Todo a GRRM.


Not Close, Not Even Near

Elia pretende que no nota la manera que Arthur la mira. No desea complicar más las cosas ahora que tiene a Aegon y Rhaegar pasa cada vez más tiempo con Lord Connington, lejos de la corte (y de ella y de los problemas cada vez más pronunciados del Rey). Elia también pretende que el rechazo de Rhaegar no la quema por dentro, su matrimonio es feliz, sí, pero no está lleno de amor o romance como en las canciones. Recuerda a Rhaella y se siente mal de haber pensado aquello, claramente la Reina lo tenía mucho peor con el Rey y los constantes abusos que éste le produce.

Se pregunta qué sentiría Arthur cuando ocurría aquello. ¿Incómodo? ¿Molesto? ¿Estaría impasible? No se lo imagina soportando aquello y menos viniendo del hombre que una vez golpeó a Oberyn por decirle algo inapropiado a su hermana (sin embargo, tampoco se lo imagina irrumpiendo en la habitación y deteniendo a Aerys de abusar de su esposa). ¿Lo haría por ella? ¿Por Ashara? Sabe que el Rey nunca le haría nada a ella o a su doncella, temiendo que Dorne levantara sus estandartes y marchase contra la capital por el ojo morado de su pobre princesa, pero si algo ocurriese… Su tío Lewyn le había prometido cuidarla, pero él también era un caballero de la Guardia Real como Arthur.

«Son hermanos, su lealtad es hacia su Rey y su hermandad». Estos hombres tomaban votos para defender al Rey y su familia, la Reina Rhaella era familia… No, no tiene nada de qué temer. Rhaegar la protege aun cuando está lejos, los ojos vigilantes de uno de los Guardias siguiéndola es algo a lo que está acostumbrada, por consideración a su familia, su esposo le daba aquel deber a Lewyn, sin embargo, Arthur también era su protector cuando su tío tenía otro deberes y, por alguna razón, sus ojos violetas quemaban en ella de una manera que Rhaegar nunca la había hecho sentir.

No puede permitirse sentir aquello, en su matrimonio no había espacio para otra persona y menos un caballero de la Guardia Real. No ama a Rhaegar, pero nunca lo traicionaría de aquella manera (no lo pensó cuando la noticia del nacimiento de una niña en vez de un niño llenó su cara decepción o cuando el maestre Pycelle decidió que su cuerpo no soportaría otro embarazo y Rhaegar había salido de la habitación).

Se pregunta cómo habría sido Arthur como padre.

Ashara apenas desea tener hijos y casi nunca carga a Aegon al menos que Elia se lo pida expresamente, ¿sería igual Arthur? Lo ha visto con Rhaenys (alcanzando a Balerion atascado en un árbol para luego advertirle de no dejar a su gato fuera de vista, llevándola a su cuarto cuando su hora de dormir se pasaba durante un festín…) y en todas las situaciones su corazón se encoge dolorosamente para luego expandirse y latir al ritmo con el de él. Rhaegar no la hace sentir así y sabe que es injusto compararlos cuando Rhaenys adora el suelo que su padre pisa.

Era mejor pretender que ella no sentía nada, más seguro y simple que dejarse llevar por sus deseos; ella no es Oberyn y aunque él es su hermano favorito, Doran es el que Elia busca en los momentos de serenidad «¿Qué haría Doran?» es algo que se pregunta cada vez más en aquellos momentos, lo que la hace sentir como una niña otra vez. ¿Qué haría Doran si conviviese con el miedo de que el Rey cambiase de opinión acerca de ella de un momento para el otro?

Rhaenys y Aegon descansaban en su propia habitación, el miedo de separarse de ellos la carcome por dentro de vez en cuando y Ashara no está allí para tranquilizarla. Siempre puede contar con Arthur para llevarlos hasta ella y por eso está eternamente agradecida, pero desde hace varias semanas no lo ha visto, ni él ni su querida Ashara y teme lo peor. Sin Rheagar o Arthur o Ashara ¿qué le quedaba en aquel castillo? «No, no me dejaran aquí», piensa, ahora más tranquila. Rhaenys ronca dormida y Elia puede dejar que sus ojos se cierren tranquilamente.