Capítulo 1.
¿Alguna vez han sido invisibles para alguien? Desafortunadamente, yo si. ¿Qué quieren que les diga? Se mudó a esta ciudad hace un año, y estoy en todas su clases. Es el capitán del mejor, y único equipo del Instituto Alien, y aún así no le he dirigido la palabra ni una maldita vez. No tienen idea, ¿cierto? Su nombre: Midorikawa Ryuuji, es el uke más popular de todo el colegio. Sin embargo, sólo existe un único, y fastidioso problema, su novio: Hiromu Miura. El delantero estrella de Tormenta Géminis. Y yo Hiroto Kiyama, casi un stalker de 16 años, que resulta ser nada interesante y si quieren agregar a su mejor amigo, Haruya Nagumo; que además es un completo idiota, ¡no podría ser mejor!
Estoy en clases de psicología, contemplándolo. Su cabello verde se encuentra suelto, como siempre, está a unos asientos delante de mi, puedo observar su rostro ladeado, pese al coloquio entre él y su novio.
Y aunque quiera, dejar de examinarlo parece imposible.
De repente, él me ve de reojo e inmediatamente me enderezo en mi asiento. ¿Han visto cuando una persona, hace un ademán con su mirada, que difunde desagrado? Pues es lo que él hizo conmigo en este preciso instante, y claro, no tarda en quitarme la vista de encima; aunque era algo de esperarse.
- Olvídalo, jamás podrás ganarle a Miura. - interviene mi amigo con su tono arrogante. Después de suspirar pesadamente, lo miro.
- Vaya, no recuerdo haber pedido tu opinión. - y así es como dejo que reluzca su carácter, ¿explosivo?
- ¡¿Qué dijiste?! - su tono, ahora es más golpeado, aunque prefiero ignorar una de sus tantas irritables facetas. La campanilla de salida suena casi de inmediato.
Tomo mi bolso, y para cuando alzo la vista, imagínenlo.
Veo como el delantero besa a Midorikawa, aún dentro del salón. Y no sólo eso, también su manos vagan por su torso, hasta palpar su buen trasero. Suena fastidioso, lo sé, aunque no pueden presenciarlo como yo. Nagumo aún tiene los ojos abiertos como platos.
- Nos vemos al rato. - digo empezando a andar. Salgo del salón, ¿frustrado? Quizá. Me encuentro con Ulvida.
Ella habla de tantas cosas, como si fuera a importarme. De acuerdo, finjo escucharla, después de todo, la conozco desde que tengo memoria al igual que Haruya.
Luego de un rato, cuando al fin parece aburrirse, se despide de mi. Puedo notar un leve tono carmín en sus mejillas, y aún más con su expresión. Claro que es un extraño comportamiento en ella, pero le resto importancia.
Por ahora, me dirijo a la cancha de fútbol, donde Géminis entrena a esta hora.
Desde la gradería puedo examinar a Ryuuji con su uniforme, que por cierto, resalta su figura. He olvidado mencionar que su sobrenombre es: Lesse. Así es, todos los jugadores reciben uno. Como Hiromu, su seudónimo es: Diam. Y aunque no me agrade la idea, Hiromu tiene una gran similitud con Hiroto, la única diferencia son las terminales.
De la nada, algo extraño sucede. Diam sale del campo, y con el también lo hace el equipo completo. Esto es excepcional, aún no es la hora de terminar el entrenamiento.
Curioso, ¿no? Por lo visto Midorikawa es el único dentro del estadio, a excepción de mi, claro, pero al parecer no sabe que estoy aquí; como siempre.
Estoy a punto de marcharme, pero tal vez, sea la perfecta oportunidad de hablar con él. Continúo dudoso, sin embargo, al fin me inclino por acercarme.
Él permanece sentado cerca de la cancha. Apuesto que aún no me ha visto, simplemente por que luce absorto.
Cuando me he aproximado aún más, me mira. Finalmente se ha percatado de que no está solo. No obstante, vuelve al que antes era el centro de su atención, aunque sea por unos segundos, por que pronto, retorna la mirada sobre mí, examinándome con su típica petulancia.
- No estamos buscando nuevos jugadores. - presume y concluye viendo hacia otro lugar.
