre que camina hacia la batalla, o tal vez incluso, a su ejecución. Estrechó la mano de Riddle, con la mandíbula apretada, y sus ojos fueron directos en búsqueda de...

...un sofá. Esto tenía que ser una especie de broma.

De inmediato se trasladó a tomar la única silla -la cual, obviamente, era la de Riddle,- sólo para que el hombre de manera calmada, pero con firmeza, le tomara del brazo y lo dirigiera hasta el sofá.

Sus ojos brillaron.

Sí, no hay manera de que él pudiera con esto, el hombre era como un mal cliché.

Definitivamente no iría a hacer la cosa del sofá mientras le hablaba de sus cosas, lo cual era simplemente ridículo, y de igual manera no veía como eso pudiese ayudarle de alguna manera.

Se movió para finalmente posicionarse en todo el borde del mismo, listo para saltar en cualquier momento. De manera calmada, Riddle acercó su silla hasta sentarse frente a él, con las manos cruzadas sobre el regazo. No traía consigo un bloc de notas, lo cual al menos eso era algo.

Hubo un largo silencio incómodo, en el que Riddle se limitó a mirarlo... ¡y Harry estaba muy seguro como para saber que ésta no era la manera en la que éstas cosas se suponían que tenían que ser! Aparte que era grosero el quedarse mirando así a los demás.

Le devolvió la mirada sin rechistar, negándose a ser el primero en ceder, para romper el contacto visual o incluso parpadear.

Finalmente, Riddle habló, después de cinco minutos que debieron de haber pasado más allá de donde acabaron mirándose el uno al otro.

— ¿Por qué te encuentras aquí, Harry?

—Oh, ¿así que estamos ya con los nombres de pila? Eso no es muy profesional. —Harry regresó. Para su sorpresa, una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Riddle.

—Por el contrario, teniendo en cuenta la naturaleza de mi línea de trabajo, no veo ninguna razón para tales sofocantes formalidades mientras nos encontremos en esta habitación.

— ¿Y crees que el llamarme "Harry" va a causar que me abra a ti? Tú tienes mi expediente, ¿por qué no sencillamente lees la respuesta a tu pregunta? ...Sabes muy bien el por qué estoy aquí.

Voldemort. Los homicidios. El ataque. Todo.

—Yo no ojeo los expedientes. —Riddle agitó una mano casi desdeñoso. —Prefiero llegar a mis propias conclusiones y observaciones, tan impactantes como éstas puedan llegar a ser; hablar con mis clientes, en lugar de depender de los juicios hechos por otras personas.

A pesar de sí mismo, Harry resopló ante el tono seco de voz. Sospechaba que Riddle quisiera verlo forzado a sonreír en respuesta tan rápidamente. Y no era del tipo de aquellas situaciones con sonrisas, pero no obstante, lo había sido una vez.

— ¿Clientes? ¿No pacientes?

—Sí, los clientes, —dijo Riddle con calma. —Con el término "paciente" indicaría que voy a tratarte.

La ceja de Harry se alzó, y estudió al otro con una curiosidad escéptica. Esto... no era lo que él esperaba. Hermione había dicho que el hombre era diferente de los demás en su campo, pero no le había creído del todo. Pensó que ella sólo estaba tratando de asegurarse que él iría a la cita.

— ¿Y tú no lo harás? —Cuestionó.

—No. Yo te voy a inspirar a que te trates personalmente. Es más que evidente que tus preocupaciones están dentro de tu mente, o de lo contrario no habrías acudido a mí, pero tus asuntos no son clínicos en el sentido de un trastorno psicológico, el cuál ése sí sería tratado de manera diferente, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, que están parcialmente causados por un desequilibrio químico en el cerebro. —Dijo Riddle. —Por lo tanto, eres la persona primordial capaz de tratarse a sí mismo, con algo de ayuda. Y puede que tu mayor preocupación no tenga que ver con la genética, de todos modos. Así que, ¿qué haces aquí? —Inquirió nuevamente.

