DAY 1: EYE OF TIGER

Un silencio espectral acunado con el susurro lejano del mar se había apoderado de los numerosos almacenes portuarios de la ciudad de Yokohama. En uno de ellos, las cajas de madera apiladas se encontraban cubiertas por una gruesa capa de polvo. La oscuridad, imperturbable, sólo era contrarrestada por los pocos rayos de luz de la luna que se colaban por los barrotes oxidados de las ventanas, algunas con los vidrios rotos. En las paredes del recinto se podían ver grafitis de bandas juveniles que aprovechaban estos lugares como sitios de reunión para sus actos de ocio ilegal. De repente, el sonido de varios pasos interrumpe el silencio, haciendo que las ratas huyan hacia sus escondites hechos de pedazos de madera podrida y piedras agrietadas. En medio de la penumbra, dos parejas se van acercando hasta encontrarse en un área iluminada por la luna.

- Parece que nuestros encuentros son cada vez más frecuentes, no es así Fukuzawa-dono?

- Desgraciadamente… Así es.

- Ya podría ser un amante de gatos un poco más alegre, ¿no? Así no me extraña que salgan huyendo a la primera oportunidad...

- Pienso que esas palabras pierden toda legitimidad viniendo de un sujeto que se dedica a acosar menores de edad.

Los dos mayores intercambian miradas hostiles, incomodando a sus acompañantes por aquella atmosfera tan tensa. Con un carraspeo, Chuuya susurra:

- Boss…

- Vale, vale, pero que conste que es culpa suya.

- Me parece que alguien tiene que ir urgentemente al oculista.

- Presidente… -susurra Kunikida mientras se recoloca las gafas. Al recibir un gesto afirmativo de su superior, dirige su mirada hacia los dos sujetos de la mafia- El motivo de esta reunión es para hablar de los últimos ataques en Yokohama.

- Decidlo claro, el responsable de estos es vuestro hombre tigre. –exclama Chuuya enfadado.

- Me temo que esta información ya la teníamos. No deberíais menospreciar nuestra unidad de investigación… Y pues, ¿por qué esos ataques? ¿Qué quizás os habéis olvidado de ponerle el collar? –pregunta Mori con una media sonrisa.

- No permito que hables de mis hombres como si fueran unos simples animales de compañía. –comenta Fukuzawa con una mirada de advertencia, recibiendo una elevación de los hombros por parte del contrario.

- Bien, interrupción aparte, esos ataques no son obra de Atsushi, al menos no conscientemente.

- EH!? ¡¿Se puede saber qué estás diciendo gafotas!?

- Si me dejaras seguir, lo sabrías.

- Tsk.

- Bien, tenemos registros sobre la entrada de una persona con la habilidad de controlar a otros usuarios en la ciudad. Rampo-san piensa en dos posibilidades: o bien tiene un límite de personas que puede controlar, o bien, sólo puede hacerlo con aquellos usuarios cuya habilidad es un animal. Pero sea como sea, las acciones de Atsushi no son propiamente suyas.

- Pues el mocoso ya lleva tres rascacielos destruidos, uno de ellos el principal banco de la región, líneas de metro inutilizables y centenares de heridos.

- Tal como dice Chuuya, las consecuencias son terribles y mi pregunta es: ¿Cuál es el verdadero motivo de esta reunión? Porque dudo que la Agencia pueda permitirse regalar esta información tan… interesante a sus enemigos jurados.

- Tienes tu punto, y por eso queremos pedirle a la Port Mafia que nos dejen resolver el asunto a la Agencia Armada de Detectives. Sin ninguna interferencia.

- ¿Es posible que oiga cierto tono de acusación en tus palabras, Fukuzawa-dono?

- Simplemente pido que no se vuelva a repetir el ataque contra Atsushi con armas de la última vez. Con control o sin, Atsushi es parte de la Agencia y si lo atacáis, nos veremos obligados a responder. Y pienso que una guerra entre dos organizaciones con usuarios no es lo que necesita la ciudad ahora mismo. Por eso, dejad este asunto en nuestras manos.

- ¡¿Qué!? ¡¿Es que nos has visto cara de idiotas!? –grita Chuuya.

- No hay nada que desee más como el proteger a esta ciudad pero… Mucho me temo que a pesar de comprometerme a no iniciar una cacería, mi palabra no serviría para cierta persona…

En el otro extremo de la ciudad, en medio de una avenida solitaria con todas las tiendas cerradas, una silueta con una larga gabardina negra anda a paso tranquilo, sin más compañía que su larga sombra proyectada por la luna. En una encrucijada, la persona se detiene y sin previo aviso, una extensión de su abrigo destruye un coche.

- Deje de jugar al escondite, Dazai-san…

- Siempre tan amable, Akutagawa-kun, ¿qué hubiese pasado si no me aparto a tiempo, eh?

- Eso es imposible. Sino no sería la persona que en su día admiré.

- ¿"Admiré"? Me duele ese tiempo en pasado… -responde el castaño poniéndose una mano en el pecho.

- Pienso que se tendría que dedicar al teatro, Dazai-san. De todas formas, ¿Qué hacía escondido detrás del coche?

- Oh, ¡es una historia divertida ya lo creo! Resulta que hace cinco días…

- La versión corta, por favor…

- Que aburrido, Akutagawa-kun! –exclama el mayor acercándose al contrario para ponerle una mano en el hombro- Supongo que se podría resumir en que estoy buscando a Atsushi-kun… Y como vosotros dos tenéis una curiosa atracción, he pensado "calla, allá donde vaya Akutagawa-kun seguro que aparece Atsushi-kun".

- ¿Pero qué tonterías dice? –pregunta Akutagawa desviando la mirada mientras simula un ataque de tos.