- No estoy interesado. - actúo bastante sosegado, nuevamente atrayendo su atención.
- Entonces, ¿qué haces aquí? - me pregunta presuntuoso otra vez, sin detener su ojeada. Por supuesto, no encajo con las personas endiosas como él.
- Yo te veo. - replico viéndolo a los ojos. Y en un pestañear ha cambiado su semblante a uno menos vanidoso.
- Y, ¿qué es lo que me ves? - apartando el rostro. Es cuando me percato, que por fin he entablado una conversación con él. Respiro inventando cualquier cosa.
- No tengo las palabras para describirte. - dije lo primero que cruzó por mi mente, pero al instante él me mira con cierta admiración.
Por último le extiendo la mano esperando que la tome, cosa que tardamente hace, y le ayudo a ponerse de pie. De pronto, encorva los labios en una diminuta sonrisa. - Hiroto kiyama. - me presento casi instintivamente, y aún sin soltar su suave palma.
- Ryuuji Mi...
- Ryuuji Midorikawa. - interrumpo antes de que pueda terminar. Él asiente.
- ¿Te conozco? - mientras se acerca más a mi.
- Estoy en todas tus clases. - no obstante parece extrañado con lo que digo.
- ¡Hiroto! - escucho un grito y luego un silbido, proveniente de Nagumo. Y de inmediato él suelta mi mano. - Necesito que vengas conmigo, ¿cómo cuánto traes? - me dice, una vez cerca y apoyando su palma en mi hombro. Puede enterarse de que no estamos solos. - No sabía que estabas ocupado. - se burla. Lesse le fija una mirada de desdén antes de marcharse sin decir ni una palabra. Miro a Haruya molesto por su improvisada interrupción.
- No voy a prestarte dinero. - y así comienzo a caminar hacia el estacionamiento.
- No exageres. - en tanto me sigue el paso. Entro al parqueadero, ignorando sus fastidiosos comentarios.
Estando en la puerta de mi Mustang, diviso su cabello verde, y más que todo, que está enigmáticamente solo.
Después de ponerse su chaqueta y atar su pelo, se coloca el casco y sube a su motocicleta pistera, saliendo de aquí a toda velocidad.
Supongo que debe de tener prisa, subo a mi auto y de momento, Hiromu sale en su Eclipse negro, como un tipo de seguimiento. Algo sucede el día de hoy. Mi amigo logra colarse dentro de mi coche antes de que yo pueda encenderlo. Lo que sabotea mis planes de irme sin él.
En el camino sigue insistiendo para que le preste dinero y así adquirir una de las revistas Kawaii, llenar de imágenes obscenas de ukes sexys.
Dejo a Haruya frente a su casa y me dirijo a la mía. Al llegar, dejo mi auto en el garaje y subo a mi habitación. Para debatir entre jugar con mi consola o escuchar música. ¡Que más da! Decido hacer las dos cosas. Incluso con alto volumen, de seguro hasta las ventanas vibran por la intensidad del sonido.
Bajo a la cocina y ordeno una pizza a servicio express. Me dejo caer en el sillón a sabiendas de que aún está la consola encendida en mi recámara, al igual que el equipo de sonido. Minutos después recibo un mensaje de Nagumo, preguntándome sobre Ryuuji, sin embargo mi respuesta es un "nada prometedor."
Al fin, recibo mi orden en la puerta, pago con el efectivo de mi hermana, y subo de nuevo a mi habitación. Estoy tan hambriento que devoro los 8 slace, uno por uno, aunque no lo crean.
Al fin cuando escucho la voz de Hitomiko, anunciando que ha regresado del trabajo, escondo la caja bajo la litera.
Ella me llama para que baje a cenar, pero no quiero probar nada más. En cambio enciendo mi laptop, para tratar de comprar cosas en eBay. No obstante no hay nada que atraiga mi atención, así que mi servidor no perdura mucho tiempo encendido.
- ¿Hiroto? - mi hermana golpea la puerta. - Hay un chico que está buscándote abajo. - infaliblemente, debe ser Haruya.