—Debe ser interesante, el hacer su trabajo. — Harry respondió después de un momento. —Una de las pocas profesiones en nuestro mundo donde la gente puede escupir sus secretos con total libertad apenas en la primera sesión. —Como si fuera sencillo; ¿realmente la gente sacaba fuera todo lo podrido de su ser a un extraño? ¿Tal vez era terapéutico? Probablemente, pero incluso así no se veía capaz de hacerlo.

—Veo que malinterpretaste mi pregunta, Harry. —Dijo Riddle. —En estos momentos no estoy interesado en los detalles específicos en relación al por qué necesitas o deseas de mi ayuda, estoy más preocupado por el hecho de que me estás visitando cuando claramente no quieres. ¿Qué haces aquí? ¿Viniste por petición de un amigo?

Harry reprimió un jadeo de sorpresa, a pesar de que sus ojos pudieron haberse ampliado de manera breve.

—Sí, —dijo, después de un momento. —Por petición de una amiga. No me gustan los psiquiatras.

— ¿Y por qué no?

—Usted me dirá, usted el psiquiatra.

—No te gusta la sensación de ser psicoanalizado y apartado del resto, y no deseas saber lo que sea que esté en tu propia cabeza, ni en lo más mínimo, porque puede que sea un proceso doloroso, obligándote a enfrentar con problemas y asuntos que preferirías ignorar. Tampoco te gusta la implicación de lo que la palabra "ayuda" representa, ni mucho menos te gusta la sensación de necesitar ayuda. Odias sentir debilidad, a nivel mental, o de cualquier otra manera. Odias la sensación de ser tratado.

—Buen intento, —Harry se burló.

—No fue una conjetura. Es una respuesta bastante común, a decir verdad.

— ¿Qué no se supone que tiene que decirme que soy un terrón de azúcar especial? — Su tono se tensó. — ¿De no trivializar mis problemas para poder buscar ayuda psiquiátrica?

—Sólo porque algo es común, no significa que sea trivial. La muerte es lo más común en la existencia y la única cosa que cada criatura viviente comparte. Sin embargo, difícilmente a eso le llamaría trivial cuando son nuestras vidas las que están sometidas, de alguna manera, a ella. Ni mucho menos a sus impactos, a todo lo que pueda causar y a nuestro temor por ella. —Replicó Riddle, sin perder su ritmo. Los pensamientos de Harry se pausaron, antes de que finalmente su vista se desviara, paseándose por toda la habitación.

Al igual que la sala de espera, éste cuarto también estaba limpio y ordenado. Aquí había un sofá, la silla, un escritorio y un armario grande. También había otra puerta.

— ¿A dónde conduce eso? —Preguntó en su lugar.

—Estoy seguro de que lo averiguarás durante el transcurso de nuestras sesiones.

—Usted parece tan condenadamente seguro de que yo voy a volver, aún cuando le dije hace unos momentos de que no me gustan los psiquiatras.

Riddle se rió un poco. —No soy tu Sanador Mental mediocre.

—Ciertamente, —murmuró Harry. —Su profesionalismo deja mucho que desear.

— ¿A dónde me llevaría el profesionalismo con un asunto tan personal? Tengo toda la intención de alejarte de tu zona de confort, Harry. Voy a conseguir ingresar dentro de tu mente, y te arrastraré fuera de allí también, por mucho que prefieras el escapar de tus problemas.

—No si yo no regreso, así que no lo hará.

—Bueno, no te has ido todavía, ¿verdad? —Sonrió Riddle. Harry frunció el ceño, inmediatamente poniéndose de pie, mientras que el otro levantaba las manos en un gesto conciliador. —Una sesión. ¿No fue eso lo que le había prometido a su amiga? ¿Hermione?

— ¿Cómo...?

—No necesito leer tu expediente para poder reconocer al Chico Dorado del Ministerio de Aurores, y de saber quién la sigue liderando. Partiendo de allí, resulta una cuestión de lógica deducción en cuanto a quién le envió cuando obviamente usted no lo decidió por sí mismo. Por otra parte, tuve el presentimiento de que alguien le recomendaría que viniese a mí, tarde o temprano. Fue sólo cuestión de tiempo.