- Aw, ¡esa tierna juventud!

Una explosión viniendo de un edificio de cuatro plantas, situado más adelante, interrumpe la conversación. En medio de la nube de polvo, dos sombras, una más alta y ancha que la otra, se alejan del desastre para acabar descubriéndose.

- Oh, mira Akutagawa-kun, ¡allí está tu amado! ¿Ves cómo os une una atracción invisible?

- Ahora no, Dazai-san…

Al ver a los dos espectadores, la persona más alta, con un marcado acento inglés, dice:

- Tsk, testigos… Hey, bestia, encárgate de ellos.

- Ui, ui, Akutagawa-kun, ¡le ha dicho bestia a Atsushi-kun! Eso es muy pero que muy grave, ¿verdad? Venga, ¡hazle pagar por eso!

Cogiendo al contrario por los hombros, lo empuja hacia delante.

- ¿Pero qué…? ¿Y ahora donde va, Dazai-san? –pregunta el moreno en ver al nombrado andar por la avenida en dirección contraria.

- ¿Versión larga o resumida? Vale, vale, no me claves a Rashoumon, intuyo que no sería una bonita forma de morir… ¿Sabes, Akutagawa-kun? Eso de seguir a la gente es cansado y tengo hambre. Así que voy a buscar comida. Encárgate de todo mientras tanto, ¿vale? –explica Dazai haciendo un gesto de despedida con la mano.

- ¡¿Se puede saber qué coño haces, bestia!? ¡No los dejes escapar, mátalos!

Cogiendo impulso con sus extremidades en forma de tigre, Atsushi se lanza contra el mafioso que a su vez, no duda en sacar a relucir a Rashomon. Las garras del tigre se libran fácilmente de la tela demoniaca, mientras que Rashoumon destroza todos los objetos que son lanzados hacía él. En cada encuentro hay un feroz intercambio entre las dos habilidades así como también puñetazos y patadas. Mientras tanto, el extranjero, protegiéndose de la chatarra en el hueco de un portal, mira la batalla y nervioso por la duración de la misma, grita:

- ¡Termina de la puñetera vez!

Aprovechando una apertura en la defensa de Akutagawa, Atsushi se lanza y lo estampa contra una pared, cogiéndole por el cuello. Afligido por el golpe, Akutagawa abre los ojos y se aferra a los brazos del contrario para después, alzar la vista hacia los ojos rojos del albino que lo miran con rabia.

- J-Jinko… ¿Se puede saber qué haces? ¿De verdad eres tan débil que te dejas controlar por un debilucho como ese? –sintiendo las manos del contrario cerrándose con más fuerza alrededor de su cuello, añade- Hey, J-Jinko haz el favor de volver de una vez. ¿Sabes que hay personas que esperan tu regreso? Ni te imaginas lo que tu Agencia se esfuerza para eso… Si hasta quieren hacer un pacto con la mafia para que no te ataquen. Y no solo la Agencia, Gin y Chuuya-san también están preocupados por tu comportamiento… D-Dime, ¿dejarás que sigan preocupándose?

Sorprendido por notar su cuello más libre, Akutagawa añade con una media sonrisa:

- Venga, Jinko… Regresa con nosotros… A nuestro lado… V-volvamos a casa, ¿vale? Que sin ti es muy fría y solitaria… Vuelve… Por tu culpa me he mal acostumbrado a tu presencia y a sentir tu mirada llena de curiosidad cada vez que regreso del trabajo… Venga, sé que puedes hacerlo. Superaste al fantasma del director, ahora podrás con el control de un extranjero… Venga, hazlo y déjame ver esos ojos de tigre que tanto me gustan. Estos que tienes ahora no me gustan, son rojos y sólo muestran enfado. A mí me gustan tus ojos sinceros del color del atardecer…

- -dó…

- Jinko?

- Per-…a… Perd-… Lo… -nto…

- Venga, Jinko!

- Perdón… Perdona… Lo siento… -en un parpadeo, las extremidades del tigre vuelven a su aspecto humano y los ojos muestran su habitual color dorado con violeta. Entristecido, agotado y con los ojos brillantes por el inminente llanto, Atsushi, gime- Lo siento Ryu…

- Por fin has vuelto Jinko. –responde el mafioso acariciándole el cabello.

- ¡Maldita bestia! ¡¿Cómo te has librado de mi control!? ¡No lo permitiré!

- R-Ryu, vete o… -susurra Atushi cogiéndose la cabeza y cayendo de rodillas al suelo.

- Ni lo pienses, ahora que has vuelto en ti no dejaré que caigas dos veces en el mismo engaño.

- Pero…

- No te preocupes, Atsushi-kun, me temo que Akutagawa-kun tiene demasiados temas a tratar con nuestro invitado no deseado.

- ¡¿D-Dazai-san!?

- Has tardado. –advierte Akutagawa.

- No habían tiendas abiertas –responde el castaño alzando los hombros.- Y ahora, mientras yo active mi habilidad en ti, él no podrá controlar el tigre.

- Por fin… -susurra Atsushi haciendo el amago de caer de cara al suelo pero siendo atrapado por el mafioso a tiempo.

- Oh, se ha dormido. Supongo que debe estar cansado por intentar liberarse del control.

- Me imagino.

- ¡Qué romántico que haya vuelto gracias a tus palabras, Akutagawa-kun!

- Dazai-san…

Viendo como el enemigo huía en dirección contraria y Rashoumon aparecía en su forma más poderosa, Dazai dibuja una media sonrisa maquiavélica y añade:

- No quiero pensar en los destrozos de esta noche… Ya podrían aprender en no meterse con Atsushi-kun… Ni con Akutagawa-kun ahora que lo pienso…