Bajo a la sala y me encuentro con Hitomiko. - ¿Cuándo me presentas a tu amigo? - me dice con picardía. Ahora pongo en duda mi suposición, y me apresuro a acercarme al pórtico.
En este momento no se quien más pueda conocerme.
- ¿Midorikawa? - pregunto evidentemente asombrado. Él tan sólo sonríe, luce realmente genial. - ¿Quién te dio mi dirección? - entretanto se acerca más.
- Quiero que vengas conmigo. - habla demasiado cercano a mi.
La sorpresa que todo esto me ha causado es excepcional. Por otro lado él, desprende un aroma muy agradable. - No puedes venir así. - con su ojeada, recalca que mi atuendo no es muy apropiado.
- ¿Quieres pasar? - invitándolo a entrar a mi casa, él desvía la mirada avergonzado y asiente tardamente.
Ya adentro, subo a mi alcoba y busco en todo mi armario con prisa. Finalmente, tomó una suéter negra, Billabong, y desciendo para encontrarme con Midorikawa, que en este momento coloquia con Hitomiko, sentado en el sofá.
- Fue un placer hablar con usted. - dice despidiéndose de ella. Mi hermana aún lo ve con cierta gamberrada; por lo que me apresuro a salir de mi casa.
Ya afuera, él se acerca a su motocicleta, para extenderme un casco. Por supuesto lo tomo y no dudo en usarlo. Subo a su pistera después de él. Tras encender, sujeta mis manos y las pasa alrededor de su cintura, nunca antes había tenido perturbantes pensamientos con alguien, pero ya saben, Midorikawa es diferente.
Maneja bastante rápido, agregando la hora que es, no creo adivinar hacia donde va.
- Sujetate fuerte. - carcajea. Apenas puedo oír su voz, pese a la gran velocidad. Ni siquiera le importa la señal del semáforo, más bien apura el paso.
Ha conducido durante todo el camino intrépidamente.
Al fin se detiene frente a PANDEMIUM una discoteca. No es la primera vez que voy a un bar, aunque ambos somos menores de edad. Bajamos de su motocicleta. - Espera aquí. - me sonríe y va a la entrada. Hay una enorme fila, pero Ryuuji sólo se acerca a uno de los agentes de seguridad y conversa con él.
En este momento, recibo una llamada de Haruya, pero decido no atender; pese al ademán que él hace para que me acerque, lo cual hago.
Cuando estoy más próximo, me toma de la manga de mi suéter y me lleva hasta adentro.
Hay luces por doquier, la música está a alto volumen. La gente bailando es mucha, la barra está repleta.
Caminamos a una de las mesas.
Él ordena un Campari, para quién no lo sepa, es una bebida alcohólica de grado medio, y característico color rojo.
Yo por otro lado me inclino por una Smirnoff. Sorprendentemente, no dejan de aproximarse personas mayores a nosotros. Todos para saludar a Ryuuji, parece ser muy conocido por aquí.
Después de tomar tres copas, se pone de pie, y se quita la chaqueta.
- Ven, vamos a bailar. - con una gran sonrisa
- No tengo ánimos ahora. - en realidad no soy de ese tipo de personas que saben bailar, tampoco es como si me gustara.
- De acuerdo. - se da la vuelta y se aleja de mí.
Al instante tomo un sorbo de mi cerveza, no quito mi atención de él, ni un segundo. La música ahora torna más lenta, de pronto Midorikawa comienza a bailar, y lo hace muy bien.
Por lo pronto, él fija su mirada en mí, aunque es algo que no me importa. Sus movimientos se vuelven cada vez más sensuales, acorde al ritmo de la música, y entretanto no deja de verme.
No pienso encubrir que verlo de esa manera es todo un goce para mí. Dejar de lanzarle una mirada lasciva es imposible. Engullo mi bebida de una vez, sin apartar la vista de éste espectáculo; que rotundamente está dedicado a mí.
Sin embargo, es su mirada lo que comienza a provocarme algo, pero Ryuuji se detiene y se me aproxima.
Cuando está más cerca, me rodea y se posa tras mío.
- Te gustó, ¿verdad? - dice exactamente cerca del oído. Yo guardo silencio, siento su respiración chocar contra mi nuca. Intento mantenerme sereno; pese a que ahora comienza a besar mi cuello. Inevitablemente llama la atención de muchos.