El ceño de Harry se profundizó, y apretó la mandíbula. Riddle continuó inspeccionándole de manera semejante, solamente haciendo un gesto educado para que se sentara. La expresión de sus ojos era muy diferente, sin embargo... desafiante, desafiándolo a que corriera como un cobarde. Fue esa mirada que lo detuvo; había algo allí, algo que por los momentos no podía descifrar qué era, Y, por supuesto, era el desafío contra la cobardía.

A veces odiaba ser un Gryffindor.

Él se sentó.


Muchas personas se prepararon para la psiquiatría, para ser Sanadores Mentales, y tales profesiones partiendo de un deseo de querer ayudar a la gente, de querer mejorarlos.

Tom podría decir con seguridad que él no era así en absoluto, y tal vez fue por eso lo que le hizo excederse en su trabajo. Él no cumplía con las normas convencionales de su profesión, se negó a los métodos tradicionales, y sus motivaciones eran puramente egoístas.

En pocas palabras, le gustaban los secretos, le gustaban los rompecabezas, y podía adaptar de manera sencilla diferentes rostros para las estipulaciones de sus actuales proyectos, ya sean éstos oficiales o de cualquier otro tipo. Podía jugar a ser el oyente educado y benévolo, podía darle a la gente exactamente lo que querían, él sabía realmente lo que ellos buscaban.

Harry no era diferente - sus cuestiones en el asunto seguían siendo válidas, y no le había mentido sobre su metodología.

La mayoría de las personas que acudían a él estaban apagados, embotados en sus propios problemas. Eran interesantes en su propia manera, en la complejidad de sus emociones, de las que él simplemente no podía entender, pero que las devoraba con avidez para poder alimentar a sus propios apetitos de poder y control, como si fuesen trofeos, de los corazones y almas que él consumía para sus propios fines - pero se encontraba excitado con éste.

Era... perfecto. Realmente había estado esperando que alguien le sugiriera al "Niño-Que-Vivió" con él.

Harry Potter. Simplemente perfecto.

Por supuesto, el niño no lo recordaría, y no sabía todo lo que había hecho, lo cual le añadiría una deliciosa ironía a la situación.

Sobre todo porque, inevitablemente, estarían hablando en algún momento de Voldemort. Sus ojos cambiaron de color por una fracción de segundo, mientras que Harry, sin notarlo, se sentaba en el sofá de nuevo.

Aunque su conocimiento podría, convenientemente, ser atribuido a la fama de Harry, realmente había una historia mucho más personal aquí. Esto iba a ser muy divertido. Lo mejor en su colección, y él siempre los recogía al final. Todos ellos eran como sus mascotas, y él las reclamaría y atesoraría.

Siempre había sido más selectivo con sus clientes una vez que tenía el reconocimiento de hacerlo.

Repararía a Harry, sin duda. Nunca le permitiría decir que no era bueno en su trabajo. Lo interesante del asunto sería lo que él arreglaría, lo que él descubriría; el cómo podía usar el conocimiento para mantener sus propios secretos y diarios a salvo. El cómo amoldar a Harry, y, con el tiempo, poseerlo también.

Harry había sido el único que se le había escapado una vez antes. Y ya no más.

Le ofreció al joven una sonrisa flamante.

Que empiecen los juegos.

Siempre había tenido una muy buena idea de lo que quería.


Notas de Autor (The Fictionist): "Ésta historia está inspirada principalmente en Hannibal/El Silencio de los Corderos. Un hurra por las nuevas noticias. También sacado de los guiones, lo cual ha demostrado ser brillante. No obstante, espero que les haya gustado este adelanto de primer capítulo, y disfruten de la historia que está por llegar :)

También, para aclarar, esto no va a ser exactamente lo mismo que Hannibal/El Silencio de los Corderos. Simplemente que me baso en la premisa y dejo que sólo la imaginación vuele lejos conmigo... ¡Deséenme suerte! El Feedback, como siempre, sería muy apreciado.

Descubrirán la historia de fondo y todo de lo que acontece en este AU a medida que vayamos leyendo. Y no, no estoy diciendo que Tom va a ser un caníbal... aunque, bueno, ya verán ;)"