- Estás borracho. - con tonto gélido.
- No lo estoy. - continúa sin detenerse, pero sé que esta noche podría terminar mal.
- Ya deberíamos irnos. - por la seriedad de mis palabras él cesa con sus besos, separándose de mí.
- Tienes razón. - concluye tomando su chaqueta. Diría que actúa como si nada.
Salimos de ahí y nos dirigimos al estacionamiento. Tras subir a su pistera y acomodarme el casco, Midorikawa enciende la motocicleta. Rodeo su cintura; sin que él tenía que decirlo. Me mira con el rabio del ojo y sonríe.
El trayecto de regreso resulta más rápido, me aferro a su cuerpo aún más.
La noche ha transcurrido veloz, incluso es casi la 1am.
Cuando llegamos a mi casa, bajo de su moto.
- Hasta mañana. - digo regresándole el accesorio de seguridad.
- Adiós. - sonríe nuevamente. Él continúa inmóvil y en silencio, salvo el sonido del motor, como esperando algo de mi parte.
Sin embargo deambulo hacia la puerta. Escucho el sonido que producen sus llantas, anunciando que se ha marchado.
Y así sin más, me adentro a mi hogar, las luces están apagadas completamente.
Intento subir cautelosamente, para no despertar a Hitomiko y a mi padre. Al llegar a mi alcoba, me encuentro tan rendido, que sólo me lanzo sobre la cama y me cubro con las sábanas.
Ni siquiera supe cuando me quedé dormido. Ahora sólo sé que voy retrasado. Desciendo a la sala y escucho a mi hermana preguntando, sobre a la hora que regresé, pero por mi demora, sólo agarro mis llaves y salgo de casa.
En el garaje subo a mi auto, que está al lado del de Hitomiko y el de mi papá.
Manejo a gran velocidad con rumbo al instituto. Mi celular no deja de sonar, recibo muchos textos de Haruya. Me siento algo exhausto, gracias a Midorikawa.
Cuando entro al parqueo, estaciono mi coche. Noto que su pistera no está. Incluso en el salón los únicos ausentes son Diam y él. Era algo predecible, después de todo son novios. Ese hecho siempre me ha molestado, pues no niego mi gran atracción por Ryuuji, casi enfermiza.
Haruya comienza a interrogarme sobre lo que ocurrió la noche de ayer. Por supuesto le relato lo que sucedió sin muchos detalles o interés.
Mi amigo continúa sin creerlo, más bien empieza a hacer falsas especulaciones.
Finalmente suena la campana del recreo. Tomo mi bolso y salgo de la clase acompañado por Nagumo.
En medio del corredor puedo distinguir a Ryuuji caminando con algunos de sus amigos y atrayendo la atención de los demás, como siempre.
Camina justo a mi lado, y sorprendentemente me sujeta del brazo, aproximándome a él. Inevitablemente abandono a mi amigo desconcertado. Volteo hacia Midorikawa, caminando a su lado.
- ¿Hoy luzco bien? - me pregunta acompañado por un risueño gesto.
- Como de costumbre. - hablo sin darle mucha importancia, y ambos volvemos a callar.
Me intriga saber, ¿por qué su demora?
De tanto andar, llegamos a la terraza del colegio, donde por fin se detiene.
Gira la cabeza atrás como alarmado, pero nuevamente retorna su mirada directo a mis ojos.
- ¿Crees que soy atractivo? - deslizando su vista a otro lugar.
- Si. - contesto sin dejar de verlo. Él finalmente sonríe.
- ¿Tanto como para gustarte? - con su última interpelación, observo sus mejillas teñirse en leve magenta. No sé el por que de su acciones. No obstante, cuando estoy a punto de responder, veo que Diam se aproxima a nosotros.
¿Sabías que...?
1. El primer coloquio entre Ryuuji y Hiroto, fue el más complicado de todo el capítulo.
2. Diam abandona el estadio, pese a su roptura con mido.
3. Nagumo fue quién le facilitó la dirección de Hiroto al peliverde.
4. El tema que mido baila en la discoteca es "lovesick" by lindstrom ft Christabelle
